viernes, 13 de enero de 2023

ROBERTO



Primera fotografía con Ana Martín Delgado en Madrid, donde participaron con el grupo folclórico de la Sindical de la Villa de La Orotava.

Segunda fotografía, con José Delgado Árbelo en la romería de San Benito de la Laguna.

Tercera fotografía. Infantil Santo Tomás en el estadio Municipal “Los Cuartos”. Roberto tercero agachado por la izquierda.

 

El amigo de La Villa de La Orotava Felipe Hernández y Hernández comunica en su muro de Facebook la triste noticia del fallecimiento del también amigo y convecino de la Villa Roberto Álvarez.

Roberto estudió en el colegio de la Milagrosa, Santo Tomas de Aquino ambos de  la Villa de La  Orotava.

Roberto fue un futbolista agresivo en el centro campo, atacando muy oportuno, jugó en el Infantil Santo Tomas, Juvenil Plus Ultra, Juvenil y Sénior del UD. Orotava, y definitivamente en el UD. Cruz Santa.

Contrajo matrimonio con la dama villera Susi Quintero González,  de cuya unión tuvieron un hijo; Arasaho Álvarez Quintero.

Trabajó hasta su jubilación de administrativo-contable. La última vez que nos vimos, recuerdo que fue precisamente en el Lago Martiánez del Puerto de la Cruz, en la  inauguración de la sede de restauración,  previa invitación de mi alumno Enrique.

Perteneció a los Coros y Danzas de la Sección Femenina de la Villa de la Orotava, al grupo folclórico de la Sindical y a la Agrupación juvenil Teide.

Amigo de sus amigos, una excelente persona amable, caballeroso y comunicativo. Además de ser un extraordinario esposo y padre.

Amigo Roberto espero que descanse como se te merece en ese paraíso eterno, colmado de paz y misericordia.

Un abrazo,  hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


lunes, 9 de enero de 2023

PREGÓN DEL NAZARENO DE LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PEÑA DE FRANCIA DE PUERTO DE LA CRUZ

Pregón del Nazareno que leyó en la Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia de Puerto de la Cruz,  la que en su momento (octubre de 2022) era la Hermana Mayor de la  Real, Venerable y Dominicana Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de La Villa de La Orotava, DOÑA ANA MARÍA VALENCIA YANES, con ocasión de los actos conmemorativos del a Festividad de la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Puerto de la Cruz.

Presentado por el cronista oficial de San Juan de la Rambla DON PEDRO BARRETO, fue además muy interesante su contenido y de la gran afluencia de fieles asistentes, destacado el hecho de que una mujer sea la Hermana Mayor de la Venerable Hermandad Nanzarena orotavense y del mismo modo que haya sido la Primera Mujer Pregonera de la festividad del Nazareno portuense.

Y que tituló “MIS VIVENCIAS ENTORNO A JESÚS NAZARENO”: “…Ilustrísimos señores alcaldes, D. Francisco Linares García de La Villa de La Orotava y D. Marco González Mesa del Puerto de la Cruz; señoras y señores ediles de ambas Corporaciones Municipales; reverendo padre Don Luis Rodríguez de Lucas, Párroco de Ntra. Sra. de la Peña de Francia y asesor espiritual de esta Cofradía de Jesús Nazareno; Sr. D. Ricardo Ritcher, presidente de la Asociación de Hermandades y Cofradías del Puerto de la Cruz “Santo Madero”; Sr. D. David Estévez, hermano mayor de la Cofradía de Jesús Nazareno del Puerto de la Cruz y estimados miembros de la junta; Sr. D. Gustavo Cruz Hernández, presidente de la Real, Venerable y Dominicana Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de La Villa de La Orotava y queridos compañeros de la junta; señoras y señores presentes en esta Parroquia que hoy nos acoge; buenas tardes a todos. Para mí, es un honor que hayan contado conmigo en este acto tan emotivo para la Cofradía Jesús Nazareno de esta parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia, a la cual le tengo especial cariño, ya que, aunque soy natural de la Villa de La Orotava, por mis venas también corre sangre portuense, al ser mi madre de esta localidad y, por ende, mi familia materna. De hecho, yo siempre digo que soy mitad villera y mitad portuense, pues también considero al Puerto de la Cruz mi casa. Amor que me trasladaron mis padres, abuelos y tíos. Amor que yo hoy intento transmitirles a mis hijos también. Cuando la junta se puso en contacto conmigo, he de reconocer que por mi corazón pasaron una multitud de emociones y que, aún hoy, siguen haciendo que en algún momento me pueda llegar a emocionar. Son muchos los recuerdos que atesoran estas paredes que hoy nos acogen, algunos alegres y otros no tanto, pero estoy segura que mis queridos abuelos, Manuel y Ana, al igual que mis tíos ya fallecidos, desde donde se encuentren, me ayudaran esta noche lluviosa en mi disertación. Mi amor por Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de los Dolores nace y crece al mismo tiempo que mi persona, en casa siempre se le ha tenido especial cariño y devoción. Eso sí, cuando hablo de casa no me refiero a mi domicilio, ni siquiera al de mis padres, va más allá, es un sentimiento familiar que emana de mis abuelos paternos, Isaac y Carmen, a lo más importante que tenemos; nuestro amor, fe y devoción por Él y su Madre. Por este motivo, siempre hemos estado prestos para ayudar y colaborar en todo lo que pudiéramos, tanto con la cofradía, como con la iglesia en sí, ya que antiguamente Sto. Domingo, nuestra sede capitular, no era Parroquia. Pues bien, empecemos por ahí, como decía, desde muy niña acudía con mi padre a la iglesia cada vez que tenía ocasión, me encantaba trastear por la sacristía y cuartos de la misma, siempre he sido curiosa y habida de aprenderde todo y más. Mi madre me recuerda siempre los malos ratos que le hacía pasar cuando, asistiendo a misa, me iba al altar y me colocaba al lado del sacerdote. ¡Divina inocencia la mía! Para, posteriormente, el sacristán cogerme de la mano y llevarme de nuevo con ella al ver que no hacía por marcharme de nuevo a mi sitio. Pero, ¿cómo podía ser de otra manera? Si para cualquier niño o niña de esa época las iglesias eran una fuente inagotable de aventuras. Según fui creciendo, empecé a decirles a mis padres que yo quería ir el Viernes Santo por la mañana, bien tempranito, a la procesión del Encuentro. No me quería perder lo que con tanto esmero y dedicación veía preparar y, así, con apenas 4 o 6 añitos, creo recordar, fue la primera vez que procesione al pie de Ntra. Madre, que era el sitio que habían escogido para mí. En esa época, pocos niños de tan corta edad acompañaban el cortejo como hermanos y menos aún, solos, con la única vigilancia de las celadoras desde su puesto detrás de Nuestra Madre. Y ahí iba yo, vestida de calle, sin hábito, pero orgullosa con mi cruz al cuello, la cual había sido realizada como todas las de la cofradía, en la carpintería de mi familia, que las donaba desinteresadamente. Recuerdo a mi tía y a mi abuela cociendo las cintas a las cruces un par de meses antes, esa era para mí la señal de que llegaba la Semana Santa y mi cara se iluminaba. Antiguamente, no era como hoy en día, que a lo largo del año se le realiza la festividad de veneración propia, en donde se aceptan a los nuevos cofrades o hermanos, imponiéndoles la insignia, que en este caso es una cruz de madera; sino que era el propio Viernes Santo cuando los nuevos hermanos eran aceptados, saliendo a procesionar por las calles de nuestra Villa. Evidentemente, yo lo veía como una obra de teatro, que con los años fue cambiando a lo que es, una catequesis viva en la calle. Al mismo tiempo, sabía que iríamos de paseo a La Laguna, tocaba ir al Convento de las Monjas Claras a recoger las pelucas de la Verónica y de la Magdalena. Ellas eran las que con cariño y amor se encargaban de realizar cada tirabuzón a mano, enrollándolos en papel para que no se deshicieran. ¡Qué misterio tenía ese torno en medio del callejón de piedra, alumbrado por una farola de poca luz! Yo, por esa época, no sabía lo que era un convento de clausura y mucho menos entendía porque no podíamos verlas como si hacíamos con otras congregaciones religiosas, hasta que ellas un día me lo explicaron, justamente a través de ese mismo torno. Sonrío al recordar una ocasión en la que mi padre, al recoger días después en la iglesia, guardó la caja que contenía las pelucas en casa y mi madre metió la mano sin mirar, buscando otra cosa, por lo que, al sentirlas, sin saber que era o pensando en lo que podía ser, pegó un chillido que oímos en todo el edificio. Pocos años después, cuando ya podía moverme sola por el pueblo, asistía el Domingo de Ramos a la bendición de los palmos en la iglesia de S. Agustín. Mi padre, que no podía acompañarnos porque esa mañana era de mucho ajetreo para la cofradía, ya que era el día en que se vestían y adecentaban las imágenes, se encargaba de que tuviera mi palmo listo, pero yo, lo que verdaderamente quería era que acabara pronto, para bajar literalmente corriendo por la calle del Agua, hoy Tomás Zerolo. Quería llegar lo antes posible a Sto. Domingo para no perderme nada, pero, yhoy en día lo entiendo, siempre que llegaba ya estaban todas las imágenes vestidas. La razón lógica era que siendo imágenes de candelero, no querían que perdiera la ilusión y descubriera, igual que ocurre con el misterio de los Reyes Magos, la verdad que se esconde debajo de las vestiduras. Precaución todavía hoy se tiene cada vez que hay niños merodeando por la sacristía o por el templo. Quiero en este punto nombrar, con especial cariño a Gloria y Nieves, camareras de la Virgen, ellas fueron las que me enseñaron todos los entresijos que lleva vestir a las imágenes y adecentar los pasos para la procesión. Ellas me enseñaron tantas y tantas cosas, como la forma de ponerle a las imágenes los camisones y las enaguas o la forma de cerrar los vestidos de manera invisible. Yo, simplemente, las ayudaba pasando horquillas y alfileres en mi etapa infantil. También me enseñaron como teníamos que quitar los “papelitos” de las pelucas para no desarmar los rizos, siempre he pensado que con lo entretenido que era para nosotras, para ellas era, valga la redundancia, una manera de que tanto los demás niños que iban, como yo, nos estuviéramos un rato quietos, sin corretear a su alrededor. ¡La verdad que tenían todos una paciencia de santos! Y más adelante, cuando el misterio ya no existía, me enseñaron como tenía que hacerlo yo para que todo fuera “como tenía que ser”. Todavía, hoy, están muy presentes entre nosotros y siempre procuramos que las imágenes lleven alguna pieza que les haya pertenecido. Los años siguientes fueron muy duros, con la iglesia cerrada por obras durante muchísimo tiempo, los recuerdo con angustia, ya que la cofradía mermo sus hermanos, al no hacerse presente salvo el Viernes Santo. De hecho, en más de una ocasión no se sabía si llegarían a salir a la calle. También recuerdo a la cofradía formando en el callejón anexo a la iglesia y los cinco pasos colocados en la puerta lateral como si de un puzzle se tratara, ya que no había espacio útil para ello en la iglesia con las obras. A ellos, a ese grupo de personas, hermanos y hermanas de la junta directiva, que en la etapa más difícil se empeñaron en seguir sacando la