Fotografías: La primera de la derecha, es quinto curso de bachillerato del
colegio San Isidro de La Villa de La Orotava 1966 – 1967, era tutor don Luís de
Torres y Fernández.
La segunda de la izquierda, los que aprobamos sexto curso de bachillerato
en el colegio de San Isidro de La Villa de La Orotava en el curso 1967 – 1968,
íbamos a clases de preparación para la revalidad del grado superior que
realizamos en el Instituto de enseñanzas medias de Santa Cruz de Tenerife.
Mi padre Juan Álvarez Díaz, conocido en la Villa de La Orotava por, "Juan
el de la Gasolina", allá por el año 1958, siendo aun una criatura, me
inscribe en el colegio de Los Salesianos dirigido entonces por Don José
Rodríguez, después de haber aprendido las primeras letras en el Colegio de la
Milagrosa de las Hermanas de la Caridad con la jovial Sor Dolores y la
imperante Sor Catalina. Y con Doña Lucía Mesa en su decente escuelita en la
calle El Calvario. Entré en los Salesianos de mano de mi padre, recuerdo que
me decía; ¡que había inaugurado el mismo Colegio con los Hermanos de Las
Escuelas Cristianas! Al deambular el zaguán me quedaba pasmado deplorablemente,
mi visión era hermética, abandonando corriendo detrás de mi padre, -
sucediéndome en varias ocasiones -. Hasta que por fin le convencí, para
que me pusiera en otro centro. Evidentemente se decidió por el Colegio de San
Fernando regentado por Don Fernando Álvarez Arbelo, en este centro estuve hasta
el segundo curso de bachiller como alumno libre. De regreso a los Salesianos
para acontecer los estudios, - el traslado no fue asequible,-. El
director Don José Mondéjar Lerma de estraga reminiscencia, le comunicó a mi
padre que no me admitía. Gracias a las gestiones amistosas con Don Antonio
Granados Herrera de mi tío Antonio Ordoñez León, logré que se me admitiese.
En los Salesianos me esperaba una austeridad más autoritaria. Otra manera
institucional donde la formación de principios y espiritual era diferente. Un
episodio que los salesianos basaban en la misión, que en el 1872, en Italia,
concretamente en Turín comenzaba Don Bosco con los muchachos, y que le
conmovió en la plaza Vittorio frente a las colinas, donde se encontraba
un grupo de niñas abandonadas, consiguiendo transmitir su preocupación por el
futuro de estas jóvenes y de los jóvenes por todo el mundo. Se hablaba de una
fecha importante, 1841 cuando Don Bosco creó el primer Oratorio Festivo en
Turín, su obra favorita, que dedicó a los jóvenes más necesitados acogiéndoles
con amor y dulzura.
El colegio Salesiano fue para mí, aunque no se puede hablar de cosas
tristes, porque si consideramos que en la vida siempre hay problemas en
cualquier circunstancias, aquí no podía ser una excepción, creo que sí producía
tristeza la severa disciplina de entonces, pero acorde con la edad, las cosas
han cambiado y se está demostrando en la actualidad que la libertad es algo
importante.
En concreto no se puede hablar de cosas tristes, porque ha habido de todo y
hoy se recuerdan con nostalgia, incluso muchas cosas anecdóticas. De cualquier modo
el colegio fue una base de formación en todos los sentidos, puesto que la base
de un colegio religioso - en época de escasez de Colegios Civiles y
sobre todo de Institutos de libres Enseñanzas -, siempre es fundamental si no
cuando se es joven, si cuando han pasado algunos años fuera. En el último
curso, conseguimos la "independencia" en el Régimen Disciplinario, y
nos marchamos, abandonando una etapa maravillosa de la vida. He tenido
muchísimas alegrías en mi etapa colegial, tanto en el aspecto cultural como en
el deportivo, pero quizá de la que guardo mejor recuerdo, fue cuando hice las
Revalidas de Cuarto y Sexto, en el Instituto de Enseñanzas Medias de Santa Cruz
de Tenerife, obteniendo brillantes clasificaciones.
Triste realmente no tengo ningún recuerdo, en los años que permanecí en
este Colegio, jamás fui castigado en ningún sentido, tengo que decir que en una
ocasión fui llamado por el entonces Consejero Don Manuel Prol Araujo profesor
de latín y francés, llamándome la atención por escribir en el pupitre, pero
todo quedó en simple advertencia.
Recuerdo cuando aprobamos las Revalidas de cauarto, nos planteamos hacer un
viaje a la isla bonita de La Palma, éramos unos adolescentes, que desconocíamos
lo que significaba viajar en avión o en barco.
Siendo director Don Miguel Aragón Ramírez, auténtico cobertizo de la
teología, con la colaboración del entonces clérigo Don Alberto de la Nuez
Domínguez. Nos reunimos, un servidor, Pedro Padrón Pacheco, Julio Carrillo
Rodríguez, Mario Torres, Carlos Saro Calamita, Alfonso Ramos Méndez, Rafael
Rodríguez y Chicho Silverio, para preparar una aventura inolvidable de dos
semanas en la majestuosa Caldera de Taburiente. Con nosotros viajó el coadjutor
Don Maximiano Sancho Lázaro para conducir el Microbús pequeño blanquiazul marca
COMMER, él hacía de cocinero y gula, recorriéndose la Caldera por un canal,
mientras que nosotros tuvimos que hacerlo por barrancos.
Al final del recorrido, Don Sancho como amablemente le gustaba que le
llamásemos, mirándonos con su mímica a ceca, nos dijo; ¡no es lo mismo comerse
la sopa con una cuchara que con un tenedor!
Cuando realizamos los Ejercicios Espirituales, en el barrio Lagunero de
Geneto, era el último curso de bachiller, ya nos considerábamos unos colegiales
veteranos, la aventura fue colosal, separación de los conflictivos a
habitaciones individuales, el resto al salón general. Juego a las cartas,
borracheras nocturnas en las habitaciones que ellos denominaban
"conflictivas". Paso del reactor de la madrugada, las pistas del Aeropuerto
estaban cercas del lugar, casi me quedo sin ellas. Las trampas que los
conflictivos preparaban por las noches a los alumnos aplicados, largas horas de
meditación y de silencio en el patio, nos fumábamos hasta las colillas de los
cigarros y finalmente cuando nos pillaron, nos despertaron de madrugada para
celebrar un final propicio, exclusivamente espiritual. Impresionante fue la
sorpresa, cuando bajamos al comedor y nos encontramos con las mesas llenas; de
güisqui, licores, coñac y anís..., que muchos llevaron para disfrutar y que el
predicador (no recuerdo su nombre), dijo; ¡como nos encontrábamos limpios
anímicamente, deberíamos de celebrarlo todos juntos!
El tránsito del profesor de Educación Física "Don Julio Calatayud"
en trágico accidente de circulación, un gran profesor y una excelente persona.
La interpretación en los festivales Líricos y Teatrales que protagonizaba el
compañero "Chicho Silverio", que se desenvolvía a nivel de
profesionales, a interpretar escenas que tenían que hacerse en cinco
minutos, las alargaba en media o en una hora, los curas a ver que era una
verdadera ilustración, se conformaban con los arreglos. Recuerdo cuando
protagonizó la representación de "La Pajarita Azul" en la festividad
de la Inmaculada Concepción, escena lírica popular española que el inolvidable
maestro Orotavense Don Domingo Delgado González (Don Domingo Febles), afinador
de pianos, arregló para una pequeña orquesta que el mismo formó por
encargo del clérigo Don Antonio Avilés Ramos.
Como título anecdótico, una mañana en clase de matemáticas con Don Diego
Yergo López, era la época que se estaba construyendo el nuevo pabellón, se
tiraban barrenos. En el edificio adyacente al Colegio del siglo XVII, conocido
por el antiguo hospital, había un palomar, concretamente en la vivienda que
habitaban mis abuelos paternos y que compartieron mis tíos. Las palomas
asustadas de los barrenos, una atravesó un cojinete de cristal de la parte
superior de los ventanales de la clase y se posó encima de la cabeza del
profesor. Impresionado del susto, me levanto para observar el suceso,
indicándole que la paloma era de mi tío, contestándome de una manera mágica y
graciosa, que antes de llevársela se la comía por haberle hecho unos
cortes en el cuello.
Hay que resaltar la importancia desarrollada por unos docentes que
impartían enseñanza en el Colegio, debido a sus conocimientos fue posible el
florecimiento de los que realizábamos un bachillerato con vista a futura
enseñanza universitaria, recuerdo a Don Félix Calzadilla Rocío siempre
preguntando los verbos irregulares del Inglés. Don Domingo Pérez Betancourt y
su Sra. esposa Doña Berta. Don José Manuel Taoro - con sus tradicionales
chistes ante, de empezar la clase de Filosofía, explicando las funciones
psíquicas cuando habla de la petición o tendencia, ponía como ejemplo; "te
mete en una cosa sin pensar lo que es, ósea te gusta una chica y te mete con
ella sin pensar primero lo que es ella"-. Don Alfonso Trujillo
investigador del Arte. Don Francisco Dávila, fotógrafo de Tacoronte, natural de
Güimar, profesor de Dibujo. Don Julio Calatayud profesor de Educación Física.
Don Francisco Suárez, también profesor de Educación Física. Don Antonio Melián
profesor de matemáticas andaba despistado por las clases, Don Antonio Navaja
profesor de Educación Física, principiante vino a sustituir al fallecido Don
Julio. Don Brandón, era de Icod, profesor de matemáticas todo un almacén
de algoritmo.
La promoción la bautizaría con el nombre de "Don Antonio Granados
Herrera" Director y profesor de matemáticas en el curso que abandonamos el
Colegio.
Cuando se celebraron los 25 años de la llegada de los Padres Salesianos a
la Orotava, en mayo del 1973, siendo un servidor colaborador del desaparecido
diario y decano de la prensa tinerfeña "La Tarde", le hice una
audiencia, en la que me expresaba; "La conmemoración de las Bodas de Plata
de la llegada de los salesianos a la Villa de La Orotava, significaba en primer
lugar, una acción de gracias a los Villeros nobles de todo corazón por
sus muchas ayudas y por el bien realizado en los veinte y cinco años de
su llegada. También para todos pero de un modo especial para él, deseaba que el
citado aniversario fuese una expresión de su agradecimiento para cuantos
han facilitado el trabajo y labor educativa, han colaborado con los
salesianos y nos han alentado con sus palabras y ayuda incondicional. "…Había trabajado
por fomentar el deporte y por dotar al colegio de unas buenas
instalaciones...." "El sólo intentó consagrarse totalmente a
esa misión salesiana suya, poner a disposición de la juventud y niñez de La
Orotava todas sus energías e ilusiones…".
Don Antonio Granados Herrera, recién cantada su primera Misa, arribó a
nuestro Villa ocupándose de los cursos mayores como asistente de estudio y
profesor, más tarde ocuparía el puesto de consejero, encargado de la
disciplina, en aquellos difíciles años del comienzo del internado, fue un
hombre de temperamento duro y eficaz, que con el paso de los años se fue
moderando. De prefecto, hace sus primeros pinitos como encargado de los
Antiguos Alumnos, y lo que se creyó una floreciente Asociación, decae por estar
demasiado ligada a su persona, desde el momento en que se va a la Península con
nuevo destino. Pero no tardaría mucho en regresar para ocupar el puesto de
Director, es precisamente cuando comienza su verdadera
obra "MONSTRUO" en el Colegio. Reestructuración
completa por lo que respeta al nuevo camino; nuevas instalaciones de aulas y
laboratorios, campo de fútbol reglamentario, polideportivo, - que se
realizó a través de la inteligente operación "Bolsas de Cemento" que
unos radios aficionados de la Villa pusieron en marcha con sus compañeros
Venezolanos, logrando el primer polideportivo que se construye en La Orotava
-, piscinas pre - olímpica etc.
El padre Granados fue más que un compañero un auténtico amigo en nuestras
grandes alegrías y en nuestras pequeñas pero amargas penas. Ha sabido quitar el
velo a las dudas que a veces nos asaltan y levantar el ánimo cuando por
cualquier motivo decae; ha sabido ser en suma lo que queríamos que fuese, al
mismo tiempo que un auténtico padre preocupado por las muchas vicisitudes que
ha atravesado su gran familia. Años después de marcharse definitivamente,
reconocidos por su obra y esperanzados por la vuelta, Don Antonio abandonaba la
comunidad salesiana en tierra Andaluza, posteriormente el sacerdote, dejándonos
cuando muchos de sus hijos lo habían olvidado. Yo recuerdo oírle decir
"soy malagueño de nacimiento pero Orotavense de corazón".
Quiero hacer un llamamiento a los integrantes de la promoción, - me
es difícil citarlos, no recuerdo sus apellidos y en segundo lugar pudiese
olvidar algún compañero en el tintero -. De todo modo me gustaría nombrar
a los que más recuerdo; Julio Rodríguez Carrillo jugaba muy bien al
fútbol, el mejor que he visto, en la actualidad Arquitecto del Excmo.
Ayuntamiento del Puerto de La Cruz. Pedro Padrón Pacheco, Doctor en Ciencias
Químicas, en muchas ocasiones estudiábamos juntos en su casa. Tino y Carlos
Saro, médicos. Rafael Rodríguez, Jefe de Policías. Fernando Oliva, Licenciado
en Filosofía y Letras. Isidoro Rodríguez Ingeniero Agrónomo. Corominas. Medardo
Díaz Aparejador. Diego Pérez Ascanio Ingeniero. Osvaldo Valeriano Efrén
Torres González, el de Los Realejos, Abogado. Ángel Benítez y Aurelio Liendo Felipe, Alonso
Borges Profesores de EGB. Alfonso Ramos Méndez Ingeniero Técnico
Industrial. Luís Alfonso González, Nicomedes y José Manuel Hernández (Memel). Juan
Ramos Amaro, y Damián Trujillo.
Especial recuerdo para José Hernández Pacheco dibujante. Y por último los
compañeros; Chicho Silverio, Paco Blanco, Mario Torres, Cándido Jesús Cuadrado,
Claudio Sánchez, Domingo González Morales, Ringo, Benedicto, Arturo, Alonso,
Pepillo, Aníbal, Zósimo y José Miguel Hernández (Herreños) etc.
Es recuerdo, los primeros bailes en el Liceo de Taoro (huyendo de los
tiempos de cuaresma), la obligatoriedad de asistir a la procesión de la
"Burrita" el domingo de Ramos, las películas censuradas en
"Cine Club" de Don Ángel Martín González, profesor de Historia, las
fugas al Colegio vecino de La Milagrosa para ver las chicas - las monjas
gritaban, y nos cerraban las ventanas...-, las correspondencias que
recibíamos en nuestras casas de las novias o amigas de los compañeros
internos(para que no las leyese el director), el correr los cacharros en San
Andrés, el comienzo de los carnavales como fiestas de inviernos, los concursos
de redacción en la sede de la Coca Cola de Santa Cruz de Tenerife, los
campeonatos de fútbol entre cursos en el pequeño y querido campo de fútbol del
colegio(convertido en la actualidad en polideportivo), los tradicionales
"Riqui y Raqua" que jugábamos antes de entrar a las clases,
consistentes en dos jugadores contra dos a razón de tres tiros a puerta cada
uno, y dos jugadas de centro, son recuerdos para revivir, que caen bajo
la consideración filosófica, sin que exista objeto alguno excluido de ella.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU.
PROFESOR MERCANTIL
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