Fotografía tomada por mi cámara digital, a la entrada de la imagen LA
SOLEDAD DE SAN FRANCISCO al templo de San Francisco Asís de la Villa de La
Orotava (antiguo convento franciscano de San Lorenzo), domingo de Ramos de la
SEMANA SANTA VILLERA del año 2009.
Datos históricos y artísticos del amigo de la Villa de La Orotava, profesor
titular de Historia de América de la Universidad de La Laguna; Manuel Hernández
González, expuestos en su libro Los Conventos de La Orotava.
Esta imagen, bajo su original advocación de “Nuestra Señora de la Soledad”
contaba con Cofradía propia, de carácter restringido en la composición de sus
miembros, y que procesionaba cada Viernes de Dolores desde 1633. Existía,
además, en la Iglesia de San Lorenzo, un altar dedicado a la Dolorosa y otro,
presidido por esta sagrada imagen, a la advocación de la Soledad de María: “… Así, el 4 de julio
de 1713, Matías Luis Ferromoto y Catalina de Lugo disponen que se celebraran
“dos misas cantadas a Ntra. Sª de los Dolores en su altar y en su día […] otra
el Lunes Santo a Nro. Sor. Del Huerto y otra a Ntra. Sª de la Soledad en el
último sábado e Cuaresma en su altar”. La Cofradía de la Soledad hubo de
alcanzar cierta importancia a lo largo del siglo XVII ya que en 1664 su prioste
y patrono, Francisco de Molina, dio poder a su hermano, el religioso agustino
fray Baltasar de Molina, para solicitar al Papa “las gracias y preeminencias y demás
cosas que tengo encargada a su cofradía y confraternidad”.
El incendio que el 20 de abril asoló el convento
franciscano, con su iglesia, archivo, biblioteca y demás dependencias, supuso
la pérdida del rico patrimonio que había atesorado aquella magna fábrica, por
Viera y Clavijo llamada “El Escorial de Canarias”. Afortunadamente, la pronta
intervención de los vecinos logró sacar de los rigores del fuego alguno de las
imágenes del templo, caso de la milagrosa imagen de la Virgen de la Caridad,
San Buenaventura, San Lorenzo, las tallas del Calvario, la Virgen del Tránsito
o la propia Virgen de la Soledad. Pese a ello, la pequeña iglesia reconstruida
tras el incendio, de una única nave y ya levantada en 1805, sólo permitió
mantener el culto a la Virgen de los Dolores, que con el Señor Muerto y San
Juan conformaba un Calvario en uno de los retablos del templo. Es en este
momento cuando la imagen de la Soledad pasa a la Parroquia Matriz de la
Concepción.
La primera desamortización no afecta al recién reconstruido
cenobio. Más bien, atrae a él a frailes de otros puntos de la isla. Sin
embargo, la Desamortización que el Ministro Mendizábal dispone en 1835 supone
ya la exclaustración del convento, cuyas dependencias quedarán para uso
hospitalario. Mientras, en la Parroquia de la Concepción, la imagen de la
Soledad, cuya advocación ya ha sido cambiada por la de “los Dolores”, se
encuentra en las dependencias parroquiales, sin recibir culto de ningún tipo,
pues la existencia de la talla de la Virgen Dolorosa realizada por Luján Pérez
pocos años antes hacía incoherente el culto a dos imágenes de la misma
advocación en el mismo recinto.
Esta situación se mantendrá en el tiempo hasta la
tardía fecha de 1873, fecha en la que el organista de la Concepción, Telesforo
García Rodríguez, deseoso de recuperar el culto a la Soledad, pide licencia al
gobernador eclesiástico para colocarla en uno de los nichos de la Iglesia de
San Francisco, alegando la original pertenencia de la imagen al ya extinto
convento de san Lorenzo. Es en este momento cuando, concedida su petición, la
imagen regresa a la iglesia de San Francisco, siendo colocada, en un Calvario,
en el tercer retablo del muro del Evangelio del referido templo, donde
actualmente se encuentra.
En agosto de 1882 la interviene Nicolás Perdigón
Oramas, quien también retocó otras imágenes del templo, caso de la Virgen de la
Caridad o el Cristo del Huerto, tallas en las que acometió reformas más
profundas que las que afectaron a la Soledad. No sabemos hasta qué punto afectó
a la imagen la reforma de Perdigón, pero no debió de tener gran alcance, pues
la imagen conserva su bella fisionomía original, de profunda impronta
sevillana: nariz recta, entrecejo fruncido, pronunciado mentón y manos rígidas,
dispuestas en actitud suplicante a la altura del pecho, así como sus ojos
originales policromados al óleo.
Tristemente, su composición original ha sido alterada
hasta ocupar la posición actual, con su mano izquierda apoyada sobre el pecho y
la derecha dirigida hacia el exterior en un gesto poco natural. La reforma de
Perdigón pudo haberse centrado en el retoque de la policromía, la intervención
en el candelero, que presenta el azul característico de las reformas de
Perdigón, y el añadido del cabello a modo de suaves hondas que se recogen en la
nuca de la imagen…”
Actualmente en el siglo XXI, el artista y ebanista orotavense Manuel Martín
Rodríguez, realizó un bello trono de madera para procesional esta imagen en la
tarde del domingo de Ramos en la procesión de la Oración del Huerto. Una gran
obra para el orotavense templo de San Francisco lleno de ilusión, por encargo
del amigo de la Villa; Víctor Mesa Escobar. Manuel Martín me indicó en su gubia
o taller en el Barrio orotavense de Los Cuartos con cariño y sosiego, “…si sale adelante, ya
me puedo morir tranquilo…".
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario