domingo, 7 de abril de 2024

GILBERTO

Gilberto Naranjo Sosa nació en Santa María de  Guía de La Palmas de Gran Canarias el día cinco de abril de 1936 y falleció en la Villa de La Orotava el siete de Abril de 2024 recién cumplido los 88 años.

Le conocí cuando yo tenía onces años de edad, ya que enamoraba con mi hermana Carmen Álvarez Abréu (Carmilla), con la que contrajo matrimonio el cuatro de febrero de 1962 precisamente el día de la festividad de San Gilberto.

Realizó el servicio militar en la aviación en las antiguas ex - colonias españolas del norte de África.

Vino a la Villa de La Orotava precisamente a trabajar como funcionario de meteorología en el  puesto de Izaña.

Trabajo que compartió a partir de  la implantación de  Televisión Española en ese territorio en el año 1964 como técnico de mantenimiento.



Su principal hobby fue la radio, por lo que ejerció de radioaficionado, inscrito en el grupo de la Villa de La Orotava, y comunicándose con todo el planeta desde su domicilio particular. En esto cultivó un magnífico trabajo, en la puesta en antena la operación cemento a través de su emisora particular con los radioaficionado de Venezuela, para la confección del polideportivo del Colegio de San Isidro de La Villa de La  Orotava, así como comunicándose con los familiares de otros lugares, sobre todo de centro América en la época del sufrimientos de  terremotos.

Amante de la Romería de San Isidro y Santa María de La Cabeza de  la Villa, así como de las fiestas mayores, cada año preparaba su domicilio particular para agasajar a sus amigos.



Le estoy agradecido por haberme hospedado amablemente en su casa de  la Torrita durante onces meses, cuando mi madre María del Carmen Abréu González se vio obligada a vender nuestra casa que había sido nuestro domicilio donde nací y me crie, a la espera de la fábrica del apartamento que iba hacer nuestro nuevo domicilio en la calle el Calvario de la Villa.

Descansa en paz en ese territorio colmado de fe y misericordia.

Un abrazo hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

sábado, 6 de abril de 2024

EL MOLINO DE ISABEL O ISABEL LA DEL MOLINO


 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “EL MOLINO DE ISABEL O ISABEL LA DEL MOLINO”: “…Como ya he comentado en otras ocasiones, en el tiempo de mi adolescencia todos los chicos jugábamos en la calle a la pela, a la quedada, a la pelota y al escondite.

Entre los chicos estaban Justo y Paulillo, que eran hijos de Isabel y Santiago Oramas, y los entenados Narciso y Santiago, ya mayores que nosotros. El molino hace hoy esquina con la calle de San José; la entrada al molino, lo mismo que a la vivienda, es por un gran zaguán que divide el molino de la vivienda. Tenía en el medio del piso una gran arquilla tapada, donde llegaba con mucha presión el agua. Supongo que era la que movía las piedras. Al entrar a la derecha estaba un gran portalón que, aunque se comunicaban, no tenía nada que ver con el molino (era la vivienda). Al fondo, se veía un patio con flores y una piedra de lavar, y una cuadra, y a la izquierda una pequeña azotea donde estaba una vieja escalera para subir al cubo y a nosotros no nos dejaban subir, pero a escondidas subíamos. Era peligroso pero era bonito ver con qué presión llegaba el agua allá arriba. Al ser amigos de los hijos de Isabel Justo y Paulillo, jugábamos mucho en el patio y íbamos a ver picar las piedras. Un día, jugando en la cuadra, uno del grupo con un gancho que tenían para el estiércol le dañó un ojo a Paulillo.

En aquel tiempo, al molino venía mucha gente a moler y no existían tostadoras, y para los clientes del campo mi madre puso en el patio de mi casa en un poyo dos tostadores y dos reverberos y con las tablas de los cajones que venían con la mercancía tostaban y de allí al molino, mi madre aprovechando las brasas para turrar unas papas que eran riquísimas. Estaba a cargo del molino Seña Carmen Estrada, y estuvo muchos años trabajando con Isabel Juanquina, que era del monturrio hasta que emigró a Venezuela, y Mercedes Estrada, según nos contaba mi madre, que Seña Benigna viviendo allí le alquiló el cuarto que está para la calle de la vivienda, y mis padres pusieron allí la primera venta.

Allí conocí, aparte de Isabel, a sus hermanos maestro Pablo que era mi padrino, y a maestro Juan que era el padrino de mi hermano Evelio, y a Candelaria, a Justo y a Higinia. Sabían que eran hermanos, pero pocas veces los veía por allí. La entrada al molino estaba a la izquierda y para subir a la tolda tenía tres escalones. El molino estaba dividido con tabiques de listones forrados con sacos de tres listas albeado de blanco, y allí vivía la hermana Candelaria, con su marido Joaquín, su hijo también llamado Joaquín, y su hija María Victoria.

Los hermanos maestro Pablo y maestro Juan eran carpinteros de la empresa de Don Diego Álvarez y en el salón que habían tenido mis padres la venta lo ocuparon más tarde para hacer los cáncamos. Ellos fueron junto a mi hermano Justo los que hicieron la caja para enterrar a mi padre; más tarde montaron su carpintería propia en la calle Hermanas de la Caridad. Con el tiempo se quedaron los primos Pablo y Manolo.

Un día entré al molino y me encontré con un señor ya de edad, y al preguntar, me dijeron que era Señor Justo, el padre de todos ellos. Después sé que lo vendieron a los conocidos por Manuel, el de Juanica, y Carmen, la de Ramón Leal. Hoy lo tiene su hija Lilia…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

miércoles, 3 de abril de 2024

MÁXIMO Y LOS NIÑOS QUE JUGABAN CON LOS SANTOS


 

Máximo Hernández García “Castro”, nació en la Villa de La Orotava en el año 1935 y falleció en la misma Villa el 3 de abril del 2024 a los 88 años de edad.

Comienzo mi relato de despedida de un amigo, convecino casi hermano con el lema “Los niños que jugaban con los santos” en su homenaje, porqué en la mansión del balcón medio gótico de la acera enfrente, Máximo organizaba su Semana Santa, con una auténtica exposición de Pasos Procesionales en el cuarto que llamaban el “del papel”, por ser donde su querido padre don Lorenzo Hernández Castro depositaba los pliegos de su imprenta.

Semana Santa esplendorosa, porque en la mencionada sala “del papel” de la imprenta de su padre, tenía unas estanterías con anfiteatro y escalera para su acceso. Celebraba en ese noble lugar la entrada del Cristo de La Columna del Sevillano Pedro Roldan a la encantadora plaza de nuestro Ayuntamiento, o el encuentro de la plaza del Teatro con el Nazareno de Santo Domingo que formalizaban en el patio de dicha casa. Esto sí que fue una verdadera joya de arte, porque Máximo hacia de “su” Semana Santa un resplandor disfrazado con mantillas, peinetas y velas incluidas, sólo le faltaba la banda de música del maestro Berenguer, casi la tiene gratis, para culminar su verdadera diversión, porque la magnanimidad de toda esta recreación aniñada daba la vuelta a la manzana de nuestra calle El Calvario. 

Máximo, entonces contrastó amistad con mi primo Miguel Ángel Barbuzano González que se pasaba sus vacaciones estivales en mi casa de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava, para disfrutar de las fiestas mayores y de sus vacaciones escolares.

Máximo que entonces era un enamorado de las procesiones infantiles (los niños que jugaban con los Santos), quizá no tuvo tiempo de engalanar al chicharrero Miguel Ángel de sumo sacerdote para que le expusiera los sagrados sermones en los pequeños pulpitos que colocaba sobre los bancos de la plaza de Franchi Alfaro, y ataviar  sus chavalas procesiones.

La verdad que Máximo era un hombre excelente, un magnifico comunicador, un sobresaliente cristiano, de  la iglesia, de las parroquias de los pueblos, de las tradiciones, un enamorado de las procesiones de las bandas de música, de  todo el espectáculo religioso, que no solo disfrutó y parió, si no que vivió desde dentro, ya que su pertenencia a las oraciones nocturnas era evidente.

Le conocí desde mi infancia, siempre dándole latas en el comercio bazar de su casa, siempre hablando con él de las procesiones, de las bandas de música y de la vida de mis padres, de sus padres, era un hermano de más de mi familia.

Máximo te fuiste el mismo día y mes pero con un año de diferencia de la marcha de mi hermana Lola, tu vecina,  amiga y hermana.

Espero que en el paraíso eterno colmado de paz y misericordia sigas realizando tus procesiones infantiles, tus creencias y tus magnificas aficiones llenas de religiosidades.

Máximo un abrazo, hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


lunes, 1 de abril de 2024

COLEGIO DE SAN FERNANDO (III)

El amigo de la Villa de La Orotava CARMELO ESCOBAR residente en Santa Cruz de Tenerife, remitió entonces (01/04/2024) esta inolvidable fotografía en color del Colegio de San Fernando de la Villa de La Orotava.

El Colegio de San Fernando de la Villa de La Orotava, estaba situado en la calle de San Francisco, frente a la casa de Los Balcones, la que hoy conocemos por la Casa del Turista.

Mansión número 4 de la Calle de San Francisco de la Villa de La Orotava, conocida por la Mansión Molina. Edificada por Francisco de Molina y López de las Doblas, ubetense establecido en La Orotava, donde casó el 31 de agosto de 1593 con Isabel de Lugo y Valcárcel, hija del regidor Francisco Benítez de Lugo y de su segunda esposa, Isabel de Cabrera.

Tiene dos plantas, en su fachada destaca la portada plateresca de cantería, de líneas sencillas, con pilastra cajeadas, sobre las que aparecen círculos. El balcón descubierto, muy estrecho y de bellos balaustres torneados, tiene base de cantería con dos remates laterales.

En la década de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, estaba ubicada en la parte baja a la izquierda el Colegio de San Fernando, En la portada central Talleres de Bordados y Calados de Doña Eladia Machado, a la derecha la vivienda de don Manuel Hernández y familia. Y en el segundo piso la vivienda del recordado practicante sanitario don Pedro Melián y señora.

El colegio de San Fernando fue promovido al principio de los cincuenta del siglo XX por los hermanos maestros Nacional; Maximino y Fernando Álvarez Árbelo.

Contaba de una sola aula, mixta en distintos niveles, desde el párvulo hasta segundo de bachillerato, además contaba con clases de contabilidad y mecanografía.

En principio en horario diurno de 9 a 12 horas y tarde de 14 a 16 horas, solo para masculino, lo trabajaba Don Fernando Álvarez Árbelo. Y continuaba desde la 16 hasta las 19 horas con las féminas. Y nocturno para alumnos que trabajaban de 19 horas a las 21 horas atareado en principio por don Maximino Álvarez Árbelo y finalmente don Fernando Álvarez Árbelo.

Al mediado de los cincuenta don Maximino Álvarez Árbelo, deja la enseñanza para hacerse cargo de la gestión del Jardín del Marquesado de la Quinta Roja. Su hermano Don Fernando Álvarez Árbelo, se hace cargo totalmente de los tres turnos. Hasta el final de los cincuenta, las féminas pasan a un aula en su domicilio particular en el Barrio orotavense “Los Cuartos”, con su señora doña Juana.

El Colegio de San Fernando desaparece como tal, al mediado de los sesenta del siglo XX, debido que Don Fernando Álvarez Árbelo y su señora, se integran por oposiciones en las Graduadas de La Concepción.

Muchos fueron sus alumnos desde el comienzo de su actividad, y muchos se integraron en el mundo laboral, con suficiente preparación, así como otros llegaron a graduase en carreras universitarias.

Formé parte del alumnado de dicho centro docente hasta el primer curso de bachiller. Para hacer segundo de bachiller pasé a la Academia Mercantil Atlántida de la calle El Calvario y poder estudiar el idioma francés. 

Y a partir de ahí me reincorporé de nuevo al Colegio de San Isidro y terminar el bachiller superior y revalidas

Hablo de reincorpórame al Colegio de San Isidro, debido a que una vez cumplido el parvulario en el Colegio de la Milagrosa con Sor Dolores Borges, me matriculé en la clase Chica del Colegio de San Isidro, pero la abandonaba llorando y con depresiones.

Mi padre Juan Álvarez Díaz, me puso en San Fernando por la amistad que tenía con los hermanos Maximino y Fernando Álvarez Árbelo, ya que en casa no me podía quedar.

Mis recuerdos en san Fernando fueron imborrables, de una trayectoria ascendente en la enseñanza, unos compañeros magníficos, muchos de ellos me acompañaros posterior a terminar el Bachillerato en el Colegio de San Isidro. Recuerdos imborrables, de la pizarra en la esquina izquierda del aula, el despacho de don Fernando en el centro, una pequeña imagen de San Fernando ubicada en un pequeño retablo en la pared del lado sur. El aseo a la derecha y una ventana enorme con cristales opacos, que nunca se abría, pero entraba la suficiente luz natural del patio allí existente.

Don Fernando Álvarez Árbelo, fue un gran profesor, que se preocupaba de que sus alumnos aprendieran, no solo la docencia, sino también a ser hombres de provechos y del futuro. Para mí fue el mejor profesor y persona que he tenido en la vida.

En cuanto a la fotografía que me remite el amigo Carmelo Escobar, observamos que está tomada dentro de la inolvidable aula del colegio, en color, por unos turistas extranjeros que visitaban el entorno.

Corresponde al principio de los sesenta del siglo XX, no me encuentro en ella, ya que pasé a realizar el segundo curso de bachiller a la Academia Mercantil Atlántida que estaba al lado de mi casa en la calle Calvario, para poder estudiar el idioma francés con el profesor Don Félix Calzadilla Rocío, y las demás disciplinas con mi querida maestra Doña Estela Quintero Estévez.

Esta fotografía me trae grandes recuerdos de mis pasos por el laureado colegio de San Fernando. Todos los alumnos fotografiados en ella, fueron mis compañeros en dicho centro docente, reconozco a todos, que me perdonen puesto que solo puedo apreciar algunos de ellos.

En el centro el maestro Don Fernando Álvarez Árbelo, por la izquierda: Gustavo Cruz, Hipólito Rodríguez, Pedro Padrón, Rubén Rodríguez, Pico el Palmito, Jesús y Antonio García, Nono Domínguez, Mario (platillero de la fanfarria Orotava). Por la derecha; Domingo y José Hernández, Mario, Carmelo Escobar (propietario de la fotografía), Antonio Coronado y abajo; Maximino y Orlando Álvarez Padrón, Ángel Coronado etc…...

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

domingo, 31 de marzo de 2024

BRINDANDO CON EL BUEN VINO


 

El amigo de la Villa de La Orotava José Polegre Árbelo “Pepe” desde la octava isla Venezuela me remite esta interesante fotografía de orotavenses, disfrutando de aquellos inolvidables caldos de nuestro Valle de La Orotava.

Brindando con el buen vino tinto, en la primitiva ACADEMIA un bar restaurante de la Villa de La Orotava que fundó la familia Quintero-Santos y que se prolongó a un Hostal y un Merendero en el Portillo de Las Cañadas y que estaba situado en el viejo camino que unía la calle Calvario con la Sidrona.

Esta panorámica referente a los años cincuenta del siglo XX. El amigo Pepe me indica los fotografiados: “…Don Gabriel González “matarife” que lo conocíamos por “EL PELADO” es el segundo y el cuarto es mi abuelo Don Eloy Árbelo y al lado Pedro González “EL CRUZANTERO” casado con doña Gregoria Mesa, que tenía en la Cuesta de la Villa el merendero “El Pajar”, que heredó Cipriano González “Tani”…”.

Conozco uno más. El que está detrás de la barra, Paco Quintero Santos operario-familiar de la mencionada Academia.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

CUANDO COMPETÍAN DOS BANDAS DE MÚSICA EN LA PROCESIÓN DEL CALVARIO DEL MEDIODÍA DEL VIERNES SANTO OROTAVENSE

El amigo de la Villa de La Orotava JULIO CASTAÑEDA actual director de la Banda de Música de la Agrupación Musical Orotava, remitió esta interesante e histórica fotografía que compartió en el Facebook, sobre el  paso de  la Piedad de Estévez por la calle de  la Carrera de la Villa de La Orotava, un viernes Santo al mediodía del principio de los años treinta del siglo XX.

Entonces en la procesión del Señor del Calvario, participaban dos bandas de músicas; la Municipal de La Villa de La Orotava dirigida por don Tomás Calamita y Manteca y la Filarmónica del Realejo Bajo dirigida por don Agrícola E. García.

En la fotografía se aprecian las dos bandas, la del uniforme blanco marino la Filarmónica del Realejo Bajo y la del uniforme caqui la Municipal de la Villa de La Orotava.

La panorámica está tomada en la calle de La Carrera, frente a la farmacia de Fuentes (actual Mercadona), y el inmueble donde estaba la central telefónica (actual almacenes Herreros).

Cuentan que este espectáculo de las dos bandas era eminentemente emocional con una rivalidad enorme musicalmente hablando, ya que don Agrícola que había sido titular interino de la Banda Municipal de la Villa, fue desplazado por el vallisoletano don Tomás Calamita y Manteca que se había ganado la plaza en propiedad tras superar la oposición.

Todo este acontecer se le debió a un ex - músico de la municipal de La Villa de La Orotava don Manuel Fariña Hernández administrador de la Firma “Ascanio”, que como era devoto máximo del Cristo del Calvario todos los años invitaba a su procesión a la célebre Banda de Música La Filarmónica del Realejo Bajo.

Al principio competían con los directores; don Tomás Calamita y Manteca y don Agrícola E. García, que a sus fallecimientos, se siguió el espectáculo con don José Berenguer Sánchez nuevo titular de la Municipal de la Villa por oposición y don Enrique Olivera González por la Filarmónica del Realejo Bajo.

Todo terminó a partir del incendio del convento realejero de san Agustín donde la Filarmónica tenía sus sedes y cuarto ensayo, perdiéndose sus seres e instrumentos y por parte de la  Municipal de la Villa de La Orotava, que en el mes de septiembre del año 1954 el ayuntamiento le dio de baja definitiva a su banda de música.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

miércoles, 27 de marzo de 2024

AZÚCAR. DIABETES. OBESIDAD. (III DE IV).

El amigo de la Villa de La Orotava ISIDRO FUENTES MELIÁN “MÉDICO” remitió entonces (19/03/2024) estas notas y fotografía que tituló “AZÚCAR. DIABETES. OBESIDAD. (III DE IV)“…Siempre haciendo un relato muy simplificado, muy simplista, tratando de aclarar conceptos más generales y básicos, la Diabetes Tipo II  engloba en diferentes estadísticas entre el 80 y el 90 % de todos los diabéticos.

También este Tipo II (no insulinodependientes)...  ...nunca se llegaría a ser diabético, sean cuales fueren su forma de vida y/o hábitos alimentarios. Siempre estará relacionado con alteraciones genéticas de los cromosomas. Una compleja interacción entre múltiples genes y diversos factores ambientales aún no completamente entendidos. Sin esta condición genética  nunca se llegaría a ser diabético, llévese el tipo de vida y hábitos de comida que se lleven…..

Los páncreas de estos diabéticos fabrican insulina, pero con baches en su producción, digámoslo asi, y , tal vez, defectos en su “construcción” a los que se puede sumar, para complicar más las cosas, cierta “resistencia” del motor (las células ) para utilizarla en el momento que la necesite. Es decir, el coche tiene gasolina, que puede ser de dudosa calidad, que a veces falla o es insuficiente y otras, para colmo, se encuentra con que el motor tiene dificultades  para utilizarla,(¿problemas del “motor” en estudio?) aunque, mal que bien, la utiliza.

Esto conlleva una serie grande de casos de diabéticos que van desde los más benignos, incluyendo a los prediabéticos, que solo han heredado la propensión a padecerla pero aún no son diabéticos, a los más graves con semejanzas a los insulindependientes o Tipo I, que ante la menor o mayor contrariedad como enfermedad añadida, procesos quirúrgicos, infecciones graves, problemas vivenciales, angustias, ansiedades, iras, cabreos  mantenidos, o excesos de gula, obesidad, hipertensión arterial, colesterol del malo elevado, sedentarismo y cosas por el estilo, pueden entrar en descompensación o en la grave  cetoacidosis diabética. .- Ya hay estudios genéticos que apuntan a   un cierto  tipo de diabetes, sui generis, que está a caballo entre la Tipo I y la Tipo II.

En ese ranking entre los extremos, desde más benignos a más graves, colocábamos a los diabéticos según ciertos parámetros: las glucemias ya en ayunas, ya postprandiales o tras sobrecarga con glucosa, (tomar una cantidad de glucosa determinada y  ver cómo evolucionan las glucemias en las horas siguientes); también la sintomatología del inicio del proceso y, para mi muy importante, la glucosuria: la mayor o menor cantidad de glucosa que se pierde en la orina. También  la importancia de la historia familiar y, por supuesto, la alimentación y los hábitos de vida,  junto a la existencia o no  de otros llamados  “factores de riesgo” como hipertensión, colesterol, obesidad, etc. que abren muchos interrogantes a los clínicos, incluidos los médicos de cabecera, y a los investigadores.

Desde luego , en el primer plano de mi experiencia, estaban: a.- las glucosurias (glucosa en la orina) ; b.- los niveles de glucosa en sangre a lo largo del día, con tantas determinaciones como  fueran necesarias; c.- los antecedentes familiares; es decir, los específicos defectos genéticos,  tan de boga en la actualidad, que abren la esperanza a la solución de tantas incógnitas  que siguen sin respuestas en esta enfermedad que se puede catalogar ya como “Epidemia Mundial”.

La importancia de saber los niveles de glucosa en sangre  en determinados momentos junto a la cantidad de glucosa en la orina eran claves para el buen control del diabético insulindependiente.

Conocer la glucosuria fue uno de los métodos, para mi imprescindible, durante muchos año. El paciente recogía la orina de 24 horas, desde la primera hora de la mañana a la misma hora del dia siguiente, la medía y me  traía una muestra en un frasquito bien limpio o esos de plástico propios para análisis de orina. Con el método de Bénedict, sencillo y bastante exacto, se cuantificaba la glucosa en gramos por litro de orina (Grs./Litro) y esa cifra de glucosa, “derramada” por “rebosar” en tu cuerpo,  te indicaba cuantas unidades de Insulina necesitaba el enfermo como tratamiento. Luego vinieron las tiras reactivas para la orina con escala de colores según cantidad de glucosa, que sustituyeron satisfactoriamente al sistema Benedict.

En el uso y dosis de la Insulina siempre se ha intentado imitar, remedar, al páncreas, cosa harto difícil, si no imposible, ya que el páncreas segrega la insulina según necesidad y en la cantidad justa, como un reloj de precisión. Se ha intentado lo mismo con insulinas de acción rápida, semilentas, lentas y hasta ultralentas y por último las “Bombas de infusión continua” de insulina. Lo mismo ocurrió con los antidiabéticos orales para los enfermos que no necesitaban insulina prescritos para tomas  cada 3-6 horas, cada 8 o 12 o incluso cada 24 horas…. :un solo comprimido al dia.


Foto de Internet.-“Bomba de infusión continua” de insulina.¿ Aun poco utilizada en España en relación con el resto de Europa? ( Verificar con  estadísticas actuales).

Como era lógico, ninguno de estos tratamientos lograba imitar al páncreas en su secreción de insulina, pero el uso de la insulina sí  que alargó, y muchísimo, la vida de estos pacientes lo que dio lugar al aumento estadístico de las complicaciones tardías de la enfermedad y la necesidad de estudios más profundos en busca de sus causas. Siempre ha estado sobre el tapete, con miles de estudios,  con detalles controvertidos, buscando la relación entre complicaciones tardías y su relación con su bueno, no bueno, mediocre, malo o muy malo control de las cifras de glucosa en la sangre.

En los años noventa aparecieron dos estudios que, creo, marcaron la pauta a seguir que se ha mantenido hasta la actualidad. Aclaro: digo creo, pues ya los contactos con los enfermos se perdieron dada mi jubilación. Uno se hizo con diabéticos Tipo I, se publicó con el nombre “Diabetes Control and Compliction Trial”, conocido por “DCCT” y el otro como “UKPDS” (United Kingdom Prospective Diabetes Study) con diabéticos Tipo II.

El “DCCT” se hico en EE.UU. durante 10 años con 1.441 pacientes, entre 13 y 39 años de edad, sexos H/V al 50%, todos  con al menos un año de diagnosticada la diabetes y no más de 15 años padeciendola.

(Continua)…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL