miércoles, 19 de junio de 2024

LLANTO POR MELECIO

El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (20/06/2024), estas notas que tituló; “LLANTO POR MELECIO”: “…“Al final lloraremos por la pérdida de valores patrimoniales”, titulaba uno de sus trabajos de hace diez años Melecio Hernández Pérez, investigador y estudioso del Puerto de la Cruz, fallecido ayer, quien siempre estuvo atento a sus antecedentes históricos, algunos de los cuales hemos conocido precisamente gracias a su labor. Por lo tanto, no es sobrevenida esa querencia de Melecio por hechos tan controvertidos como es el derribo del muro de san Telmo, un ejemplo de la destrucción del patrimonio social, histórico y arquitectónico de la ciudad. Melecio escribió desde su sensibilidad comprometida y del conocimiento que le reporta haber vivido en las inmediaciones de ese rincón de la geografía urbana, de haber indagado en los testimonios que le han dado vida y de haber participado activamente en la defensa de aquellos valores que constituyen la personalidad urbanística misma de una ciudad.

            A fin de cuentas, Melecio Hernández Pérez hizo lo que cualquier portuense debería cuando aquellos lugares de la infancia o juventud, de las andanzas y del disfrute común, de la confortabilidad modesta y accesible a todas las clases sociales, se ven amenazados por la mano destructiva o especuladora, capaz de aniquilar todos esos valores que los portuenses han ido haciendo suyos. No solo es haber convivido con ellos sino haberse identificado, incluso ‘transgeneracionalmente’. Y como tampoco se puede poner en cuestión su progresismo, su respaldo a los avances sociales, su respeto y tolerancia con las concepciones modernistas del urbanismo y de las infraestructuras, resulta que sus opiniones, sencillamente, siempre fueron bien consideradas.

            Las expresaba en sus colaboraciones habituales en el diario El Día y en algunos libros que publicó siempre con gran entusiasmo y con probado cariño a su pueblo, en los que recogió un rico anecdotario de hechos y personajes. Con Melecio practicamos ‘autostop’ por primera vez, cuando nos trasladábamos al colegio San Agustín, de Los Realejos, y él acudía puntualmente a su trabajo en aquella localidad. Luego, muchos años después, fuimos sus clientes en una pequeña librería que instaló en la avenida Marqués Villanueva del Prado, popular carretera del Botánico. Lector empedernido, fiel en todo momento a su espíritu crítico, estuvo siempre atento a las inquietudes y manifestaciones culturales y artísticas que tenían por marco algún escenario de la ciudad, generalmente para congratularse de los exitosos resultados.

            Junto a Nicolás González Lemus escribió ‘El turismo en la historia del Puerto de la Cruz a través de sus protagonistas”, libro que, prologado por Isidoro Sánchez García, publicó en 2010, un excelente compendio para entender los orígenes y el alcance del hecho turístico que fortaleció la indeclinable vocación cosmopolita de la ciudad.

            En noviembre de 2015 le acompañamos en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), cuando la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias le distinguió con el título de ‘Memorialista’ que viene a ser, según el diccionario, aquella persona que por oficio escribe memoriales o cualesquiera otros documentos que se le pidan. Se trataba aquella decisión de un justo reconocimiento a un quehacer sensible y constante, indisolublemente ligado a la preocupación por los valores autóctonos que Hernández Pérez había sabido defender, sin estridencias y con certeza, en su infatigable dedicación a la lectura, en sus observaciones minuciosas y en sus investigaciones al servicio de la comunidad, plasmadas en artículos y libros que plasman, como hemos dicho, ya el rico y sin igual anecdotario portuense ya los orígenes, las etapas y los episodios sobresalientes de la historia del turismo en la ciudad natal, Puerto de la Cruz. Su ejercicio memorístico bien valía aquel reconocimiento de los cronistas oficiales canarios que saben de su compromiso y desempeño hasta encontrar en él una fuente fiable y autorizada, sobre todo, para mantener viva la memoria colectiva. Si todos somos depositarios de lo que ha pasado, alguno, como Melecio, tiene el privilegio de saber testimoniar.

          Él lo había advertido en aquel trabajo que lamentaba la desaparición de la configuración urbana de San Telmo, uno de los rincones portuenses más apreciados por gentes de toda condición y de varias generaciones: “Al final lloraremos por la pérdida de valores patrimoniales”. Cuanta verdad.

            Y hoy lloramos su pérdida porque, en cierto modo, él era integrante del patrimonio social portuense…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

MELECIO

El amigo José Peraza me remite a través de su muro en el Facebook, la triste noticia del fallecimiento del amigo portuense MELECIO HERNÁNDEZ PÉREZ.

Nació en el Puerto de la Cruz en Diciembre del año 1933 y falleció en su ciudad natal el 19 de junio de 2024 a los 90 años de edad.

Melecio fue un portuense ilustrado, nato investigador, Memorialista, acérrimo historiador del turismo portuense. En este espacio turístico publicó conjuntamente con mi paisano y convecino villero Nicolás González Lemus su magna y extraordinaria obra que tituló “EL TURISMO EN LA HISTORIA DEL PUERTO DE LA CRUZ”.

Recibe la mejor educación que se pueda tener después de la Guerra Civil, pues entre sus maestros más destacados figuran María Pérez Trujillo, José Curbelo y Luis Gálvez, entre otros, y sobre todo el profesor Inocencio Sosa Hernández, amigo de su padre, y que tendría una gran influencia sobre su formación profesional y su amor por los libros y la poesía.

Melecio desde su infancia fue un enamorado del libro y de la lectura, a pesar que la biblioteca de su padre se vio mermada  por la confiscación de libros por parte del régimen franquista. Él se la ingenia de buscar libros, muchos que compra en la librería de don Vicente Cartaya del Puerto de la Cruz y así potenciar su afición por la lectura. La situación económica familiar le impide acometer estudios universitarios; no obstante, se prepara concienzudamente para la ciencia contable, no sólo con distintos profesores sino también con su padre, tenedor de libros.

En el mundo profesional trabajó como contable y viajante en varias firmas comerciales; Elder Dempster Limited de Tenerife, o la empresa Antonio Topham, del Puerto de la Cruz. Finalmente es contratado como gestor empresarial por una empresa de Los Barros, en Los Realejos, regentada por Nicolás Hernández Siverio,

En 1986, Melecio abre su propia librería, en la casa de sus padres del Botánico, en el Puerto de la Cruz, lo cual supone la culminación a una vida llena de interés por los de libros. Se jubila en 1999 y cierra la librería, no así su vida de escritor.

En el año 1966 contrae matrimonio en la Peña Francia del Puerto de la Cruz con la dama portuense; María Luisa Castro García, del matrimonio nacen dos hijos, Melecio y Mavi Hernández Castro.

Toda una vida con la estilográfica, archivos, documentos y demás, hace de su Puerto de la Cruz, como principal mentor de escribirle crónicas innumerables e irrepetibles.

Su pluma aparece sucesivamente en los periódicos y revistas como “Aguere”, “El Día”, “La Tarde”, “La Voz de La Isla”, “La Voz de la Ciudad”..., aunque, sus primeros escritos proceden de temas deportivos en la publicación “Aire Libre” y en otras, firmando con su nombre propio y distintos seudónimos. Su mayor número de publicaciones se suceden en “El Día”, y particularmente en su suplemento La Prensa.

El amigo Javier Lima Estévez nos cuenta: “…El día 10 de noviembre de 2015 marcó un nuevo hito en la historia del Puerto de la Cruz. En el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), se desarrolló un emotivo homenaje a la figura del investigador portuense Melecio Hernández Pérez ante un espacio que registró un lleno absoluto. Hasta allí se trasladaron diversos familiares, amigos, conocidos y toda una serie de miembros del ámbito de la cultura y política que no dudaron en asistir al acto de reconocimiento y entrega de la distinción de “Memorialista” a uno de los ciudadanos portuenses más ilustres…”

Entre sus obras bibliográficas destacamos: Anecdotario del Puerto de la Cruz (1991); Alrededor del Charco (1995); El Puerto de la Cruz, de ciudad portuaria a turística (2005) en colaboración con Isidoro Sánchez García y Nicolás González Lemus y El turismo en la historia del Puerto de la Cruz a través de sus protagonistas (2010) junto a Nicolás González Lemus.

Decir que en mi blog personal y altruista “Efemérides”, tengo numerosos escritos suyos, que le compaginé, así como escritos de Javier Lima Estévez, Salvador García Llanos, y José Melchor Hernández Castilla.

A titulo anecdótico, un día me llamó que se le había roto su ordenador y se le habían borrado todos sus archivos periodísticos y de más, me pidió si se lo podía mandar, los que yo guardaba en mis archivos. Enseguida me puse a recopilarlo, y se los envié inmediatamente. La alegría del amigo Melecio fue total, por lo que me agradeció mis buenas disposiciones.

Melecio para mi fue en este mundo un señor intelectual, dotado con grandes capacidades humanas, solidarias. Con una comunicación impresionante, que daba satisfacción su lectura y su tertulia de amigo.

Una maravilla de persona muy elegante, con una bondad y un don extraordinario.

Querido amigo “MELECIO” decirte que descanse merecidamente en paz en ese territorio colmado de fe y misericordia.

No olvide lo que siempre fue tu pasión; los libros, la lectura, la poesía, la contabilidad y el futbol, sigue ejerciéndolo se te merece.

Un abrazo querido amigo hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

sábado, 15 de junio de 2024

JOSÉ

Retrato de mi colección particular tomado de mi cámara.

 

Otra triste noticia que me remite mi amigo de la Villa de la Orotava Francisco Delgado Taoro, el fallecimiento de su pariente JOSÉ DELGADO ÁRBELO.

Nació en la Villa de La Orotava en Agosto de 1954 y falleció en la misma Villa el 14 de junio de 2024, a poco de cumplir 70 años.

Segundo hijo del matrimonio orotavense Antonio Delgado (ebanista – embarnizador) y Pino Árbelo (excelente modista de señora).

José estudió en la escuela pública la Alhóndiga de la calle Nueva (Villa Arriba – San Juan - Farrobo), en el colegio de San Isidro, en el Instituto de enseñanzas medias de Icod de Los Vinos y en la Escuela Normal de la Laguna donde se graduó en el magisterio.

Contrajo matrimonio con la dama orotavense Candelaria González Lima de cuya unión tuvieron dos hijos Raico y Elena Delgado González.

Compañero de docencia, ejerciendo el magisterio por oposición en distintos centros públicos, terminando su vida laboral en el CEIP Los Poyos de la Villa.

En el mundo de la cultura perteneció a una serie de sedes y colectivos ilustrados entre ellos; Asociación Juvenil Tauro, Agrupación Juvenil Teide, Asociación de vecinos “24 de junio” en donde colaboró con el rescate de las Fiestas de San Juan de la Villa Arriba “Farrobo”. Miembro del Cine Club Orotava, faceta en la que se destacó la lucha por la libertad en el anterior régimen franquista. Asociación de Padres y Madres de Alumnos del CEIP Ramón y Cajal e IES Villalba Hervás. Sociedad Cultural Liceo Taoro y finalmente formó parte del grupo cultural “GÁNICO”.

Decir que “José” fue compañero de docencia. Un muchacho comunicador, inteligente, luchador por la libertad, muy buena persona.

Últimamente formaba unas tertulias con sus amigos; Felipe Hernández Ruiz, Capel, Juan José, Gustavo del grupo los Sabandeños y demás. Sin lugar a dudas  formaron una asociación para el rescate y promoción del autónomo canario que denominaron “GÁNIGO”, y premiar a todos aquellos cantores solistas relacionados con el terruño.

Querido amigo “José” decirte que descanse merecidamente en paz en ese territorio colmado de fe y misericordia. Espero que te reencuentre con tu querida esposa Candelaria y con tus padres; Antonio y Pino.

No olvide lo que siempre fue tu pasión; tus padres y hermanos, tu señora, tus hijos y nietos, sigue siendo así se te merece.

Un abrazo querido amigo y compañero hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

miércoles, 12 de junio de 2024

CARMELO PÉREZ ABREU, HECHO A SÍ MISMO

Fotografías: Panorámica del Puerto de la Cruz de mi colección particular tomada de mi cámara, y personal compartida de la esquela del Diario de Avisos.

 

El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (12/06/2024), estas notas que tituló; “CARMELO PÉREZ ABREU, HECHO A SÍ MISMO”: “…Falleció Carmelo Pérez Abreu, profesional del turismo, un hombre hecho a sí mismo que pasó por todos los grados de hostelería hasta ejercer altas responsabilidades empresariales en la cadena (grupo) Sol, una de las más importantes del país con sólida implantación en Canarias.

Carmelo tuvo siempre un peculiar sentido del cumplimiento del deber desde los tiempos en que se inició como botones de hotel, allá en el Puerto de la Cruz de los años sesenta del pasado siglo. Fue aprendiendo, sin alharacas, con pragmatismo, conoció el funcionamiento de los distintos departamentos que terminó coordinando y dirigiendo con suma maestría hasta llegar a la dirección, la que ejerció con mucha solvencia.  Carmelo era de los que se sabía todo en el universo hotelero y empresarial.

Su rica experiencia granjeó la confianza de uno de los más poderosos empresarios turísticos del país, Gabriel Escarrer, quien no dudó en encomendarle misiones que tenían mucho que ver con la adquisición y transmisión de propiedades inmobiliarias así como con las inversiones.

En ese capital acumulado de experiencia profesional, Pérez Abreu siempre conservó un bagaje especial: dotado como pocos para la negociación, estaba presente de forma activa en cualquier proceso, ya fuera un convenio laboral ya se tratara de precios de habitaciones ante la siguiente temporada turística o de una reserva masiva para determinado evento. Su visión le hizo ganar confianza y destreza, de modo que las comisiones o equipos negociadores de los que formó parte siempre tuvieron un referente solvente, capaz de atemperar los ánimos cuando las cosas se complicaban. Los turoperadores encontraron siempre un  aliado, una persona dispuesta a encontrar soluciones.

Hasta en Baleares conocieron de sus buenos oficios. Aquí, en nuestras islas, se desenvolvía con facilidad asombrosa. En el ámbito de la dirección empresarial siempre se valoró su capacidad de gestión, apta para plasmar sus criterios en proyectos e iniciativas. Pasaba temporadas en Fuerteventura y Lanzarote, también en Gran Canaria, La Gomera y La Palma. Allí visitaba e inspeccionaba los establecimientos de su cadena, siempre con una idea: que se supiera que estaba pero no se notara.

Tal es así que cuando llegó la jubilación, siguió traquinando, como si se resistiera a dejar de seguir promoviendo y gestionando. Quiso que le acompañáramos en algunas visitas y gestiones en distintos departamentos de la Administración. Ahí pudimos contrastar el sello de Carmelo, inconfundible, sereno y pausado ante un consejero, un alcalde y un dirigente técnico a los que hablaba con su estilo que,a veces, podía parecer poco ortodoxo, pero luego lo arreglaba no solo con su proverbial amabilidad sino con un déjame entrar muy persuasivo.

Pérez Abreu vivió desde dentro convocatorias de renombre internacional en el Puerto de la Cruz, su localidad natal, que contribuyó a proyectar, como la Muestra Internacional de la Canción del Atlántico o el Festival Internacional de Cine Ecológico y de la Naturaleza. Amigo respetuoso de César Manrique, de Pepe Segura, de Lorenzo Olarte y de Jerónimo Saavedra, lo fue también de Paco Afonso y Félix Real a los que resolvió papeletas de alojamiento en visitas de ‘vips’ o cuando se daban situaciones reales de ‘overbooking’.

Carmelo hizo sobre el terreno, en aviones y múltiples hoteles, la otra carrera turística, la que se aprende en foros con personas de toda condición, la que se contrasta en gestiones de todo tipo, hechas allí en promociones y ferias cuyas interioridades conocía tan bien, siempre huyendo de protagonismos.

Así era, sencillo y pragmático. Inolvidable…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL
 

martes, 11 de junio de 2024

FUERZA DE VOLCÁN, DULZURA DE CHOCOLATE


 

Fotografía de mi colección particular tomada de mi cámara.

 

El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (11/06/2024), estas notas que tituló; “FUERZA DE VOLCÁN, DULZURA DE CHOCOLATE”: “…La artista Manón Ramos recibió a título póstumo el Gánigo de Honor que concede la asociación cultural del mismo nombre. Fue su hijo, Enrique Sáenz, quien recogió la distinción en medio del afecto y el respeto de simpatizantes y amigos que se congregaron el pasado sábado en el parque etnográfico Pinolere (La Orotava).

El testimonio de Sáenz sustanció la glosa que leímos durante el acto. Dijimos:

“Manón Ramos nació en un París bullicioso e inquieto artísticamente, fruto del vínculo entre el escultor canario Manuel Ramos y la suiza Marlys Haessig, aunque la fecha que figura en su carnet de identidad sitúa su origen en Las Palmas de Gran Canaria el 18 de agosto de 1927.

A caballo entre dos mundos casi opuestos, su madre, suiza, de personalidad arrolladora, muy adelantada a su época; su padre canario, escultor de carácter apacible y tranquilo, con esa dosis de bohemio que tienen los artistas, pero a la vez con los pies en el suelo, ofrecieron a su hija la posibilidad de acceder a un mundo de creatividad, arte y formación, en una época donde las mujeres no disfrutaban ni del reconocimiento ni del apoyo.

Esta mezcolanza conformó una persona con la fuerza de un volcán y la dulzura del chocolate suizo, llamada Manon. La familia no tardará en trasladarse a la isla de Gran Canaria, donde su padre ejercerá una labor más silenciosa como artista, dedicándose también a la formación de jóvenes aprendices, entre ellos Martín Chirino, que posteriormente trabajaría como ayudante suyo en su estudio de Chamartín en Madrid.

Desde que Manon tuvo consciencia, su ropa estuvo impregnada del olor a pintura, madera y barro.

Ciertamente, el olor del taller de su padre era su fragancia favorita. En este momento, su vida la pasará entre su barrio, Ciudad Jardín, el colegio Viera y Clavijo y el espacio de trabajo de su padre. Ya desde una edad temprana, a unos escasos diez años, apuntaba excelentes trazos de artista.

En el año 1945, su familia se traslada a Madrid.  Ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde su padre había estudiado veinticinco años antes. Allí conoce como compañeros a los que serán grandes amigos de su vida, como César Manrique, Paco Echauz, Alicia Iturrioz y Ricardo Macarrón, entre otros.

En 1950 cuando termina su carrera de Bellas Artes, fue becada para ir a Santillana del Mar, exponiendo sus obras en la Sala Proel de Santander, también fue seleccionada como una de las artistas canarias para participar en la Bienal Hispanoamericana de Arte celebrada en Madrid en 1951.

El destino quiso que en su camino se cruzara con un hombre llamado Enrique Sáenz, médico riojano, orotavense de corazón, quien se convertiría en su compañero de vida, padre de sus hijos y el mayor apoyo.

Trasladando su residencia de Madrid a La Orotava, Manon y Enrique formaron una familia. A partir de ahí dedica su vida al hogar y la familia. Sin embargo, su marido siempre la animó a pintar, enalteciendo sus capacidades y no dejando que su arte se esfumara.

Ya establecida en La Orotava, entre otras obras, realizó en el año 1957 los carteles de la Octava del Corpus y la Romería de San Isidro.

Participó, entre otras, en la Exposición 96 “Las Doce”, celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y en el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz en 1965.

Más recientemente, y gracias a la labor de la doctora en Historia del Arte, Yolanda Peralta, en la retrospectiva de la exposición ‘Las Doce’ y en “La otra mitad: Mujeres artistas en
Canarias”.

Manón Ramos, pintora prolífica y mujer alegadora, como se definía ella. Su interés plástico, se centró en retratos con colores vivos y sombras frías, así como bodegones con trazo inconfundible, Manon se retrataba tal y como ella se percibía, siempre bajo un sello de identidad propio, en el que sellaba su impronta artística.

Entre sus obras hay una donde ella plasmó un sueño. La puerta de su estudio abre directamente al mar de nubes, donde el majestuoso Teide sobresale como isla dibujada en el horizonte. Allí es donde estará ahora, paseando entre las nubes, dando pinceladas al cielo de
las islas que tanto amó, para decidir quedarse en ellas eternamente.

Para terminar, la dedicatoria de Manon escrita para una exposición en honor a su padre, es la mayor síntesis del vínculo inmortal que existía entre ambos artistas. Escribe:

“Envejeciendo en este muelle de la vida, esperaré el barco de la eternidad. Estarás allí, esperándome, con tu sonrisa pícara y entonces serás tú el que, cogiendo mi mano, me conduzca a ese mundo de fantasía donde los artistas tienen su alma y su Paz. Y como un milagro, volveré a ser tu niña.  Manón Ramos… Artista eterna."…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

lunes, 10 de junio de 2024

LA RECORDADA BANDA DE TAMBORES Y CORNETAS DE LA CRUZ ROJA DE LA VILLA DE LA OROTAVA (II)


El amigo de la Villa de La Orotava José Domingo González y González hermano de José Manuel González y González que fue jugador de baloncesto a mi orden en el juvenil CB Orotava de la cadena del CB. AA. AA. Salesianos actual CB San Isidro, me remitió entonces (10/06/2024) esta interesante fotografía referente a la BANDA DE TAMBORES Y CORNETAS DE LA CRUZ ROJA de la Villa de La Orotava en la década de los cuarenta (pos-guerra incivil) del siglo XX, en la que solo reconoce a su padre de pie en el centro.

Panorámica tomada frente al Mausoleo de la Quinta Roja en el entonces jardín Victoria actual del Marquesado de la Quinta Roja.

Recuerdo en mi infancia que esta banda hacía su presencia en la Semana Mayor de la Villa el miércoles Santo en la Procesión del Cristo de la Humildad y Paciencia y La Virgen de Los Dolores del templo de San Agustín del antiguo convento agustino de Nuestra Señora de Gracia.

El Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, que procesiona junto a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores (la misma que el Viernes de Dolores), desde la iglesia de San Agustín. El Cristo, anónimo del siglo XVII, fue donado al convento agustino por el regidor Nicolás Ventura de Valcárcel y Lugo y representa una iconografía muy típica en las islas, posiblemente de origen flamenco. La imagen esta atribuida tanto a Francisco Alonso de la Raya como a Blas García Ravelo. En su tiempo esta advocación hizo furor en la feligresía insular.

Recuerdo que la Banda de Tambores y cornetas de la Cruz Roja Local de La Orotava, asistía a la citada procesión, haciendo su presencia desfilando desde la antigua carretera “El Piche” trasera del Ayuntamiento hasta el templo de San Agustín. Detrás de la Banda desfilaba un grupo de Gastadores portando sus palos de las camillas de urgencias de la época.

Tanto fue así que con el tiempo se hicieron devoto del santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia.

Poseían un vestuario de gala excepcional tipo militar de aquella época, con cordones rojos guantes blancos y con la cruz roja en el centro de sus cascos. En la fotografía, usan el vestuario militar tradicional, solo se le ve la cruz roja en sus cintos.

Desconozco donde estaban ubicados en la época de esta fotografía, en mis tiempos infantiles ocupaban un inmueble que estaba al empezar la calle Tomas Pérez – Home por la derecha y tenía otro frente por la calle León – Tostones.

Participaban en las procesiones de la Semana Santa Villera; Miércoles Santo, Humildad y Paciencia. Jueves Santo, El Mandato y El Cristo de la Columna. Viernes Santo en la del mediodía de la Piedad de Estévez. Hasta en sus últimos años participaron también; en la del Viernes Santo por la mañana del Nazareno (el encuentro) y por la noche en el Santo Entierro.

El amigo de la Villa de La Orotava; DOMINGO HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ, remitió entonces (20/10/2014) estas notas: “…La escuadra de Gastadores que acompañaban al Señor de la Humildad y Paciencia (miércoles santo) la mandó durante muchos años el Cabo Primero de La Cruz Roja y miembro de los Bomberos Voluntarios de la época Manuel González Padilla (Conocido por Manuel el de la Torrita o el del Pencón).

Me cuenta mi familiar por parte de mi mujer el Teniente de Artillería Alfonso Castro Méndez que mi tío Manuel era un hombre con un estilo muy propio desfilando y que marcaba los giros como pocos ha visto él en su vida militar…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

martes, 4 de junio de 2024

PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LA INFRAOCTAVA DEL CORPUS CHRISTI, SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA. LA OROTAVA 2024

Fotografía compartida con la página digital del Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava.

 

EVA FARIÑA LÓPEZ, Jefa de Prensa y Comunicación del Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, remitió entonces (04/06/2024), EL PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LA INFRAOCTAVA DEL CORPUS CHRISTI, SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA. LA OROTAVA 2024, leído en el Salón de Pleno del Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa el martes 04 de Junio del 2024, por la amiga, Licenciada en Farmacia y presidenta de la Sociedad Cultural LICEO TAORO; CARMEN LEYES TRUJILLO: “…MI OROTAVA: SENTIMIENTOS, PASIONES Y VIVENCIAS.

SALUDOS

Mi estimado amigo Don Francisco Linares García, ilustrísimo señor alcalde de esta villa, me había convocado a tempranas horas —porque él es de madrugar— de un martes cualquiera, en su despacho, sin alusión a motivo alguno sobre la cita. Los duendes traviesos que habitan mi cabeza me hablaban de todo lo imaginable que podría requerir de mí, poca cosa, por otra parte, especulé incluso con la posibilidad de haber cometido, sin consciencia de ello, alguna falta que reprochar, pero nada me venía a la cabeza. Aunque suene a tópico, la sorpresa fue mayúscula, cuando me desveló el motivo de tan misteriosa reunión.

Ser Pregonera de unas fiestas es un honor que pocos alcanzan, serlo de las Fiestas Mayores de la Villa de la Orotava, es entrar en los anales de la historia de un acto que no tiene parangón, el simbolismo que engloba, la categoría de mis antecesores, la exclusividad, la elegancia, es casi como vivir un sueño. Vivencias, recuerdos, sentimientos, todo aflora en el momento de articular un discurso pregonero, digno de esta mágica noche.

Querido Francisco, muchas gracias por depositar en mí tu confianza para tan elevado menester, no imaginas la ilusión que sentí cuando caí de la nube y eljuicio me hizo entender, que no estaba soñando.

Principio mi pregón, recordando, a quien a lo largo de tantos años presentó y condujo este magno evento, Don Antonio Expósito Mesa. Estimado Antonio, mi más sincero reconocimiento a tu labor y entrega en tantos empeños que ocupaste a lo largo de tu vida, recibe, allí donde te encuentres, un fuerte abrazo.

LA LLEGADA

Confesaré, aunque no es un secreto, que no soy orotavense de cuna.Añadiré, que 54 años compartiendo vida y emociones, en este lugar tan lisonjeado del planeta, me han llevado a ser PROFUNDAMENTE VILLERA. Ya se dijo en mi presentación que nací en La Coruña un 21 de diciembre de 1963, de mi madre, Mª Carmen, chicharrera hasta la médula y de Manuel, mi padre gallego, con 16 meses me trajeron a vivir a Santa Cruz y con 6 años, por el matrimonio de mi madre con mi padre Jesús, a La Orotava, mi vínculo con esta Villa hasta ese tiempo era nulo.

Cuando con tan poca edad, hay cambios tan colosales en tu vida, la experiencia es inolvidable, no alcanzo a encontrar expresión para definir lo que se siente.

Llegué un septiembre de 1970, mi vida consciente hasta ese entonces, había transcurrido en un cuarto piso de la calle del Pilar de Santa cruz.

Mi clase de párvulos, el Parque García Sanabria y La Plaza del Príncipe eran mis desahogos infantiles, mis pocas primas y mi vecina María, mis grandes amigas.

Me recibió un torbellino de libertad, una libertad fraguada en la seguridad de unas inmensas plataneras en las que, como si hubiera nacido en ellas,en poco tiempo, dominé el arte de correr por las huertas, sin tropezar con las vergas que ataban los plantones al suelo, caminar por las atarjeas, trepar altos muros de piedras,  subir a los árboles, cazar lagartos, jugar a indios y vaqueros o al boliche, saltar en mi “cama elástica” particular, aquel montón de pinocha que iba disminuyendo su volumen, a medida que le cambiaban el colchón a las vacas.

Me recibió un colegio de las Hermanas, emblemático, majestuoso, ubicado casi a las afueras de la Villa, hoy inmerso en su mismo corazón, aquí comenzó mi rica vida social, amigas, aventuras, excursiones al Recodo o a la Montaña, juegos como el tejo, la soga o el elástico, el churro va o más tranquilos, las piedritas, las figuras con el hilo entre los dedos o los cromos.

Mi vida de libertad se esfumó, cuando cambiamos la finca de la calle del Agua, por el piso de la calle de la Iglesia, casi al tiempo, que la infancia daba paso a la adolescencia, donde, los amigos lo son casi todo, la calle es nuestra segunda casa, comenzamos a ser nosotros mismos, a tener claro lo que nos atrae y lo más importante, emprendemos el camino hacia nuestra propia vida.

Y es a partir de aquí, cuando se produce en mi la certeza de que este es mi lugar, es a partir de aquí, cuando todo se alinea para que esta icónica Villa, enclavada en uno de los valles más bonitos y fotografiados del mundo, me enseñe a vivir.

El célebre y sabio refrán de “no con quien naces, sino con quien paces” -extraído de La Lozana Andaluza de Francisco Delicado-, nos expresa que, en lo que se refiere a las costumbres, hacen más las compañías y el entorno, que el linaje y la crianza.

Yo he pasado mi vida en La Villa de la Orotava, en Mi Orotava.Pero ¿qué es Mi Orotava?

 

 

MI OROTAVA

Mi Orotava son sus calles, calles que nos protegíanentre sus majestuosas casonas siempre abiertas o sus humildes casitas terreras, calles adoquinadas que nos insuflaban ánimos en las empinadas cuestas hasta la Villa Arriba, en los días que tocaba abandonar la Villa Abajo, porque aquí todo era “arriba y abajo”, Villa Arriba y Villa Abajo, plaza arriba y plaza abajo, cine arriba y cine abajo, en la Orotava la preposición “de”, no se usa, la ahorramos, somos austeros hasta en el lenguaje.

Las calles nos cuentan su historia, calle Tomás Zerolo o calle del Agua -la más transitada de mi niñez, la única vía que me conducía a casa-nos introducía sin ambages ni contradicciones en la Orotava de diferencias, en su primera parte, la esencia del señorío y la grandeza, con sus caserones y palacios a ambos lados, de pórticos de piedra y maderas nobles, cuyos majestuosos patios y zaguanes nos invitaban a curiosear adivinando las vidas de los que allí habitaban; por otra parte, más abajo, pequeñas casitas terreras, que revelaban la distinta posición social de los que en ellas moraban y en medio, con la naturalidad que da la costumbre, la ciudadela de Santo Domingo, en la que compartían espacio, un número indeterminado de familias.

A mitad de camino, Nicandro González Borges o calle Verde, de inolvidables recuerdos por su dulzor. En su recorrido hacia la Plaza Franchi Alfaro, en no pocas ocasiones, fuimos obsequiadas con un polo de hielo de trufa o de limón, por el repartidor de la extinta “Heladería el Valle” o hicimos acopio de los famosos y ricos mantecados de “Dª Guadalupe”, antes de ir a cumplir con las famosas clases de Dª Berta o D. Domingo.

Calle Inocencio García, calle de la Iglesia, mi calle, en la que residí durante casi 30 años -en la que nacieron mis hijas, Elena y Laura-que a pesar de los cambios sufridos en sus fachadas y en los usos de sus interiores, sigue manteniendo el señorío que le confiere la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción, Monumento Histórico Artístico Nacional, cuya portentosa fachada barroca, mira al frente con ese orgullo que da, saberse la más esbelta y elegante, obra en piedra del maestro cantero Patricio García, que da nombre, a la coqueta placita aledaña.

Carrera del Escultor Estévez, camino real, vía principal que enlaza las dos villas a través de sus calles afluentes, por la que regios e insignes visitantes, han transitado elogiando su distinción y apostura. Calzada de ilustres Villeros, como el gran escultor-imaginero que da nombre a la vía, notables intelectuales, como la familia Miranda, que mantuvo su librería, con tertulia incluida, desde 1900, hasta hace apenas unos años y aguerridos comerciantes, que llevaron a la Orotava a su máximo esplendor. Adentrándonos en ella, sorprende el magnífico edificio de las Casas Consistoriales, con su gran Plaza flanqueada otrora por ocho palmeras de porte majestuoso, que por inclemencias del tiempo o por mala salud, solo queda una.

Casonas que invitan a la contemplación y a la inmortalidad del momento, jalonan un recorrido que desemboca en la calle de San Francisco, con sus afamados y tradicionales balcones admirados por propios y extraños y una de las joyas artísticas más destacables en el conjunto arquitectónico local. Culmina el paseo en la bonita plaza de San Francisco yen el Hospital de la Santísima Trinidad al que acudíamos, siendo niñas,algunas mañanas de domingo con bolsas de golosinas, como buenas discípulas de las Hermanas de la Caridad, para endulzar a los residentes que lentamente, despedían esta vida. Como compensación a tan altruista labor, las monjas nos permitían acercarnos y curiosear en el torno de la puerta principal, elemento singular que nos suscitaba gran intriga, suponiendo el desasosiego de una madre, al abandonar, bajo el anonimato, al fruto de sus entrañas.

Calles San Juan y León o Tostones, elegantes, largas y empinadas, hermanas gemelas, con casitas muy modestas de agricultores y artesanos, frente a casas de distinguida apariencia. Ambas conectan la villa abajo con la villa arriba hasta concluir en la Plaza de la Piedad, Cruz Verde o Santa Catalina, extremo sur del casco urbano, enclave de caminos y uno de los calvarios de la Villa. Entre ambas calles, sobresaliendo con la dignidad de quien se sabe observada, la Parroquia de San Juan del Farrobo, de visita obligada algún que otro día de precepto o víspera, con la finalidad de escuchar la misa de D. Domingo.

En el ascenso por San Juan, levantamos la vista y contemplamos con agrado, una de las esquinas de cantería más singulares de la Villa: la casa Pierres, que nos empujaba hacia el aroma a madera recién cortada en la carpintería de los hermanos Baute, en la calle Cantillo. Lacalle Nueva, descansada y rectilínea, nos conduce a otra de las más importantes e históricas, la del Dr. Domingo González García, hermana de las anteriores, que, como ellas, conecta las dos villas y vislumbra su final en la Plaza de la Piedad, Cruz Verde o Santa Catalina. En su camino, los omnipresentes molinos, seña de identidad y valor histórico que evoca épocas pasadas, en las que el gofio era el alimento principal de nuestra gente yel agua, un bien preciado con múltiples usos, en un tiempo, en el que nadase tiraba y la reutilización de los elementos esenciales era común.

Calles, calles y más calles por las que ha transcurrido parte significativa de mi vida, evocando gran cantidad de recuerdos y sentimientos.

Mi Orotava es su gente. Son todas esas grandes amistades y simpatías que a lo largo de estos 54 años he ido atesorando, gentes de todo tipo y posición, porque si algo caracteriza a la Orotava, es su rica diversidad.

Amistades y simpatías, con las que he compartido grandes acontecimientos y hechos relevantes acaecidos en nuestra villa y en mi vida y que por vividos llevo inmortalizamos en mi memoria.

Guaya y su familia, que, siendo una niña, me trajeron a ver a los Príncipes de España que pasaban por esta calle de la Carrera. Venían de inaugurar la autopista del norte en su tramo hasta la Orotava; inolvidable recuerdo. Mis inseparables amigas de la infancia, con las que,en una noche de escapada, cuando “recién despertábamos de la niñez” – como diría Joan Manuel Serrat - nos apostamos en la baranda de la plaza de San Juan del Farrobo para escuchar a Silvio Rodríguez.

Amigas y amigos con los que en la víspera de San Andrés, corría los cacharros, tradición exclusiva de esta mi Orotava, compartida con el Puerto de La Cruz, con ese inconfundible y añorado ruido del metal, que bailando con mayor o menor brío -según el peso del artilugio- por las calles adoquinadas, ahuyenta a los malos espíritus o nos retrotrae a la época de nuestros tatarabuelos, que bajaban arrastrando los toneles hacia la costa para lavarlos con la mar salada, con el propósito de mantener los vinos un año más; no está claro el origen, lo que está claro es el hechizo que disfrutábamos ese día.

Amigos y amigas con los que jugué mis primeras partidas de tenis de mesa en aquel Liceo viejo o corrí aventuras por los jardines, casi infinitos del nuevo.

Aquellos partidos de baloncesto los domingos por la mañana en la Plaza Franchi Alfaro, coreando a nuestro equipo femenino o en el polideportivo del colegio de los Salesianos, donde lo menos importante era el juego.

Amigas y amigos con los que pasaba las horas muertas de la adolescencia alrededor de un banco en la Plaza de la Alameda, junto al carrito de Eusebio, hablando y riendo con las tonterías propias de la edad.

Amigos y amigas del Instituto arriba - que no sé porque lo llamaban así, cuando no había instituto abajo – gratas remembranzas de una época y de unos compañeros inolvidables, donde nos fuimos liberando de ataduras mentales, propias de una adolescencia posfranquista, que afortunadamente, íbamos dejando atrás. Profesores de la talla de Miguel Hernández, Dª Berta o Mercedes Coll, contribuyeron muy positivamente en el devenir de mi carrera profesional.

Ya en la madurez, amigas y amigos con los que compartí mis mañanas, tardes y noches de campañas electorales y la extraordinaria experiencia de formar parte de la corporación municipal de este Excmo. Ayuntamiento en dos mandatos. Escuela de consideración y respeto a los compañeros, a los que no piensan como tú, a los que defienden ideas sin insultos ni menoscabos personales; escuela de lo que debiera ser la política entendida con mayúsculas, no la que sufrimos en la actualidad. Entre estos amigos, figuraba, sin siquiera imaginarlo, el que sería y es, mi compañero de vida, espero, hasta la muerte, Chano.

Han sido muchas y variadas amistades, toda una vida de relaciones que, por razones de espacio, tiempo y cantidad, me es imposible plasmar en este texto.

Mi Orotava, es la Sociedad Cultural Liceo de Taoro, institución centenaria que me honro en presidir y en la que he consolidado, aún más si es que cabe, mi sentimiento Villero.

Hablar del Liceo y me lo van a permitir, es contar su historia, es poner en valor cuanto ha supuesto esta institución para la sociedad villera, desde principios de la segunda mitad del siglo XIX.

El eminente historiador orotavense Manuel Rodríguez Mesa, en su Desde el Falansterio al Liceo de Taoro-obra esencial para penetrar en nuestra primera Historia- evidencia que el Liceo de Taoro comenzó su andadura en octubre de 1855, con el nombre de “Falansterio de Taoro”, impulsado por treinta y tres próceres de pensamiento liberal, prestos a poner en valor objetivos bien definidos, que, en el acta constitucional, expresaron:

“Los infrascritos se comprometen a crear una tertulia en esta Villa, con el laudable objeto de reunirse en un local en donde, a la par que puedan comunicarse sus ideas y pensamientos e instruirse con la lectura de periódicos y obras recomendables, se distraigan en todo género de recreo lícito y honesto.”

En pocos días, aprueban unos estatutos, que ponían de relieve que la Sociedad, había sido promovida con el objetivo anterior y la finalidad de que concurrieran a ella “principalmente los trabajadores y artesanos”, destacando, que “la laboriosidad, la honradez, la buena fama y conocida moralidad” serían las “cualidades indispensables” que habrían de adornar a sus miembros. Se dispondría de “una pieza destinada exclusivamente a la lectura” donde se guardaría “el más riguroso silencio”, además, a través de personas que se prestasen a ello, “El Falansterio procuraría impartir lecciones elementales de geografía, de historia y de algunas otras útiles materias”.

Cuatro años más tarde, pasó a denominarse “La esperanza”, apelativo que mantuvo hasta 1884, cuando por motivos económicos, hubo de fusionarse con la “Sociedad Filarmónica de la Orotava”, pasando a llamarse, “Liceo de Orotava”. En 1888, a pesar del esplendor vivido por la Sociedad, pero obligado por las normas dictadas por las autoridades, se tomó la decisión de cambiarle de nuevo el nombre, esta vez por el de “Nuevo Liceo de Taoro”, no es hasta 1924 que adquiere el definitivo de “Liceo de Taoro”

Pese a los cambios de nombres y pasados casi 170 años, el objetivo no ha variado en esencia y la finalidad de integrar entre sus miembros a toda persona que lo desee, sin entrar a valorar su posición social e independientemente de la ideología que profesen, sigue vigente.

La vertiente liberal, hizo ya desde sus inicios, que la incorporación de la mujer a las distintas actividades fuera considerada un valor. En 1860 se funda la “Sección de Declamación”, que sumaría un numeroso grupo de entusiastas aficionadas al arte dramático, logrando exitosas presentaciones de obras teatrales.

En enero de 1889, ocurrió que “en el salón principal del Liceo…, la Srta. Dª Francisca Torréns, ocupó su tribuna” para pronunciar “un corto discurso sobre la figura de D. José Velarde”. ¡Hecho importantísimo - escribió “El Valle de Orotava”- que ha supuesto un gran paso en el camino del progreso y del perfeccionamiento!, ella fue la primera de una serie de mujeres que encontraron en la institución un gran aliado.

Acontecimiento de extraordinaria relevancia para la mujer, acaeció en mayo de 1894, con la salida de “El Porvenir de la Mujer”, periódico quincenal publicado en el Liceo y dirigido por Margarita Jacinto del Castillo, quien conduce un glorioso grupo de colaboradoras. Es una etapa de gran enriquecimiento intelectual, en la que las mujeres encontraron en la Sociedad, apoyo y altavoz para mostrar claras sus inquietudes. Es cuando en esta tribuna pública, Carmen Torréns, clama para que “las esposas se asociaran a los trabajos y ocupaciones de sus maridos, instando a los padres a enseñar a sus hijas a bastarse por sí mismas”.

A pesar de esto, un dato diagnostica y revela la consideración a la que estaban sometidas las mujeres: no fue hasta el año 1975 que el Liceo registra la primera fémina en calidad de socia titular.

Es menester situarse en el contexto de la época, cuando este tipo de entidades, eran coto cerrado de los hombres y las mujeres, en general, meros floreros que lucir en las fiestas de sociedad.

La solidaridad y empatía con las personas sufrientes por alguna causa,es sello de la casa, en 1862, con motivo de la epidemia de fiebre amarilla que azotó Santa Cruz, su presidente, Sinforiano Anceaume, convocó una junta general extraordinaria tras la cual, se decidió extraer del fondo de la Sociedad la suma de 500 reales de vellón, viendo se incrementada esta cantidad, con lo que cada socio pudo aportar.

Celebración de funciones teatrales a beneficio del Hospital de la Santísima Trinidad o la organización de bailes, para recaudar fondos en favor de familias aquejadas por el devastador temporal de 1872, es sólo una muestra de cuanto en 169 años ha emanado desde la Sociedad, en apoyo y cercanía a los necesita dos. Hoy trabajamos codo con codo, con cada ONG o asociación sin ánimo de lucro que solicite colaboración. Esta institución que presido siempre mirará hacia el frente y jamás dará la espalda.

Cuenta Rodríguez Mesa, que, en tiempos de La Esperanza, las fiestas ofrecidas por la Sociedad eran más bien escasas. Quizás, porque en la Villa seguía imperando la costumbre de los paseos en la Alameda de San Agustín y en el antiguo “Camino de los coches” -hoy calle Calvario- o porque la juventud, en los días festivos, prefería acudir a los bailes que se celebraban en casas particulares o porque los socios concurrían a las fiestas organizadas por otros círculos de la isla; especialmente a los del Puerto de La Cruz y “La Aurora” de Santa Cruz, con quienes mantenían estrechas relaciones. Confieso que sobre este particular no hemos cambiado mucho.

La razón de ser de la Sociedad ha permanecido íntimamente ligada a su pueblo, la colaboración entre el Liceo de Taoro y el Excmo. Ayuntamiento, es histórica, dando cuenta de este vínculo:

·               la participación desinteresada en la organización de la “Exposición Provincial de Horticultura”, celebrada en 1888 en los Jardines de la Quinta Roja, -hoy Jardines Victoria-.

·               el apoyo constante a las fiestas principales del municipio, en las de San Isidro de 1892, “a pesar de las penurias económicas, sus dirigentes decidieron terminar el arco en construcción que adornaba la calle del Calvario”

·               en 1894 se “costeó el levantamiento del que, perteneciente al Liceo, se colocaba en el extremo de la Plaza de la Constitución; arco donado con posterioridad, al Ayuntamiento”.

En 1906, la visita de su majestad, el rey Alfonso XIII a la Orotava, dejó las arcas municipales exhaustas, lo que obligó al consistorio a no celebrar las fiestas. Este hecho motivó nuevamente la intervención de los hombres del Liceo, que, creando comisiones, salvaron la situación.

La permanente colaboración entre liceo y ayuntamiento es manifiesta cada año con motivo de las elecciones de la Romera Mayor y la organización de la Romería en honor a los Santos Patronos: San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza.

En el Capítulo II, Artículo 3, apartado (d) de nuestros estatutos, se lee lo siguiente: “Llevar a cabo y fomentar actividades folklóricas, en especial la Organización de la Romería de San Isidro Labrador y la Elección de la Romera Mayor de las Fiestas de San Isidro, iniciadas por esta Sociedad en los años 1936 y 1956, respectivamente.”

Referiré que este mandato estatutario, es para la Sociedad una responsabilidad, todo un honor y que, con orgullo, cada año recogemos el testigo que nos dejó D. Cesar Hernández Martínez, primer presidente en organizar la Romería, tal y como la disfrutamos en la actualidad.

La piedra angular y cimiento de nuestro histórico obrar, ha sido y será nuestro compromiso con la cultura. Tertulias, conferencias, teatro, música, literatura, pintura, escultura, cine, danza y toda expresión artística, ha tenido y tiene un lugar preponderante en nuestra Sociedad. A lo largo de estos casi 170 años, han sido innumerables los actos culturales celebrados en nuestra sede, puestos al servicio del pueblo, legitimando que el Liceo de Taoro es de todos.

Primeras figuras del mundo de la cultura han visitado nuestra casa o han tenido una estrecha relación con ella, el novelista y dramaturgo, Benito Pérez Galdós, los Premios Nobel de literatura, Camilo José Cela y Miguel Ángel Asturias o la Premio Cervantes y poetisa cubana, Dulce María Loinaz, son solo algunos ejemplos.

Permítanme especial alusión hacia nuestra excelsa Coral Polifónica Liceo de Taoro, que en el venidero 2025 cumplirá medio siglo cosechando éxitos, no sólo para la Sociedad, sino también para la Villa de la Orotava. Su profesionalidad, disciplina y entrega, les ha granjeado el respeto de todo un pueblo.

La faceta deportiva de los últimos 49 años ha colmado las expectativas, juegos como el tenis de campo o de mesa, el pádel o el dominó, son un referente. El nombre del Liceo y de la Orotava, ha subido al pódium de muchos e importantes eventos deportivos dentro y fuera de las islas. Hoy preparamos a más de 300 atletas y entusiastas, deseosos de igualar y superar a sus mejores predecesores.

Mi Orotava son sus Fiestas Mayores, con mayúscula, son únicas, se viven hacia la calle, en la calle: la Infraoctava del Corpus, con sus olores y colores; el Baile de Magos, que desborda de música la noche del viernes las principales calles de la Villa; la bendición del ganado; la subida de los Santos y la apoteosis de La Romería, con sus largas horas de fluir magos y magas, yuntas y carretas, todos inmersos en la “fiesta más bonita que hay en Canarias”, pero esto es otro capítulo.

Mi Orotava es Volcán. Es padre Teide, al que saludamos cada mañana si la nube no lo mece entre sus brazos, sublime, inigualable Parque Nacional; es desierto, es vergel, es campo de viñedos multicolor productores de caldos apreciados en medio mundo, es lava, mar y belleza.

Mi Orotava es su deslumbrante casco histórico, con majestuosas iglesias,esplendidos jardines, plazas y calles adoquinadas. Son sus molinos de gofio, elegantes, misteriosos, con los aromas que esconden el secreto de la vida.Es música, es arte. Es lo más grande de Tenerife.

Mi Orotava es miscelánea de gentes, de casas, de calles, de culturas incluso. Es rica, muy rica en tradiciones, en estilos de vidas, en lenguaje.La Orotava no deja indiferente a nadie, ser orotavensees algo imposible dedescribir con palabras, es un sentimiento que nos une y nos diferencia del resto, es una pasión que todos llevamos en nuestro corazón, es lo que intitulamos “ORGULLO VILLERO”.

MI SEMANA GRANDE

Orgullo Villero es con el que vivimos nuestras fiestas Patronales. Para un villero, las fiestas de la Orotava comienzan, cuando vemos a los operarios en la tarea de colocar el toldo, que durante dos meses protegerá de las inclemencias del tiempo, la alfombra y a los alfombristas.

Orgullo Villeroes contemplar el minucioso trabajo de los artistas, mientrasdibujan con el palo largo de tiza en punta, la base de un diseño que se cubrirá con la milenaria arena de nuestro volcán y que hacen con tanta ligereza y naturalidad, lo que parece dificilísimo a ojos de los que no sabemos, de los profanos.

Orgullo Villero es descubrir el avance diario del gran y único tapiz de arena volcánica del mundo, con la presunción de saberlo como algo propio, esa emoción que nos embarga, al verla fascinación que despierta, en turistas y visitantes de otros lugares, el proceso de elaboración del magno tapiz, ese singular y único arte de soltar la arena de entre los dedos e ir confeccionando, con maestría casi divina, unos bocetos elegidos para despertar conciencias y homenajear al Santísimo en su gran día.

La semana grande da comienzo con la elección de la Romera Mayor, joven y guapa siempre -porque no hay maga fea- que presidirá los festejos en honor a San Isidro Labrador y a Santa María de la Cabeza, folklore y nervios, compiten en un acto, en el que ocho mujeres ansían llevarse la añepa y la banda; solo una será la elegida.

Concierto de “Los Sabandeños”, pregón y presentación de los vinos de la cosecha del año anterior, dan paso a la gloriosa celebración de la “Infraoctava del Corpus”.

“¡Madruga Juana, que hay que subir a cogerla flor de la retama!” yantes de llegar la aurora, a la luz de la luna, en las faldas de nuestro Teide, van escogiendo con mimo, las flores que adornarán corridos y tapices.

Las calles despiertan al repique de campanas, tras la celebración de la eucaristía, comienza el ir y venir de alfombristas en busca de “acuarelas naturales” con las que pincelar el pavimento. La Villa se va despabilando. Oriundos y forasteros van llenando las calles y en cumplido silencio, admirados de tanta laboriosidad, hacen el recorrido maravillado al descubrir, un año más, las obras de arte plasmadas sobre los adoquines con pétalos de mil colores, flores, semillas, hojas, brezo y otros elementos, dispuestos con delicadeza para la celebración. Y en medio, la subida obligada al Salón de Plenos de esta casa, -justo donde nos encontramos- para asomarse y de balcón a balcón, ir grabando en la retina, el gran tapiz. La jornada transcurre entre turroneras y quiosqueros, nadie quiere perderse un ápice del ambiente festivo.

Mientras tanto, en el Liceo se eligen los mejores caldos en el Concurso de Vinos “Villa de la Orotava”, certamen aplaudido, que además está de cumpleaños por su cuadragésimo aniversario y que ambiciona el objetivo de preservar una de las tradiciones más ricas y antiguas de nuestra tierra, en especial del Valle de la Orotava, la viña y en particular, el cordón trenzado, un patrimonio único.

Y llega la tarde, la gente se agolpa alrededor del templo para escuchar la santa misa y ver salir al Santísimo Sacramento, da comienzo la procesión y con el mismo respeto, con el que se han elaborado, las alfombras se van diluyendo una tras otra con la solemnidad de los pasos de los penitentes.

Aviva el viernes con olor a almidón recién planchado y madera de cedro, hoy toca vestirse para el baile, Gran Baile de Magos, que igualmente instituyó el Liceo de Taoro y que, gracias a un grupo de jóvenes aguerridos activistas del momento, “Tauro”, salió a la calle en 1976 para divertimento de toda la sociedad villera. Cenas regadas de buen vino y viandas propias de nuestra tierra, dan paso al ir y venir de magos y magas por los principales espacios verbeneros, para bailar con las mejores orquestas.

Con legañas en los ojos y algo de resaca vamos a la Fiesta del Ganado, hoy San Isidro, Patrón oficial de la Orotava desde agosto del año pasado y Santa María de la Cabeza tienen un día ajetreado. Labradores y labradoras con sus tradicionales varas de cintas de un colorido sin igual, cargan a hombros a los Santos des de la Ermita del Calvario hasta el recinto ferial, presiden el acto de bendición del ganado y retornan por el mismo camino, sosiegan hasta la hora del crepúsculo, cuando una muchedumbre de magos y magas, labradores y el cura, se agolpan en la plaza de la Paz, para acompañar, con música, cantos y bailes la subida de los Santos o “Romería Chica”, esta vez, hasta la Parroquia de Nuestra Sra. de la Concepción, donde plácidamente pasarán la noche preparados para la apoteosis final, que es la Romería.

Y sale el sol por el oriente en un día grande y resplandeciente. Las principales calles, adornadas para la ocasión, van recibiendo carretas y yuntas; magos y magas y como si de una fiesta de gala se tratara, con el atavío propio del festejo, van llenando de color, las calles de mi Orotava. Repican las campanas, romeros y romeras se dan cita en uno de los actos más solemnes de la semana, la misa en honor a los Santos, donde los labradores, como cada año, harán la ofrenda de los frutos del campo y formalizarán la renovación de su promesa.

En procesión, los Santos son conducidos con respeto y devoción hasta su lugar de espera y es aquí cuando todo estalla y da comienzo una de las efeméridesmás esperadas del año.

Alegría, júbilo, alborozo, felicidad, nada es comparable al desfile que, hora tras hora, casi hasta el ocaso, colman de música, canto y bailela atmosfera. La Romería de La Orotava llega a su fin y los Santos son devueltos a su ermita con gritos y jaleos; “VIVA SAN ISIDRO”!! … VIVA!!!; “VIVA SANTA MARÍA DE LA CABEZA”!!!  …. ¡¡VIVA!!

Muchas gracias a todos. Tengan muy felices fiestas…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL