Sixto Trujillo García (Chito como cariñosamente le llamábamos), tenía un
corazón de oro con válvulas de hierro, digo esto pues, con el deporte de la
canasta orotavense en sus venas, tuvo que traspasar intervenciones
cardiovasculares muy difíciles, la ultima en Madrid en el Gregorio
Marañón.
Pero esta alegría acaba hoy, día muy anómalo saturado; de viento, calima y
tormenta, además de una tristeza infinita pues CHITO nos deja para siempre.
Coincidí con CHITO en la fundación del Club orotavense en el verano de
1967, un servidor como jugador juvenil y él como directivo – entrenador.
Aquella inolvidable temporada 1967 – 68 que consistió en el arranque y
renovación del baloncesto en la Villa a través de los AA. AA.
Salesianos, destacaba la pareja directiva de CHITO y el recordado Paco Polo.
Visita con su Austin (tipo Bola) a la federación, y a su vez pasar por
DEPORTE LOVERO, única casa entonces de suministros de material deportivo, para
traer a la Villa todo lo necesario y preciso.
En esa temporada Sixto Trujillo García por falta de entrenadores, comienza
su labor como técnico, y sus frutos los culmina con la obtención del título de
preparador nacional en Barcelona.
Sixto Trujillo García, fue un villero muy inteligente, muy buena persona,
un magnifico comunicador en el deporte de la canasta.
Supo llevar el destino de un club, con escasos recursos económicos, a la
elite del baloncesto canario, muy inteligente, por qué sabía cómo reorganizar,
organizar, desde el niño que comienza a coger el balón hasta el que viene a
colaborar con el principal equipo. Inteligente porque sabía vivir el
baloncesto, como se debe estar, la prueba, amigos orotavenses, desde los
quirófanos, desde los momentos difíciles, con rigor, con dulzura, con sosiego,
tenía siempre a su Club en su propia mirada, en su pensamiento.
Sixto Trujillo García merece que se le reconozca con el titulo de VILLERO
DE HONOR póstumo, se lo merece, hay que recordar que gracias a su
esfuerzo la Villa de la Orotava disfruta en los meses de Septiembre
de una competición de equipos cadetes de muy alto nivel internacional, con la
participación de clubes de soleras a nivel nacional; Real Madrid, Barcelona,
Granca, Canarias 1939 etc.…
Nació en la Orotava el 13 de enero de 1947, falleció en su Villa
el 20 de noviembre del 2024, siempre vivió en la calle Calvario 58 hasta su matrimonio
en el año 1977 que se trasladó unos metros, hacia la calle El Tejar.
En su infancia y en la calle donde vivió, muy distinto de los tiempos
actuales, tuvo la oportunidad de conocer a “personajes” muy famosos en la Villa
de la Orotava en su tiempo, como Perico Culo Goma, Amparo La Reverona,
Margarita, Domingo Papachi, Jacobo Capiro, Dieguito, etc.etc.
Estudió en primer lugar en la escuela de Lala, en la Plaza
Franchi Alfaro y después en la escuela de Doña Lucía, en la calle
Calvario, de donde pasó al Colegio San Isidro.
Empezando en la clase de pequeños (La Chica), luego en la clase media, cuya
profesor era Don Santiago García y en el mismo mes pasó al curso de ingreso,
con beca, según le comunicaron del mencionado colegio.
Sus compañeros de curso eran Sixto Perera, Oscar García, Gabriel González,
Paco Galván, Juan Antonio Pérez, Pedro González de Chávez y muchos más que
harían la lista interminable y que siempre recordará...
Siempre le agradeció a los padres Salesianos, en cuyo colegio estuvo cinco
años, - con matrícula de honor y el primero de la clase -, hasta
que aprobó cuarto de bachillerato y reválidas, la educación recibida, con
dura disciplina en aquella época, sobre todo por parte de Don Antonio Granados
y Don José Rodríguez como consejeros, pero no cabe la menor duda, pasados
los años, reconocer que eran más las ventajas que los inconvenientes dado que
tenían una formación de base muy sólida y que a él, particularmente, le sirvió toda
la vida, pues recorfaba muchas cosas de cultura general que aprendió.
En aquellos tiempos el colegio no estaba reconocido y no podían hacer el
examen final, por lo que tenían que ir a examinarse libres al Instituto de Santa Cruz de Tenerife y siempre destacaban
los alumnos de los Salesianos.
Había también en aquella época un internado con alumnos de todo el archipiélago
canario. Nunca se sintió discriminado por ser “alumno pobre”
jamás y además en esa época conoció a la que para él, es una de las personas
que marcaron su vida por sus cualidades y que fue el inolvidable don Antonio
Montero Marroquí salesiano encargado del Oratorio Festivo.
Al terminar cuarto y reválidas no podía seguir estudiando por falta de
medios, por lo que tuvo que ponerse a trabajar primeramente en Calzados La
Campana y luego en el bar de su casa, donde recuerda que llegó a ser un
gran jugador de billar junto con Nene, Manolo Arocha, Vicente Portero, etc.
hasta que un día don Alfonso Trujillo le dijo que el gobierno iba a dar
becas para estudiar. Solicitó una y le concedieron 16.000 pesetas anuales,
pensaba estudiar magisterio, pero le cogió tan fuerte miedo a la asignatura de
trabajos manuales.
Se matriculó en la Escuela de Comercio de Santa Cruz de Tenerife,
teniendo que ir y venir todos los días en los antiguos micros COMMER de
Transporte Tenerife y por la noche trabajar en el bar de su casa.
En dicha escuela estuvo tres años, disfrutó de los recordados profesores;
Arístides Ferrer, Norberto Cejas, Nicolás Álvarez y muchos más,
obteniendo el título de Perito Mercantil.
Comenzó a trabajar en Hernández Hermanos SL. y luego en el hotel
Royal en el Puerto de Cruz y en esta época, año 1967, se produce un hecho
importante en su vida. Se funda el Club Baloncesto AA.AA. Salesianos con
Antonio Santos de Presidente, Antonio Expósito de Vicepresidente y él de
Secretario, pero habían dos equipos juveniles y sólo un entrenador, Antonio
Expósito. Recuerda que él entrenaba al A y Sixto, que había sido jugador malo,
malo, peor, me dijo que entrenara al B, que le viera entrenar y luego que hiciera
lo mismo. Esa temporada ganamos 4 partidos al equipo A y recuerda con
cariño a Jesús, Valero, Chicho, Jacinto, Domingo Domínguez, Carmelo Santos,
Jaime Yánez, José Luís, y José Manuel conocido por “El Panduro”, etc.
La siguiente temporada entrenó al equipo júnior (recién fundado),
inolvidable equipo con Toño Sánchez, Domingo Domínguez, Nando, Juanito Delgado,
hasta que se fue al cuartel en el año1969, a La Isleta en Las Palmas,
para olvidar.
Al regreso siguió trabajando en el hotel y entrenando al AA. AA.
Salesiano, júnior y luego al sénior.
Otro acontecimiento importante de su vida sucedió en el año 1971 cuando el
amigo Paco Mesa Bravo le dice que había una plaza de auxiliar administrativo
vacante en el Banco Hispano del Puerto de la Cruz. Se presentó a la
oposición con otro compañero y ganó, estando ya laboralmente toda su vida hasta
su prejubilación en el Puerto de la Cruz. Nunca quiso poderes, aunque
le fueron ofrecidos en diversas ocasiones, pues para él la afición a baloncesto
que tenía era importante. Nunca se arrepintió de ello.
Estuvo en el CB. AA. AA. Salesianos hasta el año 1975, en que al haber una
profunda crisis en el club y no tener equipo sénior, se marchó al Realejos
donde estuvo una temporada exitosa, con Juan Carlos, Kiko, Paco, Francis Sálamo
conocido por “El Rubio”, etc. Pues quedaron campeones de Canarias sénior
y fueron a fase de ascenso a la Península. Mientras tanto el CB. AA. AA.
Salesianos, bajo la presidencia de Carlos Rodríguez, preparaba equipo para la
temporada 1976, comprometiéndose a entrenar de nuevo en la Orotava.
El Puerto Cruz cedió la plaza en 2º autonómica y de ahí nació el
actual C.B. San Isidro, pues para jugar en las pistas polideportiva del colegio
San Isidro, tenían que adoptar un nombre relacionado con el citado colegio, no
podían seguir con el AA. AA. Salesianos, por haberse dado de baja en la liga sénior
en la temporada anterior.
En esa época en el San Isidro obtuvieron muchos éxitos y especial
atención merece el hecho de que quedaron campeones de liga canaria con todos
los partidos ganados y un promedio de 100 puntos, record nacional.
En el año 1977 contrae matrimonio y en el año 1980 nació su única hija
Margarita, por lo que este periodo 1976-1980, entre unas cosas y otras
fue un periodo importantísimo de su vida.
En el año 1983, por discrepancias con el presidente en aquel entonces,
Antonio Santos, dejó el Club y estuvo varias temporadas sin entrenar hasta que
le propusieron participar en el CB Valle Orotava, con Rafa Gutiérrez y Carlos
Rodríguez, con los que estuvo dos temporadas hasta que regresó de nuevo
al San Isidro, bajo la presidencia de Juanjo Valencia, como secretario
técnico.
Estuvo varias temporadas, sucediendo en la Presidencia a Domingo
Domínguez en cuyo último año de mandato se fue por desavenencias con algunos
entrenadores, volviendo en el plazo de un año (1989) ya como Presidente.
Conoció a muchísimos jugadores a lo largo de su vida deportiva pero para
él, los más grandes, sin desmerecer a muchísimos más, han sido Javier Árbelo,
Domingo González conocido por “El Tanque”, nadie ha leído el juego mejor que
él, máximo rendimiento con la ley del mínimo esfuerzo, y Juanjo Valencia,
jugador muy completo.
En fin, vivió muy buenos y muy malos momentos y a veces se arrepintió de
hechos o decisiones que no hubiese realizado y se equivocó en numerosas
ocasiones, por lo que pidió perdón si a alguien le perjudicó, pero lo que no supo
la menor duda, si viviera de nuevo le hubiese gustado volver a vivir la misma
vida, con algunos matices, pero la misma.
Efectivamente CHITO, tu no necesitaste pedir perdón a nadie, al contrario fuimos
nosotros los que te teníamos que pedir perdón a ti, tú fuiste el camino del
baloncesto en la Villa, sin lugar a duda, otros se quedaron en el camino; Pepe
Dorta, Gustavo Dorta, Tomás Luís Expósito, Paco Polo, Antonio Santos, este
ultimo siguió hasta su final con tus directrices siempre en las perspectivas,
sobre todo en las económicas.
Le gustó realizar la misma vida si volviera a vivir, claro que sí CHITO, y
lo existe en varias ocasiones, recuerdo que durante tu convalecencia cardiovascular
te seguí rigurosamente de cerca, por qué a ti se te mereció todo y a tu
querida y sufrida esposa Ana, se le merece un respeto, siempre luchando por ti CHITO,
siempre, la preocupación era enorme, pero enorme.
Y te seguiremos recordándote, un abrazo hasta siempre.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL