domingo, 15 de septiembre de 2024

DON MARIANO ESTANGA Y LA VILLA DE LA OROTAVA

Enorme relación tuvo en el tiempo don Mariano Estanga Arias-Girón con la villa de La Orotava, con su arquitectura de gusto historicista y ecléctica, con un ingente del simbolismo tradicional en la masonería.

Don Mariano Estanga Arias-Girón nació en el año 1867 en la ciudad del Pisuerga - Valladolid y falleció en Madrid en el año 1937.

Estudió arquitectura en la Escuela de Madrid, obteniendo el titulo en el año 1900.

Experimenta una gran propensión por el arte musulmán influyentemente por el patio de corte nazarí, ejemplo de estos proyectos en la Villa de La Orotava, tenemos un ejemplo de la mansión de los “Ascanio-Cullén, actual Hostal de la orotavense África” en la calle Nicandro González Borges-Verde, la conocida por LA ALHAMBRA.

Y son tantos los proyectos que ejerció en la Villa de La Orotava, que tendríamos que confeccionar un inventario de todos ellos.

El fallecido profesor Universitario de la Universidad de Las Palmas doctor en Historia de Arte Sebastián Hernández Gutiérrez, tiene varias publicaciones referentes a  don Mariano Estanga en su Villa y una de ella es su casa de la calle El Calvario, que los orotavenses la conocen por los inolvidables estudios del fotógrafo chileno “FOTO PORTERO”.

Entre muchas podría citar; Casa de herederos de don Casiano García Feo y la Mansión de Ascanio-Monteverde, actual sedes de la Sociedad Liceo Taoro, ambas en la calle San Agustín, Mansión de los marqueses del Sauzal en la Ermita de Franchi.

En la calle El Calvario existen varias, en el lado izquierdo bajando desde las escaleras que unen las calles Calvario-Rosales; dos primeras de los herederos de don Eustaquio García. Le sigue la que fue de don Pedro Cruz, posterior Instituto de Previsión, que tenía un arco en su portada principal de medio punto. Sustituida por un edificio antiestético que albergó el Banco Exterior de España. Casa de los herederos Méndez-Jiménez, también sustituida por un edificio grotesco. Edificio de don Pepe Álvarez donde estuvo el Bar Almeida, en la actualidad compañía de seguro Mapfre. Edificio de los Herederos de don Jesús Hernández González y casa de los herederos de los Acosta, donde estuvo la librería y juguetería Vivas.

Bajando por la derecha Bar Fariña 1920, y Casa herederos de don Francisco Linares.

Finalizar la calle Calvario, concretamente en la plaza La Paz; Casa de herederos de don Cipriano Hernández y Casa de herederos de don Arturo Domínguez. Ermita El Calvario (la cruz que desapareció y estaba en el centro de la plaza, era simbólicamente con misiones masónicas).

Colegio San Isidro, Colegio La Milagrosa, Casa misión Padre Paúles, Casa herederos de don Fernando Salazar - sede de la Universidad Europea, Casa de don Rafael Machado (calle Tomás Zerolo-Agua), Casa que fue construida por don Enrique Ascanio (esquina Tomás Zerolo – Agua y la Carrera). Casa Herederos de don Benjamín (la Sidrona), construida por don Antonio Hernández de Las Tapias, la plaza y el tímpano de la casa consistorial villera y muchas de más.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

martes, 10 de septiembre de 2024

ALEJANDRO UNA VOZ ROMÁNTICA DE LA QUE SE ENAMORABAN LOS JOVENES DE ENTONCES


Fotografías: 1.- Alejandro García, En el Hotel Concordia Playa del Puerto de la Cruz. 2.- Orquesta Royal Taoro (Nicandro González, Hermógenes, Nicolás, Perico Calzadilla, Pedro Pérez, Alejandro García, y Demetrio).

 

Triste noticia me remiten del fallecimiento de la última voz romántica que enamoraba a los jóvenes de entonces ALEJANDRO GARCÍA GONZÁLEZ.

Alejandro nació en la Villa de La Orotava el 17 de junio de 1941 y falleció en la misma Villa el 10 de septiembre del 2024, a los 83 años de edad.

