Fotografías de
lo que fue el Convento de San José de las monjas Clarisas en La Villa de La
Orotava, víctima de la destrucción humana, que se empeñaron en derribarlo y
construir en su lugar y con su material el nuevo edificio del Ayuntamiento tal
como lo vemos actualmente.
Este trabajo
inspirado más en la imaginación, puesto que no se conocen fotografías del
convento, puesto que fue destruido al final del siglo XIX. Trabajo
inteligentemente proyectado con las nuevas tecnologías graficas, por el amigo de
la infancia de La Villa de La Orotava; LUIS GARCÍA MESA.
Según las
fotos; el templo estaba donde está hoy la plaza, el convento donde está el
edificio del Ayuntamiento y el jardín - huerta donde hoy está la hijuela de
aclimatación del jardín Botánico.
El amigo de la
calle el Calvario de la Villa de La Orotava; JOSÉ RODRÍGUEZ MAZA remitió entonces
(14/06/2013) dos notas sobre las últimas clarisas del convento de San José de
La Villa de La Orotava, ubicado en lugar donde hoy se encuentra actualmente el
palacio y consistorio municipal. El cual abandonaron tristemente la noche
del 12 de octubre de 1868.
La primera
corresponde al ejemplar número 8 del 9 de julio de 1841. Remitida 15 días
después por un ciudadano amante de su pueblo y de la observancia de las leyes y
órdenes superiores que de la mejor comodidad y alojamiento de unas cuantas
monjas, un memorial, participándole que en el monasterio de religiosa claras de
la Villa de La Orotava, no existía número suficiente de estas para permanecer
aquel edificio con tal destino, añadiendo que hacía falta este (y mucho) para
casa municipal, (por haberse incendiado la que tenían, hoy casa de Brier),
escuela de primeras letras y cuartel de nacionales. Que el encargado de
amortización de este partido, dio el mismo aviso por su parte y con igual fecha
a quien correspondía, según lo ha asegurado este. Más a pesar de todo, no se ha
visto ningún resultado. ¿Serán los bizcochos de estas monjas que habrán
extraviados estos comunicados? De todos modos será conveniente que las
autoridades encargadas de la reducción de conventos de esta provincia, fueran
más celosas y exactas en el cumplimiento de las disposiciones relativas
vigentes, para que tan sabias y útiles disposiciones del Gobierno no se vuelvan
aquí sal y agua, ni dulces no tostadas, ni misas ni doñas Luisas.
La segunda,
corresponde a un comunicado que dirigió a la redacción del periódico Teide un
individuo progresista con el piadoso objeto de que se expulsen de su convento
de San José de La Orotava a las revalidas ancianas religiosas que todavía
disfrutan de la triste ventaja de exhalar, bajo su techo, sus gemidos y
lamentar la miseria en que el Gobierno y sus mandatarios las han sumido negándoles
el corto socorro que se les ofreciera, como pretexto para cohonestar el despojo
de su propiedades. Las utilidades que el tal progresista se propone están
reducidas a celebrar en aquel local las sesiones del Ayuntamiento, y a
proporcionar cuartel para la falange de veinte y tantos nacionales, que
existían apuntados en una lista que perecería regularmente en el incendio de
casa – colegio (hoy cas Brier), y cuya lista será más difícil reemplazar para
organizar aquella fuerza física. Al publico me dirijo para que oyendo los
antecedentes sea juez en esta causas. El convento de San José (hoy palacio
consistorial) es tal vez uno de los edificios más colosales de la Provincia;
que se cerraron y fueron incorporadas a la clausura. En una palabra, es tan
grande como el convento de San Francisco de la capital o el de San Agustín de
la Laguna y en él como ya he dicho existe el desgraciado resto de la comunidad
que lo habitara, resto que no es por cierto gravoso al Erario, ni vive de balde
la casa que la piedad de nuestros mayores fabricó para que fuese la mansión de
esas religiosas, pues el Erario les descuenta a las monjas a real de VN. Por
persona y se los descuentas de un modo tal, que se toma tal vez por alquileres.
Ahora bien, ¿y para ocupar una sola sala en Ayuntamiento, otra en secretaría y
otra en cuartel que sirva para cuando haya nacionales, destinados lo demás,
como es probable para mezquinas habitaciones de gente, que proporcionen otra
iluminación al vecindario, se habrá de echar a la calle a las infelices monjas,
para tener el gusto de verlas necesariamente ir mendigando? ¿No serán
acreedoras a la compasión y a la beneficencia que tanto se preconiza y se
proclama? ¿Y no habrá otro medio de alojar al Ayuntamiento y de tener
cuartel de nacionales en La Orotava?. Si lo hay, y lo hay sin perjuicio de
nadie, porque otro convento existe, el de monjas de San Nicolás cuya comunidad
se ha extinguido, cuya situación es excelente como inmediata a la Parroquia
(hoy edificio Correo), y cuya fabrica es reciente, pues habiendo sido
incendiado por tercera vez en 1815 se levantó de nuevo desde sus cimientos,
pudiendo servir la capilla o sus piezas inmediatas de sala de sesiones para el
Ayuntamiento y de cuanto se quiera lo demás de aquella casa. En ella vive ahora
el Comisionado del Crédito Público y su comodidad no debe ser preferida a la de
estas religiosas infelices y ancianas. Queden estas en su mansión y guarde el
progresista para cosas que no lleven tan claramente impreso el sello de la
injusticia y de la humanidad.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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