martes, 31 de marzo de 2020

SU ORIGINAL UBICACIÓN


Esta fotografía tipo postal, expresa el lugar original de la ubicación de la puerta fundida en hierro con sus símbolos nobiliarios correspondientes de entrada al Jardín del Marquesado de la Quinta Roja de la Villa de La Orotava.
Entonces lo explotaba el Hotel Victoria, de la calle San Agustín, inmueble que perteneció al Marquesado de la Quinta Roja y que posteriormente al Hotel se instaló el Liceo de Taoro, y actualmente, el Centro de Municipal de Mayores.
Desgraciadamente este jardín único de Europa en la simbología masónica, a raíz de la adquisición por parte del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, produjo una metamorfosis, convirtiéndolo en una escenificación que en nada tuvo que ver con sus orígenes.
Desaparecieron sus mobiliarios y vegetación, así como aquella casa de madera de estilo anglosajón que tenía unas charcas con originales patitos.
Aunque el arco de cantería se mantiene en ese lugar como indica la fotografía - postal, su puerta fundida en hierro, se colocó en el lado derecho del actual jardín, sin saberse el porqué de esta ubicación.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

lunes, 30 de marzo de 2020

TRÍO FUTBOLERO


El amigo de la villa de La Orotava y alumno del IES La Orotava Manuel González Pérez de San Antonio, Salvador García “Salva”. Remitió entonces (30/03/2020) esta fotografía, como homenaje a su padre y hermano.
Trío futbolero padre y sus dos hijos. Felipe García y sus hijos; Felipe y Salva García.
Felipe García “Padre”, vino fichado al CD. Puerto Cruz para reforzar la siguiente plantilla del pequeño Real Madrid, juntamente con Marina, Mingole y Méndez. Recomendado por el técnico grancanario “Godoy”, era presidente del club portuense don Julio Cruz.
Aquí en el Puerto de la Cruz se quedó por el resto de su vida, trabajó, contrajo matrimonio con una dama portuense.
Educando a sus hijos en el fútbol, concretamente en las bases del UD. Orotava.
Caso extraño su padre en el CD. Puerto Cruz y sus hijos en el eterno rival UD. Orotava.
Lo importante para ellos fue la práctica futbolera, no el lugar donde lo ejercieron y de los tres el que más lejos llegó en el balompié, fue Salva, que jugó el CD. Tenerife.
Un trío futbolero para la gloria, que los quiero y los aprecio, como excelentes personas de muy buena voluntad, y futboleros de corazón.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

DOS AMIGOS OROTAVENSES



El amigo desde la infancia y compañero de pupitre en el Colegio de San Fernando y en la Academia Mercantil Atlántida de la Villa de La Orotava: JOSÉ POLEGRE ARBELO (PEPE), remitió entonces desde Venezuela (30/03/2020), esta fotografía referente a dos amigos orotavenses; Pedro Cruz y Manuel Machado Mesa (su suegro). Tomada en el Aeropuerto de Maiquetia.
Recuerdo que el convecino y muy amigo de mi padre Juan Álvarez Díaz, comercial de la calle El Calvario de La Villa de La Orotava; Francisco Delgado González (Paco), me hablaba que en su juventud, formaban una pandilla; Pedro Cruz, Manuel Machado Mesa, Cándido Acosta (alcalde de la Villa de La Orotava), Juan Toste, Eladio Luis, Isaac Valencia Pérez, Ricardo Álvarez Díaz (mi tío), y el propio Francisco Delgado González (Paco).
En su despacho del comercio de la calle El Calvario me enseñó una fotografía en la que están todos los mencionados, tomada delante del mausoleo del Jardín del Marquesado de la Quinta Roja de la Villa de La Orotava.
La foto se la he pedido a su hija Lolita Delgado, a ver si la encuentra en el baúl de los recuerdos de su padre, para escribir sobre ella.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

LA TARDE DEL JUEVES SANTOS OROTAVENSES EN EL TIEMPO


Tras la Solemne celebración de la Cena del Señor, sale desde la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción de la Villa de La Orotava, la suntuosa procesión del MANDATO.
El cortejo procesional, organizado por la Cofradía de la Vera Cruz, está formado por cuatro bellas imágenes: La primera es Santa María Magdalena del escultor grancanario de Santa María de Guía, incorporada a esta procesión en el siglo XX, es la misma que procesiona junto al Cristo Predicador en la procesión del Domingo de Ramos. Ambas pertenecían al extinguido convento dominico de San Benito y llegaron al Templo Matriz en 1836, tras la desamortización.
Le sigue la efigie del evangelista, una talla de José Lujan Pérez realizada en 1799 para la Cofradía de la Vera Cruz con el fin de sustituir a la anterior imagen. Se trata de una obra única respecto al resto de imágenes lujanescas.
Representa a un escritor solitario, que porta en su mano derecha una pluma de plata, y en la otra, un pergamino. Es una talla completa, de vivos colores, cuya policromía recayó en manos de Manuel Antonio de la Cruz, destacando, sobre todo, el trabajo de su barba.
La imagen central de la procesión es el Santísimo Cristo de la Misericordia, un crucificado realizado en 1585 por RUI DÍAZ DE ARGUMEDO. De composición similar al Santísimo Cristo de la Laguna, fue encargado por la Cofradía para sustituir a la anterior imagen titular, que se encontraba en el Hospital de la Santísima Trinidad.
En la procesión luce una cruz de tea chapada en caoba, con perillas de plata como remate.
Cierra el cortejo la bella imagen de Nuestra Señora de los Dolores, una talla de candelero realizada en 1798 por José Luján Pérez y reformada por Nicolás Perdigón Oramas a principios del siglo XX.
La Dolorosa alterna cada año sus dos mantos de terciopelo negro, uno de ellos salpicado de estrellas de plata. Pero sobre todo, destaca su pectoral cruciforme, perteneciente al obispo D. Luis Folgueras y Sion, obispo de Nivaria. El escudo de la Cofradía representa los tres clavos de Cristo, enmarcados en la corona de espinas. Sus cofrades visten una túnica blanca con fajín y capa de color violeta.
La panorámica corresponde a la procesión del Mandato, tarde del Jueves Santo de los cuarenta del siglo XX, tomada en la calle Tomás Pérez (Home), llegando a las cuatro esquinas con la calle de La Carrera de La Villa de La Orotava.
El gentío de almas humanas es evidente. Las féminas con el histórico velo religioso por el lado derecho del desfile, y los hombres por la izquierda.
Entonces la Hermandad de La Vera Cruz, no se había rescatado, por lo que le acompaña la Hermandad de Santísimo del mencionado templo parroquial.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

domingo, 29 de marzo de 2020

LA ACADEMIA DE DON INOCENCIO SOSA HERNÁNDEZ (II)


Escribo estas letras, obsesionado por la crisis que estamos pasando, encerrado en mi hogar con mi querida esposa.
Deseo un homenaje a todos los que estamos en esta situación, a los que están al pie del cañón; médicos, enfermeros, policías, bomberos, militares, a todos ellos,
Sobre todo a todos los niños, que están sin sus amigos colegiales, y aquellos que sufren en la vida.

En la década de los años cuarenta y principio de los cincuenta del siglo XX. En la calle La Hoya – Hermano Apolinar de la Villa de La Orotava, existía una academia Mercantil y de cultura general que regentaba el recordado DON INOCENCIO SOSA HERNÁNDEZ.
Era de característica mixta, sus aulas estaban ubicadas entre el patio de la mansión, y algunas habitaciones, incluso que desde su cama por enfermedad llegó don Inocencio a ejercer su docencia.
Las disciplinas de: Contabilidad, mecanografía, taquigrafía, calculo mercantil, caligrafía y cultura general eran evidentes en esa recordada Academia orotavenses.
En ella se prepararon muchos villeros y villeras, que a lo largo de su vida, se incorporaron al mundo empresarial, comercial y bancario.
Compartía la enseñanza con don Inocencio su hermano Don Félix Sosa Hernández concejal del Ayuntamiento en la Republica y contable de la firma comercial de los “Herreros”.
Cecilio Hernández, Pedro Serrano e Higinia Hernández Sánchez, fueron alumnos destacados que se convirtieron en el tiempo en ayudantes de la enseñanza en la misma Laureada Academia de don Inocencio Sosa Hernández.
En la fotografía observamos, grupo de alumnos masculinos, fotografiados en el patio de su casa.
Muchos de ellos son conocidos, pero prefiero que el lector se lo haga suyo.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

