El amigo desde la infancia de la Villa de
La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (06/01/2018)
estas notas que tituló; “CALLE CALVO SOTELO, VILLA ARRIBA, LA OROTAVA”: “… Siguiendo
el tono del aparejador y sin embargo amigo, Chacho Vital (alias, Jesús García
Delgado) (alias es al revés, pues casi nadie lo conoce por su nombre de pila),
costumbre de no ocultar ningún apodo, lo que en esta zona canaria se llama
nombrete, cuento un par de anécdotas de aquellos años cuarenta y cincuenta del
siglo XX.
El
hijo de Isidro el Sacristán, que yo conocí, era Pepe Madame, y una vez que
estábamos algo beodos (¡veo doble, veo dos!) coincidimos con Pepe Madame en la
bodega de Mario, padre de Malucho el Guagua. Mario murió enseguida y fuimos a
su entierro; la bodega estaba en la calle León, frente la casa de don Eusicio
Celorrio. Pepe Madame estaba ya entrado en copas, y algún
gamberro entre los más jóvenes le llenó subrepticiamente, ¡con vinagre puro!,
su vaso de vino. Pepe Madame se lo mandó de un trago, sin percatarse
del contenido, estilo barra del <Saloon> de las
películas del Oeste…
Otra
anécdota: En el campo de la Garrota y su más próximo entorno, que yo recuerde,
había junto a la casa de Pedro el Pollo, verdaderos profesionales artistas
jugando al boliche (canicas, en godo) en cancha de tierra, de tal modo que, con
los dedos pulgar, índice y medio, manejaban el boliche (de barro cocido y un cm
escaso de diámetro) con una habilidad asombrosa; a más de un metro
de distancia acertaban a introducirlo en la <ganga>, (hueco cóncavo
de unos quince cms. de diámetro por diez de fondo) que era como el comodín en
el póker o algo así. ¡Algunos eran verdaderos artistas, se quedaba uno bobo!
Había también boliches de vidrio, llamados <vidriucas>, pero eso era un
lujo.
Y
en la cancha de la Garrota (10x20 metros, no más) recuerdo a Alejandrino (a) el
Buzón (buzón por su ancha boca), extremo izquierdo de una calidad
extraordinaria; se fue joven a Venezuela y tengo
entendido que murió de taxista en Caracas. No volvió aquí, como se suele decir,
<más nunca>. Era un chico al que le coges aprecio, nada más contactar con
él.
Nota.-
Era nada frecuente ver a un niño de <gente rica> jugar ni al boliche ni
al mini futbol en el campo de la Garrota…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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