En relación con la aparición de los salesianos en La Orotava,
indudablemente en el año y mes de agosto de 2008 se cumplían sesenta años, solo
pretendo divulgar la genealogía, en condiciones abiertamente equidistantes
entre la institución y la precedente, que fueron ofendido por algunos villeros
para que abandonarse el pueblo.
Tengo testimonio de mis mayores que los hermanos eran unos excelentes
educadores y pedagogos, de talento liberal, pero como AA.AA. Salesiano,
jamás recibí atropello de los salesianos, evidentemente le debo estar
agradecido, pues fue mi morada y culminación del bachillerato.
Reitero que, exclusivamente deseo noticiar lo que fueron ambas
instituciones para la villa de La Orotava. El comienzo del salesianísmo tiene
su referente en un noble caballero que presidía el patronato San Isidro, Don José
Monteverde, fue precisamente él, el primero que tomó contacto con los
salesianos para colocarlo en esta Villa.
La Inspectoría Salesiana Bética, con sede en Sevilla, estudia la propuesta
y llega al acuerdo de aceptar hacerse cargo de la Fundación San Isidro, para
iniciar la actividad plena a principios de curso de 1948-49.
El entonces Alcalde de la Orotava insiste para que no se olvide el
ofrecimiento y se agilice su puesta en práctica, en 1947, ante el mismo
inspector provincial y ante el Rector Mayor de los Salesianos.
Las clases, se inician en octubre de 1948, como estaba previsto, y el
director del Colegio, Don Claudio Sánchez Martín, en un gesto de generosidad
sin precedentes se dirige al Alcalde, el día 4 de ese mismo mes: Para
corresponder de alguna manera a la cooperación del Ayuntamiento en el resurgir
del Colegio y para que puedan disfrutar de los beneficios de la educación
cristiana las familias más humildes de la localidad, se ofrecen al Ayuntamiento
simplemente cinco plazas gratuitas para niños pobres presentados por esa
Corporación. Como esa cifra de cinco resulta !escasilla! y la generosidad de
los nuevos dirigentes del Colegio no tiene límite, para el siguiente curso, se
notifica al Ayuntamiento que elevan el número de plazas gratuitas a seis. Y el
incremento sigue en años sucesivos para llegar hasta diez alumnos en el curso
1951- 1952.
¿Pero, quien era Don Claudio Sánchez Martín..?, precisamente en el diario
"La Tarde", correspondiente al 20 de Junio de 1973, publiqué una
entrevista al que fue primer director del colegio salesiano en La Orotava, Don
Claudio Sánchez Martín, que junto a los sacerdotes Don Ricardo Barrueco Casado
y Don Agustín Pacheco, los entonces clérigos Don Manuel Feijoó Soto y Don
Víctor Rodríguez Jiménez, y el coadjutor Don Juan Sánchez. Fueron los
encargados de hacerse cargo de las instalaciones y poner en funcionamiento el
Colegio en Agosto de 1948. En "La Tarde", exponía que, por motivo de
los preparativos de la conmemoración de las Bodas de Plata de la llegada de los
salesianos a la villa de La Orotava, entrevistaba al que fue su primer director
y fundador del colegio Salesiano de San Isidro, el Rvdo. Don Claudio Sánchez
Martín, que en aquel momento ejercía de director del colegio salesiano de
Campano, provincia de Cádiz. Don Claudio, sobre las Bodas de Plata de la
fundación salesiana en La Orotava aludía: Que un colegio nuevo es una ilusión
para su director. Siempre trabajando mirando al futuro, y por eso cuando a los
25 años lo encuentra pujante y floreciente, como se encuentra en nuestro caso
el colegio de La Orotava, se alegra y bendice al Señor, que se ha dignado
fructificar la primera semilla y recuerda con satisfacción a las personas
generosas que colaboraron. Cuando llegamos en Agosto de 1948 Don Ricardo
Barrueco y yo, para organizar el Colegio que abría sus puertas a la juventud
orotavense. El patronato de San Isidro tenía entre manos una empresa ingente;
remozaba el edificio por dentro y por fuera, desde los tejados hasta el último
detalle. Organizamos en la sala de visitas una secretaría provincial, lanzamos
a la calle un reglamento y empezamos la matricula de los alumnos que acudieron
en gran número. Con sus pensiones y la generosidad de los Patronos salimos
adelante con grande desahogo. Observen lo que nos dice Don Claudio Sánchez,
sobre el recibimiento de los vecinos de la Villa: A esta altura de 25 años
puedo afirmar que las esperanzas que la población de La Orotava tenían puestas
en los Salesianos eran nuestro acicate para el trabajo, y con la ayuda de Dios no
quedaron defraudadas. Nos propusieron que admitiéramos desde un principio a los
alumnos de todos los cursos, pero teníamos órdenes de nuestros superiores de
comenzar por la base con los alumnos de primera enseñanza y primer curso de
bachiller. Para aumentar un nivel escolar cada curso. Los alumnos se
compenetraron muy pronto con nosotros. Desde el primer año consiguieron éxitos
muy sensibles en los exámenes públicos; reinaba en el Colegio gran espíritu de
trabajo y de piedad. Invadían los pasillos antes de la hora señalada y nos
demostraban su amistad y afecto rodeándonos amigablemente cuando nos veían por
la calle. Don Claudio Sánchez me hablaba de los profesores y alumnos en la
fundación, los amigos, colaboradores de aquella época, así como de su marcha de
La Orotava: Salesianos fueron seis y les ayudó, muy eficazmente, el maestro
nacional Don Santiago García, que regentaba la clase de primera enseñanza que
había en el colegio antes de nuestra llegada. Trabaja como un salesiano más y
mereció siempre nuestra mayor confianza. El número de alumnos para las tres
clases de primera enseñanza y primer curso de Bachiller llegaba a 90 al
comenzar el curso en Octubre. En cuanto a colaboradores, es una petición casi
imposible de facilitar por lo numerosos que son y mi olvidadiza memoria me
traicionaría dejando sin mencionar a algunos que tendrían perfecto derecho. El
éxito del colegio desde el primer momento se debe, después de la Providencia,
que nunca nos faltó, a la colaboración de tantos amigos que nos ayudaron con el
mayor desinterés. ¿Cómo no recordar a Don José Monteverde, Don Melchor Zárate,
al señor párroco Don Manuel, y a Don Juan Cúllen, a quienes por fallecidos, no
puedo ya herir en su ejemplar modestia? Tuvimos amigos entre las autoridades y
en el pueblo, lo mismo entre las familias más distinguidas que en las clases
medias y humildes. Colaboraron con sus medios económicos, con su consejo,
entregándonos a sus hijos, acudiendo a nuestras fiestas y tomando parte activa
con sus iniciativas y hasta con su trabajo personal. Las fiestas de María
Auxiliadora son un exponente de que no exagero en mis apreciaciones. Cuando me
fui de La Orotava, siempre tuve gran esperanza en el porvenir del colegio.
Desde un principio sentimos la necesidad de un gran patio de recreo que fuera
como el pulmón del Colegio. La gente cuando veía las obras se preguntaban si
los salesianos estaban haciendo "un sorrivo" que se transformó, bien
pronto, en un pequeño campo de fútbol para solaz de nuestros colegiales. Se
inauguró solemnemente el día de la Inmaculada con un gran acontecimiento
deportivo. Por cierto que esta primera expansión del colegio tuvo su punto
oscuro que merece la pena recordar. Por cargar una pared antigua que parecía
segura, con un muro de unos dos metros de altura una tarde se vino todo abajo,
sin ningún daño para los obreros, pero con una pérdida económica grande que no
sabíamos cómo acometer. La bondad de la Sra. Marquesa del Sauzal, prestándonos
sus vagonetas y perforadoras nos sacó del apuro como tanta veces hiciera con su
desprendimiento y generosidad. Aproximándose a la celebración de las Bodas de
Plata, en la que participó Don Claudio Sánchez Martín, visitando el Colegio de
la Villa después de su despedida acaecida en Septiembre de 1952, para hacerse
cargo de la Inspectoría Provincial de la Comunidad. La proximidad de mi visita
a La Orotava está reviviendo en mi ánimo las emociones, los recuerdos y la
simpatía por la Villa de La Orotava. Vertí, sin regateos mis energías en el
apostolado en las clases, siendo siempre correspondido con la lealtad y
nobleza cristiana de sus habitantes, y me gozo viendo cómo otros salesianos han
multiplicado el fruto con su dedicación y entusiasmo. Por eso estoy ansioso de
poder abrazar y saludar efusivamente a mis antiguos amigos y cooperadores para
agradecerles sus atenciones y delicadezas que los 25 años pasados no han podido
borrar de mi memoria. Os prometo rezar por todos ante la imagen de María
Auxiliadora en aquella capilla que con tanto cariño los salesianos, los alumnos
y la Archicofradía inauguramos en una fecha memorable. Yo le pediría a los
organizadores de las Bodas de Plata, que en esta concentración los antiguos
alumnos no se contentaran con unir sus brazos en los saludos y convivencia,
sino que lleguen a la unión de las mentes y de los corazones para luchar por el
ideal del AA.AA. Salesianos que podíamos centrarlo en estas palabras del
Concilio Vaticano II escrita para el apostolado de los seglares. Procuren de
tal modo sanear las instituciones y el ambiente del mundo donde las costumbres
incitan al pecado que todo se ajuste a las normas de la justicia y favorezca la
práctica de las virtudes cristianas. Estas fueron las declaraciones que me hizo
aquel recordado director-fundador de los salesianos en La Villa de La Orotava,
como preámbulo a celebrar las fiestas de las Bodas de Plata de la llegada del
salesianísmo a la Villa. Don Claudio Sánchez Martín nos dejó para siempre en
Agosto de 1993, a la edad de noventa años.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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