Estudió en los Colegios; La Milagrosa, San Fernando, y Santo Tomas de Aquino, música en la academia de música de la Banda Municipal de La Villa que entonces dirigida el gaditano don José Berenguer Sánchez, dibujo en la academia municipal de dibujos de don José María Perdigón y mecanografía en la Academia de la calle La Hoya – Hermano Apolinar de don Félix Sosa Hernández con el profesor don Eduardo Calzadilla funcionario de la firma de Don Casiano García Feo e Hijos SL.

Se inicia en el mundo de la música y de la canción en la mencionada academia de don Félix Sosa Hernández que tenía una orquesta.

En el mundo profesional, trabaja durante un tiempo en la Ferretería Orotava fundada en el año 1914, en el comercio al por mayor de don Pedro Rodríguez Fariña.

Finalmente comparte trabajo entre las orquestas de baile, agente de seguros y Banco Central del Puerto de la Cruz.

El mundo de la orquesta comienza como componente de la Royal Taoro, en la que eran miembros; Félix Sosa Hernández (piano), Pedro Calzadilla Rocío (Saxo Alto), Francisco Dorta Hernández (Acordeón), Nicolás González (Saxo Tenor), Hermógenes (Batería), y Gregorio.

Continúa con la orquesta Ritz, Bolero, Los Atlánticos. Extiende su música en la Fanfarria “Ritmo Musical” de Los Realejos bajo la dirección de Manuel Plasencia Pérez. Con el grupo The Beguin en el Lago Martiánez, y ya en solitario con su órgano; en el Hotel Concordia Playa, Centro Municipal de Mayores de La Orotava, en el Panorámica Garden y en el Hotel Noelia. 

Contrae matrimonio con la dama María Luisa Afonso Placeres, de Tijoco-Hoya Grande (Adeje) que conoció en una actuación con la orquesta en las verbenas de las fiestas. De cuya unión tuvieron tres hijos; María Sofía, Martín Alejandro y Juan Antonio García Afonso. Tres nietos; Antonio, Alberto y Laura.

Conocí a Alejandro en los bailes de mi juventud en el Liceo Taoro, en el inmueble anterior de la calle San Agustín, cuando hacía su presencia con la orquesta de Los Realejos Los Atlánticos, tocaba el Xilofón y cantaba. Al final de los sesenta y principio de los setenta del siglo XX, participaba con dicha orquesta que dirigía el orotavense Peyo, en la Canción de María Auxiliadora, recordado festival de la canción blanca que se celebraba en el patio central del Colegio de San Isidro de la Villa.

Alejandro a lo largo de su vida destacó por ser una gran persona, amable comunicadora, centrando el esfuerzo además de su profesión por el compromiso de la música y de las orquestas de música ligera.

Su voz fue considerada especialmente de un romántico que enamoraba de todo corazón a todos los jóvenes de la época.

Alejandro espero que persiga con esa energía que te caracterizó por ese paraíso eterno, colmado de fe y misericordia.

Un abrazo amigo hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

UN RESULTADO SIN ARTURO

Fotografía del CD. Puerto Cruz en el histórico encuentro en el Peñón de la liguilla de ascenso a la primera categoría del futbol regional tinerfeño, del domingo 28 de febrero del año 1960, en la que Arturo formó parte (de pie en el centro de la fila).

 

El amigo del Puerto de la Cruz SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (10/09/2024) estas notas que tituló; “UN RESULTADO SIN ARTURO”: “…En el paseo vespertino de ayer, recomendado por los médicos, aprovechamos para preguntar por el resultado del partido liguero de Puerto Cruz. Ganó 3-1 al Añaza.

Lo que va de ayer a hoy: hubo un tiempo en que vivir el marcador del equipo del pueblo se completaba suministrándolo puntualmente y hasta sorteando dificultades de comunicación a los medios convencionales de entonces. Ahora salimos a enterarnos en la calle veinticuatro horas después.

Lo escribimos hace años, cuando la decadencia del fútbol regional se hacía palpable: los chicos, los últimos aficionados, preguntaban y conocían primero los resultados de la Premiere League inglesa antes que los representativos de sus localidades. Era también una forma de medir la evolución del fútbol: se iban perdiendo progresivamente los valores de competiciones próximas o cercanas, se decía adiós a la rivalidad y al interés por sentir lo que se llevaba dentro y se compartía en plazas, aulas, cafeterías, círculos y ambientes sociales donde ese tema, sin que lo estableciera nadie, tenía un lugar asignado para debatir y compartir. Era, por así decirlo, el tercer tiempo.

Ahora, ya ven, el resultado se posterga en el listado informativo. Algunos hasta bromean porque tienen dificultades para acceder a los medios que, teóricamente, deben informar. Como se ha hecho toda la vida.

Bueno, en el curso del paseo, mientras alegraba la noticia del triunfo portuense, accedimos a otra de cariz más triste: había fallecido Arturo, medio volante “de aquel Puerto Cruz llamado el pequeño Real Madrid” que inmortalizara, en unas célebres décimas, el poeta popular portuense Vicente Yanes.

Arturo, en efecto, formaba parte de una alineación extraordinaria: Tito; Alberto, Galindo, Elfidio; Arturo, Berto; Germán, Soriano, Pagés, Del Pino y Vicente, la que memorizamos después del memorable encuentro con el Juventud Silense, disputado en El Peñón el domingo 28 de febrero de 1960, en pleno domingo de Carnaval, con un lleno extraordinario (algunas crónicas hablan de cinco y seis mil personas) aunque no hay fotos de máscaras ni de gente disfrazada, sí de un risco, privilegiada tribuna, que no se distingue por lo superpoblado que estaba. La actuación arbitral, de Calvo, Almenara y Valle, siempre ha sido cuestionada. De aquella alineación, ya solo viven Tito, Alberto y Elfidio.

Arturo jugaba de medio volante, así se decía entonces. Y también, componente de la línea medular. Lo que uno recuerda eran sus características de futbolista tesonero, aplicado, cubriendo distintas zonas del campo y tapando huecos. También se recuerda su célebre gol (se dice que fue el único que marcó) al Unión Isora, en el campo de la localidad sureña, por donde pasaba la guagua y se interrumpía el juego, anotado desde el medio campo, favorecido por el viento reinante.

Arturo fue un taxista atento y educado. Vivía muy cerca del campo. Cuentan que no guardaron, en su memoria, un minuto de silencio, lo menos que debían en señal de respeto. Despiste o ignorancia, que ya el fútbol regional, el de toda la vida, el más cercano, también se va quedando sin memoria.

Descansa en paz, Arturo. Hasta siempre…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

sábado, 7 de septiembre de 2024

OTAZZO, EN LA ETERNIDAD ARTÍSTICA

El amigo del Puerto de la Cruz SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (07/09/2024) estas notas que tituló; “OTAZZO, EN LA ETERNIDAD ARTÍSTICA”: “… (Presentación en la tarde-noche de ayer, en la sala Lido, del Puerto de la Cruz, de una exposición del genial pintor orotavense Atonio Otazzo, promovida por la Fundación que lleva su nombre. Leímos el siguiente texto:)

Para afirmar que Antonio Otazzo era un genio, baste echar un vistazo a cualquiera de sus obras aquí expuestas y a las colecciones que hemos ido viendo desde que decidió donar buena parte de su obra.

Le identificaron como el “Dalí de América”. Acertaron.

“Primero estoy yo,

después está el Universo.

Primero está el Arte,

después estoy yo.

Primero están los Misterios

y el más allá.

...¡Ah, no! Pero

primero estás tú

porque sin ti

no hay arte, ni Misterio, ni más allá.

Hoy me despertó un ángel

me miró y me habló.

Solo hoy creo en Dios”.

 

Son versos de su autoría. Esencia de su creatividad pura, deleite poético más allá de los lienzos porque está haciendo confesión de su personalidad, revuelta misteriosamente. Pero hoy, cuando el ángel acude a despertarle, lo dice abiertamente, en primera persona: solo hoy creo en Dios. Se sintió bendecido tras un largo proceso vitalista de formación autodidacta en el que cultivó la música, el dibujo y la pintura. Como tantos otros isleños, encontró en Venezuela la tierra de promisión, donde pudo desarrollar su vida, halló comprensión, después admiración. El artista se la ganó a pulso, con su apego acentuado por las artes plásticas, reflejado en numerosas exposiciones y entregas pictóricas y escultóricas. Aún le quedaba tiempo para ejercer como profesor de guitarra en la escuela de música de la Sociedad de Amigos del Arte de Cagua. Viajó a México en cuya sociedad se integra mientras las autoridades políticas, los expertos y la crítica azteca se rinden a su originalidad.

En el catálogo de su colección titulada “El arte que se comparte”, que pudimos contemplar el año pasado, editado por el vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria de la Universidad de La Laguna, el profesor Jonás Armas Núñez, doctor en Historia del Arte por esta Universidad, expresa lo que nos sigue pasando a todos, o a la mayoría de muchos de nosotros: Antonio Otazzo sigue siendo un gran desconocido, de ahí que nos apresuremos a ponderar iniciativas como esta convocatoria de la Asociación Cultural que lleva el nombre de Otazzo/La Orotava, válida para contrastar los valores, los poderes y las cualidades del artista, pletórico de la sensibilidad y del pensamiento crítico e intelectual que depositó en sus creaciones.

“Esta exposición es un peldaño más hacia el justo conocimiento y reconocimiento del artista, cuyas obras no dejarán indiferente a sus visitantes”, escribió el profesor Armas Núñez, cuyas frases, por supuesto, siguen vigentes.

Otazzo, por otro lado, habrá sido un emigrante más pero, desde luego, no es un artista cualquiera. Ha atesorado pruebas y obras sobradas que lo certifican. Cuando regresó a su tierra natal, en 1980, tenía que detenerse en Arafo, donde dejó una escultura tributo a su abuelo, Aarón Luis Otazzo Marrero, fundador de la primera banda de música que hermanaba así a los dos pueblos. El testimonio de Luis Perera Luis es revelador y se explica por sí solo:

“Ese día, mi amada madre, Luisa Perera –escribe emocionado- me acompañó para que conociera personalmente a mi padre. Fue la primera vez que lo vi. Estuve todo un mes con él, ayudándole a modelar y montar la escultura. La vena artística ya la sentía en mi interior”.

La evocación no se agota: “Recuerdo –dice- cuando pintamos en mi casa ‘Cristo crucificado’, (uno de sus cuadros más apreciados). Ese día me encontraba en mi estudio pintando un Teide de gran formato. En otra estancia, estaba él, vino a dar conmigo, y me dijo de pintar el Cristo entre los dos. Yo me adapté rápido a su estilo de pintura y disfruté, sobre todo, con los colores”. El resultado inspiró a Luis Perera no una frase sino una auténtica máxima: “La vida es color y sin color no hay vida”.

A propósito, el filósofo y sociólogo Abel Ros ha dejado escrito, con el título Miradas dispersas, que “las últimas tendencias del arte han dejado atrás a la obra clásica”. Es verdad. Ahora, el espectador ya no es aquel turista que se detenía delante de los lienzos en las salas de un museo. La contemplación ha dado paso a la mirada dispersa. Estamos ante un artista que recoge las tesis de Hegel, por ejemplo. El espíritu de la obra muestra las luces y sombras de su tiempo. Existe, por tanto, una función crítica que va más allá del talento de los genios. El arte, sigue Ros, ya no despierta las vísceras del visitante sino su diálogo con la obra. Las instalaciones han sustituido a la pintura. Dentro del minimalismo, el espectador ya no es un ente parado sino alguien que transita, que se mueve, por la sala. Por una sala que recuerda a las fábricas abandonadas. Fábricas de techos altos, paredes blancas y hierros oxidados. En ese entorno, cualquiera interacciona con lo expuesto. Y lo expuesto no es otra cosa que un realismo enmascarado de masilla inteligente.

Las últimas tendencias del arte han dejado atrás a la obra clásica. Ahora, el espectador ya no es aquel turista que se detenía delante de los lienzos en las salas de un museo. La contemplación ha dado paso a la mirada dispersa. Existe, por tanto, una función crítica que va más allá del talento de los genios. El arte ya no despierta las vísceras del visitante sino su diálogo con la obra. Las instalaciones han sustituido a la pintura.

