jueves, 4 de enero de 2018

EL INSTITUTO LAGUNERO DE ENSEÑANZAS MEDIAS CABRERA PINTO O SAN AGUSTÍN EN EL TIEMPO.



Tras estas rejas laguneras, que fue en su historia el claustro del convento agustino de San Agustín, se creó la Universidad lagunera, y estudió don Benito Pérez Galdós, realicé los examen por libre del Ingreso, primer curso y segundo curso del bachiller, estudiando en el Colegio de San Fernando en la calle de San Francisco de La Villa de La Orotava. Recuerdo de aquella tarde del mes de junio donde me desplacé  acompañado a mi padre Juan Álvarez Díaz, en un taxi propiedad del amigo Miguel Toste, tras cinco horas de examen escrito y oral, regresé al automóvil parado por fuera en la calle de San Agustín, eufóricamente con la nota del ingreso para que mi padre viera el sobresaliente que había sacado. Pero el chofer Miguel Toste, me contestó furioso que había pasado que tenía que esperar por mí cinco largas horas de tarde lagunera, le respondí con voz de niño y alegre, para sacar el fruto académico  que mi padre deseaba.  A san Agustín volví ya de forma oficial en el curso 1968 1969, como alumno del Preu Universitario, tras haber cursado oficialmente el bachillerato elemental y superior en el colegio de San Isidro de La Orotava.
En el Preu Universitario, pasé los inviernos  laguneros que arrastraba la brisa fría de Las Vegas, llovía a cántaro, disfrutábamos del alquiler de bicicletas, y aquello inolvidables paseos por el camino  Largo con la pandilla preuniversitaria de chicos y chicas. Había fallecido mi querido padre, no tenía dinero, me desplaza a  diario a la Laguna en Auto Stop, bajo fuerte lluvias, se pasaba hambre, que amortiguaba, con los bocadillos de tortilla que me preparaba mi tía consuelo (mi segunda madre), y a veces con el poco dinero que tenía lo invertía en los Churros del final de la Avenida de la Trinidad.
 El edificio antiguo, declarado Bien de Interés Cultural y situado en el centro histórico de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, consta de tres claustros, siendo los dos primeros los más antiguos y el tercero, actual aulario de bachillerato, fruto de la ampliación del centro realizada en la primera mitad del siglo XX. En el último cuarto de ese siglo se construye un nuevo edificio en la parte posterior del inmueble.
A finales del siglo XX se modifica el nombre del Instituto en homenaje a quien fuera director del centro desde 1901 hasta 1925. Don Adolfo Cabrera Pinto, en 1906, durante la visita de Alfonso XIII al Instituto, pidió al Rey el restablecimiento de la Universidad.
En 1913 un Real Decreto creaba en La Laguna una Sección de Estudios Universitarios, enseñanzas que serían impartidas en los locales del Instituto, encargándose de su dirección el propio director del Centro. Esto supondría el primer paso hasta la restauración de la Universidad en Canarias, circunstancia que otorga al Instituto el privilegio de ser germen de la Universidad actual habiendo sido paradójicamente heredero de la extinta Universidad de San Fernando.
El Instituto de Canarias, al tiempo que centro educativo, fue durante muchos años una de las instituciones de mayor prestigio y presencia cultural y social del archipiélago. Por el “viejo instituto” lagunero pasaron, bien como alumnos oficiales o bien por la necesidad de examinarse en el que fue hasta 1916 único Instituto público de Canarias, algunos de los que más tarde se convirtieron en ilustres personalidades de nuestra historia, como Benito Pérez Galdós, José Aguiar, Óscar Domínguez, Blas Cabrera, Antonio González y muchos otros.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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