procesión, les debemos el estar hoy en día aquí y ser lo que somos, una hermanad sencilla y humilde, pero con grandes retos, que poco a poco se van haciendo realidad. Con el pasar de los años, siendo ya una jovencita, los Jueves Santo por la mañana, como es tradición en la Villa, tocaba visitar las iglesias para ver los tronos ya preparados para esos días junto a mi abuelo Isaac. Al llegar siempre revisaba que las bazas, que fueron su mayor contribución, aun no siendo cofrade, estuvieran como él decía: “como tienen que estar”. Recuerdo a mi padre con un martillo chiquito colocando los clavos que sujetaban las cuelgas y encajes de los tronos. ¡Cómo ha cambiado todo! Existe la cinta de velcro y las planchas de vapor que lo facilitan todo enormemente. También descubrí porque me gustan tanto los gladiolos y los lirios o, más bien, tener flores en casa. Las sacristías eran un hervidero de flores, jarras y esponjas; creo que es el momento que más desordenadas y sucias pueden estar, pero a la vez, lo más hermoso que podemos contemplar, al ver esas manos creando esos jardines en miniatura que acompañan y lustran los pasos procesionales, tanto de Nuestro Padre y Su Madre como los demás Santos que acompañan al cortejo procesional. Y nos trasladamos a esa mañana fría de viernes, que aun estando despejada, la brisa de la madrugada nos cala en el cuerpo ¿O serán los nervios? Por fin llegó el día tan esperado, donde todo ese trabajo sale a la vista de las miles de personas que se agolpan en la calle alrededor de la iglesia para ver salir el cortejo y más tarde el encuentro de la Madre con el Hijo. O simplemente, ver como S. Juan sale corriendo a anunciar lo que ha visto, con el consiguiente murmullo y risas de los niños presentes en ese escenario que se crea entorno a la plaza Patricio García. Y qué decir de esa bajada al paso de la banda, viendo a S. Juan con Nuestra Madre, sabiendo que la conduce, tal vez, al último encuentro con su Hijo antes de la crucifixión; nos hiela el espíritu y nos acongoja el corazón. Para después tener esa reflexión desde el balcón en torno al momento que vivimos, en el más absoluto de los silencios, no me gusta pensar en un sermón, ya que considero que no lo es. Otro momento para mi precioso, desde una perspectiva visual y si queremos hasta recreativo, es en la vuelta a casa, una vez que se ha producido el encuentro, como decimos coloquialmente, al pasar por la calle La Carrera del Escultor Estévez, antes de llegar a la confluencia con la Plaza del Ayuntamiento, y en la bajada de la calle Tomás Zerolo, por ser cuando, desde el estandarte, pasando por la manga y los ciriales, hasta los cinco pasos ordenados junto a la cofradía y las bandas de música; dan una visión única de la totalidad del cortejo procesional, ya que desde la salida de la iglesia hasta el momento del encuentro las distintas imágenes transitan por calles diferentes recreando lo que ese día ocurrió. En ese momento, es donde vemos reflejado todo nuestro trabajo y amor por Él y su Madre, aunque como he dicho anteriormente, ya lo principal e importante ha sucedido, solo nos queda volver al templo hasta el año que viene. Ver entrar al Señor y a su Madre, La Dolorosa, y pensar ya están en casa, sanos y salvos, como si fueran mis hijos los que regresan a casa después de una fiesta, es una sensación placentera que año tras años se repite en mi corazón. Y sé que no solo lo siento yo, para muchos cofrades, y en especial, para la junta directiva, la entrada es ese suspiro, esa exhalación, como si no hubiéramos respirado desde que salimos por la mañana, al saber que todo se ha desarrollado correctamente o, mejor dicho, que todo ha salido a pedir de boca, sin incidencias destacables, puesto que, la perfección no existe y en este tipo de actos aún menos. Pero esto no termina aquí, falta recoger todos los pasos, redomas, jarras y demás enseres de la cofradía, volver a cambiar de ropa a las imágenes y vestirlas con las de diario para volver a sus nichos u hornacinas; es como desandar lo ya andado y se tiene que hacer sin tiempo para descansar, ya que hay que preparar el templo para la Vigilia Pascual al día siguiente, pero esto que realizamos el Sábado por la mañana, mientras esperamos la Resurrección del Señor, es otra historia que será contada en otro momento y, tal vez, por otras personas. He de reconocer que desde mi puesto estos años como hermana mayor, mi manera de ver el trabajo y la procesión ha cambiado de perspectiva. Debe ser la responsabilidad que conlleva saberte la cabeza visible de la cofradía, responsable de seguir, como dije anteriormente, catequizando de manera intuitiva a todas las personas que nos miran y siguen por las diversas calles del municipio, llenando el corazón de alegría a las personas que de una u otra manera ya no pueden acudir a pedirle su Gracia a Él, tanto pertenecientes o no a la cofradía. Ver esas caras a su paso no tiene precio, te llena el alma y comprendes por y para que trabajamos sin descanso, robando nuestro tiempo libre a familia y amigos durante esos meses previos. Han sido años que, con la pandemia, pensé que no viviría igual y así ha sido. Anteriormente, la vivía con mucho recogimiento, como siempre al pie de nuestra Madre, ese puesto sigue siendo mío, contemplando ese rostro de dolor sereno que con los años he llegado a comprender, es mi particular penitencia y suplica a una madre que, como yo, quiere lo mejor para los suyos. Sin embargo, desde el confinamiento nos privó de su presencia a este año que reconozco haber ido más pendiente de todo que de Él, nuestro Nazareno, porque aunque el imaginario sea distinto, quisiera que comprendieran que en el fondo son el mismo, ese Ser al que recurrir cuando la zozobra nos alcanza, porque así es la condición humana, o al que dar las gracias por todo lo que en realidad nos concede y da sin pedir mucho o nada a cambio, que es lo que deberíamos hacer para ser buenos cristianos. Quiero dar las gracias en este punto a mi junta directiva, que me ha dado tanto en estos años, me han demostrado que querer es poder y que todo se puede cuando se trabaja unidos y con un mismo objetivo. Así como, a la junta de esta Cofradía del Puerto de la Cruz por hacer que, por unos días, mi conciencia hiciera un recorrido por mi vida nazarena, porque de ella he aprendido lo que sí y lo que no nos aporta en nuestra vida diaria. Además, pensando y tratando de decidir cómo realizar este pregón, apareció derepente el recuerdo de mis años de trabajo en la carpintería familiar, que une a mi familia paterna con esta casa. Hablo de la refundación de esta Cofradía, cuando necesitaron que se les confeccionaran los palos que portan las redomas con las que procesionar, encargo que tuve el inmenso placer de recoger y cuando estaban hechos hacer entregade los mismos, por lo tanto, algo de mí también va en ella. Asimismo, quiero señalar que, lo que no sabía y descubrí hace poco, es que llevo perteneciendo a esta Cofradía desde que se fundó oficialmente la sección femenina de la misma, cuando solo tenía cuatro añitos. ¡Quien me lo iba a decir! Con razón no recuerdo la imposición de mi cruz, como dije insignia de nuestra cofradía. Y tal vez por ese motivo mis hijos pertenecen a la misma desde que eran pequeños, pero no como tradición que también, sino como decisión propia de ellos, ya que espere a que ellos mismos lo pidieran, como he dicho muchas veces no se trata de hacer números sino corazones de amor al Señor. En fin, muchísimos recuerdos de una Cofradía que, vividos día a día, supo volver a resplandecer al amanecer del Viernes Santo, donde María, la Madre, sale al encuentro de su Hijo en su camino hacia el calvario en el monte del Gólgota, acompañándolo hacia su crucifixión y posterior muerte. En mí siempre llevo esa cruz de madera, que me recuerda que Él, en su camino de tormento, cargó y sigue cargando con todas las injusticias de nuestro mundo, pero no nos olvidemos de Simón de Cirene, ese gran desconocido que sin saberlo, cargó con todo el peso que Jesús llevaba en su alma para, luego, desaparecer sin llamar la atención. Seamos pues, nosotros como él, con nuestra humildad y buen hacer, sin alardes, ni aspavientos, ayudemos a Jesús con esa pesada carga en nuestro vivir diario hacia los demás. Y que la Gracia de nuestro Señor nos acompañe siempre en nuestro caminar por esta vida que nos ha tocado transitar. Muchas gracias a todos…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

INAUGURACIÓN DEL ESTADIO MUNICIPAL “LOS CUARTOS” DE LA VILLA DE LA OROTAVA.



Fotografías compartidas con; Fútbol de La Orotava de Jaime Orta. Propiedad de Andrés Dorta Hernández

 

Estas fotografías corresponden a un encuentro entre los entonces veteranos futboleros del UD. Orotava y CD. Viera de  los Realejos, referente a preliminares del partido inaugural del estadio Municipal “Los Cuartos” de la Villa de La Orotava el día 11 de octubre de 1953.

La primera fotografía observamos a la madrina  de la inauguración Teresa Murillo dando el saque de honor. Le acompaña a la derecha el árbitro “Elías”, que en el partido oficial del UD. Orotava – Canarias de Tejina, actuó de linier junto con Carlos Argüelles, siendo el árbitro principal Manolo González Casanova que conocían por “El Mirlo” debido a su papel en la caricatura lirica “Cosas del Pueblo”. Y están presenten los capitanes de ambos equipos; por la izquierda del UD- Orotava Chano Hernández y por la derecha del CD. Viera de Los Realejos Sedomir.

En la segunda fotografía, en el centro el árbitro “Elías” y la madrina Teresa Murillo.

A la izquierda veteranos del UD. Orotava: ¿+?, Alfonso, Andrés Dorta, Domingo, Chano, Paco “El Raso”, Gustavo Dorta, Santiago Sánchez, ¿+?, Manolo Quintero, y Juan Gutiérrez.

A la derecha Veteranos del CD. Viera de Los Realejos, solo identifico al guardameta Sedomir y a Francisco Delgado “El Chiva” (tercero de pie por la derecha).

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


LOS PIRULINES DE JOSÉ Y OFELIA

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se tituló “LOS PIRULINES DE JOSÉ Y OFELIA”: “…En la calle de la Estopa, en La Orotava vivía el matrimonio José y Ofelia; él era mampostero y ella ama de casa, y aparte del trabajo rutinario se dedicaban a hacer pirulines: una golosina para los chic@s.

Los hacían poniendo en unos pequeñitos cucuruchos de papel de seda de varios colores en unos moldes, y después de ponerle una especie de caramelo cristalizado con esencias, le ponía un palillo para poderlo coger. No solo que valía una perra de las antiguas pesetas (diez céntimos), sino lo que costaba quitarle el dichoso papel.

Recuerdo que las latas que venían con las galletas Ki Ki Ri Ki, y un cordón era lo que usaban. Dicho matrimonio José y Ofelia para transportar de un lado para otro sus pirulines. José los repartía a casi todas las ventas de aquel tiempo. Ofelia era de Garachico, y ella iba en la guagua a vender sus pirulines a toda la isla baja.

Un poco más abajo de mi casa, enfrente donde está la entrada para la barriada de San José tuvo la venta Don Domingo Pérez; lo conocí a él y su esposa Doña María, a su hija Carmencita y a su yerno Don Buenaventura Pulido, también conocí a su hijo Don Domingo Pérez y a Doña Maximina su nuera, pero no en su venta por aquel entonces la venta la tenía arrendada Don Inocencio Navarro, que también vendía los pirulines.

Un día estábamos jugando en la calle, fui con un amigo a comprar uno, y cuando se lo despacho me pregunto a mí: ¿y tú no quieres uno? le dije que no, que yo no tenía perras (dinero), y me dijo “cómo va a ser eso, yo te lo voy a dar y cuando tengas las perras me lo pagas” y lo cogí, después no hacía nada más que pensar que si mi madre se enteraba…Estuve más de una semana, sin pasar por su venta, me daba vergüenza, y el domingo cuando me dieron las perras (dinero) para el Cine, fui, se lo pagué, y me dijo “así es como son los niños formalitos”, y sin esperarlo riéndose me regaló otro.

En verdad parece un cuento, pero nada de eso amigos, es la triste realidad de aquel tiempo que siendo niños, nos tocó vivir…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

sábado, 7 de enero de 2023

TERESA


 

En el muro de facebook de su hija Juani García Rodríguez, me entero de la partida al infinito en estos días de su querida madre TERESA RODRÍGUEZ, compañera que tuve y conocí en el  IES La Orotava Manuel González Pérez (anteriormente Instituto de Formación Profesional) del Barrio de  San Antonio.

Nada llegar de mi anterior destino como docente de Minas de Riotinto Huelva al instituto de formación Profesional de la Villa de La Orotava en el Barrio de San Antonio, conocí a Teresa Rodríguez que ejercía en los servicios de limpieza y mantenimiento del centro villero del popular Barrio de San Antonio.

Su marido Máximo García que conocía de anterioridad, pues era músico fliscorno-trompeta de la Banda de música de  la Agrupación Musical Orotava, y compartía el  trabajo con ella en el centro de docencia profesional de san Antonio como conserje y mantenedor.

Su tarea en aquellos barracones rodeados de hermosas Hortensias le conjeturó un esfuerzo grandioso, ya que trajinaba zonas abiertas a la intemperie. Como otras de sendas escalonadas. Pero recuerdo que la ternura por su trabajo, sobre todo por sus jardines fue el de una señora espléndida de corazón grandioso.

Decir de Teresa, que en su vida anduvo de una mujer trabajadora desde su hogar como fuera de él, una esposa ejemplar y una madre muy querida. 

Su lucha en la vida era evidente, dio todo por sus hijos, lidiando contra todo, para sacar a su familia adelante.

De pensamiento religioso-cristiano, perteneció a la cofradía del Cristo a la Columna de San Juan Bautista, nunca faltó a su cita procesional y religiosa, los jueves Santo por la noche.

Un saludo para su esposo Máximo García y para todos sus hijos, amigos de toda mi vida profesional como docente.

Teresa espero todo lo mejor en tu viaje a la eternidad, y que descanse en paz y en misericordia.

Un abrazo.

Hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


lunes, 2 de enero de 2023

DON FERNANDO JOSÉ DEL HOYO – SOLÓRZANO Y MONTEVERDE.

Fotografía de mi propiedad particular tomada de mi cámara en uno de sus vehículos antiguos por el carnaval villero.

 

Amigo y convecino, nació en la Villa de La Orotava y falleció en la misma Villa en estos últimos días.

Fue presidente del Rotary Club del Puerto de la Cruz en dos periodos, entre 1984 y 1985 Y entre 2004 y 2005.

Funcionario bancario, donde desempeño el cargo de director del Banco Industrial del Sur en el Puerto de la Cruz durante 7 años.

Sus aficiones por los coches antiguos y clásicos eran evidentes. Así como tocar la acordeón y cantar manteniendo con sus amigos dos o tres veces al mes una velada de mú­sica.

Caballero de Honor y Devoción de la Soberana Orden Militar de Malta (subdelegado en Canarias).

Hidalgo de Nivaria y Caballero de la Ilustre y Noble Esclavitud de San Juan Evangelista de La Laguna.

Heredero de la casa museo de su tío DON FERNANDO DEL HOYO-SOLÓRZANO Y MACHADO, marqués de la Villa de San Andrés y vizconde de Buen Paso, en La Villa de La Orotava.

Entre otras colecciones, con­servó la del pintor palmero GONZÁLEZ MÉNDEZ y las cajas de guerra inglesas tomadas en la mañana del 25 de Julio de 1797 en la batalla contra el almirante Nelson en Santa Cruz de Tenerife.

Descendiente del conquistador de La Palma y Tenerife Fernando del Hoyo, nacido en Solórzano hacia el año 1465 que salvó la vida al Rey Católico durante un intento de magnicidio a manos de Juan de Canya­més.

Posteriormente, fue nombrado capi­tán de la escolta de Fernando El Católi­co y participó en la conquista de Gra­nada. Su valentía le valió el título de Ca­ballero de la Espuela Dorada.

En Santa Fe conoce al conquistador Fernández de Lugo, que lo lleva consi­go a la conquista de Canarias como ca­pitán. Participó en la batalla de Acen­tejo, donde estuvo a punto de morir.

