domingo, 15 de junio de 2025

EL CARRITO DEL FRENTE DEL TEATRO CINE ATLANTE

El amigo de la Villa de la Orotava: MAXIMINO HERNÁNDEZ “TAPIZADOR” remitió entonces (14/06/2025) esta fotografía referente al desaparecido carrito de la Villa de La Orotava, que habitaba frente al desaparecido e inolvidable cine teatro Atlante. En la fotografía vemos a TOMÁS RODRÍGUEZ, el ultimo que administró el carrito acompañado de tres niños que desconozco su identidad.

Me cuentan que fue VÍCTOR POLO ROCÍO, el que primero instaló los carritos de golosinas y demás en la Plaza de La Constitución de La Villa de La Orotava.

En el tiempo se tuvo que hacer cargo del bar – pensión – fonda “El Suizo”, que adquirió su padre  oriundo de Málaga don Paco Polo Verdugo en la Calle de García Beltrán.

Los carritos desaparecieron de su propiedad, y fueron distribuidos (vendidos) a; Manuel Regalado (su cuñado), Paco Luis Expósito, a Consuelo y Aurora de la parada de guaguas y el que se instaló por fuera del desaparecido Cine Teatro Atlante (de don Felipe con su sobrero y sus hijos; Nano y Tomás Rodríguez) famoso por el suministro de los garbanzos tostado y los rosquetes salvavidas.

Con el tiempo el santacrucero don  Miguel Monasterio, entonces administrador del hospital de la Santísima Trinidad de La Orotava, montó un carrito similar frente a dicho recinto sanitario en la calle – plaza de San Francisco. Este carrito que ya lo trabajaba el orotavense Eusebio Delgado Luis (como operario), se trasladó a la plaza de la Constitución, en el lado oeste frente al famoso estanco de Anita, mientras que los otros dos estaban en el lado este.

Al final el amigo “Eusebio” lo adquirió en propiedad, ampliando sus ventas de golosinas, cigarrillos y demás que la niñez de la villa se enamoró, y siempre se reencontraban en el Carrito de “Eusebio”.

Cuando tuvo que realizar el servicio militar obligatorio, se lo arrendó al defensa central del UD. Orotava Jesús Hernández “Chuchito”, cambiando el denominativo durante esa temporada por “Chuchito el del Carrito”. Hasta que se reincorporó de nuevo “Eusebio”. Existía en el Carrito de Eusebio un Radio – transistor de grandes dimisiones, donde nuestra savia juvenil solíamos sentarnos en sus alrededores para escuchar los carruseles deportivos de los domingos, referentes al campeonato de liga de la primera y segunda división del fútbol español.

A título anecdótico, menciono dos acontecimientos que se me quedaron grabados en la rutina: Un encuentro correspondiente a la primera división del Fútbol Nacional (radiado en directo por una emisora de Las Palmas) de la temporada 1967 – 1968, en el Estadio Valenciano “Mestalla” (actual Luis Casanova), entre los conjuntos Valencia CF. – UD. Las Palmas, en ambos conjuntos jugaban dos primos hermanos de la Orotava; Francisco Sánchez García en la UD. Las Palmas y Nolito Hernández Sánchez en el Valencia CF. El encuentro acabo en empate a dos tantos, marcando ambos primos para sus equipos respectivamente. En segundo lugar, aquel famoso combate por el título Europeo de los pesos súper ligeros entre Carrasco y el tinerfeño Velásquez, el cual fue vencedor por puntos el peninsular, aparecer no lo mereció. La retrasmisión en directo por radio nacional de España a través de la sonora voz de don Matías Prat, se realizó un jueves Santo por la noche.

Recordar que los carritos de la Plaza de la Constitución, al diario por las tardes, bajaban por la Calle El Calvario a pernoctar sus noches en unos garajes de la calle “El Tejar”, propiedad de los herederos de don Justo Díaz, al día siguiente regresaban por la misma calle cuesta arriba hasta la plaza. La misma operación realizaba el Carrito del Teatro – Cine Atlante, pero por la calle de Juan Padrón, subía por García Beltrán y bajaba por la del Calvario. El Carrito de Eusebio, hacia el mismo recorrido que los primeros, pero pernoctaba en el Salón Industrial de mi padre Juan Álvarez Díaz. Al final los Carritos de la Plaza se quedaban amarrados y bien cerrados en sus lugares respetivos, bajo las sobras de los arboles de la Alameda, que recibían los reverberos de Luna llena en noches estrelladas y el del Atlante de esta fotografía lo encerraban en el anexo de la terraza.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL




 

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