domingo, 7 de diciembre de 2025

LA LUZ QUE BRILLA (DE ANTONIO SALGADO PÉREZ)


Fotografía compartida con el Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Santa Cruz de Tenerife (COTIME).

 

El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (08/12/2025) estas notas que tituló “LA LUZ QUE BRILLA (DE ANTONIO SALGADO PÉREZ): “…“Hoy pulsas el interruptor y se enciende la luz con facilidad. Pero yo quise saber qué se hacía cuando no existía la electricidad y esa obsesión me llevó a ahondar en la búsqueda de información que dio forma a este libro”, explica Antonio Salgado Pérez, auditor, escritor y periodista deportivo, autor de ‘La prehistoria del alumbrado y de la electricidad en Canarias” (editado por Diazoma), con portada y fotografías de Pablo Afonso.

Salgado, una pulcra prosa que vivió la época dorada del boxeo tinerfeño, un enamorado con pasión de la capital tinerfeña y de sus hitos históricos, es autor de una exhaustiva investigación en la que tiene buena parte de culpa el que fuera presidente de Unelco, Eduardo de la Cruz, quien le facilitó el acceso a datos de la compañía de todas las islas. Es así cómo los ensambló y relató adecuadamente para conocer el origen y la evolución del alumbrado en calles, plazas y casas particulares de cada rincón del archipiélago, siendo La Palma la primera isla en tener electricidad en 1893, gracias a que aprovechó la riqueza hidráulica de la Caldera de Taburiente.

Antonio Salgado Pérez, en una entrevista reciente concedida a Diario de Avisos, precisa que “la electricidad a la capital tinerfeña llegaría en 1897, cuatro años después que a La Palma, debido a los intereses creados en Santa Cruz por el abastecimiento de petróleo, cuyos propietarios temían que les quitaran el negocio”. En su relato, el autor explica que “los eslóganes en contra de la electricidad eran graciosos, pues alertaban a la población de que no se les ocurriera la luz eléctrica, porque poniéndose debajo de un farol podían sufrir quemaduras y dolores de cabeza”.

La obra es un sustancioso compendio de historias de luz que abarcan desde cómo los guanches buscaron conquistarla para alumbrarse, calentarse y procesar alimentos, hasta la última isla en dotarse de energía, un largo camino que ahora se recopila en un libro que “me llevó mucho tiempo elaborar, pero que está hecho con cariño y cuidado. Además, he de agradecer a Pablo Alfonso, editor de Madrid que, confiara en hacerlo posible, pues aquí parece que la gente está dormida”, manifiesta su autor.

El autor -se lee en la citada entrevista-, además, aprovecha y hace una doble interpretación de la luz urbana, y se cuestiona cuál es la que emana de la ciudad y cuál es su verdadera realidad como proyecto común. Por ello, sostiene que el Santa Cruz de Tenerife actual ha perdido su pulso firme y decidido de antaño y, como ejemplo de ello, centra a la icónica Farola del Mar, que se mantiene apagada.

“La luz de Antonio Salgado en mi palmatoria” es el título del prólogo de la obra, rubricado por Sebastián Matías Delgado Campos, su buen amigo, arquitecto, docente de mirada pausada y respetuosa, director de contenidos de arquitectura tradicional canaria e introductor de numerosos libros, también de exposiciones y conferencias. Delgado hace una valiosa aportación que propicia entender el estilo y el alcance de la obra de Salgado: “Intuición, curiosidad, interés, capacidad de investigación, rigor de documentación, eficacia de conclusiones y facilidad de comunicación”, cualidades que le atribuye y que se contrastan en la escritura del autor de este libro esencial para entender mejor una parte primordial de la historia de la capital tinerfeña. Luego destaca de Salgado una virtud de sus trabajos: “El amor a lo  nuestro, a  nuestra realidad histórica, a nuestro patrimonio injustamente ignorado, en definitiva, a nuestra verdad colectiva”.Brillante síntesis.

Diecinueve capítulos y una impagable selección fotográfica conforman esta obra que describe espléndidamente la prehistoria del alumbrado y de la electricidad en las islas, escrita por el mejor Salgado, por aquel excelente cronista de inolvidables noches pugilísticas que se situó junto a Fernando Vadillo, Antonio Valencia, Manolo Alcántara y Julio César Iglesias en el Olimpo de los otros campeones, los que contaban las hazañas y la gestas desde el ‘ring-side’…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

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