El arte ha perdido el ritual de antaño. Y ese ritual, sin embargo, no se ha perdido en la literatura. Existe, por tanto, la pasividad del lector ante el objeto. Un objeto rectangular que se sujeta con las manos, se mantiene perpendicular a la vista y se contempla de izquierda a derecha. Así, una y otra página, hasta llegar a la última. El lector debe mantener la mirada en la historia. No se parece en nada al urbano que manifiesta cuando sale a la calle. Un urbano disperso, que anda por las avenidas ante los ojos de cientos de rótulos comerciales. Ese alienado, que diría Marx, vive atónito y alejado. Vive con un déficit de atención permanente, que le impide la concentración. En ese espacio, el contemporáneo quiere y no puede salir de su dispersión. Está ocupado con los rituales de su móvil. Consume cientos de titulares que cambian a cada instante. Lee comentarios en redes sociales y vive con decenas de preocupaciones añadidas. En esta tragedia, muere el arte clásico. Muere la adoración y la admiración por el artista.

El artista italiano, Piero Manzoni, conocido por su enfoque irónico respeto al arte conceptual, defendía que cada acto y producto que crea el cuerpo de un artista es una obra de arte en sí, tanto si se elabora un cuadro como sus propios excrementos. El polémico Manzoni, en efecto, criticó a la modernidad. Con su obra "la mierda del artista", una mierda dentro de una lata, quiso reivindicar un arte político y alejado del impresionismo. Un arte que ponga contra las cuerdas a las miserias de la sociedad. Miserias como las que criticaron los revolucionarios del 68 con sus carteles y grafitis. Ese arte, maldita sea, es el que asoma la colita en algunos chiringuitos. Un arte hiriente e inapropiado. Un arte que retrata el dolor por la adversidad. Y un arte que saca a la palestra –en modo de performance e instalaciones- lo que ha sido la lucha feminista, el movimiento obrero y la formalización de los Derechos Humanos. Se pierde el genio. Se pierde la admiración por Van Gogh y todos sus coetáneos. Y se pierde el interés por la técnica en la era de la reproducibilidad. Ahora todo es reproducible. No existe la autenticidad de antaño. ¿Dónde está el aura de la obra?, hay que preguntarse. Cualquiera puede conseguir un facsímil del original. El arte ya no es un asunto de las élites, sino una herramienta del indignado para esculpir su enfado.

Pero llegó el “Dalí de América” y mandó a parar. Aquí hay veintitrés obras para acreditarlo. La suya es una revolución artística como ha quedado de manifiesto en la denominada morada de inigualable residencia turística, ‘by Eden Rentals’, una oportunidad única de vivir en un museo, de alojarse… dentro de una obra de arte. Ahí se contempla todo el esplendor de la creatividad de Otazzo. Su peculiar sentido del arte y sus particulares e inconfundibles estilos de pintura le caracterizaron. Una vez declaró en el diario español ‘El País’ que él era una especie de vidente y alegó que el mismísimo Picasso se le aparecía vestido de pantalón corto y franela blanca, mientras le decía que se convertiría en el mejor pintor del mundo. Entre sus habilidades especiales, también llegó a comentar que una vez sufrió una «hemorragia parapsicológica», donde perdió toda su sangre, pero que no necesitó una transfusión.

La recepción del inmenso legado de Otazzo, cuyo traslado fue gestionado por su nieto Luis Perera y su amigo Luis Alonso, allí, en la sede del Museo Iberoamericano de Artesanía, el enclave elegido, la recepción –decíamos- fue todo un acontecimiento. Unos cuatrocientos cuadros y lienzos, treinta y una esculturas, más de quinientas láminas y bocetos, cerca de mil libros de una biblioteca privada, algunos escritos a mano, y otos objetos personales de valor como una cama de madera tallada con incrustaciones de oro, estaban consignados en el contenedor que transportaba la producción, las pertenencias y lo más personal de un artista sin par que no pudo reprimir su emoción cuando agradeció, mediante videoconferencia, aquella acogida que parte de su pueblo natal le dispensaba.

Algo más que un pintor. Además de su notorio excentricismo expuesto a través de sus pinturas, el artista también se destacó como filósofo, lo que puede notarse claramente por su elaborada y poética forma de escribir en su sitio web. Adicionalmente, Otazzo fue muralista, escultor, y algo que se sale un poco del arte ilustrado: era poeta. No obstante, él alegaba que no era necesariamente poesía, sino “solo un suspiro que exhala en su torbellino creador, un refugio inspirador, un consuelo en su trajinar mientras en su intimidad descansa”, según su sitio web.

Aquella pose en el autorretrato titulado ‘Su Majestad’ acaso condense las peculiaridades que el nieto Luis Perera ha entresacado del arte de su abuelo: “Sentimental, generoso, soñador, sensitivo, lleno de luces y de perfumes”.

Como parte de los actos conmemorativos del septuagésimo aniversario de la declaración del Parque Nacional del Teide, hay una exposición especial suya en la que ofrece su visión única del Teide. Esta serie destaca por su maestría en capturar la majestuosidad, los valores y los paisajes del Teide y de la isla, desde los tonos rojizos del atardecer sobre sus formaciones rocosas y su vegetación especial, como tajinastes y retamas, hasta la representación de su rol como fuente de vida, junto con las inquietudes del artista.

Estamos pues ante otro canario universal, ante un orotavense singular cuyos versos intimistas dejó el pasado mes de julio en el parque Cultural doña Chana:

"Desapareceré, como un perfume en el agua/ como un bálsamo en el aire, ¡pero mi obra queda! / Cual rebelde profeta que no se rindió jamás”.

Una cruel muerte nos arrebató a Otazzo en Venezuela. Se fue la persona pero queda su obra y la Asociación Cultural que lleva su nombre para seguir luchando por disponer de un espacio permanente que permita conocer y difundir la vida y obra de un polifacético universal a quien el crítico venezolano Jorge Ortega dedicó un bello texto que reproducimos parcialmente para terminar. Dice así:

“Cada arruga de su rostro, cada pliegue que adquirió con el vertiginoso paso del tiempo, las manchas en sus manos, aquellas que delineaban los 91 años de un alma engrandecida, excéntrica e irreverente, llena de locuras, de experiencias buenas y malas, de aciertos y desaciertos como a todos nos ocurre, fueron dibujadas y matizadas por el camino que en vida decidió tomar.

Fue así, entre paletas de colores únicos y fantásticos, entre óleos delirantes y acuarelas desafiantes, que un hombre, un artista, deslizó sobre la vida sus sueños, con el ímpetu que enarbolan la locura y la pasión, segregando con euforia aquello que amaba: su arte.

Sus ilusiones, sus pinceles, ya no estamos seguros si empleados como herramientas artísticas o armas de denuncia, enaltecieron su alma y fue el orgullo de las Islas Canarias donde por primera vez vio esa luz que lo acompañaría por siempre. Y le dio orgullo también a esta Venezuela, otrora hermosa y gentil, que lo enamoró y en la que por más de sesenta años vivió feliz sin imaginar que, cansado y llegando al final de su tiempo, su desenlace sería cruel e inmerecido.

Sí, Antonio Otazzo era pintor y no uno cualquiera. Uno talentoso y extraño que decidió ejercer una profesión romántica. Aunque lo hizo diferente, de manera excéntrica, como debe ser, ya que junto a la música, escultura y poesía, que también lo apasionaron, es de las actividades que más tiene que ver con el corazón, el arte de amar y de crear.

Maestro Otazzo, tenía razón cuando afirmó que “el mundo está lleno de maldad” y el culto que a la muerte le tuvo en vida, hoy es parte de su existencia.

Maestro, con vergüenza y tristeza, Venezuela le dice adiós. Se llevará con usted la esencia de la Vía Láctea, la que pintó en el techo de la sala de su casa, en donde permitía que proyectos irreverentes se concretaran sobre lienzos virginales. Se llevará no su piano de cola, sino los acordes que con sus manos no volverán a ser tocados porque el sentimiento que usted les imprimía eran únicos. Con su muerte, la música enmudeció, los colores alegres se vistieron de luto y el arte, hasta que los culpables paguen, quedará con la balanza desnivelada, inclinada hacia el lado del mal como ha estado durante más de veinte años. Pero tenemos la esperanza de que su Bolívar pensante, esa obra que lo llenó de fama y orgullo en una época donde aún existía el respeto y la libertad, logre ver la justicia desde el mutismo de su marco”.

Otazzo, desde luego, se ganó a pulso su puesto en la eternidad artística…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL