jueves, 11 de abril de 2024

MARÍA

María Hernández Sacramento nació en la Villa de La Orotava en el  mes de abril del año 1934, y falleció en la misma Villa el 11 de Abril del 2024, recién cumplidos 90 años de edad.

Una amiga y convecina de mi calle El Calvario, que en su juventud se reunía, con sus amigas de la calle; mi hermana Lola Álvarez Abréu, Lala González la de Julito, Carmen Álvarez la de Sotero, María del Carmen López Domínguez la de Ignacio el Taxista, Milagro Santos Mesa, Nena Hernández la de don Cipriano.

Estudió en el Colegio de la Milagrosa, donde aprendió la  pintura artística, que tuvo como hobby a lo largo de su vida, ya que en sus últimos años se apuntó a la escuela municipal de pintura en la casa de la Cultura de San Agustín.

Siempre tenía privilegio por el pintar lugares y rincones del pasado orotavense, dándole un cari de despertar de su calle El Calvario.

María era hija del matrimonio orotavense; Justo Hernández (Taxista de la parada de abajo El Llano, conocida por la parada de los Ricos, por su trabajo para la clase alta de la Villa), y Lucía Sacramento (Ama de Casa).

Contrajo matrimonio con el villero Isidro Hernández García, taxista y chofer de todas clases de automóviles.

María de su matrimonio con Isidro tuvieron dos magníficos hijos; Isidro y María del Carmen Hernández y Hernández.

María tuvo y convivió en sus últimos años, con una estupenda, entusiasta y única  hermana muy querida en la Villa de La Orotava; Lucía Hernández Sacramento,  que conocemos desde su infancia por Cita, claro de pequeña le llamaban Lucita,  lo que se quedó con el ultimo termino de Cita, aunque muchos le llaman “Sita”.

Quiero reconocer que ambas hermanas son profundamente religiosas, admiradoras y devotas de María Auxiliadora y de la Virgen del Carmen de San Juan Bautista.

Para mí son y han sido toda la vida como unas hermanas, su familia y la mía le unían y aun le unen unos lazos fraternales, cordiales y misericordiosos.

María decirte que descanse merecidamente en paz en ese territorio colmado de fe y misericordia. Espero que te reencuentre con mi hermana Lola y con Lala, que fueron de tu pandilla juvenil. No olvide lo que siempre fue tu Hobby, la pintura, el óleo, el paisaje, sigue con ello se te merece.

Un abrazo hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

LA OROTAVENSE CALLE GARCÍA BELTRÁN

Esta histórica calle situada en el lateral de la plaza de Franchi Alfaro de la Villa de la Orotava, lleva el nombre de su hijo ilustre don Lorenzo García Beltrán diputado en las cortes españolas, el cual consiguió para su pueblo a través de don Aureliano Linares Rivas entonces ministro de Fomento, entre otros ayudó a pagar la obra del edificio de la Casa Consistorial, la verga forjada en hierro de estilo anglosajón que rodea El Jardín de aclimatación de la Hijuela del Botánico, partido judicial para la ciudad. Todo gracias a los desvelos y amistad que poseía con el orotavense, puesto que fue secretario de su departamento, además de ser un gran amigo suyo.

La foto tomada en la década de los años cincuenta del siglo XX, tiene como principal característica observar el empedrado de la calle, la parte norte de la mansión donde estuvo ubicado el Hotel El Suizo, que en esos años la había adquirido de Francisco Polo (don Paco), en donde regentaba una fona y un bar del mismo nombre. Por la derecha se conserva el mismo muro de protección con la mencionada plaza. Y por la izquierda las casa; don vivía la familia “Castro”, Familia “Quintero” primero y después “Familia Fariña”, y la zapatería del recordado guardia municipal “Higinio”, y  la casa de doña Chana, con la Cruz de “Los Ahorcados”, el chorro fundido en hierro y los garajes del chofer – taxista Agrícola González y familia “Ascanio”. Al fondo ya en la calle Verde (actual Nicandro González Borges), las casas de don Tomás Reyes.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

AQUEL PUERTO CRUZ LLAMADO EL PEQUEÑO REAL MADRID

El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (11/04/2024), estas notas que tituló; “AQUEL PUERTO CRUZ LLAMADO EL PEQUEÑO REAL MADRID”: “…En febrero de 1982, el portuense Vicente Yanes Rodríguez, que había emigrado a varios países, escribió unos versos populares en los que glosaba la brillante trayectoria deportiva del Club Deportivo Puerto Cruz, especialmente la del equipo protagonista del ascenso a la que entonces era la máxima categoría del fútbol regional. Yanes empleó la estrofa de la décima, tan común en los verseadores que las improvisaban en reuniones amistosas echando “una perra de vino” como se decía entonces. El equipo portuense deslumbraba, tal fue así que era conocido o llamado como “el pequeño Real Madrid”, título de aquellos versos de Yanes que hoy rescatamos. Decían así:

“Me embargó gran emoción,

muy difícil de expresar,

al ponerme a contemplar

a nuestro estadio ‘El Peñón’.

Me palpitó el corazón,

violento, dentro de mi,

pues gran nostalgia sentí,

recordando, emocionado,

aquel Puerto Cruz llamado

el pequeño Real Madrid.

“Fue un gran equipo que añora

la portuense afición,

viendo fuera o en El  Peñón

este Puerto Cruz de ahora,

porque en el presente aflora

el recuerdo al añorado

que en oro dejó grabado,

de forma clara y notoria.

su futbolística historia

nuestro equipo recordado.

“Con su juego “ratonero”,

a todos pudo asombrar

y en él llegó a destacar

Tito, el célebre portero,

auténtico cancerbero.

Actuando nos ofrecía

su agilidad y valentía,

rapidez y decisión

que al equipo de El Peñón

daba fuerza y garantía.

“Con su lateral derecho,

Alberto Hernández Illada,

que siempre nos demostraba

ser hombre de pelo en pecho.

Es un comprobado hecho

de que éste poseía

una especial puntería

en las faltas a distancia

y que, con suma prestancia, su parcela defendía.

“Galindo fue un gran central,

un defensa extraordinario

incansable y temerario,

muy difícil de emular.

Para poder rebasar

a un zaguero como él

solo lo lograba aquel

que le encontró en baja forma.

Galindo era la horma

del adversario plaantel.

“Defensa izquierdo no había

más templado y más brillante

como el pequeño gigante

llamado Elfidio García.

En el campo se crecía

y con pequeña estatura,

por raso o por altura,

con tremendo corazón

nunca perdía un balón

arropado en su bravura.

“La media, un sólido muro,

era por su contención

y en perfecta conjunción,

formaron Berto y Arturo,

los dos era muy seguros.

Berto, muy batallador;

Arturo, el ordenador

que todo hacía posible:

su pierna izquierda, infalible,

brillaba con esplendor.

“Pocos extremos habrá,

nacidos o por nacer,

que llegaran a tener

la calidad de Germán.

Esto lo confirmarán

miles, por estar de acuerdo.

E igualmente, yo recuerdo

el coraje de Vicente,

muy veloz, duro y valiente,

todo un gran extremo izquierdo.

“En aquella delantera

brilló con  muy propia luz

Soriano, en el Puerto Cruz,

por su gran fama artillera.

Famosa figura era

el otro interior que cito,

Del Pino, llamado Tito,

un jugador colosal,

inteligente y genial

jugando fino y bonito.

“Muy discutido tal vez

fuera el centro delantero,

incansable y artillero,

siempre titular, Pagés.

Jugaba entre el ocho y diez

con el nueve en su dorsal,

Su constante batallar

fue por muchos aplaudido

pues el público entendido

no solo va a murmurar.

“Un antiguo jugador

la época de oro

que brilló con gran decoro

fue del club su entrenador.

Un hombre que con amor

dirigía con firmeza

enseñando sin pereza

los secretos del balón.

¡Bien recuerda la afición

al famoso Ramón Mesa!

“Sería grato sin dudar

que actualmente la aficion

viera aquí, en nuestro Peñón,

a un equipo similar.

La emoción hace temblar

la pluma con que escribí

digna historia referí

del gran conjunto añorado

que, con razón, fue llamado

¡el pequeño Real Madrid!”.

En negrita, los componentes de aquel conjunto inolvidable, siempre vestido de blanco. Aún viven algunos de ellos. Claro que siguen generando respeto y admiración….”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

domingo, 7 de abril de 2024

GILBERTO

Gilberto Naranjo Sosa nació en Santa María de  Guía de La Palmas de Gran Canarias el día cinco de abril de 1936 y falleció en la Villa de La Orotava el siete de Abril de 2024 recién cumplido los 88 años.

Le conocí cuando yo tenía onces años de edad, ya que enamoraba con mi hermana Carmen Álvarez Abréu (Carmilla), con la que contrajo matrimonio el cuatro de febrero de 1962 precisamente el día de la festividad de San Gilberto.

Realizó el servicio militar en la aviación en las antiguas ex - colonias españolas del norte de África.

Vino a la Villa de La Orotava precisamente a trabajar como funcionario de meteorología en el  puesto de Izaña.

Trabajo que compartió a partir de  la implantación de  Televisión Española en ese territorio en el año 1964 como técnico de mantenimiento.



Su principal hobby fue la radio, por lo que ejerció de radioaficionado, inscrito en el grupo de la Villa de La Orotava, y comunicándose con todo el planeta desde su domicilio particular. En esto cultivó un magnífico trabajo, en la puesta en antena la operación cemento a través de su emisora particular con los radioaficionado de Venezuela, para la confección del polideportivo del Colegio de San Isidro de La Villa de La  Orotava, así como comunicándose con los familiares de otros lugares, sobre todo de centro América en la época del sufrimientos de  terremotos.

Amante de la Romería de San Isidro y Santa María de La Cabeza de  la Villa, así como de las fiestas mayores, cada año preparaba su domicilio particular para agasajar a sus amigos.



Le estoy agradecido por haberme hospedado amablemente en su casa de  la Torrita durante onces meses, cuando mi madre María del Carmen Abréu González se vio obligada a vender nuestra casa que había sido nuestro domicilio donde nací y me crie, a la espera de la fábrica del apartamento que iba hacer nuestro nuevo domicilio en la calle el Calvario de la Villa.

Descansa en paz en ese territorio colmado de fe y misericordia.

Un abrazo hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

sábado, 6 de abril de 2024

EL MOLINO DE ISABEL O ISABEL LA DEL MOLINO


 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “EL MOLINO DE ISABEL O ISABEL LA DEL MOLINO”: “…Como ya he comentado en otras ocasiones, en el tiempo de mi adolescencia todos los chicos jugábamos en la calle a la pela, a la quedada, a la pelota y al escondite.

Entre los chicos estaban Justo y Paulillo, que eran hijos de Isabel y Santiago Oramas, y los entenados Narciso y Santiago, ya mayores que nosotros. El molino hace hoy esquina con la calle de San José; la entrada al molino, lo mismo que a la vivienda, es por un gran zaguán que divide el molino de la vivienda. Tenía en el medio del piso una gran arquilla tapada, donde llegaba con mucha presión el agua. Supongo que era la que movía las piedras. Al entrar a la derecha estaba un gran portalón que, aunque se comunicaban, no tenía nada que ver con el molino (era la vivienda). Al fondo, se veía un patio con flores y una piedra de lavar, y una cuadra, y a la izquierda una pequeña azotea donde estaba una vieja escalera para subir al cubo y a nosotros no nos dejaban subir, pero a escondidas subíamos. Era peligroso pero era bonito ver con qué presión llegaba el agua allá arriba. Al ser amigos de los hijos de Isabel Justo y Paulillo, jugábamos mucho en el patio y íbamos a ver picar las piedras. Un día, jugando en la cuadra, uno del grupo con un gancho que tenían para el estiércol le dañó un ojo a Paulillo.

En aquel tiempo, al molino venía mucha gente a moler y no existían tostadoras, y para los clientes del campo mi madre puso en el patio de mi casa en un poyo dos tostadores y dos reverberos y con las tablas de los cajones que venían con la mercancía tostaban y de allí al molino, mi madre aprovechando las brasas para turrar unas papas que eran riquísimas. Estaba a cargo del molino Seña Carmen Estrada, y estuvo muchos años trabajando con Isabel Juanquina, que era del monturrio hasta que emigró a Venezuela, y Mercedes Estrada, según nos contaba mi madre, que Seña Benigna viviendo allí le alquiló el cuarto que está para la calle de la vivienda, y mis padres pusieron allí la primera venta.

Allí conocí, aparte de Isabel, a sus hermanos maestro Pablo que era mi padrino, y a maestro Juan que era el padrino de mi hermano Evelio, y a Candelaria, a Justo y a Higinia. Sabían que eran hermanos, pero pocas veces los veía por allí. La entrada al molino estaba a la izquierda y para subir a la tolda tenía tres escalones. El molino estaba dividido con tabiques de listones forrados con sacos de tres listas albeado de blanco, y allí vivía la hermana Candelaria, con su marido Joaquín, su hijo también llamado Joaquín, y su hija María Victoria.

Los hermanos maestro Pablo y maestro Juan eran carpinteros de la empresa de Don Diego Álvarez y en el salón que habían tenido mis padres la venta lo ocuparon más tarde para hacer los cáncamos. Ellos fueron junto a mi hermano Justo los que hicieron la caja para enterrar a mi padre; más tarde montaron su carpintería propia en la calle Hermanas de la Caridad. Con el tiempo se quedaron los primos Pablo y Manolo.

Un día entré al molino y me encontré con un señor ya de edad, y al preguntar, me dijeron que era Señor Justo, el padre de todos ellos. Después sé que lo vendieron a los conocidos por Manuel, el de Juanica, y Carmen, la de Ramón Leal. Hoy lo tiene su hija Lilia…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

miércoles, 3 de abril de 2024

MÁXIMO Y LOS NIÑOS QUE JUGABAN CON LOS SANTOS


 

Máximo Hernández García “Castro”, nació en la Villa de La Orotava en el año 1935 y falleció en la misma Villa el 3 de abril del 2024 a los 88 años de edad.

Comienzo mi relato de despedida de un amigo, convecino casi hermano con el lema “Los niños que jugaban con los santos” en su homenaje, porqué en la mansión del balcón medio gótico de la acera enfrente, Máximo organizaba su Semana Santa, con una auténtica exposición de Pasos Procesionales en el cuarto que llamaban el “del papel”, por ser donde su querido padre don Lorenzo Hernández Castro depositaba los pliegos de su imprenta.

Semana Santa esplendorosa, porque en la mencionada sala “del papel” de la imprenta de su padre, tenía unas estanterías con anfiteatro y escalera para su acceso. Celebraba en ese noble lugar la entrada del Cristo de La Columna del Sevillano Pedro Roldan a la encantadora plaza de nuestro Ayuntamiento, o el encuentro de la plaza del Teatro con el Nazareno de Santo Domingo que formalizaban en el patio de dicha casa. Esto sí que fue una verdadera joya de arte, porque Máximo hacia de “su” Semana Santa un resplandor disfrazado con mantillas, peinetas y velas incluidas, sólo le faltaba la banda de música del maestro Berenguer, casi la tiene gratis, para culminar su verdadera diversión, porque la magnanimidad de toda esta recreación aniñada daba la vuelta a la manzana de nuestra calle El Calvario. 

Máximo, entonces contrastó amistad con mi primo Miguel Ángel Barbuzano González que se pasaba sus vacaciones estivales en mi casa de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava, para disfrutar de las fiestas mayores y de sus vacaciones escolares.

Máximo que entonces era un enamorado de las procesiones infantiles (los niños que jugaban con los Santos), quizá no tuvo tiempo de engalanar al chicharrero Miguel Ángel de sumo sacerdote para que le expusiera los sagrados sermones en los pequeños pulpitos que colocaba sobre los bancos de la plaza de Franchi Alfaro, y ataviar  sus chavalas procesiones.

La verdad que Máximo era un hombre excelente, un magnifico comunicador, un sobresaliente cristiano, de  la iglesia, de las parroquias de los pueblos, de las tradiciones, un enamorado de las procesiones de las bandas de música, de  todo el espectáculo religioso, que no solo disfrutó y parió, si no que vivió desde dentro, ya que su pertenencia a las oraciones nocturnas era evidente.

Le conocí desde mi infancia, siempre dándole latas en el comercio bazar de su casa, siempre hablando con él de las procesiones, de las bandas de música y de la vida de mis padres, de sus padres, era un hermano de más de mi familia.

Máximo te fuiste el mismo día y mes pero con un año de diferencia de la marcha de mi hermana Lola, tu vecina,  amiga y hermana.

Espero que en el paraíso eterno colmado de paz y misericordia sigas realizando tus procesiones infantiles, tus creencias y tus magnificas aficiones llenas de religiosidades.

Máximo un abrazo, hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


lunes, 1 de abril de 2024

COLEGIO DE SAN FERNANDO (III)

El amigo de la Villa de La Orotava CARMELO ESCOBAR residente en Santa Cruz de Tenerife, remitió entonces (01/04/2024) esta inolvidable fotografía en color del Colegio de San Fernando de la Villa de La Orotava.

El Colegio de San Fernando de la Villa de La Orotava, estaba situado en la calle de San Francisco, frente a la casa de Los Balcones, la que hoy conocemos por la Casa del Turista.

Mansión número 4 de la Calle de San Francisco de la Villa de La Orotava, conocida por la Mansión Molina. Edificada por Francisco de Molina y López de las Doblas, ubetense establecido en La Orotava, donde casó el 31 de agosto de 1593 con Isabel de Lugo y Valcárcel, hija del regidor Francisco Benítez de Lugo y de su segunda esposa, Isabel de Cabrera.

Tiene dos plantas, en su fachada destaca la portada plateresca de cantería, de líneas sencillas, con pilastra cajeadas, sobre las que aparecen círculos. El balcón descubierto, muy estrecho y de bellos balaustres torneados, tiene base de cantería con dos remates laterales.

En la década de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, estaba ubicada en la parte baja a la izquierda el Colegio de San Fernando, En la portada central Talleres de Bordados y Calados de Doña Eladia Machado, a la derecha la vivienda de don Manuel Hernández y familia. Y en el segundo piso la vivienda del recordado practicante sanitario don Pedro Melián y señora.

El colegio de San Fernando fue promovido al principio de los cincuenta del siglo XX por los hermanos maestros Nacional; Maximino y Fernando Álvarez Árbelo.

Contaba de una sola aula, mixta en distintos niveles, desde el párvulo hasta segundo de bachillerato, además contaba con clases de contabilidad y mecanografía.

En principio en horario diurno de 9 a 12 horas y tarde de 14 a 16 horas, solo para masculino, lo trabajaba Don Fernando Álvarez Árbelo. Y continuaba desde la 16 hasta las 19 horas con las féminas. Y nocturno para alumnos que trabajaban de 19 horas a las 21 horas atareado en principio por don Maximino Álvarez Árbelo y finalmente don Fernando Álvarez Árbelo.

Al mediado de los cincuenta don Maximino Álvarez Árbelo, deja la enseñanza para hacerse cargo de la gestión del Jardín del Marquesado de la Quinta Roja. Su hermano Don Fernando Álvarez Árbelo, se hace cargo totalmente de los tres turnos. Hasta el final de los cincuenta, las féminas pasan a un aula en su domicilio particular en el Barrio orotavense “Los Cuartos”, con su señora doña Juana.

El Colegio de San Fernando desaparece como tal, al mediado de los sesenta del siglo XX, debido que Don Fernando Álvarez Árbelo y su señora, se integran por oposiciones en las Graduadas de La Concepción.

Muchos fueron sus alumnos desde el comienzo de su actividad, y muchos se integraron en el mundo laboral, con suficiente preparación, así como otros llegaron a graduase en carreras universitarias.

Formé parte del alumnado de dicho centro docente hasta el primer curso de bachiller. Para hacer segundo de bachiller pasé a la Academia Mercantil Atlántida de la calle El Calvario y poder estudiar el idioma francés. 

Y a partir de ahí me reincorporé de nuevo al Colegio de San Isidro y terminar el bachiller superior y revalidas

Hablo de reincorpórame al Colegio de San Isidro, debido a que una vez cumplido el parvulario en el Colegio de la Milagrosa con Sor Dolores Borges, me matriculé en la clase Chica del Colegio de San Isidro, pero la abandonaba llorando y con depresiones.

Mi padre Juan Álvarez Díaz, me puso en San Fernando por la amistad que tenía con los hermanos Maximino y Fernando Álvarez Árbelo, ya que en casa no me podía quedar.

Mis recuerdos en san Fernando fueron imborrables, de una trayectoria ascendente en la enseñanza, unos compañeros magníficos, muchos de ellos me acompañaros posterior a terminar el Bachillerato en el Colegio de San Isidro. Recuerdos imborrables, de la pizarra en la esquina izquierda del aula, el despacho de don Fernando en el centro, una pequeña imagen de San Fernando ubicada en un pequeño retablo en la pared del lado sur. El aseo a la derecha y una ventana enorme con cristales opacos, que nunca se abría, pero entraba la suficiente luz natural del patio allí existente.

Don Fernando Álvarez Árbelo, fue un gran profesor, que se preocupaba de que sus alumnos aprendieran, no solo la docencia, sino también a ser hombres de provechos y del futuro. Para mí fue el mejor profesor y persona que he tenido en la vida.

En cuanto a la fotografía que me remite el amigo Carmelo Escobar, observamos que está tomada dentro de la inolvidable aula del colegio, en color, por unos turistas extranjeros que visitaban el entorno.

Corresponde al principio de los sesenta del siglo XX, no me encuentro en ella, ya que pasé a realizar el segundo curso de bachiller a la Academia Mercantil Atlántida que estaba al lado de mi casa en la calle Calvario, para poder estudiar el idioma francés con el profesor Don Félix Calzadilla Rocío, y las demás disciplinas con mi querida maestra Doña Estela Quintero Estévez.

Esta fotografía me trae grandes recuerdos de mis pasos por el laureado colegio de San Fernando. Todos los alumnos fotografiados en ella, fueron mis compañeros en dicho centro docente, reconozco a todos, que me perdonen puesto que solo puedo apreciar algunos de ellos.

En el centro el maestro Don Fernando Álvarez Árbelo, por la izquierda: Gustavo Cruz, Hipólito Rodríguez, Pedro Padrón, Rubén Rodríguez, Pico el Palmito, Jesús y Antonio García, Nono Domínguez, Mario (platillero de la fanfarria Orotava). Por la derecha; Domingo y José Hernández, Mario, Carmelo Escobar (propietario de la fotografía), Antonio Coronado y abajo; Maximino y Orlando Álvarez Padrón, Ángel Coronado etc…...

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL