sábado, 15 de mayo de 2021

EL TEMPLO BARROCO DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN DE LA VILLA DE LA OROTAVA



 

Datos del cuadernillo escolar ilustrado “LA IGLESIA DE LA CONCEPCIÓN” del amigo y compañero de docencia Catedrático de Geografía e Historia; JUAN J. MARTÍNEZ SÁNCHEZ.

Con la colaboración entonces de los Alumnos de 3º curso de BUP del IES Villalba y Hervás de la Villa de La Orotava; Almudena Hernández, Benjamín Hernández, Jaime Medina, María de los Reyes Pérez, María  Jesús Alonso, Gregorio Calzadilla, Concepción Hernández, Carmen  Rosa González, Coromoto León, María de la Paz Pérez, Isabel Polegre, María Dolores  Sosa, y Ana María Reyes.

 

Templo parroquial declarado monumento histórico - artístico en el año 1948, templo totalmente emparentado con la fundación del núcleo de poblacional de La Orotava, a través de una pequeña fábrica datada en 1503, a la que le siguió una segunda iniciada en el año 1546,  la cual estuvo en servicio hasta los años 1704 y 1705 en los que los terremotos de Güimar la deterioraron hasta el punto de ser declarada en ruina en el año 1758.  El templo actual es la tercera fábrica, construida en los años de 1768 al 1788, este templo es,  sin lugar a dudas,  una de las más bellas expresiones del barroco en Canarias.  La Piedra fue trabajada en principio por el cantero Patricio García, y posterior por Miguel García Chávez, dejando en la fachada del templo uno de sus más bellos exponentes. En su interior destaca el templete principal o tabernáculo, bella obra neoclásica, construida en mármol y jaspe, traída desde Génova en el año 1822 del taller Guiseppe Gaggini.

 En la imaginería destacan: El San Pedro de Fernando Estévez, obra barroca. El Cristo de la Misericordia tallado en el año 1586, la virgen de la Candelaria, también obra de don Fernando Estévez y la Inmaculada Concepción, obra del genovés Angelus Olivari exportada en el año 1824.

En la pintura; el entierro de Cristo de finales del siglo XVI de Cristóbal Ramírez, Imagen de la Inmaculada con San Ignacio del siglo XVIII de Gaspar de Quevedo, Los “Desposorio de la Virgen con San José” del villero Cristóbal Hernández Quintana. Por último “La Inmaculada y las ánimas del Purgatorio” del año 1780 del maestro Gran Canario Juan Miranda.

La iglesia de la Concepción de La Orotava, “concha de agua sonante en la caracola”, joya artística del Barroco español, que pasa desapercibida para muchos habitantes de la Villa.

Se conoce con el nombre de arte barroco al movimiento artísti­co que se desarrolla en el mundo occidental en los siglos XVII y XVIII. Es un arte que se rebela en contra de las normas impuestas. - Se lleva a sus últimas consecuencias el movimiento. Se emplea una profusa decoración con mucha fantasía. Son muy utilizados los frontones partidos. Aparecen las columnas en espiral o salomónicas.  En la fachada emplean entrantes y salientes para aprovechar los efectos que producen las luces y sombras. Las figuras barrocas nos sugieren emoción; al observarlas, tenemos representados el éxtasis, la muerte, la grandeza y la riqueza Humana empleándose mucha la policromía.

A Canarias llega el estilo barroco con un poco de retraso como todos los movimientos artísticos; sus características se amoldan a los recursos de que disponen las islas. Encontramos un gran predominio de la mampostería. Se emplea el entablamento doble, es decir de dos capiteles, para elevar la altura de las bóvedas. Los templos son poco iluminados. En la escultura se emplea madera policromada que tiene dos características principales: el realismo y la religiosidad. Los retablos tallados y dorados son magníficos ejemplos de la escultura. La pintura en general es de tema religioso, caracterizándose por un marcado tenebrismo (contraste de luces y sombras). - La orfebrería canaria recibe una fuerte influencia americana. - La mayoría de las piezas de orfebrería están relacionadas con el culto y fabricadas de oro y plata.

En el año 1503, se inicia el proceso de construcción de la iglesia de la Concepción, por iniciativa del obispo Don Diego de Muros, cuyos planos son de pequeñas dimensiones. En el año 1516 se termina la construcción de la iglesia. Proclamado Carlos I, como rey de España, se celebra este acontecimiento en el tem­plo. En el año 1546 se encarga la ampliación de la iglesia a Don Juan Benítez Pereyra de Lugo. La ampliación consiste en la construcción de una nave y dos capillas laterales. En el año 1605 la entrada principal cambia de orientación (antes se en­traba por el Oeste y ahora por el Norte). Mediante éste cambio, re­sulta más fácil la entrada y salida de los fieles. En el año 1632 se trabaja en la capilla principal, llamada de «Vera Cruz». En el año 1673 Construcción de un nuevo presbiterio (sacristía), cuyo artesanado es obra de Pedro Hernández y Simón González. En el año 1676 Se realizan nuevas obras en el presbiterio y se construye el retablo mayor, inspirado en el de Candelaria. En el año 1.700 Se le adosa al presbiterio, una nueva capilla. De los años 1704 a  1705 el edificio sufre daños, debido a una serie de movimientos sísmicos producidos por el volcán de Güimar. Desde el año 1728 a 1739 Se realizan las reparaciones necesarias para remediar los daños antes citados. En el año 1.758 Agotados los medios para seguir reparándolo, y al conti­nuar su deterioro, el edificio se declara en ruinas.

En el año 1768, concretamente el 11 de Diciembre se comienza la construcción del edifi­cio actual, siendo colocada la primera piedra, por el obispo Don Francisco Delgado Venegas. En el año 1775 Patricio García, es nombrado «Maestro Mayor» de las obras. En el año 1776 La obra ha llegado hasta los capiteles, y se solicitan nuevos planos - proyecto para su terminación. En el año 1777 por real ordenanza de Carlos III, se le encargan los nue­vos planos a Ventura Rodríguez (destacado arquitecto Español), pero no fueron utilizados, sino en la cúpula y en el sistema de cu­bierta. En el año 1778 asume las obras Miguel García Chávez. En el año 1784 los planos de Ventura Rodríguez llegan a la Orotava. En el año 1788  por fin, el 7 de Diciembre, después de veinte años de construcción, finalizan las obras. En el año 1948 esta magnífica obra del arte Barroco en Canarias, es de­clarada monumento histórico - artístico.

La mayoría de los edificios antiguos se hacían directamente, so­bre el terreno, sin necesidad de proyectos de arquitectura y pIa­nos. Y cuando se hacían los planos eran muy sencillos. La mayo­ría de ellos no se han conservado.

Nosotros hemos tenido la suerte de que un antiguo plano de la Iglesia de la Concepción se conserve. Es el que reproducimos a continuación. Ha llegado hasta nosotros gracias al investigador Anchieta y Alarcón (natural de la Orotava, que vivió durante el si­glo XVIII). Como podemos observar, en el templo antiguo, el altar mayor estaba situado en la cabecera Este de la nave principal, había una pequeña entrada por el Oeste de dicha nave (donde ahora está el altar mayor) y la entrada principal estaba orientada hacia el norte.

Se cree que el estar dirigidos los altares mayores hacia Levante es debido al deseo de que el oficiante mirase hacia los Santos lu­gares mientras celebraba la misa.

Pero en el caso concreto de la Orotava se hace necesario cam­biar el lugar de entrada, pues hacia Levante es mucho más espa­ciosa, como está ahora.

La observación del croquis de Anchieta nos demuestra la senci­llez de estos trabajos en relación con los que se hacen después. Porque al principio los planos son orientativos, muy rudimenta­rios, para ver la forma o las partes que ha de tener el templo. Con el paso del tiempo fueron adquiriendo complicación y eran más perfectos, a causa de que se hacían con las debidas proporciones y daban una visión más precisa de lo que iba a ser la construc­ción.

Los últimos planos de la Iglesia los realizó el prestigioso arqui­tecto español Ventura Rodríguez (autor de importantes obras en Madrid); pero llegaron a la Orotava cuando la Iglesia ya estaba casi terminada.

La fachada principal corresponde a un Barroco muy tardío; tie­ne forma convexa (abombándose hacia adelante), la cual nos muestra la clara división de esta fachada en tres paramentos: el central y los dos laterales, que dan la sensación de que empujan a las dos torres hacia atrás. Las torres se dividen en tres cuerpos y parten de una base cuadrada, que al alcanzar una determinada altura, forma un octógono rematado en una cúpula «bulbosa».

Los materiales utilizados en la fachada son mampostería rematando sus aristas con rocas traídas desde el Lomo Román de Santa Ursula.

El paramento central es el más recargado, destacando en él una gran portada de arco «carpanel» enmarcada en dos grandes pilastras «cajeadas» (con hundimiento hacia el interior); dichas columnas poseen capiteles muy trabajados, sobre los cuales se encuentra un espacio llamado «entablamento», destacando en los «frisos» correspondientes dos semiesferas representando a Cuba y a las Islas Canarias. Sobre este espacio se vuelven a levantar otras dos columnas, más pequeñas que a través de adornos de volutas dan la impresión de mayor altura y elegancia. También podemos observar en este paramento central un balcón de in­fluencia italiana, debajo del cual destaca una rica «ménsula» (es­pecie de concha floreada), decorada a base de líneas curvas. Un ventanal superior y una pequeña hornacina en la que se encuen­tra una imagen de la Inmaculada.

La decoración de esta fachada remata en una cornisa que reco­rre toda la parte superior, bajo la cual sobresalen cuatro «gárgo­las» (figuras monstruosas), que además de cumplir una función decorativa, de dudoso gusto por su fealdad, sirven de desagües de la cubierta. También, desde el exterior, se observa la gran cú­pula que finaliza en una «linterna».

La fachada norte actual corresponde a la fachada principal del antiguo edificio. En ella se pueden observar elementos renacen­tistas. Destaca una gran puerta enmarcada por dos pilastras, en las cuales sobresalen unas pequeñas conchas, donde se cree que iban colocadas algunas esculturas pequeñas. Los materiales utilizados son piedra tosca en las gradas y piedra pulida en la par­te superior de la fachada. Un aspecto muy destacable son los contrafuertes, cuya función es soportar el peso de la bóveda. Re­cientemente se han descubierto una serie de pinturas en los bor­des de las ventanas. Aquí también se encuentra situada una placa en conmemoración de la inauguración de la Iglesia.

Mira, Señor, con benignos ojos a este pueblo que, para alaban­za y gloria de tu nombre, y de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, alzó desde los cimientos este tem­plo en unos tiempos de angustia, bajo los auspicios del Ilustrísimo Señor Francisco Javier Delgado y Venegas, Obispo de Canarias. Fue puesta su primera piedra, por el lado Este, el 11 de Diciembre de 1769, gobernando la Iglesia la santidad de nuestro papa Cle­mente XIII, y empuñando el cetro de España Carlos III.

El interior de la Iglesia de la Concepción se halla dividido en tres amplias naves con seis capillas laterales, tres a cada lado, colo­cadas entre los contrafuertes, y un alta y profunda capilla mayor. Forman un conjunto de base de cruz latina con crucero no salien­te.

Las tres naves quedan determinadas por columnas de base jó­nica y capiteles corintios, con el detalle curioso de que la orna­mentación de cada una de ellas es diferente. Sobre el capitel de las columnas se levanta un nuevo cuerpo (especie de entabla­mento) en forma de tronco de pirámide invertida, de variada deco­ración con el objeto de dar mayor altura y elegancia al edificio sin restarle belleza. Las columnas están separadas por arcos de me­dio punto peraltados y se caracterizan por su esbeltez debido a poseer un fuste totalmente liso y de forma circular dotado de un li­gero estrechamiento en la parte superior. Las columnas situadas en los laterales se encuentran adosadas a las paredes, mientras que las principales, (cerca del altar) están compuestas por un haz de cuatro fustes y en sus bases destacan las representaciones es­culpidas de temas canarios y bíblicos.

Las naves se cubren con bóvedas de medio cañón apoyadas en arcos fajones, realizados con ladrillos ligeros que le dan mayor consistencia.

Como característica principal del interior de la iglesia destaca el cimborio, que ha sido levantado sobre el crucero, apoyado en pechinas que están decoradas con temas exclusivamente divinos como son las representaciones de los cuatro evangelistas, dando lugar a una gran cúpula con 16 gajos o nervaduras que a su vez determinan las 16 caras de dos metros de alto, con ocho ventana­les formados por vidrieras policromadas con motivos eclesiásti­cos y divinos. Esta cúpula culmina en una linterna o cupulín for­mado a su vez por ocho caras conteniendo cada una de ellas un ventanal-cristalera. En el año 1913, debido al deterioro de la cú­pula tuvieron que ser efectuadas las oportunas reformas dando lu­gar a la desaparición de las pinturas al fresco que se hallaban en su interior, quedando intactas las de las pechinas y el cimborio

En cuanto al piso, decir que está formado por grandes losas de piedra pulida enmarcadas en bastidores de madera, a excepción del piso del anti presbiterio (sacristía) para el que se utilizó mármol blanco. Como dato anecdótico, mencionar que la piedra fue ex­traída del Lomo Román (Santa Úrsula).

También cabe destacar que la reja del presbiterio fue forjada en Londres en el año 1822. Que son las que podemos apreciar hoy en día. La iluminación natural del edificio queda determinada por nu­merosas vidrieras policromadas que se encuentran en la parte su­perior de las naves laterales.

Esta bella obra la podemos observar en la nave central, en el al­tar mayor del edificio; presenta características neoclásicas. Es traída desde Génova; data de 1822 y es obra del taller de Guisep­pe Gagglni. Los materiales utilizados para su realización son el mármol y el jaspe.

Según los planos trazados por Ventura Rodríguez en 1784, a ambos lados de las columnas principales debían aparecer San Joaquín y Santa Ana, padres de María; pero como podemos observar se colocó en su lugar a dos ángeles, uno con expresión de adoración y el otro de contemplación.

La escultura central recibe el nombre de manifestador. Es de madera de cedro plateada y dorada, fue hecha en 1827 y su reali­zación la debemos al escultor orotavense Fernando Estévez. El al­tar está dedicado a la Eucaristía. En la parte superior del templete se levanta la estatua de la Fe.  

El Retablo Principal, de la Inmaculada, se encuentra situado en la Nave lateral izquierda. Esta basado en el antiguo de Candelaria ya desaparecido. Antiguamente estaba situado en el Altar Mayor, hasta que fue sustituido por el Tabernáculo actual.       

La copia fue hecha por el maestro Francisco de Acosta Grana­dilla, que dejó trazada la base sobre la cual debía ser estructura­do.

Se encuentra distribuido en tres «calles» (sentido vertical), dos «cuerpos» (sentido horizontal) y un «ático» (remate del retablo). Las calles laterales están separadas de la principal por medio de columnas sogeadas (salomónicas), mientras los cuerpos se en­cuentran separados por medio de frisos adornados.

La realización de la obra corresponde a dos autores principa­les, Lázaro González de Ocampo y Gabriel de la Mata, y un terce­ro, que es el orotavense Fernando Estévez. Lázaro González es el autor de los dos tableros de la parte inferior, «DESPOSORIOS» y «LA ANUNCIACION». Gabriel de la Mata realizó bastantes reta­blos, «LA VISITACION», «LA PRESENTACION», «LA ASUNCION» y «LA CORONACION». Los angelitos que rematan el retablo en la parte superior son obra de Fernando Estévez, al cual correspon­den los de la parte inferior que parecen cargar con todo el peso del retablo sin ejercer ningún tipo de fuerza (cariátides).

Con un poco de atención, se puede observar la diferenciación entre los dos autores principales. El primero trabaja menos las fi­guras: son achaparradas, apenas existe movimiento, tienen un ca­rácter tosco y con falta de perspectiva. El segundo utiliza más movimiento, con lo cual las figuras adquieren más estética, lo que hace que éstas tengan más humanidad. Debemos mencionar que los angelitos de la parte inferior dan la sensación de que están menos logrados, pero parecen estar trabajados al igual que los retablos que le siguen.

En el segundo cuerpo hay una hornacina en donde se encuen­tra la imagen de la Inmaculada, realizada en mármol, traída de Ita­lia y es obra del escultor Angelo Olivari. Fue dorado y policromado, con gran acierto, en 1717. Se encuentra situado en la Nave lateral Derecha. Fue un intento de copia del anterior, pero que por diversos motivos (económicos y artísticos) quedó sin policromar. En vez de escenas talladas, lo único que presenta son relieves vegetales y animales y una serie de pinturas. También hay tres hornacínas, donde la figura central es la imagen del Señor Preso. Está situado en la nave izquierda, adosado a una de las colum­nas compuestas que sirven de base a la cúpula, y dirigido hacia la nave central. Pertenece a la misma  época y autor que el ta­bernáculo, usándose también los mismos materiales. Se encuentra sostenido por un ángel de gran belleza de marca­das características neoclásicas.

En la parte superior encontramos el tornavoz (pieza con la cual se consigue mejorar la acústica) realizado en madera e incorpo­rado al conjunto en 1915, es obra de Diego Álvarez; podemos ob­servar de que manera tan perfecta es imitado el mármol. Los relieves del Espíritu Santo y el Cáliz pertenecen al escultor Adrián Bello.   En el templo podemos encontrar esculturas muy variadas, entre ellas el «San Pedro» de Fernando Estévez, que a pesar de perte­necer al siglo XIX tiene una actitud muy solemne característica de las obras barrocas.

En el retablo de «El Calvario» se encuentra la escultura más an­tigua del templo, tallada en 1586. En este Cristo podemos obser­var rasgos góticos. Junto a él encontramos una imagen de la Do­lorosa (para vestir) y un San Juan (de talla completa) pertenecien­tes al estilo barroco y esculpidas por Luján Pérez.

El retablo de «La Candelaria» está compuesto por tres imáge­nes; la mayor que representa a dicha virgen es obra de Fernando Estévez y las dos pequeñas representan a San Joaquín y a San José.

El Cristo que encontramos en el retablo del «Sagrado Corazón de Jesús» se nos muestra con una muy lograda expresión de se­renidad; es de origen extranjero. A su lado encontramos a San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, esculturas pertenecien­tes a un convento de jesuitas, las cuales fueron llevadas al templo a raíz de la desamortización.

El templo posee hermosas Imágenes religiosas, aunque en este periodo su auge había terminado. «El entierro de Cristo» es una obra en la que se reflejan las nor­mas manleristas, las alargadas figuras giran en torno de Cristo. Formó parte de un tríptico y es de finales del siglo XVI; pertenece a Cristóbal Ramírez. La imagen de la «Inmaculada con San Ignacio» pertenece al si­glo XVIII y sus figuras salieron de la mano de Gaspar de Quevedo. Podemos admirarla junto al Batlsterlo.

Los «Desposorios de la Virgen con San José» fueron realizados por el orotavense Cristóbal Hernández Quintana; es un cuadro en el que destaca la expresión tan fina de la cara de María y la forma de utilizar los colores.

En el templo también encontramos obras del maestro Gran Ca­nario Juan Miranda, entre ellos «La Inmaculada y las ánimas del Purgatorio» (1780) en la que el autor busca dotar a la obra con .bellos efectos luminosos. «La negación de San Pedro» se nos presenta con un estilo tenebrlsta; ambas pinturas podemos admi­rarlas en la nave de la epístola; otras obras del mismo autor pode­mos admirarlas en la Sacristía. Como dato curioso podemos decir que existe frente a la puerta del Batisterio, otra que no es tal sino una buena imitación para ob­tener cierto equilibrio estético entre las naves laterales del templo.

La sala del tesoro parroquial posee un techo laboriosamente trabajado. En esta sala podemos encontrar una de las mejores co­lecciones de piezas de orfebrería de las islas; una de ellas es la «Custodia», labrada en plata, que data de 1520 y pertenece al es­tilo gótico. También podemos destacar una «Cruz Procesional»  realizada por Francisco de Matos (1614). La Cruz, la Bandeja y la Lámpara (todas ellas de plata) fueron traídas desde Cuba en el siglo XVIII.

Tras una breve observación sobre la Iglesia de la Concepción hemos logrado lo que nos habíamos propuesto en un principio: conocer un poco más algo que tenemos tan cerca y que tan poco conocemos y, por tanto, tan poco valoramos. Intentemos tomar conciencia de nuestros propios valores, para lo cual, primero te­nemos que planteamos el conocerlos bien a fondo.

Esta bella pieza arquitectónica es una recopilación de toda una serie de estilos de los siglos XVII y XVIII. Es un gran tesoro que in­dudablemente ha sido fruto de la prosperidad económica agríco­la. De que ha disfrutado, tradicionalmente, esta zona, con el em­peño consecuente y constante de sus hombres, de construir y do­tar con esplendidez las iglesias y conventos que en la villa flore­cieron. Esta joya monumental ha sido y será uno de los centros donde ha quedado patente la inteligencia humana. Esto ha sido posible. Debido a mucha gente, sobre todo a los emigrantes a América Latina, que con sus donativos ayudaron a construirla (quizás porque deseaban dejar constancia de su añoranza, de su amor hacia su tierra, con algo por lo que sentirse orgullosos de su Valle, de nuestro Valle). Es una destacada obra barroca, en la Vi­lla de La Orotava ayuda en cierto modo a resaltar su visión artísti­ca.

Objetivo de nuestro estudio es también su significación tanto actual como primitiva. Desde su nacimiento no ha sido simple­mente una obra artística de gran belleza, sino que ha encerrado en sus piedras, en sus columnas..., como si de un pequeño secre­to se tratase, su significación, su valor humano, su verdadera identidad de nacimiento. Quizá naciera a causa de un afán de ho­nor del pueblo orotavense de ocupar un primer plano en las islas; el deseo de nuestro pueblo hacia un embellecimiento de nuestro Valle. Este bello símbolo orotavense significó un elogio no sólo para el pueblo sino también para las órdenes religiosas, por la realización de cultos en una iglesia de tanta importancia.

En la actualidad, juega un papel importante no sólo en la locali­dad sino a nivel de los pueblos vecinos, ya que se trasladan aquí para la celebración de ceremonias religiosas tan importantes como «la Semana Santa», «el Corpus Christi».", en las cuales la Iglesia se viste de gala.

A través del sentimiento religioso que nos une a la iglesia, mani­festamos nuestra cultura, cosa importante desde muchos puntos de vista, ya que siempre hemos sido un pueblo religioso y debe­mos mantener ciertas costumbres que nos identifican con nues­tros antepasados.

Como muchos sabemos, su construcción duró mucho tiempo, pero podemos damos cuenta claramente de que valió la pena esa tardanza y el sacrificio de aquellos que hicieron posible la obra y a los que debemos agradecer éste tan bello monumento que nos enorgullece a todos.

Ver el video conmemorativo, marcar aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=YlV69yi2rWU

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

EL TESORO DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN VILLERA

La sala del tesoro del templo parroquial y Matriz de Nuestra Señora de la Concepción de La Villa de La Orotava, posee un techo laboriosamente trabajado. En esta sala podemos encontrar una de las mejores co­lecciones de piezas de orfebrería de las islas; una de ellas es la «Custodia», labrada en plata, que data de 1520 y pertenece al es­tilo gótico. También podemos destacar una «Cruz Procesional»  realizada por Francisco de Matos (1614). La Cruz, la Bandeja y la Lámpara (todas ellas de plata) fueron traídas desde Cuba en el siglo XVIII.

Esta bella pieza arquitectónica es una recopilación de toda una serie de estilos de los siglos XVII y XVIII. Es un gran tesoro que in­dudablemente ha sido fruto de la prosperidad económica agríco­la. De que ha disfrutado, tradicionalmente, esta zona, con el em­peño consecuente y constante de sus hombres, de construir y do­tar con esplendidez las iglesias y conventos que en la villa flore­cieron. Esta joya monumental ha sido y será uno de los centros donde ha quedado patente la inteligencia humana. Esto ha sido posible. Debido a mucha gente, sobre todo a los emigrantes a América Latina, que con sus donativos ayudaron a construirla (quizás porque deseaban dejar constancia de su añoranza, de su amor hacia su tierra, con algo por lo que sentirse orgullosos de su Valle, de nuestro Valle). Es una destacada obra barroca, en la Vi­lla de La Orotava ayuda en cierto modo a resaltar su visión artísti­ca.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

LA CIUDAD DE LOS MUCHACHOS Y LA HISTÓRICA VENTA DE LOS “MOLINA”

He utilizado el titulo de la gran película norte americana del año 1941 “La ciudad de los muchachos” del director Norman Taurog y protagonizada por estos dos excelente  actores de la comedia americana Spencer Tracy, Mixkey Rooney. La cinta narra la secuela de "FORJA DE HOMBRES". Una escuela para chicos problemáticos trata de sobrevivir a pesar de la falta de fondos. Su director sigue admitiendo a chicos con problemas de adaptación que han tenido una difícil vida. Para narrar la vida de la industria comercial de la Villa de La Orotava conocida por la venta de los “Molina” que cierra definitivamente después de 75 años de vida tras pasar por dos generaciones hasta llegar a Efrén Sacramento Álvarez el último del vestíbulo.

EL ADIÓS A LA CATEDRAL DEL PESCADO SALADO: Empezaron en la calle El Calvario en unos salones de la Mansión de don Antonio León, allí recuerdo ver a Miguel Sacramento en el despacho de la venta siempre con un lápiz tras de su oreja para sumar restar las cuentas del trueque de los productos, al otro lado del salón había una esquina llena de sal que se vendía a granel a igual que las aceitunas que venían en barricas de maderas y que muchos de vosotros niños metíamos las manos en busca del sabroso producto. Todo esto bajo la atenta mirada del jefe de la zaga Antonio Sacramento, que tenía un pupitre de madera y una luz (lámpara con los cables colgando) sobre su cabecera para controlar las cuentas contables de la casa. Fuera de este entorno y casi siempre de madrugada aparecía Efrén Sacramento como encargado de ir a buscar las mercancías a la capital tinerfeña con un camión que él mismo conducía acompañado de sus trabajadores; Santiago Oramas que trabajó de conductor, Manolo y Germán de la calle El Agua (actual Tomás Zerolo), Santiago el del Pencón, Juan de la Matanza de Acentejo y Eduardo conocido por el Rubio el ultimo de la catedral sustituyéndole varios jóvenes a partir de la década de los años noventa del siglo XX..

Este pequeño comercio conocido en toda la isla tinerfeña por LA CATEDRAL DEL PESCADO SALADO, de acuerdo con la estrategia competitiva de Efrén Sacramento se amplió al final de la década de los años cincuenta del siglo XX, cuando estos tres hermanos compraron el garaje – servidumbre de don Antonio León y la casa donde vivía Aniceto el fabricante de macetas que tenía un carrito de madera para realizar servicios en la Villa. La amistad de entonces del hermano mayor  Antonio Sacramento con el recordado contratista de la Villa Manuel Martín Méndez (recuerdo el rotulo mercantil de las tres M…), se construyó en ese lugar un edificio de tres plantas para vivienda y un gran salón para ampliación de la industria adaptado a las modernas tecnologías.

La Ciudad de los muchachos no viene de la calle El Calvario, fue en otra calle histórica de La Orotava La Hoya (actualmente Hermano Apolinar en homenaje al que fue primer director del colegio de San Isidro), en ella tenían su vivienda – pensión y bodega o casa comida e incluso venta de víveres. Alguien dijo me voy a la ciudad de Los Muchachos, no a ver la famosa película del director norte americano Norman Taurog con la que comienzo esta narrativa, que por cierto se entrenaba en el desaparecido Cine Teatro Atlante, si no por ir a echarse una cuartita del buen vino a ese lugar, supuestamente se le bautizó con este nombre de esta película pues el lugar era administrados por hombres (hermanos y cuñados)…

Este último lugar fue habita de los músicos de la banda militar de regimiento de San Carlo de Tenerife que venían todos los años a las fiestas mayores de la Villa, fue ocupa de equipos de fútbol como la UD. Las Palmas cuando se desplazaba a jugar al estadio Los Cuartos. Eventual dormitorio de músicos portuenses como don Aurelio, Domingo López que prestaban servicios a la banda Municipal de música de La Orotava en la época del director gaditano don José Berenguer Sánchez. Y como fuente oral existe una anécdota que se disputaba el agarrón de brazo con la muñeca de la mano el recordado Don Ricardo conocido por el Aguacil y Santana de cuerpo robusto acuífero de profesión…

En esa venta recuerdo ver trabajando en el despacho de víveres a Efrén Sacramento Junior, acompañando a su querida madre Dominga Álvarez que mató mucha hambre con los apuntes del pago rotativo, que años después pasó a la calle el Calvario hasta Agosto del año 2010 que por motivo de su retirada laboral cierra sus puertas definitivamente.

A la venta de la calle La Hoya me mandaba mi padre Juan Álvarez Díaz a comprar zarpas de cristal y de barro para deposito del vino en la mesa, también adquiría en esa misma venta los porrones de barro para el depósito de las cristalinas aguas de aquella época…

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

viernes, 14 de mayo de 2021

“FRANCISCO GÓMEZ PÉREZ, HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD

El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (2014) estas notas que tituló; “FRANCISCO GÓMEZ PÉREZ, HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD”: “… El oficial jefe del Cuerpo de la Policía Local, Francisco Gómez Pérez, fue distinguido hace pocas semanas con el título de Hijo Predilecto de la ciudad, según acuerdo adoptado por la corporación municipal tras una iniciativa de la alcaldía.

El acto de imposición del título tuvo lugar en el salón noble de las casas consistoriales portuenses. El alcalde, Marcos Brito Gutiérrez, cedió la presidencia al titular del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero Baute. Entre los asistentes, el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), José Ramón Navarro.

Le correspondió a Salvador García Llanos, periodista y escritor,  la glosa de la personalidad del homenajeado. Leyó el siguiente texto, muy aplaudido: El poeta argentino Carlos Heitz, natural de Mendoza, escribió: “Cuando patrulles la ciudad y sientas que es tu misión sagrada custodiarla. Cuando el eco de tus pasos en la noche lleven tranquilidad y den confianza. Y representes la paz en cada esquina, bajo el sereno control de tu mirada. Cuando el frío y el sol muerdan tu carne, sin que se mueva un músculo en tu cara. Cuando el miedo penetre en tus entrañas y encuentres allí un altar de fe cristiana. Cuando tengas la humildad de los valientes para ordenar hacer lo que más cueste y los hombres te sigan por ti mismo aunque vayas incluso hacia la muerte. Cuando impongas respeto y disciplina, con tu sola presencia ante quien sea. Cuando nadie juzgue nunca tu conducta, porque no das lugar para que puedan; y el código de honor que guíe tus actos marque el norte vital de tu existencia. Cuando en cada amanecer mires el cielo agradeciendo a Dios poder decir “presente”. Cuando la lista de muertos día a día signifique para ti deudas pendientes, y en el llanto de huérfanos y viudas encuentres para luchar un aliciente. Cuando el surco caliente de una bala rompa el espejo negro del silencio. Cuando florezca un clavel ensangrentado en el pecho de tu compañero y eleves al Señor una plegaria sin rencor, ni queja ni lamento. Cuando debas tirar y tu disparo sea sin odio y a la vez certero. Cuando aceptes morir solo en la calle, teniendo como mortaja el firmamento, y aspires a formar junto a los otros que hacen guardia junto a los luceros. Cuando seas imparcial contigo mismo, sin creerte poseedor de las verdades, Cuando puedas reprimir impulsos propios y logres irradiar, sin falsas poses, esa hombría de bien con que se nace. Cuando estés penetrado totalmente, de tu hermosa misión en esta tierra, Cuando no te encandilen los honores ni el poder se te suba a la cabeza; y el dinero no pueda doblegarte ni ponerle precio a tu decencia. Cuando eso consigas con tu esfuerzo, recién entonces habrá llegado el día en que puedas decir al Universo: Por gracia, a Dios, SOY POLICÍA.”

Es un hermoso poema, titulado “Señor de ti mismo”, que sirve para dimensionar la personalidad de quien hoy va a recibir la distinción pública por antonomasia: portuense predilecto, por méritos, cualidades y circunstancias.

El autor exalta las virtudes de quien asume, en la historia de la sociedad misma, un papel determinante en la convivencia, en la protección de las libertades y en la seguridad tanto individual como colectiva.

En esos versos retratamos a Francisco Gómez Pérez, el más joven de cinco hermanos que tuvo enla abuela Hortensia la excelente cuidadora de sus pasos, desde La Vera, el vínculo portuense de cada fin de semana, de cada festivo, de cada verano; la evasión o la alternativa a los largos cursos del colegio San Ildefonso y a la residencia en la capital.

En esos tránsitos, que incluyen el universitario lagunero, se fraguó la vocación policial. Parecía que podría la militar, que para eso estaba el coronel artillero Miguel, pero no acababa de gustar y la licenciatura en Derecho daba como mucho más juego, tal fue así que, bajo la diestra batuta de Juan del Castillo León, opositó a la Jefatura del Cuerpo de la Policía Local, a la que accede en junio de 1982, siendo alcalde el recordado Francisco Afonso Carrillo. Nuestro Hijo Predilecto rememorará que aquella noche, un aprendiz de periodista al que hoy  ha obsequiado la oportunidad de ser el introductor de sus honores, le tomaba sus primeras declaraciones como nuevo ‘Jefe’.

Paco es, pues, un policía de la democracia que puede presumir de lealtad al haber servido a cinco alcaldes portuenses. Lo ha hecho, además, como debía, esto es, cumpliendo, razonando, tolerando, instruyendo, ideando, buscando soluciones, sugiriendo medidas, extremando precauciones y hasta discrepando, como siempre ha hecho, de forma respetuosa.

Que nos perdonen los puristas por esta concatenación de gerundios pero en ella se sustancia buena parte del ejercicio profesional de quien ha acreditado ser un probo servidor público, un policía que ha querido trabajar siempre con eficacia y sin alharacas, con rigor y sin negligencias, con un estricto sentido del cumplimiento del deber y una actitud consecuente con el carácter jerárquico de la organización y el método de funcionamiento.

No ha sido Gómez Pérez un policía rutinario al que el mecanismo anulara capacidad de acción o iniciativa. Al contrario, su preocupación por la formación de los integrantes del cuerpo, por la especialización, por la coordinación efectiva con otros organismos policiales, por la cooperación con la Administración de justicia y por la restructuración de las policías locales; así como su sólida formación técnico-jurídica, han hecho que su criterio sea tenido en cuenta en foros e instancias donde le fue pedido.

Un policía de la democracia empeñado en que quienes escogieron tal profesión sean cercanos, estén pegados a las necesidades o las demandas del pueblo, compartan sus afanes, les auxilie, les informe y les prevenga, les haga sentir a los ciudadanos seguros y sujetos activos del Estado de derecho.

Ese policía atesora razones para ser nombrado Hijo Predilecto de la ciudad, título que podrá parecer exagerado o excesivo (y no es malo que haya aristas o visiones discutibles) pero que es completamente ajustado cuando se repasa su trayectoria profesional, su dedicación y los servicios prestados. No sólo son las decisiones que ha tenido que adoptar en el desempeño de sus funciones. También están los riesgos físicos asumidos en sucesos. Y la atención dedicada a vecinos de toda condición social. Y el esmero para que el visitante, de cualquier nacionalidad, se llevara la mejor impresión. Y el propósito de que el cuerpo que dirige ofrezca en cada actuación su mejor y más eficaz versión. Y la solícita colaboración con el estamento militar y el poder judicial. Y el comportamiento atento, solidario y diligente del funcionario.

Si a todo ello se suma su condición de esposo y padre ejemplar, de portuense comprometido de verdad con los valores y la proyección de la ciudad, con su idiosincrasia, la decisión corporativa se justifica por sí sola.

Si el Reglamento de Honores y Distinciones habla de méritos, cualidades y circunstancias, podemos decir que en el ejercicio de sus funciones y responsabilidades, el Hijo Predilecto ha contrastado su pericia, su celo y su solvencia.

Se nota hasta en esos testimonios que brotan espontáneamente del ciudadano sabio. Rescatemos uno, con permiso del homenajeado, que es indicativo de cuanto decimos. El 18 de abril de 2007, seis días antes de cumplir 99 años, el ciudadano Rafael Abreu González, a quien tanto apreciaba, le dedicó el poema titulado “¿Quién es él?”. Dice:

“Es un joven funcionario; su oficina, en el Penitente. Atiende y aconseja a la gente pero no cobra ‘honorarios’.

Seguro que es progresista, correctamente educado, positivamente ilustrado: fotografiando, un artista.

Joven e inteligente, amigo de los amigos, no se le conocen enemigos: los tiene, seguramente.

No tiene ningún estrés. Dirige a la policía, trabajando día a día, ¿adivíname quién es?”.

Así, esmerándose día a día, incluso en circunstancias adversas de salud, luchando contra la incomprensión y los imponderables, contra la limitación de recursos, Francisco Gómez Pérez, Hijo Predilecto del Puerto de la Cruz –para que nos vayamos familiarizando-, se ha granjeado el respeto y el afecto de agentes sociales, funcionarios e integrantes del Cuerpo de Policía Local que dirige y que está considerado como de los más destacados de Canarias.

Reciba, junto a Ana, su esposa; sus hijos, Francisco, Salvador, Felipe y Ana Georgina; sus hermanos Salvador, Luis, Miguel Ángel, Carlos, y demás familiares, nuestra sincera felicitación que seguro es la de muchos portuenses y a la que él corresponderá con creces.

Como lo hizo en su día el poeta cubano Nicolás Guillén, quien llevara a España en cuatro angustias y una esperanza, autor de un poema de profundo sentido simbólico que eleva la dignidad de la función policial a la que Paco, en la escala local, ha dedicado tantos empeños. Que la esperanza, por cierto, siga siendo una constante. Estos son los versos y con ello concluimos:

“La policía (paso de alfombra y ojo de gato) mira en la sombra. Vigila el gato. Pasa una sombra. La Policía se hunde en la alfombra. ¡La policía! ¡Alzad la alfombra! ¡Matad el gato que está en la sombra!”…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFSOR MERCANTIL

 

jueves, 13 de mayo de 2021

EXCURSIÓN DE COLEGIALES A LOS CRISTIANOS, ESCALA EN EL PICO TEIDE…


Primera fotografía; Oscar González, Paco Hernández Álvarez, Esteban González Díaz y Domingo Cedres Yanes.

Segunda fotografía; Esteban González Díaz, Domingo Cedres Yanes y Paco Hernández Álvarez.

 

El amigo desde la infancia y compañero de pupitre en el Colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava, natural de la Cruz Santa (Los Realejos): DOMINGO CEDRES YANES remitió entonces (12/05/2021) estas fotografías referente a una; “EXCURSIÓN DE COLEGIALES A LOS CRISTIANOS, ESCALA EN EL PICO TEIDE…”.

En el verano del año 1963, aún infantiles con 12 y 13 años un grupo colegial del Colegio de San Isidro de la Villa de la Orotava, realizaron una excursión de subir al Pico del Teide desde la Villa de la Orotava, pernoctar una noche junto al ya desaparecido cuartel de la Guardia Civil de las Cañadas...

De allí a los Cristianos, a dedo, y andando, donde montaron la caseta de campaña y permanecieron una semana...

Los Cristianos apenas tenía turismo. Con esa edad ya se sentían libres. Años después eran asiduos de discotecas, manifestaciones, por lo que le tocó vivir y convivir esa maravillosa época de los sesenta del siglo XX, de la cual fueron testigos...

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

lunes, 10 de mayo de 2021

HASTA SIEMPRE PROFESOR.


 

Tarde de mayo, en plena pandemia, mi amigo de la Villa Francisco Delgado de Taoro, me comunica la triste noticia del fallecimiento de su tío, que fue mi profesor de filosofía en sexto de bachillerato en el Colegio de San Isidro y compañero de docencia en el instituto.

José Manuel de Taoro Martín catedrático de enseñanzas medias. Nació en La Perdoma antiguo Pago de Higa Villa de La Orotava en el año 1939.  Y falleció en la misma Villa de La Orotava, el 10 de mayo del 2021, a los 82 años de edad.

Cursa los estudios primarios en su barrio (1945-1950) y los de bachillerato en La Orotava en los colegios; Farraís y Santo Tomas de Aquino (1950-1957).

Se licencia en Lenguas Románicas en la Uni­versidad de La Laguna (1957-1962), en la que fue Profesor Ayudante de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana con el Doctor Varela Iglesias.

De 1963 a 1974 fue Profesor del Colegio San Isidro y Colegio "La Milagrosa", en La Villa de La Orotava; de la "Academia de Tacoronte"; del Instituto Laboral e Instituto Técnico y de la Escuela de Turismo, ambos del Puerto de la Cruz.

En 1974 saca en Madrid las Oposiciones a Agregados Numerarios de Geografía e Historia y ocupa esa plaza, sucesivamente, en los institutos de Icod de los Vinos, La Orotava y Puerto de la Cruz, En 1984 accede a la Cátedra de Geografía e Historia en el Instituto De Icod de los Vinos, donde permanecerá hasta su jubilación LOGSE en el año 2000.

En su largo periodo de vida docente, desempeñó diversos cargos, tanto en los centros secundarios donde enseñó como en la universidad lagunera.

Ha sido conferen­ciante en diversos centros de Tenerife, ha intervenido en tertulias radiofónicas y televi­sivas y ha publicado numerosos trabajos en la prensa, entre los que caben destacar: "D. Miguel de Unamuno contra D. Juan Tenorio"; "La casa rural típica canaria"; "El pre descubrimiento de América"; "Similitudes de la conquista y colonización de América con la de Canarias"....

En el año 2004 editó un libro titulado "Un esqueleto en la viña, Cuentos y relatos canarios", con el patrocinio del Cabildo de Tenerife, la Vice consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias y el Excmo.  Ayuntamiento de La Orotava.

Su última obra «MISCELÁNEA FESTIVA» se compone de ocho partes distintas e independientes. He aquí resumidas las claves de cada una. Anecdotario; Algunas de estas historias le ocurrieron personalmente, el resto las conocía o se las contaron. A lo largo del 2006 fue vistiéndolas con el ropaje literario para que salieran al camino honestamente vestidas. Son relatos donde priman las ocurrencias y bromas de ciertos personajes populares (y de algunos más serios).

Humor rimado; en esto ha tenido de siempre cierta habilidad para hacer versos. Los trabajos seleccionados los procreó entre 1989 y 2005. Son chistes que oía o leía y que luego versificaba para matar el tiempo (antes de que el tiempo me pudiera matar a mí). Cuentos breves; En el año 2004 publicó una colección de narraciones cortas titulada «Un esqueleto en la viña». Fueron ficciones breves y de sabor canario que tenían en común un fondo real, el humor y un final sorpresivo. Los «Cuentos breves» de ahora, escritos entre el 2000 y el 2004, son más fan­tasiosos, con menos humor y redactados en un lenguaje más académico; pero sigue manteniendo un cierto suspense. Textos jocosos; Trabajos pergeñados en el verano de 2005. Algunos son cosas que ha leído y que luego, co­giendo las ideas centrales, las fue recreado con un sentido nuevo, cambiando escenarios, perso­najes, situaciones, lenguaje..., como es el caso de «Diario de un canarión en Huesca» «Vera­neo». Otros textos narran hechos que le sucedieron, por ejemplo el chat de «El joven que de­seaba mejorar su coche», mientras que "Patochadas en los juicios" fue el resultado de peque­ñas anécdotas contadas por ex alumnos que hoy son profesionales del Derecho. El escrito titulado «Durante una operación quirúrgica» es una colección de frases humorístico-aterrorizadoras si un enfermo las oyera mientras lo operan. Las frases vulgares y las palabrotas sólo son recursos que no podía obviar si quería reflejar con realismo cierta tipología humana. Chispazos: O "Arrancadas", como las bautiza el amigo Jesús Manuel. Breves exposiciones en clave de humor en las que intenta presentar sucesos y situaciones fingidas, con finales más o menos imprevistos. Fueron redactados entre los años ochenta y el 2006. Algunos "chispazos" son ajenos en la idea. Diccionario chusco; Las definiciones cómicas siempre le gustaron. Inventó muchas para sorprender con ellas a compañeros de profesión, amigos y familiares. Debo decir que algunas de esas disquicisiones no son de mi cosecha, sino oídas en bocas ajenas y luego transformadas o interpretadas a mi modo. Paremiología: Los refranes pueden ser tomados al pie de la letra como lo que son, razonamiento más o menos serios surgidos de la sapiencia o experiencia popular. Yo aquí los descompongo y me los tomo a cachondeo, aunque sin perder del todo el punto de reflexión que encierran. Fantasmagorías; Son fabulaciones de brujas, vampiros y espectros, nada del otro mundo. Ni siquiera aquí pierdo la vis cómica que suelen tener sus escritos.

El Prólogo fue escrito por Jesús Manuel Hernández García, periodista, profesor y amigo. La portada es obra de Cristóbal Garrido Leal, ex alumno, artista, profesor y también amigo. De los dibujos del in­terior José Manuel de Taoro Martín tiene el mismo la culpa, la mayoría originales, el resto son cliparts o composiciones basadas en ellos.

José Manuel de Taoro Martín un extraordinario profesor, excelente orador y comunicador, una gran persona, sencilla, humilde,  amable y fraternal.

Además de magnifico esposo, padre y abuelo. Su presencia en el espacio, en las aulas, era de un bello humor, que te hacía vivir, y que te daba mucha fe en la vida.

José Manuel, profesor, compañero, espero que en el paraíso eterno, en la nueva vida filosófica, descanse de todo corazón, se te merece.

Un abrazos profesor y hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

viernes, 7 de mayo de 2021

SERIAS O SONRIENTES, IGUAL DA

El amigo del Puerto de la Cruz ex alcalde de la ciudad; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (08/05/2021) estas notas que tituló: “SERIAS O SONRIENTES, IGUAL DA”: “…Bellas, bonitas, naturales, atractivas, dignísimas de primeros planos, sonrientes o serias, qué más da, si los valores confluyen en perfiles estéticos que despiertan admiración.

Zoilo López Bonilla, Zoilo Lobo, las conservó así, en el siempre sugerente blanco y negro de toda la vida y ahora nos las devuelve sin mácula, tal cuales, luciendo en carnavales, en romerías, en correrías de juventud o madurando, con esos gestos que el tiempo no borró y con las miradas a cámara para exaltar la sorpresa, la templanza y hasta la lozanía tan característica de una fase existencial.

Zoilo ha vuelto a casa, al Instituto, con parte de un nutrido archivo, conservado hace varias décadas y para alumbrar ahora sin nostalgia no que cualquier tiempo pasado fue mejor sino que nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas, parafraseando a Neruda, pero conservamos –dirían ellas- encantos y hemos recorrido la vida con sus experiencias, con sus adversidades, con sus momentos gratificantes, en casi todos los casos con retoños que florecieron y les dimos la calidez materna, acaso un don inigualable en esa densa trayectoria.

El autor, licenciado en en Historia del Arte, nos ha traído, en su viaje anual desde Catalunya, Féminas, un canto a la lindura y a la sutileza, más de treinta revelados con los que, de alguna manera, nunca se alejó del Puerto, de aquellos ambientes que vivió desde una óptica privilegiada. Tiempos de esplendor y de garbo. También de donaire. Y de ocurrencias. Aquí están las pruebas.

Las captó con sentido de la oportunidad, las plasmó con el esmero que descubrió con el paso de los años. Porque en aquel momento pudo ser un disparo, una visualización fugaz. Pero ahora son la prueba de que el trabajo fotográfico tiene una recompensa a posteriori, sobre todo sentimental, que ha de ser valorada en su justa medida para contrastar, entre otras cosas, hábitos, modos y costumbres, para descubrir los reflejos de una época en la que vivimos/vivieron con las ilusiones propias de la pubertad o de la adolescencia.

Sabido es que atravesamos una época en la que se profundiza una crisis de la civilización, lo cual implica, en alta medida, la caída y la pluralización de los semblantes. Se constatan cambios en las concepciones, modos de ser, en los goces y las identificaciones sexuales, en los semblantes del ser mujer y del ser hombre, cambios en los modelos de familia y en las relaciones que establecen las mujeres.

Por eso, Féminas es una colección, esencialmente el retrato de una época, pero válida para acercarnos al feminismo que explica qué es una mujer, por un lado a partir de un discurso esencialista que plantea una diferencia sustancial con el hombre; y por otro, desde el concepto género que sustenta los comportamientos y los papeles de hombres y mujeres, la feminidad y la masculinidad, como producto de determinaciones socioculturales e históricas que, actualmente, se están transformando.

Zoilo nos debía esta serie después de que el año pasado rescatara a portuenses y personajes populares de toda condición que se divirtieron, trabajaron y ambientaron un Puerto único, sin exageración. Entonces no había mujeres y seguro que más de una lo reprobó. Aquí salda su deuda, nos devuelve a la ciudad bulliciosa y laboriosa. Pero, sobre todo, a las mujeres bellas, bonitas, naturales, atractivas y dignísimas de primeros planos, los que el fotógrafo busca y atrapa a veces sin querer pero a veces también con un resultado óptimo.

Creemos que es el caso de Féminas. El primer plano es aquel que en un retrato va desde la frente de la persona hasta la barbilla, aproximadamente. Cuando se amplía, cobramos cierto grado de intimidad y realismo, con el gesto o el rictus exacto, ya que estaremos muy próximos a la mirada de nuestro retratado, y eso nos hace ganar en cercanía.

Si se fijan, gana la expresividad. Si un rostro termina siendo protagonista total de la foto, el plano tendrá sus puntos clave. La emoción que se exprese, ya sea de sorpresa, miedo, felicidad, duda, amor, enfado, ira o tristeza, eso es lo que se va a resaltar. Si nos acercamos a la persona y fijamos el objetivo, se adivinará, como primera consecuencia, la tensión, lo lúdico y hasta el dramatismo.

Lo cierto es que del archivo de Zoilo Lobo, emergieron las Féminas de su inspiración, cámara en ristre. Hoy nos refresca su mirada, su sonrisa, sus tics, esas emociones que parecían perdidas pero que estaban ahí, como suele decirse, para la posteridad. Todas se alegrarán de verse.

Y como en aquella canción de Barbra Streisand, The way we were (Tal como éramos, en español), contemplamos “Imágenes dispersas/ de las sonrisas que dejamos atrás,/ sonrisas que nos dimos el uno al otro,/ por la forma en que estábamos./ ¿Puede ser que todo fuera tan simple entonces?/ ¿O el tiempo ha vuelto a escribir cada línea?”.

Como que Zoilo tiene la respuesta…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL