viernes, 17 de mayo de 2019

LOS COCHITOS DE VALERO


El amigo  de la Villa de La Orotava;  ANTONIO PÉREZ Y PÉREZ, remitió entonces (2014) estas notas que títulos “LOS COCHITOS DE VALERO”: “…Recuerdo perfectamente los cochitos de "Valero".
Valero era una empresa (no sé si aún existe) dedicada a las atracciones de feria que recorría todos los pueblos de Tenerife. Tenían varias “pistas” (como así llamábamos a las atracciones de feria), entre ellas, una de chochitos de "esmoche" llamada, precisamente, autopista Valero.
En época más reciente (años 70, 80 y 90) se llegó a instalar en los terrenos que lindaban con el solar de la actual estación de guaguas (frente al Colegio la Milagrosa), en la Avenida Emilio Luque, en el espacio que ocupa la actual vía que comunica con la Cruz de la Cebolla
Y Centro de Salud de las Dehesas (avenida Mercedes Pinto. Como anécdota recuerdo que cuando nos subíamos en el Pulpo se podían ver “desde las alturas” los jardines de la Casa de Doña Chana), en los aparcamientos de San Agustín (aparcamientos de la "oficina del paro", donde hoy está la Plaza del Quinto Centenario y antiguamente el Cuartel, ocupado más tarde por los depósitos municipales), en la Plaza Franchi Alfaro o en Carmenati. Incluso, por las fiestas de María Auxiliadora montaron alguna "pista" en la Plaza de San Sebastián.
Recuerdo, además de los coches de "esmoche", el Pulpo, el Saltamontes, la tómbola Antojitos, la Chochona, la noria, "autopistas" varias, e incluso alguna vez se montó en la Plaza Franchi Alfaro la “casa de los espejos”, en la nos veíamos, al mirar a los distintos espejos, deformados de manera muy diversa dependiendo del efecto que generaba cada espejo. Recuerdo que justo enfrente de la Iglesia de San Agustín, pegada a una esquina de la Plaza de la Constitución, se instaló durante algunos años una especie de Bingo (era una caseta bastante alta de color azul y llena de juguetes y utensilios varios que luego serían sorteados) al que acudíamos con la ilusión de “llevarnos” alguno de los premios.
Tampoco nos podemos olvidar de las turroneras de Tacoronte, casetas de tiro, ventorrillos (entre ellos el del conocido Ventura), o de los pinchos morunos de “Manolo el de los pinchitos”, ni de las churrerías, puestos de venta de juguetes o algodón de azúcar y almendras garrapiñadas recién hechas con su inconfundible aroma.
Tristemente, hoy nuestros hijos no pueden disfrutar de “los cochitos” durante nuestras Fiestas Mayores. Un saludo, amigo Bruno y gracias por tu labor de difusión…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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