viernes, 7 de enero de 2022

GENERAL BERENGUER Y PISONE EN EL RECUERDO


 

Fotografía de la izquierda, General Berenguer Pisone, debutando en la Banda Municipal de La Villa de La Orotava, al mediado de los años cuarenta del siglo XX, que dirigía y era titular su padre don José Berenguer Sánchez.

La de la derecha, está tomada en Rota (Cádiz).

 

Nació en Rota en la calle Pérez de Bedoya N°. 6 el 14 de noviembre de 1933. Y falleció en la misma ciudad el siete de Enero de 2022, a los 88 años de edad.

A la edad de doce años (1945) su familia tuvo que desplazarse a La Orotava, una Villa de la isla de Tenerife, ya que su padre fue destinado allí como director de la Banda Municipal de Música. Después de innumerables peticiones que le hizo a su padre, ingresó en la Academia de Solfeo de la citada Banda, debutando en la misma dos años después (tenía entonces 14.años), tocando el clarinete  - requinto. Transcurridos unos meses, pasó al clarinete - soprano, pues sus dedos habían crecido y ya podía tapar correctamente sus orificios o pabellones digitales. Debido a los conocimientos adquiridos, colaboró con su padre en las clases de solfeo, copiando papeles (entonces no existían fotocopiadoras ni ordenadores) e, incluso, ayudaba en sus funciones al archivero.

A petición de su padre estudia violín cursando cinco de los ocho cursos de que constaba la carrera completa, ya que en La Orotava no había un profesorado titulado en violín que le pudiera enseñar los cursos superiores de este instrumento. También llegó a tocar el saxofón alto. Permaneciendo en la banda municipal de La Orotava hasta que la administración, por cuestiones económicas, decretó su disolución en el año 1955, pasando su padre a la situación de excedente forzoso.

Desde que llegó la familia Berenguer a La Orotava, sus pensamientos estuvieron siempre en ése rinconcito tan maravilloso del sur de Andalucía, en Rota. Nunca pensaron quedarse en las "islas afortunadas", a pesar de sus maravillas y de su incomparable clima.

Regresando a Rota en el año 1955. Poco después ingresó en la Caja de Reclutamiento de Tenerife, por lo que se ve obligado a regresar nuevamente a la isla para cumplir con el servicio militar, concretamente en el Regimiento San Carlos Nº 49 de la capital. En aquel tiempo España tenía problemas en el Sahara y en Aiún, y el reemplazo de 1957 que tenía que ir a dichos territorios se queda en la isla para hacer el periodo de instrucción en el campamento de Hoya Fría. Al haber solicitado su ingreso en la Banda de Música del Regimiento y gracias a sus estudios musicales, los mandos superiores le pidieron que organizase una banda de cornetas y tambores (con el reemplazo que se quedaría en la capital y que estaba realizando el campamento en La Orotava), consiguiéndolo con éxito, por lo que fue felicitado por sus superiores. Aquí recibe el grado de cabo corneta, causando ciertas bromas entre los generales y oficiales de Capitanía. “¿Cómo un "general" podía ser cabo? ¡Y además corneta!..." Esto le sirvió para tener ciertos privilegios, ya que fue nombrado como encargado de la sección de cartografía, que le permitió disponer de tiempo para dedicárselo a dibujos artísticos, consiguiendo el primer premio en el certamen que se organizó en el regimiento. En esta época también participó con los últimos componentes de la banda que había dirigido años antes su padre, en las fiestas de la Orotava.

Cumplido el servicio militar, regreso a Rota, donde continuo desarrollando sus conocimientos musicales y organizo tres bandas de cornetas y tambores; - Colegio Salesianos, Frente de Juventudes y Municipal.

En la primavera de 1960, siendo alcalde D. Antonio García de Quirós, fue requerido para organizar la Academia Municipal de Música, con la idea de formar, posteriormente una banda de música. La academia estaba situada en la planta baja de las actuales oficinas técnicas municipales. Su primera labor fue reparar los instrumentos que quedaban de la primitiva banda. Estuvieron abandonados sabe Dios dónde, pues estaban en, muy malas condiciones y las reparaciones fueron muy laboriosas. Gracias a los dos primeros alumnos de la academia, don Manuel Gutiérrez y don José Antonio Castellano lograron ponerlos en funcionamiento, ellos los limpiaban y General Berenguer los reparaba.

Por esas fechas sus padres habían regresado a Tenerife para visitar a sus tres hermanos que residían allí. A su regreso, le pedió a su padre don José Berenguer Sánchez que le ayudara en las clases, cosa que consiguió después de unos ruegos. Su ayuda fue fundamental, pues el elevado número de alumnos hacía el trabajo poco menos que imposible para una sola persona, además, los conocimientos de su padre eran superiores a los suyos. Debido a esto y como hijo, le "entregó a su padre la batuta", llevando él la dirección, aunque General Berenguer era el titular de la academia.   

Todo transcurrió maravillosamente y la labor de su padre fue inmejorable. Viendo el delegado (don Rafael Palomeque) la buena marcha de la academia, le pidió que realizaran una actuación para demostrar los resultados del trabajo. La primera actuación fue tocar en la procesión del Corpus Christis del año 1961. La actuación y el pasacalle anterior fueron maravillosos. Para este debut, su padre don José Berenguer Sánchez compuso expresamente dos marchas procesionales  J.H.S.  Y  Clavel Mariano, siendo felicitados por la Corporación Municipal.

Padre e hijo sabían que al hacer la primera actuación les exigirían más. Dieron conciertos en la época estival y participaron en todas las fiestas locales. El trabajo de su padre no consistía ya en dar clases, sino que debido a las exigencias del Ayuntamiento, se vio obligado a ir formando un archivo, ya que de la anterior banda (que había sido dirigida por él hasta 1943) no había quedado absolutamente nada.

En el año 1962 se rodó en Rota una película, co - producida por RTVE y por la Televisión Francesa, titulada Castillos en la arena, en cuya filmación participó la banda durante cuatro días, recibiendo felicitaciones del Ministerio de Cultura y del Director de RTVE. En ese año y siguientes también participaron en la coronación de la Reina del Carnaval de Cádiz, siendo las nietas del anterior Jefe del Estado. Todo esto hizo que la Banda tomara gran popularidad en toda la provincia gaditana, y las actuaciones se fueron incrementando.

En el año 1963, don General Berenguer Pisone por estar su esposa María Candelaria Villar Sacramento enferma, tuvo que volver a La Orotava (de donde ella era natural, familia “Villar”) y se vio obligado a dejar la dirección de Academia y Banda a su padre. Al día siguiente de llegar a la Villa tinerfeña, un directivo de la banda de La Orotava le ofreció la dirección de la academia de música de la Banda de la Agrupación Musical Orotava, lógicamente lo aceptó, y, además formó parte de esta otra magnífica banda entonces dirigía don José Tesifón Jiménez, por segunda vez, como clarinete principal, copista, reparador de los instrumentos y subdirector. También colaboró con otras bandas de la isla como instrumentista. Una vez recuperada de salud su señora, regresan a Rota en el año 1964 y se hace cargo nuevamente de la dirección de academia y banda de música, aunque por un corto espacio de tiempo, debidos a unos incumplimientos por parte del Ayuntamiento hicieron que abandonara definitivamente la dirección. Al ser su padre mayor, le pidió al delegado de la banda don Miguel Navarro, que buscase un sustituto, siendo éste don Enrique Galán.

Por la prensa de Santa Cruz de Tenerife se enteró en un artículo publicado en el periódico EL DIA, en el cual hablaba de sus colaboraciones con la Banda de la Agrupación Musical de La Orotava, que la junta directiva de dicha banda tenía el recto de nombrarle director de la misma.  Pero la  petición del gaditano Sr. Galán le hace volver a la banda de Rota como clarinete principal y desinteresadamente ayudaba a impartir clases de instrumento y solfeo. Posteriormente fue nombrado subdirector por los componentes de la banda, cosa que no agradó mucho al director. Debido a la polémica que éste creó a su alrededor abandonó inmediatamente la banda. 

En el año 1983 el Ayuntamiento le pide que se haga cargo de la Academia Municipal de Solfeo, impartiendo clases hasta el 14 de Noviembre de 1998, día de su jubilación. Durante esta última época impartió clases a cientos de alumnos de todas las edades (desde cuatro años hasta jubilados) a los que presentaba a los exámenes extraordinarios de los diferentes Conservatorios de la Provincia año tras año. Las brillantísimas calificaciones obtenidas hicieron que la Academia Municipal de Solfeo tuviera gran repercusión en la prensa de la provincia gaditana. También le ofrecieron impartir clases en Arcos de la Frontera. Muchos de estos alumnos se han convertido en docentes o se encuentran desarrollando su labor en entidades culturales.

Fueron 45 años dedicados a la enseñanza de la música. Después de tantos años, han pasado por su atril miles de alumnos, a los cuales les ha tratado correctamente y con todo su cariño musicalmente hablando.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

PENA PENITA PENA

Fotografía de mi colección particular referente a la máquina de coser de mi madre María del Carmen Abréu González, que fue una excelente modista de caballeros.

 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “PENA PENITA PENA”, referente a recuerdos de su infancia, y de su adolescencia: “…Volviendo a los recuerdos de mi niñez, en aquel tiempo yo usaba las lonas de goma, eran cerradas con tela blanca, la marca era Stilo y cuando se me rompía la tela, mi madre me mandaba, con las gomas y un pedazo de tela de dril a La Piedad a la casa de Siña María “la chocha” para volverlas hacer. Las dejaba tan bien que duraban más que las de fábrica. Por aquel tiempo era por necesidad (hoy se las ponen por lujo). Mi madre era muy habilidosa, le gustaba mucho coser; a los calcetines les metía un huevo de madera para surcirlo. Los dejaba que parecía una obra de arte (hoy los votan). Se ponía al pie de su máquina Singer, la cual conservó a remendar los pantalones con otros viejos. Se notaba el parche, pero le quedaban bien, al menos no enseñábamos el culo, que eran por donde más se rompían (¡coño! hoy vienen rotos de fábrica y si no los rompen para estar a la moda, como diría Chona: “yo me quedo boba”. También nos hacía los calzoncillos de muselina, eran tan grandes y tiesos que nos llegaban por debajo de las rodillas, por detrás en la cintura le hacía un cruzado y por delante con dos botones y la bragueta. Como escaseaba las telas, aprovechaba las sacas que venían con el azúcar de Cuba, las cuales estaban litografiadas y no se podían quitar las letras, ya que en aquel tiempo, no había llegado por aquí la lejía, y aunque parezca una broma, a uno de mis hermanos le tocó en el culo la parte donde ponía: 50 kilos neto. En verdad nos reíamos, con la tela que gastaba para hacer uno haría media docena de los que usamos hoy. Con el tiempo la lejía la fabricaban en La Orotava, Manuel en La Cancela, Meme en la calle de San Juan y Augusto en La Torrita, terminando este último con una gran fábrica en la Urbanización de La Fariña. Todos los chicos juntamos las botellas vacías por las casas para llenar la lejía, nos las pagaban a 0,20 céntimos de los de antes y más tarde Augusto con su hermano montaron una pequeña tostadora de café de malta que vendían por las ventas en grano y molida en la parte baja de la casa de Angelina la de Saturio Leal en La Torrita. Como son las cosas, lo que antes bebíamos porque no había otra cosa (que ruin era). Hoy se toma para no engordar. En el patio de mi casa, teníamos una planta de hierba luisa, muy frondosa, y la gente todos los días venía a pedir un gajito, decían que era para hacer una taza de agua. Creo que si venían tantas veces que terminaron con la planta y aunque les cueste creerlo muchas fatigas mato. Era la mejor para comer con gofio. Cuando yo estaba trabajando casa de mi tío Egon, desnatábamos la leche para hacer la mantequilla. En esa época me tocaba a mí vender la leche desnatada mucha gente iba porque la necesidad les obligaba, era barata y en aquel tiempo sólo la comían los pobres y hoy todos la toman para estar a la línea para no engordar y se da el caso que es al mismo precio que la leche entera.

Hace unos días pasé por un contenedor de la basura y vi dos colchones que los había dejado allí (muy mal hecho por parte de los que los dejaron porque sin coste y solo con una llamada se lo recogen en su domicilio). Me quedé mirándolos, estaban completamente nuevos ignorando cuál era el motivo de aquel abandono. Me marché pensando en cómo dormíamos en mi casa en aquellos tiempos, en un colchón que estaba lleno con Clin, y cuando te movías te pinchabas y te hacía brincar. A pesar de todo éramos unos privilegiados, porque otros dormían en colchones llenos de fajina. Yo les pondría de multa a los que dejaron los colchones, no económica sino como castigo pagarla durmiendo quince días en un colchón de Clin, y otros quince en el de fajina, estoy seguro que no volverían más nunca a dejarlos botados allí. ¿Están de acuerdo jaja?...”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

miércoles, 5 de enero de 2022

LA RECOVA

Fotografía de mi colección particular referente a vista parcial del claustro del convento de San Nicolás, donde durante varias décadas se instaló la Recova municipal de la Villa de La Orotava.

 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “LA RECOVA”, referente a recuerdos de su infancia, y de su adolescencia: “…En mi comentario de hoy voy a recordar cómo era la recova en La Orotava. En mi adolescencia, al ser el más pequeño de los barones me tocaba ser el niño de los mandados. Por aquel tiempo, a mi padre le descubrieron que era diabético y mi madre me mandaba a comprar las verduras y la carne, porque en aquel tiempo, estaba seguro que las encontraría en el puesto que tenía Jerónima, su hermana Isabel y su marido Celestino. De Jerónima, tengo un simpático recuerdo.

Un día mi madre me mandó por un kilo de bubangos pequeños, y me dijo que no tenía, pero que fuera a la venta de Doña Eusebia, que estaba detrás de la iglesia, y que ella sí tenía, que iba de parte de ella. Así lo hice, le toque y salió, y le pedí lo que quería. Ella me dijo que sí, y llamando a sus hijos pequeños, me dijo que si los quería más chicos. Yo me marché enfadado. Cuando llegué a mi casa y se lo conté a mi madre, fue una fiesta. Mi madre riendo, me comentó que a ellos les llamaban “los bubangos”, y cuando Doña Eusebia me veía, riendo siempre me lo recordaba.

A la entrada de la recova, te encontrabas con un hermoso patio, en el medio un chorro y tanto a la izquierda como a la derecha, estaban dos pollos grandes azulejados, donde tenían los puestos las pescadoras que se llamaban Felipa y su hija Amelia, Josefina y su hija Tita, Carmen, Rosario, Bernarda, Australia, Sixta y Felipa, esta última cantaba no solo allí, sino por todas las calles. Las conocí a todas ellas, porque cuando me veían entrar sin yo ir a comprar pescado, se lo mandaban a mi madre. En un local a la izquierda, que daba a la calle, estaba la carnicería de Don Pancho y sus hijos Santiago y Paco. Seguía un local, donde despachaban las papas, las vaciaban en el suelo y con una pala las despachaban como salieran; partidas, podridas y con tierra. Te las pesaban y a la cereta. Yo nunca las compre, era el encargado Manuel Patrón y su empleado Manolo Linares, que después fue empleado de los Molinas. También Sixto, siempre custodiado por Don José Antonio, el guardia. Le seguía otro local destinado para los servicios del veterinario, que en aquel entonces era Don Rafael Pinilla y el que cobraba los arbitrios, era Vicente Lucas, a la derecha estaba la vivienda de Doña Flora, con sus hijos Marcelino, su hija Lola y su hijo pequeño Tomas. Le seguían cuatro carnicerías. En primer lugar estaba la de Domingo Ojeda, con sus hijos Mariano y Domingo. En segundo lugar la de Gabriel “el pelado'', que yo la conocí como “Carnicería de carne de cochino”, posiblemente tendría de res. Nosotros éramos clientes. Mi madre compraba semanalmente muchos kilos de tocino, costillas y sus inigualables chorizos. Tengo que confesar que nos daba siempre lo mejor y que alguna vez nos obsequiaba con unos chicharrones exquisitos. Y la tercer y cuarta carnicería, eran la de Fefe y más tarde la de Don Manuel. Recuerdo una carnicería que le decía a la gente que ya no le quedaba carne, y de una forma descarada, ver a las sirvientas de los señoritos salir con la cesta llena, que se la reservaban. Cuando llegaba alguien al mostrador para comprar, le preguntaban que quien estaba enfermo en la casa.

Nadie podía vender en las calles. Venían vendiendo higos de leche y de pico. Las mujeres con aquellas cestas en la cabeza desde La Victoria y las mandaban a la recova hasta la hora de salida, que era a las once de la mañana. Algunas veces a las lecheras Tomasa, Gloria, Otilia, Cresencia, África, Lourdes y Lala que le llevaban la leche a mi tío Egon, a Don Paco Galván y a las casas particulares. A veces, les hacían llevar la leche a la recova para analizarla. Frecuentemente, se la derramaban. Ellas disgustadas, decían que tenían que analizar a las vacas y nunca supe quien tenía la razón. Les decían que estaba adulterada. Pienso que tal vez creyeran que le echaban agua a la leche. El encargado de la limpieza era Jesús el Raso y Alejandro el de Gregorita. El conductor que trasladaba la carne desde el célebre matadero, hasta allí era Don José Epifanio, en una camioneta de cuyas condiciones mejor no hablar.

Así lo viví y así lo he contado…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

lunes, 3 de enero de 2022

TRISTE AUSENCIA DE UN CARGADOR DE LAS ANDAS DEL CORPUS OROTAVENSE

Triste que esta terrible pandemia mundial, se lleve por delante a un magnifico y notable joven de la Villa de La Orotava; TOMÁS EXPÓSITO GONZÁLEZ.

Nació en la Villa de La Orotava el 16 de septiembre de 1964. Falleció en la misma Villa el 3 de Enero de 2022 a los 57 años de edad.

Perteneció a lo que en nuestras Fiestas Mayores, forman parte de la trastienda, CARGADORES DE LAS ANDAS DE PLATA DOMINICAS DEL CORPUS de la Villa de La Orotava. Una tradición que heredó de su padre el amigo Manolo Expósito González y de su abuelo Gumersindo Expósito García que conocí en la plaza de Franchi Alfaro como cuidador y mantenedor de la misma.

Triste la marcha al infinito de este joven que representaba a una magnifica y buena persona, en su corazón no le cabían más almas.

Deportista todo terreno, perteneció a los Boy Scout de San Antonio, y futbolista de los copos de nieve del UD. Orotava.

Cuando me trasladaba a la Sidrona en busca de mi automóvil que pernota en uno de sus garajes. Me lo tropezaba acompañado de su perrito en el cruce de las calles Alfonso Trujillo y Don Bosco, me saludaba con un respeto de persona extraordinaria, que no he visto en mi vida  hacer con la concordia que le caracterizaba a Tomas.

Siempre nos preocupábamos por el  resultado del UD. Orotava y a veces intercambiábamos  la situación del futbol y de los futboleros de la Villa de La Orotava.

Amigo Tomás, descansa con tu querida madre, con tu padre Manolo, con tu abuelo Gumersindo. Dile lo mal que lo estamos pasando en este terruño, por culpa de una pandemia universal.

Descansa que se te merece, en ese paraíso donde seguro que se ve el santísimo en sus Andas plateadas y dominicas, que tú llevaste en los hombros varias décadas. Territorio desconocido pero lleno de esperanza y misericordia.

Un abrazo y hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

domingo, 2 de enero de 2022

HASTA SIEMPRE “TANI”

“…En la calle del Calvario / faltan tres personas / Maria la Sorpuesta / Rita la montona / y le sigue la corriente / Amparo la Reverona…”

Empiezo el relato de esta triste noticia del fallecimiento de mi amigo Cipriano González que conocíamos por “Tani”, con esta referencia sobre estas inolvidables damas de mi calle El Calvario de la Villa de La Orotava, porque Rita la montona fue su querida madre.

Cipriano fue su nombre de pila, pero le llamaban “Tani”, que era su hermano, ambos eran amigos de mi calle El Calvario, jugábamos en la Plaza de Franchi Alfaro, desde el boliche, carro de verga, el escondido, hasta el futbol y el baloncesto. Nos divertíamos a través de golfeadas de las de antes, pero de las llamadas vivas, lo que significaba no hacer daños a nadie, sino entretenernos fraternamente con ellas.

Cipriano González “Tani” nació en la Villa de La Orotava en el año 1943 y falleció en la misma el dos de enero del año 2022.

Vivió con su madre Rita y su hermano en mi calle El Calvario, abajo cerca de la plaza de la Paz, cerca de la Ermita El Calvario, donde está nuestro Cristo, al lado de otra histórica dama de la Villa de La Orotava, Amparo “La Reverona”.

Estudió con una beca del marquesado del Sauzal, formación profesional en los Salesianos de Santa Cruz de Tenerife, en el Barrio de Duggi. Fue miembro de la banda de música que se formó en el citado centro docente, encargado de tocar los platillos.

Con pantalones cortos, le ayudaba a cargar el agua a su madre Rita. Posteriormente ingresa a trabajar en la TINTORERÍA BORBOLLA en el Llano de San Sebastián de la Villa.

Finalmente se incorpora a trabajar con Pedro González y señora Gregoria Santos Mesa en su merendero EL PAJAR en la Cuesta de La Villa, donde es adoptado por ese matrimonio orotavense, quedándose con su restauración hasta la fecha, el cual lo alternó con un Taxi en la parada.

Quien no conoció a “Tani”, todos aquellos que saborearon los grandes PUCHEROS que se realizaban en un gran cardero, acompañado al ESCALDÓN del gofio de nuestro terruño canario, previsto de grandes vasos de vinos de su cosecha, en Casa de PEDRO “EL CRUZANTERO”.

Divina Catedral del Pucherazo, y divina catedral de importantes tertulias, de políticos, deportistas y demás.

“Tani” amigo Cipriano, descansa con tu querida madre Rita, con tu hermano, con tus patrones: Pedro y Gregoria. Descansa que se te merece, en ese paraíso de nuestro Cristo del Calvario que ejecutó nuestro paisano Fernando Estévez. Un territorio desconocido pero lleno de esperanza y misericordia.

Un abrazo y hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

sábado, 1 de enero de 2022

HACE YA UNOS AÑOS

Fotografía referente al acto que se realizaba en fechas previas a la conmemoración de los Fieles Difuntos o Finados teniendo como objetivo repartir la bendición por las casas mediante la aspersión de agua bendita y besar el portapaz cada uno de los miembros de la familia.

Para ello, se trasladaban tres monaguillos o "monigotes" con acetre, hisopo, portapaz y una caja con el que recaudaban donativos. En muchos de los casos, el donativo se realizaba en especie: frutas, en especial castañas y otro tipo de viandas.

Tras un largo recorrido por la jurisdicción parroquial, dichos monaguillos se repartían el donativo entre ellos y el sacristán.

Para ilustrarla hemos escogido una fotografía cedida expresamente para esta publicación perteneciente a la colección particular de D. Félix Hernández Álvarez, al cual podemos ver en el extremo izquierdo de la misma, Manolo (¿?) que lleva el portapaz y un pañuelo con el que limpiarlo tras haberlo besado y Javier Pérez Hernández. A sus pies se encuentra el acetre e hisopo, ambas piezas conservadas en el Tesoro parroquial. Esta instantánea fue realizada a finales de la década de 1940…”

 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “HACE YA UNOS AÑOS, referente a recuerdos de su infancia, y de su adolescencia: “…Hoy me viene a la memoria otros recuerdos de mi infancia, y de mi adolescencia, siendo niño de ir el domingo de Pascua de Resurrección, a la iglesia de San Juan con una botella para buscar el agua bendita. Desde la torre votaban estampas, corríamos todos los chicos a cogerlas, nos peleábamos y yo venía para mi casa llorando sin el agua bendita porque me había roto la botella y sin las estampas. También recuerdo que cuando estábamos jugando en la calle, sentimos una campanilla y nos anunciaba que venía el cura vestido de el alba, y acompañado de un monaguillo que era el que tocaba la campanilla que iban a llevarle el Señor, a algún enfermo y nosotros nos arrodillábamos al pasar. También, por el día de finados venían los monaguillos por las casas con la Paz de Dios rociando con el agua bendita por toda la casa y a Jerónimo como sacristán apuntando los responsos, para decírselo a los difuntos en el cementerio, y de eso tengo una anécdota. Cuando llegué a mi casa le digo a mi padre: “¿Ernesto, cuántos responsos le apunto a tus padres?”. Mi padre que no creía en nada de eso, le pregunto qué cuantos le decían a los que estaban a los lados y le contestó que cuatro y sonriendo le dijo: “dile al cura que se los diga en voz alta para que mis padres lo escuchen”. Cuando se moría alguien venía el beneficio al encuentro del entierro. Por aquel tiempo no teníamos funerarias, las cajas las hacían los carpinteros, en especial el Maestro Paco, el aprovechaba las cajas de madera, donde venía la mercancía de la Península las forraba con alquitrán negro, le ponía cuatro abrazaderas y un crucifijo los cuales se lo quitaba de la caja antes de enterrarlo y se los llevaba para otra ocasión. También recuerdo un jarandin que, en una caja colgada del cuello pasaba casi todas las semanas, por la calle parecía un pequeño bazar (mercería) llevaba desde alfileres, cinta blanca, tijeras, elásticos, en fin, hasta piedras de mechero, etc. Recuerdo que me llamó y me dijo “dile a tu madre que si tiene duros de plata que se los pago bien”, yo no sabía a qué se refería y se lo dije a mi madre. En aquel tiempo eran muy solicitados y me explico el valor que tenían, era muy simpático y de bobo nada, porque hacía negocio por los dos lados, también pasaban unos catalanes que gritaban el Palito de la raza que viene de tarraza, portaban en un palo tres cortes de trajes, por cierto muy malos, pero a simple vista parecían más, tenían un arte que engañaban a todos, entre ellos a mi padre todavía recuerdo ver la cara de mi madre cuando mi padre creyendo que había hecho una ganga apareció con los trajes, le dijo: “te engañaron”, cuya tela termino mi madre haciendo pantalones cortos para chicos, para que los vendiera mi hermana Onelia en la venta del Camino de Chasna, otro que pasaba por las calles era un alañador que alañaba los lebrillos y platos que se rompían. ¡Madre mía que tiempos! Lo mismo que a los carderos que se salían, les tapaban los agujeros con un remache y listo perico, también les llevábamos los paraguas para que los arreglarán, a la casa de Doña María y su hija Mencias, mujer e hija del relojero (Pancho el mil reales) y en la calle del Agua (hoy Tomas Zerolo) vivía el latonero Don Antonio Lima que con las latas vacías del aceite, de leche condensada, de melocotón y de sardinas que venían en latas redondas grandes, las convertía de forma artesanal, en regadores, cacharras para el petróleo, jarros, capuchinas, palmatorias y de las tapas de los bidones los platos para las cocinillas, muy bien logrados. Las vendíamos en la venta de mis padres, por aquel tiempo, coño que locura vinieron las novelas de entrega por las casas, todas las mujeres pendientes. De la siguiente entrega comentando todos aquellos follones, parecían el sálvame de hoy, en la calle no se oía hablar de otra cosa que de las dichosas novelas, si amigos así fue como yo lo viví, tengo algo más que lo contaré en otra ocasión. Si Dios me lo permite…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


SUBIDA AL VOLCÁN DEL TEIDE

Fotografía correspondiente al oleo de nuestro amigo Luis Perera que donó al Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, y que se encuentra expuesto en el salón noble.

Colección particular tomada de mi cámara.

 

El amigo de La Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN, “ESPECTADOR”, remitió entonces (01/01/2022) estas notas que tituló; “SUBIDA AL VOLCÁN DEL TEIDE”: “…En mi ya la larga existencia en este p. mundo, he subido al Teide, al cráter del Teide, tres veces. Fue en los años 1958, 1961 y 1972, ésta última vez estrenando el teleférico.

Las dos primeras veces, septiembre de 1958 y 1961, subimos al Pico Teide en pandilla. Fuimos unos veinte chicos y veinte chicas, casi todos veinteañeros, en la carrocería del camión de Esteban, un amigo residente en la Villa Arriba de La Orotava.

Lo cierto es que más de una pareja se arremolinó en sus mantas y  algunos se transmutaron en enamoradizos, ante el paisaje del amanecer desde el Pico Más Alto de España (todo con mayúscula, como debe ser).

Las pequeñas fumarolas, si te sientas descuidadamente sobre una roca, te pueden quemar el trasero y la parte del escroto, cuyo nombre popular no voy a utilizar en esta redacción. En otras palabras: se puede cocer o guisar  un huevo de gallina, colocándolo tapadito en la lava volcánica.

También hubo, en lo anecdótico, una muchacha veinteañera de muy buen ver, que (a mi entender) hizo un poco de teatro y se mareó y se desmayó en la misma punta del Teide; no hubo más remedio que cogerla en los brazos cruzados de cuatro forzudos varones excursionistas y llevarla en volandas hasta que se le quitó el mareo. . (Piensen ustedes, queridos lectores, que seguramente pudo haber en aquel desvarío algo de fingimiento teatral…)

En fin, para contar lo más impresionante, para mí fue la sombra del Teide ante el sol naciente, proyectada sobre la isla de La Gomera, que como todos sabemos, queda exactamente al oeste de Tenerife y del Teide gigante, que es la Isla Colombina donde se proyecta la sombra teideana a la salida del sol por el este. (Yo no cobro nada por esta lección de Geografía…)

En resumen: fue una excursión inolvidable, también el descanso nocturno en las pocas camas del dormitorio del Refugio de Altavista, donde los más jóvenes de ambos sexos se dedicaron, sentados en el suelo,  a taparse con una manta única y solidaria, y algunas parejas---lo sé—se hicieron cosquillas mutuas en sendos metatarsos (ir al diccionario de la RAE para traducir este palabro). Fue con mucho disimulo, no exento de cariño.

Y lo más escatológico: también menudearon las ventosidades personales nocturnas nerviosas, casi involuntarias,  debido al mal de altura…

Resumiendo: Por lo que recuerdo, algunas parejas terminaron en boda, poco tiempo después.

Y aquí doy final a esta bonita historia. The end…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL