El
amigo y compañero de docencia; JUAN JOSÉ MARTÍNEZ SÁNCHEZ. En su libro “LA OROTAVA, SUS CALLES,
SU HISTORIA” en las páginas 10, 11, 12 con la colaboración del amigo de la
Villa de La Orotava; JORGE ÁNGEL GONZÁLEZ DELGADO: “…Referencias
Históricas: La actual calle, antes denominada "Castaño",
es una de las vías más antiguas de La Orotava, ubicada en la zona primitiva del
pueblo aunque fuera de lo que hoy se llama Centro Histórico Artístico.
Antiguamente
(es mencionada y aparece en planos y escritos del siglo XVII) estaba dividida
en dos partes: la calle del Castaño, hacia el Sur, "que por el naciente
sube desde la calle del Marqués y por el poniente desde la calle de Arbexa (hoy
Centella) y llega hasta Santa Catalina, con dos callejones que tiene sin salida
hacia el poniente": y la calle de Vides, hacia el Norte, "que por el
naciente sube desde el final de la calle Nueva hasta encontrarse con la del
Marqués y por el poniente sube desde la calle de Juan Viera (hoy Duque) hasta
encontrarse con la Arbexa o Juan del Villar, que es lodo uno".
Por
aquel entonces, las zonas altas de la Villa estaban dedicadas a cultivo y siembra
de frutales principalmente. Ambas partes de la calle que nos ocupa debieron su
nombre a lo que a su alrededor se encontraba: por la calle del Castaño eran
numerosos los castaños, y a su vez, por la de Vides lo eran las vides.
Con los
años, la población creciente fue habitando estos lugares, y castaños y vides
fueron desapareciendo. La tradición mantuvo el nombre de Castaño, no así el de
Vides, por lo que la totalidad de la calle adoptó el nombre conservado.
No
debemos olvidar, por otro lado, que la calle fue el tramo principal para el asentamiento
de aquellos ingeniosos molinos de agua para la fabricación de harina de trigo
que trajeron los conquistadores y que permanecieron en funcionamiento con su
original mecanismo hasta mediados del presente siglo.
Todos
ellos datan de los siglos XVI, XVII, o XVIII. Por último, decir que el cambio
del nombre de calle del Castaño a "Doctor Domingo González García
"tuvo lugar el 25 de Junio de 1954, tres años después de la muerte de este
ilustre villero. La solicitud del cambio fue firmada por numerosas personas y
destacadas autoridades en Agosto de 1951.
Personaje que da
nombre a la Calle: Don Domingo González de Chaves y García nació en la
Villa de La Orotava el 29 de Mayo de 1907, en la casa marcada con el número 1
de la calle Salazar. Fue el quinto de los 6 hijos del matrimonio Celestino
González Fernández y Gregoria García Trujillo. El 9 de Junio de 1907 recibe el
bautismo en la Parroquia de San Juan. A pesar de ser su padre de la Cruz Santa,
la familia se estableció en La Orotava, en El Paso (zona situada en los inicios
del Camino de Chasna), donde poseían terrenos y fincas.
Pero
Don Celestino el del Paso, como así le conocían, con sus primeros hijos ya en
el colegio, trasladó su vivienda a una zona más céntrica, la calle Salazar, para
facilitar el camino diario de sus niños en la labor estudiantil. Seguirían siendo,
a pesar del cambio, la "familia del Paso".
Domingo,
de clara inteligencia y amante del estudio, termina con notable aprovechamiento
el Bachillerato a los 16 años, ingresando luego en la Academia de Medicina de
Madrid, donde obtiene el título de médico a los 21 años. Se especializa en
Tocología y Tisiología y coloca la consulta en su casa de la calle Salazar.
El 20
de Junio de 1945 contrae matrimonio con la señorita María de Zárate y Machado
en la Parroquia de la Concepción de La Orotava. Tres niños fueron el fruto de
este enlace: Domingo, María y Santiago. González García fue todo un filántropo.
Enjugó muchas lágrimas y arrancó de los brazos de la muerte a muchos infelices,
desheredados de la fortuna, sin admitir otra remuneración que no fuesen las
emocionadas palabras de agradecimiento y la bendición de las familias humildes.
Hombre de corazón magnánimo y grandioso, puso al servicio de los pobres no
sólo su ciencia, sino también su peculio.
Pero
una tragedia cernióse sobre su vida. Sus días estaban contados y él sólo lo
sabía: el defectuoso funcionamiento de su corazón iría apagando poco a poco los
años de su afanada vida sin que la ciencia pudiera hacer nada por impedirlo.
En este
naufragio terrible, pensó en Madrid, y allí fue con vano empeño. Al salir con
su esposa de una estación del Metro, próxima a la Puerta del Sol, cayó para no
levantarse jamás: ¡había muerto!. Era el 18 de Junio de 1951. Tenía 44 años.
Su
bondad fue tanta, que la noticia de su muerte invadió de dolor La Orotava y los
pueblos inmediatos. El hombre sabio y bueno se había metido en el alma de las
gentes La llegada del cadáver embalsamado a su "Villa de los
jardines", constituyó un espectáculo de una tristeza inenarrable. El féretro
desfiló hasta el camposanto entre compactas filas de mujeres y niños, que
ponían en el ambiente, cargado de melancolía, la nota patética de las madres
agradecidas, ofreciéndole el rico tesoro de sus lágrimas.
Otros datos: La casa de don Domingo González García está situada en
la esquina de la confluencia de las calles Salazar, San Francisco y la del propio Doctor.
De los famosos molinos de gofio de esta calle hoy sólo
se encuentra en funcionamiento uno, y el agua antes utilizada ha sido
sustituida por gasóleo.
Hasta hace unas décadas, se podían contemplar a lo
largo de la calle las viejas canales de madera que conducían el agua que movía
los molinos.
Exceptuando los molinos, las construcciones de esta
calle datan generalmente de los siglos XVIII al XX. Predominan las viviendas de
dos plantas y son un total de 84; podemos estimar que el Censo de habitantes
que la ocupa ronda los 340.
Los molinos utilizaban como fuerza motriz el agua; se aprovechaba
la energía de su caída desde el "cubo".
Transmitida a los álabes (paletas) de una rudimentaria
turbina, movía una de las piedras entre las que se trituraba el grano de millo
o trigo, previamente tostado.
Al circuito de los molinos iban asociadas diversas
actividades relacionadas con el uso del agua, como los lavaderos; uno de estos
ha venido funcionando en la confluencia de las calles San Francisco y El
Castaño hasta hace unos años y su recuperación aún sería posible…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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