Tras
estas rejas laguneras, que fue en su historia el claustro del convento agustino
de San Agustín, se creó la Universidad lagunera, y estudió don Benito Pérez
Galdós, realicé los examen por libre del Ingreso, primer curso y segundo curso
del bachiller, estudiando en el Colegio de San Fernando en la calle de San
Francisco de La Villa de La Orotava. Recuerdo de aquella tarde del mes de junio
donde me desplacé acompañado a mi padre
Juan Álvarez Díaz, en un taxi propiedad del amigo Miguel Toste, tras cinco
horas de examen escrito y oral, regresé al automóvil parado por fuera en la
calle de San Agustín, eufóricamente con la nota del ingreso para que mi padre
viera el sobresaliente que había sacado. Pero el chofer Miguel Toste, me contestó
furioso que había pasado que tenía que esperar por mí cinco largas horas de
tarde lagunera, le respondí con voz de niño y alegre, para sacar el fruto
académico que mi padre deseaba. A san Agustín volví ya de forma oficial en el
curso 1968 1969, como alumno del Preu Universitario, tras haber cursado
oficialmente el bachillerato elemental y superior en el colegio de San Isidro
de La Orotava.
En el
Preu Universitario, pasé los inviernos
laguneros que arrastraba la brisa fría de Las Vegas, llovía a cántaro,
disfrutábamos del alquiler de bicicletas, y aquello inolvidables paseos por el
camino Largo con la pandilla
preuniversitaria de chicos y chicas. Había fallecido mi querido padre, no tenía
dinero, me desplaza a diario a la Laguna
en Auto Stop, bajo fuerte lluvias, se pasaba hambre, que amortiguaba, con los
bocadillos de tortilla que me preparaba mi tía consuelo (mi segunda madre), y a
veces con el poco dinero que tenía lo invertía en los Churros del final de la
Avenida de la Trinidad.
El edificio
antiguo, declarado Bien de Interés Cultural y situado en el centro histórico de
la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, consta de tres claustros, siendo los dos
primeros los más antiguos y el tercero, actual aulario de bachillerato, fruto
de la ampliación del centro realizada en la primera mitad del siglo XX. En el
último cuarto de ese siglo se construye un nuevo edificio en la parte posterior
del inmueble.
A finales del siglo
XX se modifica el nombre del Instituto en homenaje a quien fuera director del
centro desde 1901 hasta 1925. Don Adolfo Cabrera Pinto, en 1906, durante la
visita de Alfonso XIII al Instituto, pidió al Rey el restablecimiento de la Universidad.
En 1913 un Real
Decreto creaba en La Laguna una Sección de Estudios Universitarios, enseñanzas
que serían impartidas en los locales del Instituto, encargándose de su dirección
el propio director del Centro. Esto supondría el primer paso hasta la
restauración de la Universidad en Canarias, circunstancia que otorga al
Instituto el privilegio de ser germen de la Universidad actual habiendo sido
paradójicamente heredero de la extinta Universidad de San Fernando.
El Instituto de
Canarias, al tiempo que centro educativo, fue durante muchos años una de las
instituciones de mayor prestigio y presencia cultural y social del
archipiélago. Por el “viejo instituto” lagunero pasaron, bien como alumnos oficiales
o bien por la necesidad de examinarse en el que fue hasta 1916 único Instituto
público de Canarias, algunos de los que más tarde se convirtieron en ilustres
personalidades de nuestra historia, como Benito Pérez Galdós, José Aguiar,
Óscar Domínguez, Blas Cabrera, Antonio González y muchos otros.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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