sábado, 20 de septiembre de 2025

RASPUTÍN, LA ZARINA ALEXANDRA Y LA ASPIRINA.

El amigo de la Villa de La Orotava ISIDRO FUENTES MELIÁN “MÉDICO” remitió entonces (20/09/2025) estas notas y fotografías que tituló “RASPUTÍN, LA ZARINA ALEXANDRA Y LA ASPIRINA”: “…Lo último que hizo Nicolás II como zar del Imperio Ruso fue nombrarse Jefe Supremo del ejército y marchar al frente en la Primera Guerras Mundial (1914-1918).

La zarina Alexandra, con el gen defectuoso de su cromosoma X heredado de su abuela  la Reina Victoria del Reino Unido, cumplió  su papel de Reina Regente con dignidad e inteligencia.

Un deseo ardiente de Alexandra desde que se casó con Nicolás (enamoradísimos) fue tener un hijo varón, necesario para la subsistencia de la dinastía Romanov (1613-1917).

 Y nació el zarévich. Era el quinto de sus hijos después de cuatro hembras y la alegría, muy pronto dejó paso a la preocupación: el niño padecía hemofilia.

La hemofilia es un defecto de la coagulación de la sangre con riesgo de hemorragia y gravedad según la zona u órgano afectado. La clínica más frecuente era el derrame en las articulaciones más expuestas- rodillas, codos, tobillos- con artritis hemorrágicas muy dolorosas e invalidantes. Las posibilidades  de llegar a adultos estaban muy limitadas. 

  

El gen defectuoso (punto negro) está en el cromosoma X de la mujer,  mientras que el cromosoma Y, el que nos hace varones,  carece de la capacidad (simplismo para entendernos) para neutralizar los efectos nocivos del X.

La preocupación no abandonaba a  Alexandra. Había recurrido a todos los médicos y  a todos los remedios que le habían aconsejado sin que un rayito de esperanza aliviara la situación. Profundamente religiosa, sus oraciones cotidianas ante el altar junto a promesas,  tentadoras, tampoco eran efectivas, pero ella no perdía la fe ni la esperanza.

Rasputín—que en ruso significa “depravado”—era conocido popularmente como el gurú de la zarina, el monje loco o el visionario místico. A los hombres, serio y distante, los acojonaba  con sus casi dos metros de estatura y su mirada fija, inquisidora, amenazante….Pero con las mujeres -- más libidinoso que libertino pues predicaba que“antes de ser santo hay que ser un gran pecador”-- se mostraba sonriente, receptivo y acogedor a un paso de darles la mano o tocarles el codo o el hombro como quien no quiere la cosa….Actualmente estaría siempre en el terreno peligroso entre la Insinuación y el Acoso, fácil víctima de alguna “hembrista”  m i s á n d r i c a  vengativa….. ¡¡ Las hay!!




Rasputín rodeado, principalmente, de admiradoras.

 

Junto a su pose de místico ceremonioso y su palabra fácil, con tono candoroso, conseguía un dominio moral sobre las mujeres muy parecido al de un director espiritual o confesor de cabecera.

 Así, la figura de Rasputín infiltró el mundillo de Palacio Real y allí todo dios aleccionado por las defensoras  del gurú?, chamán?.... se creó y alimentó el slogan de que “”Por probar nada se pierde””. Cuando te deslizas por el tobogán de la desesperanza pruebas con lo que sea y llegas a visitar al curandero…… 

Alexandra, por aquello de “nada se pierde”,  pidió consulta a Rasputín con contestación de este a vuelta de telegrama que decía: “Dios ha visto tus lágrimas y escuchado tus oraciones. El pequeño no morirá”. Y, --¡¡el muy jodido!!-- terminaba el telegrama con un “No permitas que los médicos lo incomoden demasiado”. Se agradece la delicadeza del “demasiado”….

A Rasputín lo entraron en el Palacio Real por la puerta de “atrás”, la de “Servicios”, como si lo ocultaran para salvar la reputación. Su orgullo cedió a este agravio convencido de que era el precio a pagar para salir por “La Puerta Grande”.

Lo primero que hizo Rasputín ante el enfermo, frunciendo el ceño levísimamente para no resultar maleducado, fue algo así como “” Tiren todo eso a la basura”” señalando la bandeja que contenía el tratamiento para el infante. Luego con las manos entrelazadas sobre el pecho y mirando al cielo (al techo en este caso) cerró los ojos en posición orante invocando los poderes sobrenaturales.¡¡ Respetuoso silencio expectante!! Luego colocó sus manos sobre las zonas más doloridas del niño y volvió a mirar al cielo murmurando una plegaria en dialecto siberiano que nadie entendió. Por fin cogió una mano del niño , lo miró sonriente y como si hablara solo con él dio las instrucciones a los presentes en cuanto a  las infusiones, las comidas, los cuidados higiénicos y la importancia de descansar y dormir plácidamente. El infante le sonrió y luego, como contento, miró a su madre sin dejar de sonreír.

La sonrisa del niño fue la que abrió “La Puerta Grande de Palacio” por la que salió Rasputín; eso sí, sin pavoneos para no resultar arrogante.

 La mejoría del zarévich fue espectacular. La admiración de Alexandra por Rasputín aumentó no sé cuántos enteros y no volvió a separarse de él dándole el rango, no solo de médico de familia, sino también de asesor en las altas instancias de su regencia.

Alexandra tenía contactos diarios-- y marcadas influencias…..—con su queridísimo marido que seguía en el frente de guerra, y de ahí se fue fraguando la idea  en amplios sectores políticos de que Rasputín, además de médico de la familia, se estaba convirtiendo en influyente consejero en la toma de decisiones.

Naturalmente comenzaron las suspicacias, las tensiones, las envidias, los odios y, por tanto, los enemigos. Rasputín se olió la tostada de este contubernio e hizo llegar al zar Nicolás II, este mensaje: `´Siento que debo morir antes de Año Nuevo. Si me asesinan aldeanos el zarismo gobernará por más de cien años. Si me asesinan los nobles ninguno de tu familia vivirá en dos años y la sangre de la lucha entre hermanos teñirá las calles y las plazas”.

 Rasputín sospechaba que algo se tramaba contra él y, sin embargo, acudió como invitado (rara y sospechosa invitación) a una reunión nocturna  en el palacio de un noble distinguido. Allí acudió: no se sabe si por incauto, ingenuo, vanidoso, retador, tal vez conciliador y desde luego imprudente…..Le sirvieron un pastel con cianuro que lo dejó confuso; le dieron un mazazo en la cabeza y aturdido intentó defenderse  por lo que le tirotearon de forma  grotesca y vil. Dándolo por muerto lo tiraron al rio a través de una grieta en la superficie helada de su cauce.

Se encontró  su cadáver  y en la autopsia se detectaron rastros  del cianuro, se vio el golpe en la cabeza y se hallaron varias balas, pero Rasputín se había  a h o g a d o ……

Murió Rasputín sin enterarse de que la mejoría tan maravillosa del zarévich o príncipe fue debida a que entre las cosas recetadas por los médicos, es claro, que él mandó “tirar a la basura” se encontraba la ASPIRINA, que , por su efecto anticoagulante que entonces se desconocía, está contra indicadísima en los hemofílicos.

La Aspirina cumplió el centenario de su síntesis en 1997 y Bayer lo celebró por todo lo alto. A mí me mandaron un detalle conmemorativo en forma de libro-folleto que por ahí debe estar, perdido  entre los recuerdos.

 

 Isidro Fuentes Melián.- Médico.    Septiembre 2025…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


 

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