El amigo de la Villa de La Orotava ISIDRO FUENTES MELIÁN “MÉDICO” remitió
entonces (20/09/2025) estas notas y fotografías que tituló “RASPUTÍN, LA ZARINA ALEXANDRA Y
LA ASPIRINA”: “…Lo último que hizo Nicolás II como zar del Imperio
Ruso fue nombrarse Jefe Supremo del ejército y marchar al frente en la Primera
Guerras Mundial (1914-1918).
La zarina Alexandra, con el gen
defectuoso de su cromosoma X heredado de su abuela la Reina Victoria del
Reino Unido, cumplió su papel de Reina Regente con dignidad e
inteligencia.
Un deseo ardiente de Alexandra
desde que se casó con Nicolás (enamoradísimos) fue tener un hijo varón,
necesario para la subsistencia de la dinastía Romanov (1613-1917).
Y nació el zarévich. Era
el quinto de sus hijos después de cuatro hembras y la alegría, muy pronto dejó
paso a la preocupación: el niño padecía hemofilia.
La hemofilia es un defecto de
la coagulación de la sangre con riesgo de hemorragia y gravedad según la zona u
órgano afectado. La clínica más frecuente era el derrame en las articulaciones
más expuestas- rodillas, codos, tobillos- con artritis hemorrágicas muy
dolorosas e invalidantes. Las posibilidades de llegar a adultos estaban
muy limitadas.
El gen defectuoso (punto negro)
está en el cromosoma X de la mujer, mientras que el cromosoma Y, el
que nos hace varones, carece de la capacidad (simplismo para
entendernos) para neutralizar los efectos nocivos del X.
La preocupación no abandonaba
a Alexandra. Había recurrido a todos los médicos y a todos los
remedios que le habían aconsejado sin que un rayito de esperanza aliviara la
situación. Profundamente religiosa, sus oraciones cotidianas ante el altar
junto a promesas, tentadoras, tampoco eran efectivas, pero ella no perdía
la fe ni la esperanza.
Rasputín—que en ruso significa
“depravado”—era conocido popularmente como el gurú de la zarina, el monje loco
o el visionario místico. A los hombres, serio y distante, los acojonaba
con sus casi dos metros de estatura y su mirada fija, inquisidora, amenazante….Pero
con las mujeres -- más libidinoso que libertino pues predicaba que“antes de ser
santo hay que ser un gran pecador”-- se mostraba sonriente, receptivo y
acogedor a un paso de darles la mano o tocarles el codo o el hombro como quien
no quiere la cosa….Actualmente estaría siempre en el terreno peligroso entre la
Insinuación y el Acoso, fácil víctima de alguna “hembrista” m i s á n d r
i c a vengativa….. ¡¡ Las hay!!
Rasputín rodeado,
principalmente, de admiradoras.
Junto a su pose de místico
ceremonioso y su palabra fácil, con tono candoroso, conseguía un dominio moral
sobre las mujeres muy parecido al de un director espiritual o confesor de
cabecera.
Así, la figura de
Rasputín infiltró el mundillo de Palacio Real y allí todo dios aleccionado por
las defensoras del gurú?, chamán?.... se creó y alimentó el slogan de que
“”Por probar nada se pierde””. Cuando te deslizas por el tobogán de la
desesperanza pruebas con lo que sea y llegas a visitar al curandero……
Alexandra, por aquello de “nada
se pierde”, pidió consulta a Rasputín con contestación de este a vuelta
de telegrama que decía: “Dios ha visto tus lágrimas y escuchado tus oraciones.
El pequeño no morirá”. Y, --¡¡el muy jodido!!-- terminaba el telegrama con un “No
permitas que los médicos lo incomoden demasiado”. Se agradece la delicadeza del
“demasiado”….
A Rasputín lo entraron en el
Palacio Real por la puerta de “atrás”, la de “Servicios”, como si lo ocultaran
para salvar la reputación. Su orgullo cedió a este agravio convencido de que
era el precio a pagar para salir por “La Puerta Grande”.
Lo primero que hizo Rasputín
ante el enfermo, frunciendo el ceño levísimamente para no resultar maleducado,
fue algo así como “” Tiren todo eso a la basura”” señalando la bandeja que
contenía el tratamiento para el infante. Luego con las manos entrelazadas sobre
el pecho y mirando al cielo (al techo en este caso) cerró los ojos en posición
orante invocando los poderes sobrenaturales.¡¡ Respetuoso silencio expectante!!
Luego colocó sus manos sobre las zonas más doloridas del niño y volvió a mirar
al cielo murmurando una plegaria en dialecto siberiano que nadie entendió. Por
fin cogió una mano del niño , lo miró sonriente y como si hablara solo con él
dio las instrucciones a los presentes en cuanto a las infusiones, las
comidas, los cuidados higiénicos y la importancia de descansar y dormir
plácidamente. El infante le sonrió y luego, como contento, miró a su madre sin
dejar de sonreír.
La sonrisa del niño fue la que
abrió “La Puerta Grande de Palacio” por la que salió Rasputín; eso sí, sin
pavoneos para no resultar arrogante.
La mejoría del zarévich
fue espectacular. La admiración de Alexandra por Rasputín aumentó no sé cuántos
enteros y no volvió a separarse de él dándole el rango, no solo de médico de
familia, sino también de asesor en las altas instancias de su regencia.
Alexandra tenía contactos
diarios-- y marcadas influencias…..—con su queridísimo marido que seguía en el
frente de guerra, y de ahí se fue fraguando la idea en amplios sectores
políticos de que Rasputín, además de médico de la familia, se estaba
convirtiendo en influyente consejero en la toma de decisiones.
Naturalmente comenzaron las
suspicacias, las tensiones, las envidias, los odios y, por tanto, los enemigos.
Rasputín se olió la tostada de este contubernio e hizo llegar al zar Nicolás
II, este mensaje: `´Siento que debo morir antes de Año Nuevo. Si me asesinan
aldeanos el zarismo gobernará por más de cien años. Si me asesinan los nobles
ninguno de tu familia vivirá en dos años y la sangre de la lucha entre hermanos
teñirá las calles y las plazas”.
Rasputín sospechaba que
algo se tramaba contra él y, sin embargo, acudió como invitado (rara y
sospechosa invitación) a una reunión nocturna en el palacio de un noble
distinguido. Allí acudió: no se sabe si por incauto, ingenuo, vanidoso,
retador, tal vez conciliador y desde luego imprudente…..Le sirvieron un pastel
con cianuro que lo dejó confuso; le dieron un mazazo en la cabeza y aturdido
intentó defenderse por lo que le tirotearon de forma grotesca y
vil. Dándolo por muerto lo tiraron al rio a través de una grieta en la
superficie helada de su cauce.
Se encontró su cadáver
y en la autopsia se detectaron rastros del cianuro, se vio el golpe
en la cabeza y se hallaron varias balas, pero Rasputín se había a h o g a
d o ……
Murió Rasputín sin enterarse de
que la mejoría tan maravillosa del zarévich o príncipe fue debida a que entre
las cosas recetadas por los médicos, es claro, que él mandó “tirar a la basura”
se encontraba la ASPIRINA, que , por su efecto anticoagulante que entonces se
desconocía, está contra indicadísima en los hemofílicos.
La Aspirina cumplió el
centenario de su síntesis en 1997 y Bayer lo celebró por todo lo alto. A mí me
mandaron un detalle conmemorativo en forma de libro-folleto que por ahí debe
estar, perdido entre los recuerdos.
Isidro Fuentes Melián.-
Médico. Septiembre 2025…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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