Me viene a mi
memoria un añejo y reputado profesor del bachillerato en colegio de San Isidro
de los Salesianos de La Villa La Orotava, Don Alfonso Trujillo Rodríguez
una excelentísima persona intelectiva, grandiosa y bondadosa, que aprecié‚ en
mi vida estudiantil y que nos dejó aun siendo joven. Mi reminiscencia en la
desaparecida cafetería "Parque" de la calle El Calvario, que Don
Alfonso solía visitar para tomarse sus cafecitos, que me explicarse en
precisión la teoría de la valencia en los átomos, que después de muchas horas
de disertación no llegué apresar.
Don Alfonso
con su jovialidad avezada y su característico estoicismo me subrayó el
cálculo de las mismas que inminente llegué a intuir.
Don Alfonso
Trujillo Rodríguez nace en La Orotava el 8 de Diciembre de 1932, pasa
por el seminario los años 1945-1955. Es maestro nacional en 1959. Por los años
60 da clases en el colegio de San Isidro de La Orotava regentado por los
salesianos de latín y griego. Licenciado en Filosofía y Letras (Románica) en 1965,
el año siguiente entra con Hernández Perera, en el departamento de Historia del
Arte, del que llegaría a ser profesor adjunto. Autor de diversas publicaciones,
entre las que destacan "El retablo Barroco en Canarias" y "San
Francisco de La Orotava". Fallece prematuramente a los 46 años, el 8 de octubre de 1979 cuando preparaba otras publicaciones como "Los púlpitos de
Canarias". El Ayuntamiento de La Orotava ha creado un premio con
su nombre. La adversidad de los investigadores orotavense, que en la actualidad
no disponen del premio de investigación que lleva por nombre el de laureado
pedagogo universitario Alfonso Trujillo Rodríguez, parece ser, que presentemente
el Ayuntamiento villero ya no requiere emplazamiento de tal evento
científico.
En la
desaparecida revista de La Orotava "Canarias" del 5 de
Julio de 1955, Don Alfonso describía que, en cierta ocasión dijo muy
acertadamente un catedrático de la Universidad Central: Se sabe qué es
filosofía sólo cuando se es filósofo. Trasladando, dentro del pentagrama del
espíritu, el tono de ese enunciado al de la Estéticas, nos es dado
afirmar: Se sabes qué es paisaje solamente cuando se sabe vivirlo. Mensaje que
Don Alfonso le dedica al paisaje y que tituló "La Vivencia del
paisaje". Supone en el sujeto a quien es inherente, una como segunda vida
o naturaleza. O Mejor, la sublimación de su esencia vital. Las ideas rigen al
hombre. Y ello, en su constitución de ser racional, y también en su montaje de
radiorreceptor estética que capta, mediante las antenas de sus cinco sentidos,
todo lo que vibra, canta, bulle y crece armónicamente a su alrededor. Ponernos
a delimitar el paisaje es cosa muy difícil si antes no se lo ha vivido. (Se
sabe qué es paisaje solamente cuando se sabe vivirlo). Yo comenzaría por decir
que la creación entera es el paisaje, el universo es el paisaje. Todo el
conjunto armónico de las cosas inanimadas, entre cuyas líneas se mueven las que
poseen vida. Newton llegó a afirmar que el espacio era el sensorio de Dios.
Apartémonos de todas las peloteras que sobre esa afirmación -metafórica o
directa- sostuvieron Leibnitz y Clarke. Pero hagamos de ella un pequeño
trasplante al terreno del Mundo. El Mundo es el sensorio de Dios. No como
quiera un sentido especial por el que Dios sienta, esté presente al Mundo. No.
Porque eso implicaría composición en Dios, y consiguientemente, imperfección.
Diremos algo muy diverso. El Mundo es el sensorio de Dios. Pero no está en Dios
ese sensorio de los colores es NUESTRO sentido de la vista, y no algún cierto
sentido que radique en los colores. Porque por el Mundo, por su paisaje,
SENTIMOS a Dios. Impresionantes imposiciones de Don Alfonso sobre el paisaje y
que diría sobre la destrucciones montuosas que se arremete contra el
sobrenatural Valle de La Orotava. El Valle de La Orotava es
la más exacta parcelación del paisaje. "A que ninguna otra parcela del
paisaje universal contiene esta geometría semicircularmente armoniosa de monte
y cumbre, de campo y bosque, de roca y mar. En ninguna otra parcela hallo este
contraste colorista de luz y sombra. Porque ninguna otra parcela tiene esta
locación sobre la soledad y el silencio". Su erudita obra "San
Francisco de La Orotava", nos habla de las desaparecidas
reliquias denominada por Viera y Clavijo -el Escorial de Canarias-: El
convento franciscano de San Lorenzo Mártir, de La Orotava, hoy ya no
existe. De ahí la justificación de la primera palabra del título con que
encabeza el trabajo, "Reliquia". Tomamos esta palabra en sus dos
acepciones más significativas. Ante todo, en su más exacta entraña etimológica,
del verbo latino relinquere, -dejar tras sí, quedar-. O el sustantivo verbal
correspondiente, reliquiae, "restos, residuos, despojos, cenizas. Un
Monasterio que desapareció martirizado por las llamas que se denominó "El
Escorial de Canarias", que según Don Alfonso no fue su expresión sino de
Viera y Clavijo: Pues tal es el sobrenombre con que el eximio historiador de
Los Realejos denominaba al extinguido convento que nos ocupa. Es, pues, un
préstamo que nos hace la autorizada pluma del más ilustre historiador de
Canarias, el cual, en el tomo III de su obra dice lo siguiente:"el
noviciado, la aura popular del instituto, todo contribuye a hacerle el San
Lorenzo de Los Conventos de Canarias y el Escorial de sus padres más
dignos". Don Alfonso sobre lo especificado por Viera nos dice; que se
entiende, pues, que si se le llamó -El Escorial de Canarias-, no fue por la
magnificencia o grandiosidad de su arquitectura o por la riqueza de sus
tesoros. Tal sobrenombre obedece más bien a razones de tipo intelectual, como
claramente se deduce. Parece ser que el incendio ocurrió el 20 de Abril de
1.801, en el que perecieron todas las alhajas y muebles de los religiosos entre
los cuales fueron de mayor consideración todos sus libros y papeles. Don
Alfonso hubiera querido que esta gema de la arquitectura, de la imaginería, de
la pintura y de la orfebrería, se hallase intacta y entera "in situ",
cual pudo contemplarla el eximio historiador del Realejo Arriba o, al menos,
que las llamas de aquel mencionado 20 de abril de 1.801 no hubiesen hecho pasto
en su archivo, no ya para que su trabajo hubiese resultado más fácil, sino para
poder documentar debidamente cuanto de interés monumental pudo albergar.
"El Retablo Barroco en Canarias", la obra instructora de mi querido
coterráneo profesor Don Alfonso Trujillo Rodríguez. Colección publicada
por la Mancomunidad de Cabildos, Plan Cultural y Museo Canario, tiene
por introducción, una arquitectura en madera; "...Bien es verdad que,
originariamente, el concepto de arquitectura en madera corresponde a primitivas
construcciones lignarias, antecesoras -y hasta determinantes- de la
arquitectura en piedra, como fue el caso, por ejemplo, de la arquitectura
griega. Sin embargo, al refererirla al Archipiélago canario, lógicamente no la
estamos tomando en tal sentido, ni siquiera en todas las manifestaciones
arquitectónicas que pudieran estructurarse con tal "materia" constructiva.
Porque no deja de ser cierto lo que siempre se ha afirmado de nuestras
edificaciones, en el sentido de que han sido obra más de carpintero que de
arquitectos: paredes de piedra y barro con nervaduras de tea, balcones,
techumbres, artesonados, patios con galerías. Así, toda nuestra arquitectura
tradicional puede considerarse, genéricamente, supeditada a la madera.
Mi vivencia
personales con Don Alfonso fuero exclusivamente como he dicho al esbozo de este
escrito, -durante mi estudio del bachillerato en los salesianos orotavenses-.
En la neoclásica edificación construida por el eximio villero Don Nicandro
González Borges frente a la plaza de Franchi Alfaro, conviví gratos y alegres
momentos de docencia y de diversión con el ilustre Don Alfonso. En la vida
universitaria le ausenté, -emprendimos caminos universitarios distintos-, pero
siempre me lo tropezaba en el orotavense Liceo Taoro. También solía encontrarme
a Don Alfonso, en reuniones literarias, artísticas, musicales y
cinematográficas, que presenciaba con frecuencias. Y finalizo este deslumbrante
esbozo a mi antiguo profesor, deseamos, que sea, un acatamiento de un
descendiente distinguido de la Villa de La Orotava, que
nos dejó en plena sensatez, cuando comenzaba a asolear hondamente por rescatar
títulos valiosísimos e históricos para dicha Villa Norteña.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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