El amigo del Puerto de la Cruz; CELESTINO GONZÁLEZ HERREROS remitió
entonces (30/01/2012) estas notas que tituló; TRISTE ÓBITO DE DON JESÚS HERNÁNDEZ, “EL
MAESTRO”: "...Acabo
de conocer la triste noticia del fallecimiento de don Jesús Hernández, el
Maestro. En verdad, no lo esperaba… Siempre ocurre lo mismo, cuando una persona
vale mucho, como lo fuera él en vida, es que no admitimos que se nos vaya para
siempre y de hecho, aunque sólo sea a partir de ese luctuoso momento, a través
de los recuerdos, solemos perpetuar a esa gente que lo hayan dado todo por sus
más íntimos ideales. Uno de ellos fueron sus grandes anhelos por la educación
de los demás, corriente heredada de su ejemplar madre, también Maestra, en La
Florida, La Orotava.
Por su
experiencia y preclara vocación cultural, pasaron cuatro generaciones. Muchos
de los antiguos alumnos de ambos sexo, los que hoy le lloramos, estamos rogando
a Dios por el eterno descanso de su alma. No podremos, jamás, olvidar sus
gestos, su perseverancia y su gran preocupación por que sus alumnos
aprovecharan el tiempo de sus clases, con el deseo de hacernos más útiles en la
sociedad al enfrentarnos con las posibles adversidades de la vida, las
traiciones y cuantos cuántos obstáculos surgieran. Que supiéramos defendernos
intelectualmente en aquel futuro que se nos avecinaba. A la vez, era cariñoso,
cuando había que demostrarlo. Era como un amigo, al que esas cuatro generaciones
que pasaron por sus manos, ante todo le respetábamos.
Aquel hombre
sencillo, simple y humilde y a la vez alegre, contagiaba confianza, apego y
desbordante simpatía.
Le recuerdo, al
retroceder mis pensamientos, verle con un montón de muchachos, jugando al
fútbol con aquellas pelotas artesanales hechas con badanas, en la playa de
Martiánez, como un chico más. También en cualquier esquina, hablando de
política, dando consejos, ayudando a quiénes le necesitara. Vigilando nuestros
torpes pasos, cuando nos veía dudosos o desorientados, allí estaba el villero,
don Jesús el Maestro; y hoy, repito, en medio de tanto dolor, pareciera que la
mente se nos llenara toda ella de tantos recuerdos… Y junto con su esposa
Antonia Rodríguez y sus hijos, disfrutando de esa gran familia que tanto amó.
Y el corazón,
como si se nos abriera y quisiéramos darnos todo, para que siempre se halle
arropado por nuestro cariño, recordándole con admiración.
Nuestro Norte de
Tenerife, ha dicho adiós a tan querida persona, sólo un adiós terrenal, pero
pensamos sin dilación alguna, en aquel lugar que Dios siempre le tuvo
reservado…
También
recuerdo, en la Iglesia de San Francisco de Puerto de la Cruz, muy asiduamente
y en solemne silencio, verle entregado a sus oraciones dedicadas al SEÑOR,
cuando yo iba a rezarle a los míos.
¡Que Dios les
proteja a todos!
Hasta que nos
veamos nuevamente, querido Maestro, Descanse en Paz...”.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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