A cerrase el
Colegio Taoro en el año 1902, La Orotava no podía permanecer sin una
institución escolar de tipo elitista. Don Juan Stirling se dirige al Alcalde
para exponerle que una congregación religiosa, establecida en Irlanda, desea
instalar una escuela de varones en La Villa; ruega se le exponga la
filantrópica idea a la corporación, pues la congregación desea contar con la
verdadera opinión del pueblo al respecto, ya que "dadas las actuales
circunstancias, pudiera este traslado dar origen a comentarios".
El reverendo
R.M. Ryan, director de la comunidad de religioso de los Hermanos de las
Escuelas Cristianas, que residía en Eufield (Irlanda) muestra cierta reservas
al establecimiento en la Villa, ante la posibilidad de que una Ley de
Asociaciones, cuyo proyecto está en las Cortes españolas, se apruebe y sean
expulsados de España. Pero el Alcalde disipa sus dudas: es muy difícil que tal
Ley sea aprobada, y los hermanos serían acogidos con aplauso de todo el pueblo;
y si renunciaran por otras causas, le quedaría agradecido que hiciere gestiones
con otra Orden religiosa porque hace falta en el pueblo un centro de educación
de principios generales.
Aceptaron los
Hermanos venir a la Villa y se formó una comisión administrativa (Noviembre de
1907) encargada de poner en funcionamiento el nuevo Colegio. Dicha Comisión
estaba presidida por Don Luis Llarena y Monteverde, Don Manuel Martín (párroco
de La Concepción), Don Serafín Celorrio (párroco de San Juan), Don Fernando
Méndez, Don Juan Cúllen (por el Casino Orotava), Don Ismael Guardia (Liceo
Taoro), Don Lorenzo Machado (padre de familia) y Don Juan Stirling(mediador).
En el año
1.908 la Comisión desarrolla una actividad inusitada y el nuevo Colegio
"San Isidro" está a punto para comenzar sus tareas el 1 de Enero de
1.909, en un edificio de la Calle de La Hoya nº 13 (hoy Hermano Apolinar). Se
consigue del Ayuntamiento una subvención de cien pesetas mensuales para un
profesor que instruyera a cincuenta niños pobres, pertenecientes a las clases
menesterosas; también se consignan en los presupuestos municipales ochocientas
veinte y siete pesetas para mobiliario y otro material. La apertura del Colegio
San Isidro tiene lugar oficialmente el domingo 17 de Enero de 1909: a las diez
de la mañana misa solemne en La Concepción; posteriormente bendición de la
imagen de San Isidro; a continuación procesión hasta el oratorio del Colegio;
inauguración del mismo.
El
Ayuntamiento está presto a atender cualquier petición del nuevo centro: en ese
primer curso de funcionamiento, el presidente de la Junta del Colegio (don
Tomás Salazar) pide a la Corporación material escolar para un aula nueva que
desean abrir y el Hermano Apolinar pide, como donativo, ayuda para montar un
laboratorio de química y se le conceden de inmediato 250 pesetas.
El año 1.916
fallece Don Nicandro González Borges, hombre filántropo y potentado de La
Villa. En su testamento queda constancia del legado que hace al pueblo del
edificio que se construye en la Plaza Franchi Alfaro, de la finca Viña de los
Frailes(5 Has. 77 a. 11 cas.), de ochenta pipas diarias de agua del
Heredamiento de La Orotava, de un día o dula de la misma, que representa otras
ochenta pipas; en metálico deja la cantidad necesaria para terminar la
construcción del citado edificio - colegio y para dotarlo del mobiliario
preciso; para los gastos de funcionamiento del colegio patrocinado deja gravada
la finca de Los Orovales del Puerto de La Cruz(6 Has. 97 as. 9 cas.) y dos días
de agua o dulas; equivalente a ciento sesenta pipas.
Para la
representación y administración del citado legado se instituye una Junta
Patronal compuesta de cinco miembros, a la cual concede el fundador completa
libertad para determinar la clase y grados de enseñanza en el Colegio a fundar
(con la sola condición de que se den clases diarias teórico practicas de
agricultura); si la enseñanza ha de ser remunerada, gratuita o mixta.
El amigo desde la infancia de la calle El Calvario de la Villa de La
Orotava; NAZARIO
HERNÁNDEZ GARCÍA “CHILE”, remitió entonces estas notas que tituló "EN
LOS 100 AÑOS DEL COLEGIO SAN ISIDRO DE LA VILLA DE LA OROTAVA": "...La marcha de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y la
desaparición del Colegio Farrais, crearon en La Orotava, un grave problema
educativo. Los padres y alumnos que querían continuar los estudios, se
encontraron con el obstáculo insalvable, de la falta de colegios donde recibir
sus clases en La Orotava.
Yo no sé de
quién fue la feliz idea de compartir las clases que impartía el Colegio de
segunda enseñanza “Gran Poder de Dios”, “afincado” en el Puerto de la Cruz, que
al recibir a toda la masa “en paro” por falta de instalaciones en La Orotava,
tuvo que trasladarse al Puerto de la Cruz. Se aprovechó las instalaciones del
Colegio San Isidro, amplias y cómodas de manera que aquellos alumnos de La
Orotava recibieran las clases en su pueblo, desmasificando así, las
instalaciones del Puerto de la Cruz. Brillante idea, sin lugar a dudas; el
profesorado actuaba por las mañanas en el Puerto de la Cruz y por las tardes en
La Orotava.
Los recuerdos,
dado el tiempo transcurrido, son ya un poco confusos, pero algunos quedan.
La dirección,
me refiero concretamente a La Orotava, la llevaba, el bondadoso don Aniceto,
que creo procedía de la Victoria de Acentejo y era licenciado en
Ciencias. Destacaba por la seriedad que imponía cierto miedo, pero las bondades
de su corazón, salvaban todos los escollos. Buen profesor, por cierto.
Destacaba
sobremanera, el casi anciano, Don Cándido Rodríguez, que impartía latín y
griego, lo que se conocía por “lenguas muertas”, que constataban con la
vitalidad, no normal, de Don Cándido, que atribuía ese, “estar en forma”, a no
utilizar la guagua en su caminar a las clases, sino a la fuerza de sus piernas
y la vitalidad de su corazón. Se contaba de él, que fue a alquilar una pequeña
casa en medio del campo, allí por el Durazno y abrió una amplia ventana, bajo
la cual “Vivian unos pocos cerdos y alguna que otra vaca, que emanaban
ciertos efluvios no muy agradables. Ante la tristeza de los dueños, por si
aquella circunstancia pudiera destruir el trato, Don Cándido abrió sus pulmones
y haciendo alarde de su buena salud exclamó “Que agradable olor a vacas”. Vivió
allí hasta que sus fuerzas ya le fallaron.
Otra profesora
que causó en mi profunda admiración fue Doña María Teresa García Barrenechea,
que nos adiestraba en Geografía y nos enseñaba a conocer, principalmente, los
ríos, montañas y limites de las ciudades españolas. Yo asimilaba esa asignatura
con cierta facilidad porque siempre me gustaron las letras, pero sobre todo
porque esa mujer tenía un don especial para hacer que nos gustase la
asignatura.
Figuraban
también como profesores a tener en cuenta, Don Benito Ríos, más adelante Rector
de la Universidad de La Laguna, Don Luís Espinosa, con sus Ciencias
Naturales y el villero Don Juan Quintero en física, que en una clase nos
explicó que era más fácil que se produjera un accidente de coches, que un
accidente de aviones. Pero el de más gratos y profundos recuerdos fue el
inolvidable Padre Flores, con la presencia que emanaba y dejaba imaginar su
profunda sabiduría. Recuerdo que ofreció un ciclo de conferencias en la
antigua sede del Liceo de Taoro, que se hizo inolvidable.
Doña Minita
Carmona nos introducía en los vericuetos, en aquellos tiempos algo
complicados, del inglés y alemán.
Pero no
podemos olvidar los problemas que tenían que salvar los alumnos de fuera de La
Orotava, por la escasez de recursos para viajar y a este respecto tengo que
recordar, cariñosamente, al bueno de Panchito, que en su afán de
aprendizaje y no querer llegar nunca tarde a clase, se presentaba en las
afueras del Colegio, subido a un dócil asno de su propiedad, que lo
“conducía” desde la Cruz Santa y lo “aparcaba” atado a los hierros
de la verja que cerraba la entrada al Colegio. Todo un ejemplo de voluntad por
aprender.
En fin,
recuerdos y anécdotas de una época feliz y difícil que tengo la seguridad de
que acrecentaron nuestra formación, enseñándonos a sortear los problemas que se
nos presentan en la vida..."
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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