Al finalizar la conquista de la Isla, Fernández de Lugo le reparte tierras en Los Realejos, aunque debe marcharse a la Península para prestar servicio a los Reyes Católico, con quienes permanece­rá dos años hasta su regreso a Tenerife.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

domingo, 1 de enero de 2023

LLANOS Y BORBOLLA, COMPAÑEROS DE VIAJE

Primera fotografía compartida con la página digital “Canariasahora”. Segunda fotografía de  mi colección particular, tomada de mi cámara.

 

El amigo de La Villa de La Orotava; ÁNGEL GARCÍA GONZÁLEZ, remitió entonces (01/01/2023) estas notas que tituló  “   LLANOS  Y  BORBOLLA, COMPAÑEROS   DE  VIAJE”: “…Año 1926: Pablo Llanos nace en marzo en Santa Cruz  y Jesús Borbolla  en  abril  en La Orotava. Desde jovencitos, ambos serán futbolistas. El primero defensa izquierdo  y el segundo extremo derecho.  Con el tiempo, ambos destacarán en la primera categoría de la provincia tinerfeña. En la temporada 1947-48 , con 21 años cumplidos , Llanos milita en el PRICE , el equipo de la Rambla de Santa Cruz , cuya meta defendía el orotavense Antonio Sánchez , y Borbolla en el recién fundado C.D. NORTE , con sede en el Puerto de la Cruz , que tenía en sus filas otros cuatro orotavenses ,a saber , Eusebio, Ledesma , Monago y Quintero . El domingo 12 de octubre de 1947 se vieron las caras en la capital, con empate a tres, donde el defensa destacó en su marcaje al veloz delantero. Pero en la segunda vuelta en el Peñón, el mejor fue Borbolla, que además marcó los dos goles de la victoria de los norteños.

El temporada 1948-49, Llanos había pasado al Tenerife, lo mismo que el villero Quintero. En la primera vuelta en Santa Cruz hubo empate a uno , destacando Borbolla, que venía marcando en casi todos los partidos . Sin embargo en el partido del Peñón el 26 de diciembre, también con empate a uno, Llanos fue el destacado, que amarró en corto al extremo, que no marcó.

La última vez que se enfrentaron fue en un amistoso en abril de 1949 en el Peñón, donde reapareció Sedomir que llevaba más de un año lesionado y que ganó el Norte 4 a 3 al Tenerife con goles de Monago (2), Borbolla y Miguel. Fue una gran temporada del  equipo norteño que quedó 2º en la Liga Insular y 3º en la Regional y especialmente de Borbolla, que fue fichado por el Celta de Vigo de primera división.

Mientras Borbolla marchó a la Península  tres temporadas (Vigo, Lugo y Ferrol, donde se retiró), Llanos siguió en el C.D. Tenerife, donde ascendió a Segunda División, no sin antes intentarlo en calidad de cedido en la Unión Deportiva Tenerife frente al Levante en 1951, y retirarse posteriormente en el Castellón de 2ª Div. en el año 1956 .

Y pasa toda una larga vida y llegamos a 2022 donde ambos disfrutan del Centenario del C.D: Tenerife, Llanos en calidad de exjugador y artífice del primer ascenso  y Borbolla en calidad de ex -Directivo del Club, en la etapa de Pepe López como Presidente. Y en este mismo año, ambos con 96 cumplidos, nos dejan para siempre, Borbolla en abril y Llanos en diciembre, hace unos días.

En mi opinión, han tenido una vida de auténticos deportistas y padres de familia a los que tengo que admirarlos por la dignidad con que han llevado su ancianidad y además sin renegar jamás del fútbol. Y más aún cuando en este maldito año he perdido a tres amigos y compañeros míos en la Selección Juvenil de 1962, los tres nacidos en 1944:  Nolito Sánchez (Iberia),Chelo Ravelo (Arenas) y Guillermito (San Andrés) y casi sin esperar esa desgracia.

Es por eso que quiero olvidarme de este horrible 2022 y decirle con educación al entrante: “Bienvenido Míster DOS MIL VEINTITRES, dentro de los márgenes que le permita la JOTA , por favor no nos venga a JERINGAR otra vez “ …”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL