El amigo desde
la infancia de la calle El Calvario de La Villa de La Orotava; JUAN DEL
CASTILLO Y LEÓN, remitió entonces (28/01/2013) estas notas que tituló; “DON FRANCISCO LARENA, UN
SALESIANO VALIENTE”: “…Eran tiempos
en los religiosos de cruzada, y en lo político de segundo imperio. Después vino
el Concilio, y por último, la democracia. Fueron imbuidos en muchas cuestiones,
como si fueran esenciales, luego no tenían el valor que parecían tener. Hoy que
nos reencontramos con nuestros educadores, o quienes ocupan sus puestos, surge
ineludiblemente la cuestión. No se trata de razonar la cuestión en términos
teológicos; eso no fue nunca dogma, eso no fue nunca importante, nosotros no
queríamos decir. Para un niño cuenta el tono con que las cosas se dicen y se
explican y se exigen tanto o más que la filosofía que hay detrás. Caminamos por
la vida, con la mochila cargada de las vivencias recibidas, como se dice ahora,
"comido el coco" por la ósmosis de las ideas ambientales (.....).
Don Juan del Castillo y León, recordaba a un salesiano
ejemplar, intrépido, que en esa prodigiosa época española, de censura acérrima
supo levantar la voz ante los asombros de los humildes villeros. Deseaba
recordar, en particular, a un salesiano valiente, que se llamó don Francisco
Larena y que una noche del Jueves Santo, en La Orotava, en las postrimerías de
los cincuenta, dijo cosas que hoy pueden parecer normales, y hasta demagógicas,
pero, que en el contexto de entonces, fue un grito de autenticidad y de
testimonio. Habló de igualdad cristiana, de libertad cristiana y de
confraternidad cristiana. "No hay sangre azul, ni sangre blanca,
sino sangre roja como la de Cristo, que la derramó para que todos puedan ser
iguales". Y terminó con esta dura declaración, que puede resultar
parcial porque por desgracia los fariseísmos se dan en todos los campos,
"La Iglesia Católica está en el centro - geométricamente hablando
claro -, con una amplitud universal de miras. Y si hemos de tolerar
algunas desviaciones extremista es preferible que el hombre se incline hacia la
izquierda, que se desvíe a la derecha; porque si inclinándose hacia la
izquierda se convierte en un revolucionario, desviándose a la derecha se hace
un fariseo; y es mucho más fácil apaciguar a un revolucionario que convertir a
un fariseo". Con mucho tiempo, el bueno de Don Francisco se
anticipaba al Vaticano II y a la actual doctrina de la iglesia, en España, hoy
condensada en lo que se llama la esencia del taranconísmo.
Don Juan del Castillo y León, como recuerdo de sus
pasos por el Colegio de San Isidro situado en la orotavense plaza Franchi
Alfaro, - su plaza de juegos infantiles por añoranza -, resaltan a
unos hombres y mujeres de solapa salesiana; "Es también ocasión propicia
para personalizar en algunos salesianos la gratitud de este primer siglo. A
algunos, los llamó ya el Señor, sin duda para premiar tanto esfuerzo, como Don
Antonio Espinosa, y Don José Mondéjar Lerma. Otros, siguen trabajando, en
gozosa juventud espiritual, con ilusiones que nunca envejecen. Claudio Sánchez,
Marcelino Carreto, María Cándida, Carmen Fumero... Deseaba recordar
también, a todos sus compañeros que nos han dejado en el camino,
a Francisco Javier Álvarez ejemplar AA. AA., como escribió Isidoro
Sánchez; “Bueno, sencillo y
trabajador". La semilla salesiana en España se había hundido
hace un siglo, en la campiña deslumbradora, entre prados azules. La siega
tuvo un doble vigía, María Auxiliadora y la Virgen de la Consolación. Tal vez
por eso pródiga por todos los caminos de Valdoco a La Cuesta, de Sarriá al
Toscal, de Utrera a La Orotava, conmemorando aquí las entonces bodas de oro en
la vida de los salesianos…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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