El promontorio de risco del viejo Campo de fútbol de condiciones
no reglamentarias del Colegio San Isidro de La Villa de La Orotava, era una
especie de malditos graderíos de donde nos colgábamos para presenciar los
partidos de fútbol. Además en los recreos, lo utilizábamos para jugar,
distraernos e incluso casábamos lagartos para las clases de Ciencias Naturales
y hacíamos caminitos pasando la tierra entre los riscos como si buscábamos el
oro, esto casi siempre era un tema atractivo pero que nada tenía que ver con el
oro puro que se recoge en las orillas de los ríos de Norte América.
Esta fotografía que remitió entonces (12/01/2013) el amigo y
compañero de pupitre del citado colegio; MEDARDO DÍAZ GONZÁLEZ, se recuerda
este peligroso y atrayente PROMONTORIO DE RISCO que daba para la huerta patio
de la zona sur del antiguo hospital de la Santísima Trinidad del Llano de San
Sebastián, donde los agustinos en la postrimería del siglo XVII fabricaron
su capilla después de pernoctar en el templo de San Juan Bautista en Farrobo, e
irse al Llano de San Roque (actual plaza de La Alameda o de la Constitución),
donde construyeron su convento y templo dedicado a Nuestra Señora de
Gracia.
Recordado PROMONTORIO DE RISCO del viejo campo de fútbol del
colegio de San Isidro actual cancha polideportiva, entonces el antiguo hospital
estaba ocupado por pobres familias numerosas que se ganaban la vida en el
oficio como se podía.
Quiero decirle al amigo Medardo, que estos compañeros nuestros;
Julio Rodríguez Carrillo, José Hernández Gómez (Pepillo), Medardo Díaz, Joaquín
Espinosa Peña y José Manuel Pérez González, se atrevieron a subirse al
PROMONTORIO DE RISCO, caprichosamente.
Recuerdo que por la esquina donde estaba la cantina (de este
lugar al saque de esquina por la izquierda de la portería que daba para el
lateral del colegio habían dos metros de largo), tenían unos escalones, por
donde siempre subíamos y a desviar hacia la derecha (la línea de la parte sur
del campo de fútbol era de forma de un trapezoide), acaecía una piedra cuadrada
o rectangular, que utilizábamos como asiento y ver desde ese lugar o atalaya
los partidos de fútbol, de esa piedra o roca hacía allá no pasábamos, por miedo
de caer al suelo. La ventaja del juego en el promontorio, es que solo tenía
unos dos metros y pico de altura, si nos caíamos un buen golpe nos llevábamos,
pues debajo estaba el campo y era de piedrillas finas.
La fotografía pertenece al curso escolar 1963 – 1964 cuando
estudiábamos 2º curso de Bachillerato en el mencionado colegio.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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