El amigo de la Villa de La Orotava y compañero de docencia en el
IES La Orotava Manuel González Pérez; Adolfo Padrón Pacheco, me remite estas
notas referentes a su reciente publicación bibliografía que tituló: “VIVENCIAS FAMILIARES
ENTRE GARLOPAS Y MARAVALLAS”: “…La publicación, “VIVENCIAS
FAMILIARES ENTRE GARLOPAS Y MARAVALLAS”. Una carpintería artesana en la ruta de
los molinos de La Orotava”, ha supuesto una satisfacción personal porque he
querido, como textualmente expongo en el libro: “Solo
quiero dejar evidencia como ejemplo de superación de un experto, que con una
educación elemental supo enfrentarse a una infinidad de vicisitudes para
defender un sueño, en una época difícil, con la única arma con la que poseía:
creer en sí mismo”.
En 1954 mi padre
Adolfo Padrón Hernández decidió con ánimo y valentía a independizarse para
crear su carpintería en la que, con un espacio de pocos metros cuadrados, una
pequeña inversión económica, varias máquinas de segunda mano, unos bancos para
trabajar y con unos artesanos que confiaron en su aventura profesional lograr
lo que alcanzó, cuando hoy en día sería casi imposible y contados los que se
arriesgarían a algo parecido. Su trabajo se valoró acertadamente porque contaba
con extraordinarios carpinteros y ebanistas que supieron demostrar, con los
muebles realizados que eran profesionales y que conocían los entresijos que el
trabajo de la madera tenía. Muchos fueron los talleres de este gremio que
supieron poner el “listón” profesional bastante alto, como lo hizo mi padre,
para que se les reconociera su ejemplaridad de pericia artesana. Cuando un
colectivo con experiencia tiene algo que manifestar porque se le ha reconocido
su buen hacer, donde sus manos han contribuido a dar forma lo que le dictaba su
inteligencia, es una satisfacción gratificante y entre ellos a los que han
tenido como materia prima la madera ya es un honor sentirse agradecido. La
Orotava, donde más carpinterías habían respecto a otros municipios por metro
cuadrado ya que distaban unas de otras menos de doscientos metros, tiene que
sentirse orgullosa de estas empresas artesanas que, anónimamente la mayoría de
las veces al igual que sus operarios, dejaran su huella en tantas obras
realizadas, ya fueran muebles o trabajos de carpintería en general para los
hogares de sus conciudadanos y clientes en general. Sería bien aceptado por
parte de todos, especialmente los orotavense, que los organismos competentes se
interesaran para que esta Villa tuviese un centro donde mostrar e interpretar para
la posteridad lo que supuso un desarrollo industrial y comercial carpintero y
ebanista, durante décadas, de un gremio que dio solera a uno de los municipios
más importante de Tenerife y que sumaría otra visión interesante a su rico
patrimonio histórico cultural. Adolfo Padrón Pacheco…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
 

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