Esta panorámica, fue el rincón más bello que tuvo el Puerto de la Cruz, un
rincón acogedor que recibió el turismo de calidad de alta esfera en las décadas
de los años veinte, treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX, un rincón lleno
de flores del universo, un rincón del romanticismo, en cuya parte central había
un estanque que era habita de patos blanco como los copos de nieve, parecía el
lago de los Cisnes. Se trata de la terraza del inolvidable Hotel Martiánez
entonces propiedad de don Pedro Fernández Perdigón, pocos gozamos de este
encanto.
Hoy aparece en ese lugar un hotel de la misma denominación pero de
fabricación antiestética, un hotel que después se convirtió en apartamentos de
ventas imaginarias, de propietarios imaginarios y hoy es un autentico basurero,
cerrado a cal y canto, esperando por quien, cuál será su destino, no lo sabemos
ni los propios portuenses. Pero qué bonito rincón adornaba la ciudad del Puerto
de la Cruz, donde ya es historia, topónimo de la discordia y el recuerdo.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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