Aniversario de su fallecimiento. El amigo del Puerto de la
Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió
entonces (07/01/2014) estas notas que tituló “AFECTOS PARA TAVÍO”: “…“La isla te quiere”, fue la frase con
la que concluyó Ricardo Melchior su canto elogioso a Ricardo Tavío mientras le
hacía entrega de la bandera de Tenerife, culminando el acto de nombramiento de
Hijo Ilustre, promovido por el Cabildo Insular. Fue el pasado mes de junio
(2013). Tavío había sobrellevado la emoción con la naturalidad de su
comportamiento, antes y durante el acto. O sea, que su respuesta fue la que
podía esperarse. Siempre fue así: espontáneo, ocurrente, osado, desprendido… Y
siempre respetando las formas.
Recordamos lo que escribimos
entonces. El salón estaba lleno. Había gente de pie y en el exterior aguantaron
como pudieron quienes no encontraron acomodo. La concesión del título de Hijo
Ilustre había convocado a decenas de amigos, de excompañeros y de paisanos que
siempre vieron en Ricardo Tavío un espejo de bonhomía y, sobre todo, de
compromiso. Porque, en todo aquello que asumió, desempeñó el papel de llevar a
la práctica las encomiendas que recibía. Lo hizo desde la etapa de estudiante.
Y después, en todos los cometidos, profesionales o no, en los que fue sujeto
activo. Lo mejor fue que todo lo hizo sin afanes de lucimiento, sin mínimas
ganas de protagonismo. Un quehacer silencioso el suyo. Contribuyendo como una pieza
más. Respetuoso con el pluralismo de ideas y de planteamientos. En el deporte,
en la cultura (sobre todo, en la música), en el turismo, en su trayectoria
profesional, en los ámbitos marítimo y empresarial, y hasta en la política,
Tavío brilló por su discreción, por su eficacia silenciosa. Prefirió siempre la
distensión antes que el encono. Arregló no pocas asperezas con ese modo de ser.
Su tocayo presidente, después de recordar el paso por la Corporación insular,
habló de un “inquebrantable amor a la tierra” y de “un ejemplar sentido de la
lealtad y la amistad”.
Meses después de aquel acto nos
reencontramos en otro homenaje al margen de la institucionalidad. Repetimos
muchos. Lo promovió y lo hizo casi todo su buen amigo Eduardo Solís
García-Talavera. Al pie del monte Las Mercedes, cuando declinaban los rigores
estivales, recordamos el desarrollo de aquella convocatoria y tantos otros
momentos gratos. El mundo del turismo, del norte y del sur, de la capital, sus
familiares, volvieron a arroparle. Su mirada seguía siendo la misma, la que
sorteaba emociones cuando seguíamos la proyección del audiovisual que definía
los rasgos de una personalidad y de una trayectoria. Fue nombrando, en
evidente sentido de gratitud, a quienes identificaba. A Juanjo Iglesias,
destacado profesional de la hostelería, lo volvió a llamar maestro. Habló del
norte y sur turístico y no en claves de rivalidad, precisamente.
Tavío, en su pormenorizada e
improvisada intervención, navegó sobre la memoria de los presentes y ahí siempre
se arranca sonrisas. Si en el Cabildo había recibido la bandera con gesto
emocionado, los besos y los abrazos le llovieron en Las Mercedes como un
ciudadano al que siempre animaron causas nobles. Ni la enfermedad parecía que
podría con él.
Pero ha dicho adiós definitivamente.
Estos afectos postreros fueron la mejor prueba de lo que supo granjearse. Hasta
siempre, Tavío…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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