Según mi compañero de docencia en el IES La Orotava Manuel
González Pérez; AGAPITO DE CRUZ FRANCO,
de su libro “LA OROTAVA, CURRÍCULUM VÍTAE”.
Él conoce muy bien la historia de este centro pues participó en
el libro: “HISTORIA DEL COLEGIO RAMÓN Y CAJAL” editado con motivo del veinticinco
aniversario de su fundación y fue a la vez maestro del mismo durante diez años,
tres de los cuales, como Director: “…El Colegio Público
“Ramón y Cajal”, catalogado en la actualidad como CEIP –Centro escolar de
Infantil y Primaria- es el colegio de la Villa de Arriba de La Orotava.
La primera piedra se colocó al comienzo de la década de los años
70 en el vergel orotavense de Los Trazos, en la misma ruta de los Molinos. De
hecho, 33 años después de su inauguración en 1973, el verde, con sus jardines y
su vegetación exuberante, es una de sus señas de identidad.
Sus primeros pasos tienen lugar en el curso escolar 1974-75,
pasos en realidad de gigante, pues su entrada en escena, marcó un antes y un
después en la educación pública del el casco de la Villa, donde aquella tomaba
por fin carta de naturaleza.
Hermano gemelo de los Colegios Sta. Teresa de Jesús e Infanta
Elena de La Perdoma, así como del Manuel
de Falla de Barroso, fue el resultado de la confluencia de diferentes
escuelitas que pululaban y subsistían a lo largo y ancho del casco villero,
como las existentes en la calle León –hoy Servicios Sociales del Ayuntamiento-
San Juan –la antigua Alhóndiga de la calle Nueva- La Piedad –hoy sede de la
Asociación de vecinos Cruz Verde-, la Candelaria del Lomo –actualmente sede de
la Cruz Roja-, entre otras. Todo, tras recalar primero en las aulas del antiguo
Instituto de La Torrita –hoy Centro Polivalente de Cultura y Mercado del
Agricultor-.
El alumnado que comenzó a cursar sus estudios y que inauguraría
en La Orotava los comedores y el transporte escolar, procedía de barrios tan
distantes como El Rincón, La Luz, La Vera, Los Poyos, Los Rechazos, Candelaria
del Lomo, Cruz de los Martillos, San Miguel, Barranco La Arena, San Juan, la
Candelaria del Lomo, la Fariña, Camino Chasna, Montijos, El Paso, Sta.
Catalina, Hacienda Perdida, Los Pinos, La Abejera… Tan extensa era la población
escolar, que hubo que habilitar, como parte del Colegio Ramón y Cajal,
edificios aledaños en La Candelaria del Lomo, La Piedad o el edificio de La
Sindical de la calle Cantillo.
Años más tarde, con el surgimiento de nuevos centros educativos
primero, y la adscripción a los IES del alumnado de 13 y 14 años después,
quedaría restringido al entorno poblacional de la Villa de Arriba, pasando de
una media de 800 alumnos a situarse sobre 500. A grosso modo, han sido
hasta la fecha más de 5000 alumnos/as, quienes han recibido educación en el
mismo, de la mano de unos 300 maestros y maestras, caracterizados no sólo por
su buena labor pedagógica, sino por una alta estabilidad en plantilla.
En sus comienzos disponía de huerto escolar, con riquísimas
lechugas y variedades hortícolas propias de la zona; campo de lucha canaria, de
donde salieron luchadores profesionales; futbolistas que dieron aquí los primeros
toques al balón antes de convertirse en internacionales con la selección
española; profesionales de todas las ramas de la cultura y el mundo laboral,
que junto con no pocos políticos, algunos en activo, se refugian de nuevo en
sus recuerdos de infancia cuando en fechas tan memorables como la Navidad, el
Carnaval, la Semana o el Día de Canarias, retornan de nuevo a sus orígenes,
ahora con nuevos retoños que vuelven a andar de nuevo el camino que ellos
emprendieron tiempo atrás.
Porque si algo tiene la Comunidad Educativa del Colegio Ramón y
Cajal es un sentimiento real de comunidad, en la que la asociación de madres y
padres (AMPA), -muy activa desde sus inicios y que fundada en 1975 sería la
primera de todas ellas-, ha tejido una relación con el Profesorado que ha
posibilitado una cultura de la participación. Lo atestiguan numerosas
actuaciones extraescolares y complementarias, prácticamente desde su
inauguración, desde el primitivo cros popular y ediciones siguientes al
comienzo de los años 80 por todo el barrio, las excursiones de final de carrera
que nacieron con él, o siendo sede de equipos de baloncesto de 2º división,
hasta festivales de teatro y sin olvidarnos de la Romería escolar de la Villa
de Arriba ya en pleno siglo XXI por citar sólo unos ejemplos.
En este entramado no ha estado ausente el Ayuntamiento de La
Orotava, cuya colaboración ha sido vital en lo que a infraestructura y personal
no docente se refiere. De hecho, la imagen que puede contemplarse actualmente
del Centro, procede de cambios sustanciales llevados a cabo en la década de los
años 80 cuando, entre otras obras clave, se colocaría el tejado, se cercaría,
se desarrollarían nuevos espacios y se reconvertirían otros.
La historia del colegio Ramón y Cajal es la historia de la educación
del último cuarto de siglo. En él se han puesto en práctica las diferentes
leyes educativas de las últimas décadas como: Reglamento de Centros Escolares
de Enseñanza Primaria, Estatuto de Centros Escolares, LODE, LOGSE, LOE …
Ya desde sus inicios en 1974 se pone en marcha la biblioteca,
así como los Departamentos Educativos y los Equipos de Ciclo, junto una tupida
red de actividades extraescolares como: Labores, Electricidad, Contabilidad,
Cocina, Manualidades, Rondalla, Dibujo, Ping-pong, Corte y confección… a los
que se añadirían en años sucesivos: Guitarra, Biblioteca, Gimnasia Rítmica,
Judo, Lucha canaria, Mecanografía, Folklore canario, Balonmano, Fotografía,
Teatro, Gimnasia para madres, Informática, Coral, Fútbol, Baloncesto,
Ping-pong, Break.dance, etc
Desde sus primeros pasos se adelantó a la actual estructura de
organización existente en las islas en
base a los Equipos Directivos y el Consejo Escolar, y, no en vano, en los
últimos años ha participado en proyectos de innovación pedagógica relativos a
contenidos canarios, medioambientales, juguetes autoconstruidos o los que hacen
referencia a la UE como Comenius Acción 1.
Los primeros pasos del Colegio Ramón y Cajal y su historia
sobrevenida, están plagados de personas entrañables. Algunas han ido quedando
en el camino. Otras siguen bregando en él. Pero todas viven para siempre en
este rincón de las Hespérides. Desde él han ido entregando a La Orotava lo
mejor de sí mismos, junto a generaciones y generaciones de villeros que del
Ramón y Cajal han salido para transformar y ponerse al servicio de esta
sociedad que vive bajo el volcán. Un
volcán, el Teide, que como Patrimonio Mundial de la Humanidad preside
permanentemente nuestras horas y nuestros días…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario