viernes, 19 de enero de 2018

LOS 100 AÑOS DEL COTIME 1908 – 2008, REMEMBRANZAS DE LA ESCUELA DE COMERCIO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE



Quien puede celebrar esta efeméride centenaria, suele alardear de tener consistencia histórica, que es lo que le viene sucediendo al Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Santa Cruz de Tenerife (COTIME) que, al no olvidar su memoria, no ha perdido su humanidad, como se demuestra en este tomo redactado por Antonio Salgado Pérez que, siempre encariñado con esta entidad de solera y tradición, recuerda en estas páginas a todos aquellos que han hecho posible, con dignidad y profesionalidad, que las ramas afines a sus conocimientos en la Isla han estado a la altura de las circunstancias.
Antonio Salgado, que acentúa la calidad humana en los acontecimientos y actos de toda índole que se suceden en la narración, analiza exhaustivamente los orígenes y la evolución del Colegio a lo largo de los cien años de su existencia. Todos están en el volumen: los distintos directivos desde aquel lejano 1908; los que fortalecieron, con su presencia e inquietud, este colectivo; los que dictaron conferencias, cursillos y charlas en aras de profundizar y ampliar conocimientos atendiendo demandas; también están los que recibieron un diploma, una distinción, unos aplausos y el halago por el esfuerzo realizado o por el reconocimiento a la labor desarrollada. Están aquí, igualmente, todos aquellos nombres que, en su día, celebraron sus Bodas de Plata y las de Oro con el Colegio que, desde sus albores, tuvo el lujo de instalarse en edificios de tanto rango como de belleza arquitectónica, como lo fueron, primero, el Ayuntamiento de Santa Cruz y, más tarde, la emblemática Escuela de Comercio, ubicada en la calle Veinticinco de Julio, ocupando la Institución de Enseñanza Imeldo Serís, marqués de Villasegura, que fue legado de este insigne militar y político tinerfeño.
Este libro, inédito, en su género, en España, con abundante y seleccionada documentación gráfica, ha sido editado bajo el generoso mecenazgo DE CAJACANARIAS.
El autor ha querido reflejar su sentido homenaje a toda esa pléyade de ejecutivos impecables en el amplio y difícil campo de la contabilidad; asesores fiscales y financieros arraigados; funcionarios cualificados: ecuánimes auditores y empresarios solventes que tuvieron y siguen teniendo sus puntos de contacto y reencuentros en el citado organismo que, entre otros detalles, ha sido el único camino, por lo menos el más eficaz, para canalizar demandas y esperanzas; para defender títulos y derechos y, como ahora, para recuperar la memoria, porque sin ella no hay historia.
Y esta historia, la del COTIME tinerfeño, ha sido recientemente reconocida por el Consejo de Gobierno del Cabildo de Tenerife que, en su Pleno celebrado en el mes de julio de 2008, aprobó la concesión de la Medalla de Oro de Tenerife al Ilustre Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Santa Cruz de Tenerife, ahora bajo la presidencia de Antonio Pérez Viera, recientemente integrado en el Consejo Superior.
La Escuela Superior de Comercio de Canarias: Con el R.D. de 21 de agosto de 1903, la mayor parte de las Es­cuelas de Comercio fueron recobrando la autonomía. Los esfuerzos de los prohombre s Eduardo Domínguez; Rancés, padre e hijo; Domínguez Alfonso; Ricardo Magasén y Adolfo Morís, rector de la Universidad de Sevilla, cabeza a la sazón del distrito universitario que englobaba a Canarias, se vieron coronados por el R.D. de 11 de enero de 1907 que, con efectos de 1 de enero próximo pasado, por una parte, elevaba los es­tudios a superiores y creaba, por otra, la Escuela Superior de Comercio de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, con el compromiso por parte del Ayuntamiento santacrucero de satisfacer la totalidad de los gastos para el buen servicio y continuidad. Los cuatro primeros claustros se celebraron en La Laguna; al pri­mero concurrieron, bajo la presidencia del catedrático y director fun­dador, Alonso del Castillo, los profesores Arozena y Arozena, Santia­go Ascanio y Montemayor, Juan Dorronzoro y González Roldán, José Oramas y Díaz-Llanos y Demandes Amador, que actuó de secretario accidental. Tras el voto de gracias a favor de los señores mentados, Alonso del Castillo dio cuenta de sus conversaciones con el alcalde de la ciudad, Carlos Calzadilla y S ayer, quien le prometió como sede de la escuela un piso independiente del Palacio Municipal que podría quedar perfectamente acondicionado con algunas reformas. En los res­tantes claustros laguneros aparecen los catedráticos José Pérez Molina,
Melchor Ordóñez y Alonso, como secretario; y el profesor Federico González de Aledo.
El 2 de junio de 1907 se celebró la solemne inauguración d Centro en el Salón de Actos del Palacio Municipal de Santa Cruz (Tenerife, con las autoridades presididas por el gobernador civil de Provincia. Los discursos leídos estuvieron a cargo del director del Establecimiento, Alonso del Castillo, y del secretario Ordóñez y Alonso.
La primera sede: Profesores y asignaturas: Ahora bien, hay que retroceder para decir que hasta el día de I solemne inauguración referida y desde el día de la creación, la Escuela Superior de Comercio funcionó en los locales del Instituto lagunero en el número 23 de entonces de la calle de San Agustín y que sólo se impartieron las asignaturas del periodo preparatorio (un curso) y periodo elemental (dos cursos). En el primer cuadro de asignaturas y de profesores, encontramos en el periodo preparatorio, a los profesores Arozen y Arozena, que impartía: Gramática de la Lengua Castellana y Lengua Francesa (lectura y traducción); Ordóñez y Alonso, que enseñaba Geografía; Hernández Amador, que se encargaba de Nociones y Ejercicio de Aritmética y Geometría; Pérez Molina, que enseñaba Historia d España e Historia Universal; A Dorronzoro y González Roldán, que impartía Elementos de Física, Química e Historia Natural aplicados a Comercio; en el periodo elemental, primer año, encontramos a  Amador, que se encargaba de los elementos de Aritmética, Algebra y Cálculo Mercantil; Ordóñez y Alonso, que impartía Geografía Económica Industrial de Europa y Universal; Mateo Alonso del Castillo y Pérez, que enseñaba Economía Política aplicada al Comercio y Elementos de Derecho Administrativo; Arozena y Arozena, que se encargaba de la Lengua Francesa(escritura y conversación) y a Zacarías Herrero y Segarra, que enseñaba Lengua Inglesa (lectura y traducción); en el se­gundo curso del mismo periodo elemental encontramos a González de Aledo y Martínez, que impartía Teneduría de Libros y Prácticas Mer­cantiles; a Alonso del Castillo y Pérez, que enseñaba Legislación Mer­cantil; a Pérez Molina, que profesaba Tecnología Industrial o Estudio de las Principales Industrias Nacionales; y a Herrero y Segarra, que se encargaba de la Lengua Inglesa (escritura y conversación). Llama la atención el hecho que en la casilla «Profesores» correspondiente a Caligrafía y Mecanografía, figure la palabra «Libres».
La Escuela Superior de Comercio de Canarias había empezado sus tareas docentes con tres catedráticos numerarios procedentes del Profesorado de Comercio del Instituto General y Técnico de Canarias: Alonso del Castillo y Pérez, con antigüedad de 19 de marzo de 1890, catedrático de Economía Política y Legislación Mercantil; Herrero y Segarra, ingresado ellO de abril de 1905, de Lengua Inglesa; y Or­dóñez y Alonso, con antigüedad de 20 de julio de 1906 a quienes como catedrático se sumó el 9 de abril de 1907 Pérez Molina; dos profesores auxiliares: Hernández Amador, ingresado e121 de noviembre de 1901, y Dorronzoro y González Roldán, recién ingresado el primer día del año 1907; tres profesores interinos: Arozena y Arozena, Santiago Ascanio y Montemayor y Félix Casanova y López; dos ayudantes interinos: Oramas y Díaz- Llanos y González de Aledo y Martínez.
El primer Oficial de Secretaría de la Escuela fue Emilio López y González, figura que alcanzaría mucho relieve en la región.
Elemento material inicial. «Elevados techos, costosa máquina de escribir y alumnos pobres»: Visto el inicial elemento humano corresponde ahora hablar del elemento material inicial. Tan pronto como Alonso del Castillo recibió el nombramiento de director se puso en contacto con el alcalde Calza­dilla y Sayer para pedir a la Corporación Municipal los elementos que la disposición superior ordenaba se facilitaran por el Ayuntamiento a la Escuela de reciente creación. Tanto el mentado edil como sucesiva­mente Juan M. Ballester y José de Acuña, que desempeñaron acciden­talmente la Alcaldía, ofrecieron su cooperación en todas las entrevistas, cooperación que la práctica confirmó luego. El Claustro comisionó al profesor interino de esta Escuela, Arozena y Arozena, para que prosi­guiera las gestiones, coronadas por el éxito, cerca del Ayuntamiento y para que entregara al alcalde una nota de los enseres indispensables y de las reformas en el local señalado ya que funcionó desde la inauguración y que era la parte alta del palacio, de forma rectangular, propiedad ayer y hoy del Excmo. Ayuntamiento de la capital de la Provincia. La Escue­la tenía los siguientes departamentos: aula de enseñanzas teóricas, Sa­lón de Actos, aula de Geografía, de Cálculos, de Tecnología y Análisis, de Teneduría, muy espaciosa; un local para Biblioteca, despachos del director, secretario, Secretaría, Sala de Profesores, Observatorio, otro para Conserjería, etc. departamentos todos ellos de elevados techos; la Corporación Municipal, a la espera de recursos, quedó predispuesta favorablemente para preparar un espacioso salón con techo de cristal para Museo Mercantil y Laboratorio Químico; mientras se recababa el apoyo del Ayuntamiento se hacían gestiones: Mateo Alonso del Castillo solicitó el apoyo de la Cámara de Comercio que, a través de su presi­dente, Juan Ballester, hizo los ofrecimientos más laudables y, a pesar de su difícil situación, pidió una costosa máquina de escribir para la asignatura de Mecanografía». Igual ofrecimiento hizo la Asociación de Dependientes de Comercio, presidida por Claudio Rojas; una vez recibidas las consignaciones de material científico y de Secretaría, di­cha entidad facilitó cuantos recursos pecuniarios necesitó la Escuela, «a condición de abonarse su importe a medida que fueran ingresando fon­dos»; también prestaron su apoyo los comerciantes José Suárez y Gon­zález, de La Laguna; Anselmo Benítez y Antonio Delgado Yumar, de Santa Cruz. Todo ello hizo posible la adquisición de material científico a la altura del mueblaje verdaderamente lujoso y abundante con que dotó al Centro el Ayuntamiento, que redondeó su obra con «el acuerdo de costear los estudios mercantiles a cinco alumnos pobres», previa de­mostración de favorables cualidades ante el tribunal correspondiente.
El primero de octubre de 1907 tuvo lugar la primera inauguración del curso en el Salón de Sesiones Públicas del Ayuntamiento, con asis­tencia de autoridades, presididas por el gobernador civil Santos Ecay, que pronunció un elocuente discurso después de la lectura de la me­moria reglamentaria, de reglamentaria publicación también, a cargo de Alonso del Castillo, corno director del Centro; siguió luego el reparto de premios a los alumnos distinguidos en el curso anterior. A esta inau­guración solemne de curso siguieron otras hasta casi 1920, en que cesó esta loable costumbre.
Este curso 1907-1908 representó un serio afianzamiento. Se pu­dieron implantar ya los dos cursos del periodo superior de cuyas asig­naturas se encargaron Marina y Adán, que profesó Álgebra y Cálculo Mercantil Superior; Ordóñez y Alonso, Historia del Comercio y Am­pliación de la Geografía; Arozena y Arozena, Derecho Mercantil In­ternacional y Elementos de Hacienda Pública; Santiago Ascanio, Len­gua Alemana (lectura y traducción), en primer año; en segundo año, la Contabilidad de Empresas y Administración Pública fue impartida por Hernández Amador; la Legislación de Aduanas y Conocimiento de los tratados de Comercio Vigentes, por Dorronzoro y González Roldán; la Lengua Alemana (escritura y conversación), por Santiago Ascanio.
Corno puede verse por lo que acontece, la Escuela, por su doble condición de reciente y de canaria, tenía que luchar para lograr la esta­bilidad de un profesorado numerario «que siempre confiere a la ense­ñanza una marcha más ordenada, regular y eficacísima, marcha que se conseguiría a menudo, totalmente, con la colaboración del profesorado interino valeroso y abnegado».
Por aquel entonces se publicó un opúsculo redactado por Alonso del Castillo, Santiago Ascanio y Hernández Amador, que llevaba por título «La carrera de Comercio», en el que entre otros detalles se re­flejaba que «Santa Cruz y La Laguna son poblaciones que unidas por estrechos vínculos de interés y afecto forman, por la corta distancia que las separa, un solo pueblo», añadiendo los autores que «la carrera mercantil es ventajosa, la más en armonía con la riqueza y modo de ver del país canario» y que «el escaso número de alumnos que la provincia de Canarias daba a la carrera de Comercio, se explica recordando que sólo se podía obtener en el país el título de Contador Mercantil, pero hoy sin salir del Archipiélago, el alumno alcanza el grado superior del Profesorado Mercantil y que tal vez no pase mucho tiempo sin que sea calificado de Facultad mayor, como acontece en el extranjero".
En el libro "Imeldo Serís. Senador y Diputado Tinerfeño en las Cortes Españolas", de nuestro entrañable y ya desaparecido mi primo Mi­guel Ángel Barbuzano González, se hace constar que "en la cláusula testamentaria de Serís se efectúa un legado económico de cien mil pese­tas para que se construya en Santa Cruz de Tenerife un edificio destina­do a Establecimiento de Caridad, Benéfico o de Enseñanza, lo que más falta haga en aquella Capital a juicio de mis albaceas". La ejecución de las últimas voluntades del aludido marqués da nacimiento, en 1904, a la Fundación que con el nombre de "Instituto de Enseñanza Imeldo Serís" aparece como propietaria del "sitio" de la calle 25 de Julio de Santa Cruz de Tenerife donde se constituiría "el establecimiento de enseñan­za" objeto de la referida Fundación.
En 1933, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, agotados los recursos disponibles para la terminación de las obras, au­toriza a los albaceas la cesión del edificio al Ayuntamiento de Santa Cruz Tenerife que se compromete a terminado, conservado, mantener el nombre de "Instituto Imeldo Serís" y su finalidad docente.
En 1939 y por Resolución de 1 de febrero de la Jefatura de En­señanza Profesional y Técnica, previa autorización del Ministerio de Educación Nacional, se aprueba el traslado de la Escuela Superior de Comercio desde su sede provisional de la calle Viera y C1avijo, en el propio Palacio Municipal, al edificio del "Instituto Imeldo Serís"
En 1972 Y por Decreto de 10 de mayo, se integra dicha Escuela de Comercio en la Universidad de La Laguna con el nombre de Escuela Universitaria de Estudios Empresariales. Y en el mes de junio de 1995, la Escuela de Ciencias Empresariales de la Universidad de la Laguna, ubicada en la mencionada calle 25 de Julio, número 9, de Santa Cruz de Tenerife, se trasladó al Campus de Guajara de La Laguna. En el acto de despedida, los profesores y alumnos de la Escuela Universitaria- que por aquel entonces dirigía José Luís García Pérez- quisieron rendir un homenaje a Santa Cruz de Tenerife, "ciudad portuaria y comercial por excelencia", así como a Imeldo Serís, cuya generosidad e inquietud do­cente, hizo posible que durante cincuenta y seis años( 1939-1995) los estudios de técnicas comerciales, mercantiles y empresariales se desa­rrollaran en el ambiente más propicio, articulando así" de modo natural Universidad y Sociedad"
PERFIL DEL COMPAÑERO ANTONIO SALGADO PÉREZ: Natural de Santa Cruz de La Palma. Bachiller. Profesor Mercantil. Alférez de la Milicia Universitaria. Miembro del registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) y diplomado por el Instituto de Auditores Internos de España (lAI). También es miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, de la Asociación Hidalgos de Ni­varia y de la Asociación Española de la Prensa Deportiva. Perteneció al Consejo Asesor de Auditoría Interna de España. Desarrolló su labor de auditor interno en "Unión Eléctrica de Canarias, S.A. (UNELCO). Ha colaborado asiduamente en varios medios de comunicación. Galardonado con diferentes premios periodísticos, destacando los obtenidos en los certámenes "Luís Álvarez Cruz"(de ámbito nacional). "Víctor Zurita" y "Ángel Acosta", creados por el periódico tinerfeño "La Tarde". Premio Ansina (Relato breve), instituido por el Cabildo Insular de Tenerife. Insignia de Oro y Brillantes del Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Santa Cruz de Tenerife. Insignia de Oro y Brillantes de la Federación Española de Boxeo. Tiene publicados seis libros de temas pugilísticos. Es coautor del tomo "La Fábrica de Gas de Santa Cruz de Tenerife" y colaboró en la edición del volumen "La Electricidad en Canarias". Redactó un opúsculo sobre el "75 Aniversario del Colegio Oficial de Titulados Mercantiles de Santa Cruz de Tenerife y, en 1997, al cumplirse el Primer Centenario de la implantación de la electricidad en Santa Cruz, publicó el libro "Luz en la Ciudad", editado porla Consejería de Industria y Comercio del Gobierno de Canarias. En 1999, publicó "Los 90 Años del Cotime", tomo sobre el Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Santa Cruz de Tenerife, edición que fue subvencionada por la Caja General de Ahorros de Canarias. En 2006 publicó "Bye, bye! Vivencias de un tinerfeño en Inglaterra (1974-2004)", bajo el mecenazgo del Cabildo Insular de Santa Cruz de Tenerife.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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