El amigo; FRAN DOMÍNGUEZ
remitió entonces (24/07/2016) estas notas que tituló; “DAVID CARPENTER, MÁS
ALLÁ DE TARZÁN”.
Publicadas en el “DIARIO DE AVISOS” Santa Cruz de Tenerife,
el domingo 24 de Julio del 2016: “…David
Carpenter, nombre artístico de
Domingo Codesido, actor tinerfeño que allá por los años 70 irrumpió en el
panorama cinematográfico español al dar vida al célebre personaje de Edgar Rice
Burroughs.
Natural del municipio de
La Orotava, con un portentoso físico, labrado fundamentalmente en la práctica
de la natación, donde era un consumado especialista, David Carpenter
(1951-2006) se inició en el séptimo arte de la mano de uno de los grandes de la
escena de la época, el director vasco Eloy de la Iglesia, en la película de
suspense Una gota de sangre para morir amando (1973), en la que interpretaba a
Phil y en la que compartía cartel con Christopher Mitchum, hijo del célebre actor
hollywoodiense Robert Mitchum.
Desde ese debut,
Carpenter, que se había marchado a Londres desde muy joven, donde asistió a
clases de arte dramático, comenzó a frecuentar las revistas del ramo, como la
especializada Nuevo Fotogramas, en las que se destacaba su prometedor futuro.
El 29 de diciembre de 1979, en el número 1.263, aparece en la portada con
Mitchum en el reportaje que se realiza sobre el mencionado filme de Eloy de la
Iglesia, con claras influencias de La naranja mecánica, de Stanley Kubrick. En
1973, en esa misma publicación, hablan de él como un nuevo sex-symbol del cine
patrio, “tímido, casi no habla”. Aunque reconoce que ha entrado en el cine por
su físico, Carpenter subraya que no quieren que le encasillen, y remarca, según
recoge la propia revista, “que a pesar de que su lucha está encaminada al
éxito, duda de que una vez lo haya logrado se sienta satisfecho”. Pronto su
nombre suena en proyectos que luego no se gestarían, con papeles junto a Joan
Collins o con el nadador olímpico norteamericano Mark Spitz. De hecho, se
frustra un filme sobre la obra Del amor y del mar, del que fuera cura jesuita
José Luis Martín Vigil, que iba a interpretar el actor canario junto a Lucía
Bosé y que la censura aún vigente prohibió por considerarla “subversiva,
pornográfica y blasfema”, tal y como se refleja en Nuevo Fotogramas el 26 de
enero de 1973. En cualquier caso, su segunda película, ya como actor principal,
fue, precisamente, Tarzán en las minas del rey Salomón (1973), de José Luis
Merino, junto a la entonces pujante Nadiuska, como partenaire, y Jacinto
Molina, más conocido como Paul Naschy, el recordado prohombre del cine
fantástico español.
Carpenter trabajaría
luego con el director José Antonio de la Loma, uno de los máximos
representantes de lo que luego se llamaría el cine quinqui, que deslizaba una
crítica social al retratar las peripecias de jóvenes delincuentes asociados a
barrios marginales en la España del tardofranquismo y la transición
democrática. Con el realizador catalán haría con posterioridad, siempre en
papeles secundarios, los filmes El último viaje (1974), compartiendo cartel con
Simón Andreu y Ágata Lys; y Metralleta Stein (1975), en la que interviene John
Saxon (recordado por su papel de galán experto en artes marciales en Operación Dragón,
la última película de Bruce Lee), el gran Francisco Rabal y Blanca Estrada; y
Las alegres chicas de El Molino (1977), con José María Blanco y Miquel Bordoy,
entre otros.
Con José Luis Merino,
guionista y director que pastoreó prácticamente todos los géneros,
especialmente los de acción, repetiría, tras la ya citada de Tarzán en las
minas del rey Salomón (1973), en Juegos de sociedad (1974) y en Sábado, chica,
motel… ¡Qué lío aquel! (1976), donde Carpenter se encontraría de nuevo con
actrices como Ágata Lys y Blanca Estrada.
Domingo Codesido también
estuvo a las órdenes del tarraconense Pedro Lazaga, un eficaz artesano del cine
español especializado en comedias, con el que participó en el filme Yo soy
fulana de tal (1975), con Florinda Chico, Fernando Fernán Gómez y Pilar Bardem.
Del mismo modo, trabajó en otra cinta de humor, esta vez del realizador Manuel
Caño, titulado A mí qué me importa que explote Miami (1976). Caño, por cierto,
había dirigido dos películas anteriores de Tarzán (en 1969 y 1972) en
coproducción con Italia y ambas protagonizadas por un actor llamado Steve
Hawkes. Y es que en ese periodo, entre finales de los 60 y el ecuador de los
70, además de las mencionadas y del Tarzán de David Carpenter, se hicieron
varias cintas sobre este literario personaje, casi todas de serie B, con un
presupuesto muy bajo, con argumentos sencillos y sin grandes alardes técnicos.
Aparte de Carpenter, otro español hizo de Tarzán, el culturista José Luis
Ayestarán que, con el nombre artístico de Richard Ayestarán, rodaría Tarzán y
el misterio de la selva (1973) y Tarzán y el misterio Kawana (1974). El actor
orotavense participó a mediados de la década de los 70 en el thriller El
asesino no está solo, dirigida por Jesús García de Dueñas y producida por
Andrés Vicente Gómez, donde compartía protagonismo con Lola Flores y Teresa
Rabal. En esta película se ponía en la piel de Julio, un joven asesino en
serie, de familia adinerada, que no puede reprimir su obsesión por matar.
David Carpenter pasó,
asimismo, por el filme Las flores del vicio, estrenado en España en 1979, del
canadiense de origen italiano Silvio Narizzano (la cinta más conocida de este
realizador fue George Girl, aquí titulada La soltera retozona, que obtuvo
cuatro nominaciones en los Óscar de 1967), y con un lustroso reparto encabezado
por dos estrellas de Hollywood, Dennis Hopper (Rebelde sin causa, Gigante, Easy
Rider) y Carroll Baker (Gigante, Baby Doll, La conquista del Oeste).
A finales de la década
de los 70, Domingo Codesido Ascanio regresaría a su isla natal para residir en
La Orotava, alejándose así por completo del mundo cinematográfico. Los que
frecuentaban la playa del Bollullo, en la costa de este municipio, donde tenía
una casa, lo podían ver de manera habitual, incluso en más de una ocasión ayudó
a sacar de las bravas aguas norteñas a algún que otro bañista en apuros. Murió
en el año 2006 en Tailandia…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
Excelente introspección en la vida artística de Domingo Codesido. Fui amigo de él y durante mucho tiempo conservé una camisa que me había regalado un día que le dije lo bonita que era la prenda. Q.E.P.D.
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