jueves, 2 de mayo de 2019

“EL LEGADO”



La amiga desde la infancia y compañera de docencia de la Villa de La Orotava,: HERMINIA GONZÁLEZ MÉNDEZ, remitió entonces (03/05/2019) estas notas referente al PREGÓN MARÍA AUXILIADORA 2019 que tituló; ““EL LEGADO””:  “…Señor Director, Directora, hermanos salesianos, Señor Presidente del Patronato San Isidro, miembros de la Asociación de Mª Auxiliadora y de AMPA, cooperadores, compañeros profesores, antiguos alumnos, alumnas, amigos todos, buenas noches. Érase que se era…un día de febrero y no uno cualquiera. El 1 de febrero de 2018 durante la comida de despedida de los profesores Mariela, Jesús, Cándido y Pepe Méndez, ocurrió lo que yo no podía esperar. Don Abel con su talante diligente, confiado y bonachón me pregunta si quiero hacer el pregón para este año, que me lo pensara. Al día siguiente, 2 de febrero, festividad de la Candelaria, le pedí a la Virgen en la iglesia de Santo Domingo que me iluminara con su candela para decidir aceptar esta responsabilidad. Como estaba en blanco, también le pedí a la Virgen del Rosario en su conmemoración el día 3, en la misma iglesia, que me ayudara. Después de algunos días de dudas, pero con mucha ilusión por asumir este reto, le comunico a Don Abel que sí quiero hacer el pregón, era el 14 de febrero. Bonito día para recordar.  
Me decía continuamente ¡queda un año! ¿Qué voy a contar que no hayan contado otros pregoneros y pregoneras? Hablaré de María Auxiliadora, lógicamente, de Don Bosco, de mi vida mariana y de mi experiencia docente, mi relación con la comunidad, con los compañeros, hablaré de anécdotas, de todo lo que he aprendido y de lo que humildemente le he podido aportar a tantas generaciones de niños y niñas a lo largo de mis 41 años de docencia. Y es que desde 1977 hasta ahora ha llovido mucho, 41 años ni más ni menos. Muchas alegrías, muchos esfuerzos, muchos recuerdos. Toda una vida dedicada a la enseñanza, a la comunidad salesiana, a mi familia, viendo y ayudando a crecer también a mis hijos en este entorno de convivencia y amor. Los días fueron pasando, el año volando y claro...no escribo nada y todo se queda en mi pensamiento, en las conversaciones con la familia, los amigos…. ¡Ay, qué tengo que hacer el pregón y no tengo nada! Pero ahí estaban ellos, incondicionales, apoyándome en mi nueva aventura de construir este relato. Y llegó el momento de decidir y empezar a escribir este pregón. Más que hablar de mí, que algo diré, comprendí que con esta oportunidad podía hacer un homenaje a los que realmente han dedicado su vida a ayudar a los demás desde la visión salesiana y extenderla por el mundo, entregándose en cuerpo y alma.
Leí en Wikipedia el significado literal de la expresión “María Auxiliadora” con el adjetivo "auxiliadora". Me llamaba la atención ver lo que está recogido en este tipo de enciclopedias y decía que los católicos significan que la Virgen María trae consigo el "auxilio" de Dios, Jesucristo. El título de "María Auxilio de los Cristianos", expresa la comediación de María respecto de la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención, los católicos la contemplan como la ayuda de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada individuo, al considerársela la Madre espiritual de todos. Bueno, pues una vez, leído esto con detenimiento, me quedo con tres palabras que me llaman mucho la atención y necesito pensar en ellas: Auxilio, comediación y corredención. Seguí la búsqueda de tales conceptos según el diccionario que las describen: Auxilio, entendida como la asistencia que se le brinda a alguien cuando el mismo se halla ante una situación de peligro, de necesidad. Comediación, referida a una persona intercesora, negociadora, intermediaria y conciliadora que esta en compañía de uno y de otro, capaz de gestionar conflictos en equipo. Corredención se dice del que redime o que libra de todos los problemas o de una mala situación. Palabras que en la actualidad me siguen sugiriendo las mismas connotaciones para una sociedad tan necesitada de ayuda, de consuelo, de capacidad de entendimiento y comprensión. De ahí que, uniendo una cosa y otra, terminé pensando que había alguien que reunía todos estos ingredientes realizando la obra de María Madre y que era un ejemplo de entrega, lucha, amor y evangelización a favor de los más necesitados. Me refiero así a las Hijas de María Auxiliadora, una congregación religiosa internacional cuyo objetivo principal junto a los Salesianos, Don Bosco, es atender a la formación integral de los jóvenes, una obra que engloba muchas acciones por todo el mundo y de indudable valor. Me voy a ayudar del relato exacto de los inicios de “Las Hijas de María Auxiliadora, a través de la vida de María Dominga Mazzarello y en su encuentro con Don Bosco, el santo educador de Turín. Embajadores de la voluntad Mariana que rompieron fronteras y extendieron su encomienda por muchos lugares, como hoy ya sabemos. Una historia que muchos de los presentes seguro conocen, pero para los que no, les puede ayudar a acercarse más al comienzo de tan importante obra. El nombre de este pregón no puede tener otro nombre para mí, que no sea este: “EL LEGADO”. María Dominga, una joven campesina de Mornés en el Piamonte italiano, vivió su propio apostolado interesándose por la situación de las niñas y jóvenes más necesitadas de su región.
Desde la sencillez de lo que sabía hacer y con un carácter firme y decidido, María Dominga y su amiga Petronila abren un taller de costura para muchachas y crean un improvisado orfanato para niñas. Era el tiempo en que la educación de las muchachas era abiertamente descuidada y si los hijos debían estudiar, estos eran los muchachos, razón por la cual María Dominga no pudo asistir a una escuela y su centro de formación llegaría a ser la misma parroquia. El padre Pestarino, el párroco, fue sensible a la realidad de las muchachas y apoyó la experiencia de María Dominga y sus compañeras. Entre tanto, Don Bosco había desarrollado su apostolado entre los muchachos obreros de Turín, pero no había pensando en dedicarse a la difícil realidad de las muchachas obreras y campesinas hasta que notables personajes le hacen sentir que era su deber ofrecer su Sistema Preventivo para el cuidado de las niñas, así como era con los muchachos. Dentro de su espiritualidad Don Bosco ve además la causa como un deseo de María Auxiliadora y busca entonces el momento oportuno para dar forma al proyecto. Este llegaría cuando encuentra al padre Pestarino de Mornés, quien sería el punto de encuentro entre los dos santos. Es con María Dominga y sus compañeras que Don Bosco da forma a la versión femenina del Sistema Preventivo y funda el Instituto de Hijas de María Auxiliadora cuando éstas se trasladan al colegio de Borgo Alto, recién terminado. Don Bosco había prometido a la población que en cuanto el colegio estuviese terminado, enviaría salesianos y la comunidad esperaba que fuera para los muchachos.
En cambio el 23 de mayo de 1872 llegaron allí las primeras salesianas de la historia para sorpresa y desagrado de la población. El evento de Borgo Alto es un ejemplo de la situación de la mujer durante el siglo XIX no sólo en Europa sino en el resto del mundo, en una época en que ésta era excluida casi en su totalidad de la educación. La reacción de la comunidad de Mornés en contra de la primera comunidad de hermanas fue de una casi total exclusión que les causó una mayor pobreza y carencias y que serían la principal prueba en la fundación del Instituto. Sin embargo, no sería Mornés el lugar en donde las salesianas verían el mayor crecimiento de su obra. A pocos años de su fundación, estaban ya en camino de ir al encuentro de otras regiones en donde la situación de la mujer era similar a la del Piamonte. En 1876 llegan a Valdocco cerca de Don Bosco, en 1877 a Niza (Francia) y en noviembre de ese año, las salesianas cruzan el mar y llegan a Villa Colón (Uruguay). El 14 de mayo de 1881 muere Madre Mazzarello, con tan sólo 44 años de edad. Era la primera Superiora General del Instituto y para ese año éste tenía 166 hermanas, 50 novicias y 22 postulantes en 26 casas entre Italia, Francia y Uruguay. La sencillez, el compromiso y la sabiduría de Madre Mazzarello quedaría demostrado cuando la Iglesia católica la declararía santa en 1951 por obra del papa Pío XII. Ya antes el papa Pío XI le había dado el título de cofundadora del Instituto de María Auxiliadora con Don Bosco.
Actualmente la Congregación está presente en África, América, Asia, Europa y Oceanía y son más de 14.655 religiosas y seglares repartidos en 91 países, cuya labor se acerca a las necesidades más importantes de cada continente. Así, se van cumpliendo los objetivos de la congregación, visitando las zonas rurales, abriendo escuelas, centros de formación profesional, centros de acogidas para niñas y jóvenes en dificultad, centros de promoción para la mujer, centros juveniles, oratorios, formación religiosa, actividades sociales, de inserción, pastoral juvenil, residencias de estudiantes y un largo etc.… de acciones a favor de la comunidad. Un caminar día a día para lograr una mejor educación e integración de todos, avanzando con espíritu de compromiso, igualdad, compañerismo y amor a los demás. Estamos en una sociedad cambiante que necesita jóvenes con talento y valores, capaces de afrontar los retos que trae este Siglo XXI. Un siglo lleno de diferencias, desigualdades, pero con posibilidades de abordarlas con más conocimiento y voluntad. Una labor que he podido conocer muy de cerca y que admiro profundamente de la obra salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora. Como todos sabemos, queda mucho por hacer ya que siguen existiendo rincones en este mundo donde no es fácil abrir este camino de oportunidades para todos.
En este sentido, cabe nombrar a las asociaciones de María Auxiliadora que refuerzan el mensaje mariano de Don Bosco y que este año 2019 ha sido un año importante para esta Asociación, ya que el 18 de abril, Jueves Santo, cumplió 150 años de su Fundación que Don Bosco comenzó en Turín como agradecimiento a los beneficios que los fieles atribuían a la Virgen y tendría como finalidad promover la veneración al Santísimo Sacramento y la devoción a María Auxiliadora, las dos columnas del sueño de Don Bosco. El 30 de mayo de 1862, Don Bosco compartió con sus jóvenes un sueño que había tenido unos días antes: un barco estaba a punto de naufragar por los ataques que recibía de sus enemigos, pero el Papa lo guió entre dos columnas que emergieron del mar. Juntos interpretaron lo que años más tarde se ha considerado una visión o una profecía: el barco representaba a la Iglesia y las dos columnas que le permitieron entrar a puerto eran la Virgen María y el Santísimo Sacramento. Así mismo, cada año a través de la campaña inspectorial se sigue atendiendo con distintos proyectos, la pobreza y necesidades de los jóvenes de hoy. Este año el lema de esta campaña ha sido “Primero los últimos” Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños, que nos recuerda a Don Bosco que ve en el encuentro con cada muchacho una ocasión de diálogo y de posible acercamiento a la fe.
Si nos centramos en el aquí y ahora, podemos ver como nuestro Centro va evolucionando hacia ese objetivo global de integración y formación propia de estos tiempos, con actividades no sólo docentes sino abierto a la sociedad, contagiando e involucrando a los ciudadanos en sus proyectos de convivencia y ayuda a los demás. Cabe mencionar en este momento la labor de cambio y adaptación a los nuevos tiempos de don Domingo González, como Director, a partir de 1973, que pone en marcha un nuevo estilo de gestión entregando las competencias correspondientes al Patronato del Colegio. Se separan las administraciones del Colegio y la Comunidad. Época que se incluye el Bachillerato mixto Unificado y Polivalente (BUP) y comienza el funcionamiento de los Hogares Don Bosco. En 1978, toma la dirección de la Obra salesiana don Marcelino Carreto dando un nuevo impulso, la Asociación de María Auxiliadora, a cargo de don Antonio Jiménez Romero. Comienza el famoso «Cross María Auxiliadora». Siguen años de cambios y consolidación de obras, y allá por el año 1981, la pastoral juvenil va experimentando un cambio notable con los grupos del Movimiento Luz-Vida y los campamentos juveniles de verano. Así es como se van reflejando el cumplimiento de los objetivos, llegando a los jóvenes con actividades formativas, educativas y llenas de vivencias y valores, también desde el colegio.
Un colegio moderno, donde la presencia tanto de profesoras, profesores, alumnos y alumnas es tan natural y tan igualitaria que de alguna manera refleja el proceder de la obra y espíritu de María Auxiliadora. Un colegio que ha visto como generaciones y generaciones de pequeños, se nos hacen adolescentes en nuestras aulas, llegando a su madurez y pudiendo ver que la gran mayoría del alumnado devuelve a la sociedad todo su aprendizaje, todos los valores que han podido encontrar en un centro educativo como el nuestro. Muchos siguen hoy aquí convertidos en profesores, en colaboradores, emprendedores y un largo listado de profesionales que en algún momento de sus trayectorias, recuerdan cómo el carácter salesiano, ha influido fuertemente en sus vidas, convirtiéndose de nuevo en el reflejo del trabajo tan importante iniciado por Don Bosco y María Dominga Mazzarello a favor de la integración y la formación, con una visión de futuro muy avanzada en aquellos tiempos de represión e incomprensión. Mis primeros contactos con la familia Salesiana, fueron en la persona de Don Víctor, cura salesiano y profesor que me dio clase de literatura en el colegio de La Milagrosa. ¡Quién me iba a decir a mí que pasados unos años sería yo la que estaría en su casa salesiana como maestra! en mi Villa de la Orotava, la que había “pateado” mucho, ya que, por el trabajo de mi padre, trabajador de la platanera, vivíamos en una finca más abajo de Los Rechazos, cerca del Bollullo.
Caminaba diariamente varios kilómetros para llegar al colegio de La Milagrosa, donde hice mis estudios de Bachillerato, ¡qué bien me vendrían ahora esos andares! Con sol, lluvia y viento, mi hermana pequeña y yo hacíamos ese trayecto y no mi hermano, que aún era pequeño. Varios años después nos trasladamos a vivir a El Ramal, ya podíamos decir que vivíamos “en el centro” de la Villa. Crecimos felices en un ambiente en el que siempre oía a mi madre cantar, la sonrisa en los labios y sus bromas y chistes con los vecinos. Por fortuna me sigue contagiando con sus cantos y buen humor. Mi padre un incansable trabajador, nunca se quejaba, nos dejó pronto, pero con un gran legado de amor, esfuerzo y unión que ha marcado mi vida. Termino Magisterio y siendo Don Domingo director del colegio salesiano, comienzo con mucha ilusión mi andadura como maestra en este colegio, como ya he comentado, en el año 1977. Mi vida profesional va tomando rumbo y a la vez la personal, formando mi propia familia en el año 1984 junto a Antonio, mi marido, antiguo alumno salesiano con el que he tenido tres hijos maravillosos, como diría cualquier madre. Los cambios han sido enormes a lo largo de los años en cuanto a reformas educativas, adaptaciones curriculares, mejoras de las instalaciones para acoger más alumnos y más acciones que ayudaran a realizar actividades extraescolares, acogida de proyectos educativos y como no, hasta en materiales de uso cotidiano para impartir las clases.
Como aquellas tizas que se deshacían cuando las apoyábamos en la pizarra y que Isaac era el que nos surtía en aquel cuarto debajo de portería. ¡Cómo cambió todo cuando se pusieron las pizarras blancas con rotuladores! ¡Casi nada! Pero lo que quedaba por ver… llegó la tecnología, los ordenadores, los seguimientos de calidad y con ello muchos cursos de reciclaje y horas y horas de trabajo extra... Trabajábamos mañana y tarde. También los sábados, para reuniones y adaptaciones a esta nueva era digital en la que nuestro colegio empezaba a despuntar. No ha sido sencillo y estos cambios profundos de programaciones, de usos de herramientas nuevas me llenaban de inquietud mientras asimilaba tanto aprendizaje. ¡Cuánto ha valido la pena! Cuántos cambios de chips hasta normalizar cada día de clase y llevar a nuestros alumnos lo mejor de la enseñanza. Más de cuatro décadas de docencia con muchos momentos buenos y otros no tanto. La ilusión frente a la decepción, el ánimo frente al desánimo, la alegría frente a la tristeza, la fortaleza frente a la debilidad y así muchos adjetivos que pueden definir toda una vida compartiendo con los compañeros cada hora de preparación de clases, claustros, formación, pero también eventos increíbles de convivencias relajadas, comidas, excursiones divertidas… lejos de las exigencias del día a día y reflejando lo que realmente se vive en un centro educativo como el nuestro, el sentir que la docencia y la pasión por formar en valores, es todo uno.
Aunque mi relación con los compañeros de primaria fue más cercana al desempeñar mi labor en los primeros cursos escolares, siempre percibí mucha afinidad con los de secundaria, sintiéndome parte de una “familia” bien avenida. Podría ir nombrándolos uno a uno, pero la lista es larga y no quiero dejarme a ninguno atrás. Sin embargo, podría enumerar algunos de los sentimientos que me dejan y que llevo siempre conmigo: cariño, comprensión, esfuerzo, constancia, superación, alegría... Por tanto, agradecida siempre a cada uno de ellos por esta herencia que me llevo. Muchos amigos he tenido la fortuna de hacer, algunos, aunque no estén hoy aquí, seguro me estarán escuchando. Creo que el espíritu de María Auxiliadora me invadió desde el inicio de mi actividad docente pero también a lo largo de mi vida. Tanto que cualquier oportunidad que se presentara de hacer algo por Ella, en sus días de fiesta o en los homenajes, ahí estaba yo, participando de los arreglos de la iglesia, de las flores, las lecturas, los manteles, los altares en clase, la catequesis, la tómbola, el Cross, los escenarios, las representaciones, las procesiones de San Isidro, Domingo Sabio, Mª Auxiliadora en el campo de fútbol. Un sin fin de momentos inolvidables que me llevaban más allá de mi profesión de maestra. En medio de este ajetreo, recuerdo siempre a alguien muy especial en el Centro y para la Comunidad Salesiana, Don Antonio, siguiendo tan cercano, viajero, salesiano de patio, de sus niños, sus monaguillos, su incalculable devoción a Mª Auxiliadora, sus altares, tómbolas, belenes... y por qué no decirlo, marcando pasos con su carácter fuerte, tozudo, pero siempre receptivo. Don Antonio cuidó mucho la devoción a María Auxiliadora a través de los grupos de celadoras, asambleas, congresos, conmemoración de los 24 de cada mes, estampas, almanaques... y atender a los grupos de devotos de María por diferentes rincones de la isla como Arafo, Granadilla, Punta Brava, San Benito, La Zarza, ... ¡Qué recuerdos! Sus chistes y canciones cuando íbamos en guagua a algunos de estos lugares, hacía que el trayecto se hiciera más corto y ameno. Él tuvo mucho que ver con mi novelería para estar en todo, ya que contagiaba su hacer diario lleno de vitalidad. Fui una de las últimas personas que estuvo con él en el hospital y no dejó de sorprenderme, incluso en esos momentos, diciendo que lo que quería era vestirse para ir a decir la misa de la tarde. Esta devoción a María Auxiliadora la ha continuado primero, Don José María y actualmente Don Abel, como conciliarios del grupo de ADMA, a cuya Junta pertenezco desde hace algunos años, como Camarera de la Virgen. También han dejado una huella en mi desempeño como profesora y fiel seguidora de María Auxiliadora, cada uno de los directores que coincidieron a largo de mi vida en el colegio: D. Domingo, D. Marcelino, D. Francisco, D. Félix, Don Alberto, D. Diego, D. Manuel Julio, que hasta su llegada tenía la dirección académica un profesor seglar y que figuraría como director del Centro, Don José Afonso, Don Emilio Torres, D. Ernesto, D. Abel y Mari Luz, que llega a este cargo cuando ya voy terminando mi relación académica pero no la moral con mi querido colegio. Hoy 1 de mayo de 2019 comienza el mes de dedicación plena y homenaje a María Auxiliadora, aunque el aperitivo de nuestra fiesta grande en honor a nuestra Madre comienza con la fiesta de Don Bosco el 31 de enero. Es como una carrera, el pistoletazo de salida que nos va preparando para un gran día, el 24 de mayo. Un día que desde muy temprano se oye algún “cañonazo” que retumba en nuestro hermoso Valle, despertando a nuestros montes, abriendo nuestro cielo y quizá llegando el eco hasta nuestro gigante Teide. Meses de preparación para este acontecimiento que va floreciendo en cada rincón del centro, de las aulas, con los preparativos para tantas actividades, concursos, competiciones deportivas, que hacen que el sentir de estas fechas traspase las puertas del colegio que lleva el nombre de San Isidro. Una festividad que celebramos el 15 de mayo, precediendo a la vez, los eventos del gran homenaje a nuestra Madre. Un gran arco de frutas a la entrada, indicará el comienzo de la novena de María Auxiliadora. ¡Algo tuve que ver en esto! que, de una tímida iniciativa de un pequeño arco, fue creciendo hasta tener que pedirle ayuda a Don Gaspar, que nos indicó realizarlo tal como él lo hacía en las fiestas de San Isidro. Y poco a poco se van desgranando los días de la novena a cargo de los diferentes grupos que conforman la familia salesiana.
Junto con estos preparativos, los niños entrenan para las olimpiadas de atletismo que se realizan en el campo del cole, pero... ¿y quién no habla del Cross? Se considera la carrera más antigua de Canarias y por tanto ya ha llegado a estar marcada en las agendas de tantos deportistas, incluso de élite, que ven esta carrera una de las más importantes a realizar en sus vidas. Como no recordar a Don Evaristo, que preparaba junto con Pepe Santiago y el profesorado este Cross de María Auxiliadora. Un salesiano que dejó una gran huella en el colegio y que entre mucho de su hacer, le gustaba tocar el pequeño órgano en las celebraciones y hacía que el himno a nuestra Madre no faltara en ninguna de ellas. Era muy curioso con los detalles, convirtiéndose en un gran coleccionista de fotografías con los recuerdos de cada instante o acontecimiento de lo que ocurría en el colegio. Podría seguir recordando muchas anécdotas, pero debo avanzar... Ya estamos en el día grande. Los preparativos de este día 24 de mayo comienzan desde el anterior con el enrame del trono de la Virgen, que se ha colocado en la entrada principal del colegio. Recuerdo como Isaac desde muy temprano adornaba con mucho cariño el trono de María Auxiliadora. Ella surgía, en el centro, como la flor más bella entre tanto gladiolo. Esa mañana desde muy temprano, comienzan a desfilar muchos devotos que desean ver a nuestra linda, bonita y guapa Auxiliadora, como dice Don Abel. Por la tarde, en un acto familiar y lleno de ternura, nuestra Madre acoge a los niños nacidos a lo largo del año y les da su bendición.
El sol va cayendo y al atardecer acompañamos a María, la que no abandona jamás a sus hijos, hasta el “polideportivo”, nuestro “poli”, un entorno acogedor para que todos podamos pedir su intercesión. Terminada la eucaristía, suenan las primeras notas del himno “rendidos a tus plantas” y con él la entonación ferviente de todos los presentes. Entre “vivas” a María comienza la procesión. Don Bosco y Domingo Sabio salen a hombros de alumnos, exalumnos, profesores y seguidores de la Virgen. Le abren camino acompañados por los niños y niñas que han recibido su Primera Comunión. A la salida de la Virgen, los pétalos de flores caen como lluvia de colores sobre su trono. Padres, madres y muchos vecinos se arremolinan en torno a la Plaza del Llano, que luego seguirán en el trayecto procesional. Transcurre el recorrido por la calle Nicandro, la pendiente calle de Tomás Zerolo a buen ritmo para llegar a la calle de San Agustín y Plaza de la Constitución, donde la Coral del Liceo de Taoro nos deleita con sus cantos. Continúa nuestra marcha por la calle Calvario, y a su llegada a la Plaza de Franchy, el cielo se llena de luz y color. Son los esperados fuegos artificiales, en honor a nuestra Auxiliadora. Hace algunos años, al paso por la Iglesia de San Agustín, las nubes decidieron que en lugar de pétalos de rosas cayesen gotas de lluvia, dejando que María Auxiliadora acompañara esa noche a Nuestra Señora de Gracia. A la mañana siguiente todos los niños del colegio y la comunidad salesiana la llevaron de regreso al colegio.
Durante algunos años se ha repetido este “imprevisto” aunque no lloviera. Entre cantos y banderolas azules y rosas que portan los niños y devotos a lo largo de la calle Calvario, en un ambiente alegre, distendido y cercano, aclaman con sus vivas a María Auxiliadora hasta la llegada de nuevo a su capilla salesiana. Se cumple así una vez más la tradición. Casi no termina de entrar la Virgen, ya estamos pensando cómo será y que se podrá hacer para el siguiente año. Aunque la procesión cierre las puertas ese día, se abrirán rápidamente para continuar con los deseos de la obra Mariana, favoreciendo nuevos proyectos, a través de la Orden Salesiana. Proyectos que cada vez estrechen más los lazos que unan la Sociedad, la Comunidad Educativa y la Pastoral. Ayudando a niños y jóvenes a integrarse y crecer, siendo reconocidos por sus talentos y valores, apoyándolos para que puedan acoger los nuevos retos que estos tiempos presentan. Un legado de María Auxiliadora extendido por muchos países, que ha ido evolucionando desde aquellos inicios con Don Bosco y María Dominga de Mazzarello en Turín. Una labor en manos de salesianos, salesianas y seglares, tan integradora, innovadora y necesaria, que aún sigue viva en este siglo XXI.
Cierro este pregón agradeciendo a Don Abel el haberme invitado y animado a realizarlo. A Mari Lourdes por la presentación que ha hecho de mí. ¡Gracias Don Abel! ¡Gracias Mari Lourdes! Gracias a la comunidad salesiana, compañeros y alumnos, familia y amigos. ¡Feliz mes de mayo! ¡VIVA MARIA AUXILIADORA!...”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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