IMPOSICIÓN DE ARBITRIOS


El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (29/03/2020) estas notas que tituló; “IMPOSICIÓN DE ARBITRIOS”: “…Los arbitrios se definen como una contribución fijada por un ayuntamiento para sostener el gasto público. Dicho de otra manera, son las tasas que se pagan por la prestación o el mantenimiento de un servicio público individualizado en el contribuyente.
En 1822, el Puerto de la Cruz registró algunas determinaciones curiosas sobre la naturaleza de lo que llamaríamos hecho imponible. Antes de explicarlas, veamos el contexto histórico de entonces:
Con el regreso a España de Fernando VII en 1814 queda abolida, junto con la Constitución de Cádiz, toda la obra legislativa y reformadora de aquellas Cortes instaurándose un período de absolutismo que perdurará hasta 1820, cuando Riego se pronuncia en Cabezas de San Juan (Cádiz) instaurándose otra vez la Constitución y las Cortes.
Pero el llamado Trienio Liberal (1820-1823) fue un corto período de nuestra historia al que sucedieron diez años de absolutismo, la llamada década ominosa (1823-1833), declarándose por segunda vez la abolición de la Constitución y las Cortes.
Estos cambios entre regímenes liberales y absolutistas afectaron no solo al acontecer de la vida política y de sus instituciones, sino también a la vida de muchos españoles cuya adhesión a un régimen o a otro podía influir en su seguridad y en su subsistencia.
Entonces, en aquel 1822, la Diputación Provincial hizo un estudio sobre la necesidad de establecer un sistema de arbitrios para proveer fondos o recursos con que atender a las cargas generales de la provincia y a las particulares de cada municipio.
Según relata el que fuera cronista oficial del municipio, Nicolás Pestana Sánchez, en un trabajo personal de investigación elaborado en noviembre de 1964, el Intendente General presentó a la Diputación un Plan de Arbitrios al que la corporación dio conformidad, aprobando las tarifas de los derechos que deberían exigirse de los frutos y afectos de estas islas, “en su exportación de unas a otras, al extranjero, a las Américas y a la Península, así como también en la importación de algunos y del vino y aguardiente que se vendiese en las tabernas al por menor”.
La corporación local designó una comisión para que realizase un detenido estudio sobre el particular. El Puerto tenía entonces empadronados mil ciento trece vecinos. Cuenta Pestana que “de la lista formada al efecto, resultó que había sesenta y tres comercios o tabernas en las que se vendía vino y aguardiente”,
Y es cuando se empieza a hacer los cálculos. La comisión concluyó que el gasto diario debería ser de una pipa de vino y cuarenta cuartillos de aguardiente, como mínimo. Por consiguiente, al año se consumirían trescientas sesenta y cinco pipas de vino y treinta pipas y cinco barriles de aguardiente. En consecuencia, el valor de estos arbitrios sería:
· Por 365 pipas de vino, a 4 maravedís por cuartillo: 20.611,26 reales.
· Por 30 pipas de vino y 5 barriles de aguardiente, a razón de 8 maravedís por cuartillo: 3.465,10 reales.
-Total: 24.047,2 reales.
Consignando en los presupuestos los haberes que percibiría la persona a la que se encargase el cobro de los arbitrios, la cual percibiría una comisión del 25 % del total de lo recaudado, o sea 6.011,25 reales, el importa quedaría reducido a 18.035,11 reales.
Luego estaba el capítulo de gastos de la municipalidad que estaban estipulados de la siguiente manera:
· Sueldo del secretario del Ayuntamiento: 3.000 reales.
· Sueldo del maestro de primeras letras: 6.000 reales.
· Gastos de la secretaría general: 3.000 reales.
-Total 12.000 reales.
De acuerdo con la investigación de Pestana, descontado este importe de lo recaudado anualmente por los arbitrios sobre el vino y aguardiente, quedaban, como sobrante, 6.035,11 reales.
En definitiva, que con el gravamen impuesto solamente al vino y al aguardiente, “que pagaban las personas de buen beber, quedaban cubiertos los gastos de primerísima necesidad del municipio en aquella época y aún sobraba para el arreglo de alguna calle”.
El consumo de alcoholes, desde luego, servía para la financiación de gastos fijos y servicios públicos que habría de prestar la corporación…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

sábado, 28 de marzo de 2020

EN ROMERÍA.


Extraordinaria fotografía del baúl de los recuerdos que remitió entonces (28/03/2020) mi alumno en el IES La Orotava Manuel González Pérez; PEDRO PÉREZ.

Tomada en la Romería de San Isidro y Santa María de la Cabeza de la Villa de La Orotava, en los setenta del siglo XX, por el comienzo de la Calle El Calvario, lateral norte del Templo de San Agustín, del ex convento agustino de Nuestra Señora de Gracia de la Villa de La Orotava.

De izquierda a derecha: Manuel Rodríguez Mesa de pandereta, Sebastián Fernández de Sotomayor de paisano, Camilo Pérez con cañas, Manolo Quintero con timple, Andrés Dorta con Guitarra y el propietario de la fotografía el entonces niño Pedro Pérez.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


MORALES


El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (28/03/2020) estas notas que tituló; “MORALES”: “…El infarto que acabó con la vida de SANTIAGO MORALES TORRES entristece el final de la jornada. Morales fue futbolista, delantero, ambidiestro. Jugó en Puerto Cruz, Sporting San José de Las Palmas y Canarias, de Venezuela. Era de la generación siguiente a los componentes de aquel Puerto Cruz llamado el pequeño Real Madrid, memorable expresión que poetizó Vicente Yanes. Morales marcó, de cabeza, el gol que adelantó a Puerto Cruz en la eliminatoria con el Real Madrid en el Campeonato de España de Aficionados de principios de los setenta. La reacción de aquel campo abarrotado fue increíble. Veloz y de remate contundente, en El Peñón era muy temido por los entrenadores de los equipos visitantes. Un linaje familiar futbolístico el suyo, padre y hermanos, todos jugaron el vieja cazuela portuense. En julio del año pasado, le tributaron un homenaje conjunto con Sebastián González Villavicencio. Descanse en paz…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

EL CUIDADO DE LOS JARDINES (RECONOCIMIENTO A MARTÍN RODRÍGUEZ)


El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (28/03/2020) estas notas que tituló; “EL CUIDADO DE LOS JARDINES (RECONOCIMIENTO A MARTÍN RODRÍGUEZ)”: “…Ahora que se ha jubilado Martín Rodríguez Pérez, cariñosamente conocido por ‘el Cabra’, es de justicia reconocer su excelente trabajo en el tratamiento de las zonas ajardinadas en el Puerto de la Cruz, aunque haya disconformes y digan rápidamente “pues en mi barrio no se notó”.
Martín llegó en silencio, con su título universitario en el bolsillo, a principios de los ochenta, cuando el malogrado Francisco Afonso encabezó la segunda gran transformación del municipio. Tenía claro que había que cualificar los encantos portuenses y empezó a desarrollar una tarea de reverdecimiento y cuidado de espacios libres, paseos y parterres que, curiosamente, admiraban casi todos los visitantes, mientras muchos nativos no solo no los valoraban sino que, en algunos casos, los maltrataban y destrozaban.
Hoy, cuando pasear por la ciudad, en medio de tanta soledad y de tanto vacío, con una impresión elevada de limpieza y mantenimiento, sirve para apreciar uno de los activos que sustentan la oferta del destino y la calidad de vida de sus habitantes, residentes, nativos y visitante.
Martín fue, durante su etapa activa, un celoso cumplidor de su oficio y de sus cometidos. Desde temprano, en las calles y plazas, ya estaba vigilando sin vigilar. Con alegría y con zorrería, esa que va en el linaje, observaba la labor de los componentes de su mirada y ayudaba como uno más. Comprobaba y ya pensaba en el día siguiente, en el cuándo de la tarea que le habían encargado su concejal jefe o los ediles a los que cualquier ciudadano hacía llegar alguna demanda.
Martín Rodríguez Pérez estaba siempre ahí, a pie de palmera, cuidadoso de no pisar el césped, disconforme cuando algún resultado no era satisfactorio. Ensayó con numerosos cultivos, para renovar el aspecto de determinados sectores. Inculcó a los jardineros una disciplina subliminal que, a la larga, se iba notando: arbustos, flores… la vegetación, en su conjunto, esa belleza natural, bien cuidada, están para admirar.
Martín, que jugó al baloncesto en sus tiempos mozos para lanzar los tiros libres y capturar él mismo el rebote, incursionó en el cultivo y cuidado de los bonsais, fortaleciendo el interés de muchas personas a las que cabe llamar artesanos o artistas de la jardinería. Echaba pestes de los desaprensivos que arruinaban el trabajo de plantación o reforestación pero seguía empeñado en mejorar los elementos que embellecían el municipio.
Ahora que, a diario, se homenajea a profesionales y colectivos, las circunstancias permiten apreciar el trabajo de jardineros, barrenderos, recogedores de residuos y del propio Martín Rodríguez Pérez que, ya jubilado, podrá apreciar los frutos que sembró durante tantos años…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

COLEGIO SAN FERNANDO (II)


El Colegio de San Fernando de la Villa de La Orotava, estaba situado en la calle de San Francisco, frente a la casa de Los Balcones, la que hoy conocemos por la Casa del Turista.
Mansión número 4 de la Calle de San Francisco de la Villa de La Orotava, conocida por la Mansión Molina. Edificada por Francisco de Molina y López de las Doblas, ubetense establecido en La Orotava, donde casó el 31 de agosto de 1593 con Isabel de Lugo y Valcárcel, hija del regidor Francisco Benítez de Lugo y de su segunda esposa, Isabel de Cabrera.
Tiene dos plantas, en su fachada destaca la portada plateresca de cantería, de líneas sencillas, con pilastra cajeadas, sobre las que aparecen círculos. El balcón descubierto, muy estrecho y de bellos balaustres torneados, tiene base de cantería con dos remates laterales.
En la década de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, estaba ubicada en la parte baja a la izquierda el Colegio de San Fernando, En la portada central Talleres de Bordados y Calados de Doña Eladia Machado, a la derecha la vivienda de don Manuel Hernández y familia. Y en el segundo piso la vivienda del recordado practicante sanitario don Pedro Melián y señora.
El colegio de San Fernando fue promovido al principio de los cincuenta del siglo XX por los hermanos maestros Nacional; Maximino y Fernando Álvarez Arbelo.
Contaba de una sola aula, mixta en distintos niveles, desde el párvulo hasta segundo de bachillerato, además contaba con clases de contabilidad y mecanografía.
En principio en horario diurno de 9 a 12 horas y tarde de 14 a 16 horas, solo para masculino, lo trabajaba Don Fernando Álvarez Arbelo. Y continuaba desde la 16 hasta las 19 horas con las féminas. Y nocturno para alumnos que trabajaban de 19 horas a las 21 horas lo atarea don Maximino Álvarez Arbelo.
Al mediado de los cincuenta don Maximino Álvarez Arbelo, deja la enseñanza para hacerse cargo de la gestión del Jardín del Marquesado de la Quinta Roja. Don Fernando Álvarez Arbelo, se hace cargo totalmente de los tres turnos. Hasta el final de los cincuenta, las féminas pasan a un aula en su domicilio particular en el Barrio orotavense “Los Cuartos”, con su señora doña Juana.
El Colegio de San Fernando desaparece como tal, al mediado de los sesenta del siglo XX, debido que Don Fernando Álvarez Arbelo y su señora, se integran por oposiciones en las Graduadas de La Concepción.
Muchos fuero sus alumnos desde el comienzo de su actividad, y muchos se integraron en el mundo laboral, con suficiente preparación, así como otros llegaron a graduase en carreras universitarias.
Un servidor, forme parte del alumnado de dicho centro docente hasta el primer curso de bachillerato, puesto que a partir de ahí me reincorporé de nuevo al Colegio de San Isidro y terminar allí el bachiller superior y revalidas.
Hablo de reincorpórame al Colegio de San Isidro, debido a que una vez cumplido el parvulario en el Colegio de la Milagrosa con Sor Dolores Borges, me matriculé en la clase Chica del Colegio de San Isidro, pero la abandonaba llorando y con depresiones, Mi padre Juan Álvarez Díaz, me puso en San Fernando por la amistad que tenía con los hermanos Maximino y Fernando Álvarez Arbelo, ya que en casa no me podía quedar.
Mis recuerdos en san Fernando fueron imborrable, de una trayectoria ascendente en la enseñanza, unos compañeros magníficos, muchos de ellos me acompañaros posterior a terminar el Bachillerato al Colegio de San Isidro. Recuerdos imborrables, de la pizarra en la esquina izquierda del aula, el despacho de don Fernando en el centro, una pequeña imagen de San Fernando ubicada en un pequeño retablo en la pared del lado sur. El aseo a la derecha y una ventana enorme con cristales opacos, que nunca se abría, pero entraba la suficiente luz natural del patio allí existente.
Don Fernando Álvarez Arbelo, fue un gran profesor, que se preocupaba de que sus alumnos aprendieran, no solo la docencia, sino también a ser hombres de provechos y del futuro. Para mí fue el mejor profesor y persona que he tenido en la vida.
La fotografía está tomada en la parte alta o sur del Jardín del Marquesado de la Quinta Roja, conocido por Jardín Victoria. Un 30 de mayo que era la festividad del Colegio, y de su profesor don Fernando Álvarez Arbelo. En ella hay muchos compañeros conocidos.
En la misma podemos observar por la edad de sus alumnos, los distintos niveles educativos que se desarrollaron en el currículo del recordado e inolvidable centro docente de la calle de San Francisco de la Villa de La Orotava.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

SOBRE LA MENDICIDAD EN LA OROTAVA A FINALES DEL SIGLO XIX


El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna remitió entonces (28/03/2020) estas notas que tituló “SOBRE LA MENDICIDAD EN LA OROTAVA A FINALES DEL SIGLO XIX”: “…El análisis de la prensa durante el siglo decimonónico nos permite realizar un estudio de la realidad canaria desde diversos puntos de vista. Un ejemplo de ello lo advertimos en la labor desarrollada por el periódico El Valle de Orotava, disponible para su consulta en los amplios fondos hemerográficos de la Biblioteca Municipal de La Orotava. Con fecha 3 de junio de 1891, recoge la necesidad de actuar con medidas de ayuda y apoyo a personas que, sin ningún tipo de auxilio, esperaban en el exterior de las viviendas a recibir la limosna. La circunstancia es descrita de la siguiente forma: situados frente a las casas que acostumbraban darles limosna, permanecen allí a veces horas enteras, haciendo triste guardia a los señores que les envían el caritativo óbolo por conducto de sus criados. La sociedad “La Caridad” ya había denunciado esa realidad, con el fin de buscar una solución mediante la implicación de las autoridades locales. El artículo matiza que en las filas de personas en esa situación era evidente la presencia de individuos que acudían desde otros lugares, criticando, con especial atención, la llegada de portuenses. ¿Por qué era tan preocupante? La realidad era que ya se habían constatado varios brotes de viruela en el núcleo costero.
Una muestra de la necesidad de actuar contra esa enfermedad infecciosa grave y contagiosa lo obtenemos en el caso orotavense, que prohibió ese año de 1891 la realización de sus tradicionales alfombras de flores, con el fin de evitar aglomeraciones y contactos de forasteros que trajeran el germen de la enfermedad y lo dejasen al paso por las adornadas calles. La posibilidad de contagio era real y preocupante. A nadie se le escapaba que los mendigos acudían desde otros rincones y se unían a los existentes en el lugar, y, con ello, podían transmitir la viruela con mayor facilidad a sus compañeros con quienes están, por algunas horas, en continuo roce. 
Era necesario, pues, buscar soluciones. En otros rincones de la isla, un agente se encargaba de recoger la limosna de las casas que, de forma voluntaria, entregaban algunos vecinos. Con la cantidad recolectada se procedía a su reparto entre los mendigos, evitando así una situación protagonizada por largas colas en las calles que no era favorable para nadie. También se solicita la necesidad de que la alcaldía procediera a examinar, caso a caso, la situación de las personas que solicitaban ayuda en las calles.
El texto publicado por El Valle de Orotava, en el contexto final del siglo XIX, aparece con una doble vertiente. Dar a conocer al lector la situación a resolver tras el diagnóstico expresado por la sociedad benéfica “La Caridad” y, al mismo tiempo, ofrecer una respuesta ante el tristísimo espectáculo que se contempla en esta localidad en ciertos días de cada semana, contrario a la verdadera y bien entendida filantropía, merecedor de gran censura y no elogiado por ninguna persona de buen juicio…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

viernes, 27 de marzo de 2020

BISABUELO



Extraordinaria fotografía del baúl de los recuerdos que remitió entonces (27/03/2020) desde Venezuela, mi amigo de la infancia y compañero de pupitre en el colegio San Fernando y en la Academia Mercantil Atlántida de la Villa de La Orotava; JOSÉ POLEGRE ARBELO.
Tomada en los cincuenta del siglo XX, en  EL Paseo de las Araucarias en el viejo Campo Municipal del Quiquirá, en la Fiesta del Ganado el sábado de las Fiestas Mayores de la Villa de La Orotava.
De izquierda a derecha: Su Bisabuelo Manuel que le llamaban “PADRE”, su abuela Ana, sus primos; Conchi Arbelo y Miguel Ángel Arbelo, y su hermana Argelia Polegre (Ñaña).

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

AUN NO ME LO CREO AMIGO



Cesar Hernández Suárez un gran amigo de la Villa de La Orotava, que nos ha dejado para siempre un día como hoy de crisis cuarentena del 27 de Marzo del 2020.
Aún no me lo creo, cuando mi alumno del IES La Orotava Manuel González Pérez de San Antonio José García González, nos comunica a través del Facebook, tu marcha hacía la vida eterna.
Cesar era un muchacho magnifico comunicador, agradable, con una humanidad irrepetible.
Contrajo matrimonio con la también amiga y convecina de la Villa; Dolores Hernández González “Castro”.
Cesar, estaba totalmente vinculado como un extraordinario futbolero, en la vida de nuestro equipo de solera UD. Orotava, desde las bases, hasta la junta directiva del Club, además de encargase del material deportivo de los futbolistas.
Una excelente persona, extraordinario esposo y ejemplar padre. Comunicativo, y amigo de sus amigos.
Descansa en ese paraíso eterno estimado amigo Cesar, un paraíso de esperanza y misericordia. En ese blanco terruño te espera un gran estadio, al estilo de Los Cuartos, con césped natural organizando e instruyendo las bases del primer equipo futbolero de la Villa de La Orotava, que conocemos por UD. Orotava.
Aún no me lo creo amigo Cesar.
Un Abrazo y hasta siempre.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

LA ACADEMIA DE DON INOCENCIO SOSA HERNÁNDEZ


Escribo estas letras, obsesionado por la crisis que estamos pasando, encerrado en mi hogar con mi querida esposa.
Deseo un homenaje a todos los que estamos en esta situación, a los que están al pie del cañón; médicos, enfermeros, policías, bomberos, militares, a todos ellos,
Sobre todo a todos los niños, que están sin sus amigos colegiales, y aquellos que sufren en la vida.

En la década de los años cuarenta y principio de los cincuenta del siglo XX. En la calle La Hoya – Hermano Apolinar de la Villa de La Orotava, existía una academia Mercantil y de cultura general que regentaba el recordado DON INOCENCIO SOSA HERNÁNDEZ.
Era de característica mixta, sus aulas estaban ubicadas entre el patio de la mansión, y algunas habitaciones, incluso que desde su cama por enfermedad llegó don Inocencio a ejercer su docencia.
Las disciplinas de: Contabilidad, mecanografía, taquigrafía, calculo mercantil, caligrafía y cultura general eran evidentes en esa recordada Academia orotavenses.
En ella se prepararon muchos villeros y villeras, que a lo largo de su vida, se incorporaron al mundo empresarial, comercial y bancario.
Compartía la enseñanza con don Inocencio su hermano Don Félix Sosa Hernández concejal del Ayuntamiento en la Republica y contable de la firma comercial de los “Herreros”.
Cecilio Hernández, Pedro Serrano e Higinia Hernández Sánchez, fueron alumnos destacados que se convirtieron en el tiempo en ayudantes de la enseñanza en la misma Laureada Academia de don Inocencio Sosa Hernández.
En la fotografía observamos, una de sus clases con las féminas en el patio de su casa. Muchas de ellas son conocidas, pero prefiero que el lector se lo haga suyo.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

jueves, 26 de marzo de 2020

UNA EXCELENTE PERSONA


DOMINGO ORTA AROCHA una  excelente persona, amigo de la Villa de La Orotava, nos dijo adió definitivamente a los 79 años de edad el día 26 de Marzo del 2020.
Nació en la Villa de La Orotava en el año 1941, trabajó durante décadas con la firma Comercial de la Villa: Don Casiano García Feo e Hijos SL. Posteriormente trabajó años como conductor del tren guagua del Loro Parque del Puerto de la Cruz.
Contrajo matrimonio con la dama orotavense Dolores Cruz (Lola), de cuya unión solo tuvieron una hija; María Dolores Orta Cruz.
Su suegro era muy conocido en la Villa de la Orotava; Don Mateo Cruz el de las gaseosas EL Drago, que conducía un Ford tipo bigote que lo conserva el también amigo de la Villa; José Álvarez,  ebanista – músico.
A Domingo le conozco desde mi infancia, siempre trabajando en los Camiones de la Firma Comercial “Casiano García Feo e hijo SL”, primero como auxiliar y después de chofer titular.
Recuerdo de verlo enamorando con su entonces novia Lola en la plaza de La Constitución del Kiosco de la Música, que por fin contrajeron matrimonio y fueron felices durante toda la vida.
Una excelente persona, extraordinario esposo y ejemplar padre. Comunicativo, y amigo de sus amigos.
Descansa en ese paraíso eterno estimado amigo Domingo, un paraíso de esperanza y misericordia.
Un Abrazo y hasta siempre.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

PRIMERAS COMUNIONES


Extraordinaria fotografía que me entregó mi primo José Álvarez Acosta, al que se lo agradezco esté donde esté.
Se trata de una escenificación de primeras comuniones del Colegio de la Milagrosa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, de las primeras décadas del siglo XX, cuando el colegio estaba ubicado en la esquina de las calles: Verde – Nicandro González Borges y la del Agua – Tomás Zerolo de la Villa de La Orotava.
Mansión que adquirió mi primo Pepe, para exposición y ventas de muebles y cortinas.
Fotografía tomada en la calle El Agua – Tomás Zerolo, entre el mencionado centro docente y el templo de Santo Domingo de Guzmán del ex convento dominico de San Benito.
Cinco filas, las dos interiores son las féminas de la primera comunión, la central de los niños, ataviados con vestuarios napoleónicos y las laterales alumnas del mencionado colegio.
Dos hermanas de la caridad por ambos lados, con su sombrero de dos picos y cuellos almidonados.
En la calle de Santo Domingo, un señor mayor con bastón apoyado a las columnas que fueron sustituidas actualmente por unas barandas de hierro antiestéticas con el edificio, tres féminas con vestuarios de nuestro terruño de la época, un militar y un niño sin calzados en sus pies.
En el centro de la exposición aparece una especie de trono, cubierto de manteles, con los símbolos de la congregación, portando una imagen de la Virgen Milagrosa.
Me llama la atención el trono, no sé exactamente si se trata de un carro móvil, o en su interior poseerían cargadores al igual que los de las Andas del corpus de Nuestra Señora de la Concepción, puesto que se trata de un desfile procesional que entra al templo para celebrar en su interior, la ceremonia de la primera comunión.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL