Fotografía tomada en el patio central del colegio de San Isidro
de La Villa de la Orotava, final del campeonato de María Auxiliadora de
Baloncesto correspondiente al año 1956.
Campeón el Águila del Valle que había vencido al CB. Calvario.
Observamos a don José Rodríguez González en el centro entre don Manuel Fariña
Hernández (presidente entonces de la comisión de fiestas de María Auxiliadora)
y Diego Juan Álvarez de la Peña.
El jugador y capitán del Águila del Valle Tomás Luis Expósito
(conocido por el “Cojo”, recibe el trofeo de campeón), a la derecha vemos a los
componentes del Águila del Valle: Policarpo Luis, Cándido León, Isidoro Sánchez
García, Manolo Martín, Leis y Manolito Yánez.
Fotografía de los archivos particulares del amigo de la infancia
en la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; Manuel Fariña Hernández.
Los años en que se generaliza (sobre todo entre las clases
medias) el estudio del bachillerato y, como reflejo de ello, digamos que el
Colegio San Isidro entra en la historia cultural de La Orotava por méritos
propios. Todos los hombres cultos de La Villa, a niveles de enseñanza media o superior,
dejan notar la impronta, el sello de la educación religiosa-salesiana, incluso
quienes no la recibieron, o quienes la rechazan por haberla recibido. Los
salesianos en La Orotava,
concretamente en el verano de 1.952, cuando su primer director y fundador Rvdo.
Don Claudio Sánchez Martín, es nombrado por la superioridad, Inspector
Provincial de la
Comunidad. Le sustituye en consecuencia en la dirección del
colegio, el Rvdo. Don Pacífico Medina Sevillano (q.e.p.d.). Marchan destinados
los clérigos Don Alfredo Canal y Don Nicolás de la Casa y se incorporan a la
comunidad local, el Sacerdote Don Ángel Martín González y los clérigos Don Manuel Prol Marra, Don
Manuel Prol Araujo y Don Evaristo Rodríguez Ferreiro. El mandato de Don
Pacífico Medina Sevillano dura aproximadamente seis cursos escolares desde el
curso 1.952-53 al 1.957-58, durante su mandato surgen las primera promociones
del bachillerato Elemental y Superior, se crea en el Colegio por primera vez un
curso de Preuniversitario, -y que solo se repitió en el curso 1.962-63 con Don
José Mondéjar (q.e.p.d.) de director-, y se puede catalogar como una etapa dura
disciplinada, y bien organizada bajo los auspicios de la enseñanza religiosa,
reseñada en España en la década de los cincuenta. Durante este intervalo, se
incorporan a la comunidad de la
Villa, los sacerdotes; Don Alejandro Guarde Hernández, Don
Guillermo Navarro González, Don Manuel Cereceda Pascual, Don Pedro Alba
Montesino, Don José Rodríguez González, Don Rafael Soldevilla Hidalgo, Don
Francisco Ureña Arroyo, Don Antonio Montero Marroquí(iniciador y alma del
Oratorio Festivo), Don José Díaz Cotán-Pinto, Don Antonio Granado Herrera, Don
Víctor Rodríguez Jiménez, Don Antonio Espinosa Martagón, los clérigos; Don
Alicio Elvira Primero, Don Antonio Escobedo Rodríguez, Don Juan Urbistondo de
los Ríos y Don Leonardo Girón Sánchez, Don Miguel Díaz, y los coadjutores; Don
Emilio Gómez Cantero, Don Ventura Paiz Cruz, y Don Manuel Nogeiras. En el curso
1.958-59, Don Pacifico Medina Sevillano cede el puesto de director del colegio
al anterior catequista Don José Rodríguez González. Cesan además Don Juan
Manuel Cerceda, Don Víctor Rodríguez, Don Leonardo Girón, Don Antonio Espinosa,
Don Jesús Delgado, y Don Juan Manuel Nogueiras, se incorporan a este destino,
Don Esteban Corral Gajate, Don Gregorio Santana Arencibia, Don Francisco
Llarena Gonzalo, sacerdotes, y los
clérigos, Don Miguel Raigón Córdoba, Don Manuel Roja Pérez (fundador de la
rondalla de Pulsos y Púas) y Don Marcelino Carreto Carretero, y como coadjutor,
Don Fernando García Fortea. Empezando aquí la etapa de Rvdo Don José Rodríguez
González como director del colegio, etapa de continuidad de las directrices
emprendida por su antecesor Don pacifico Medina Sevillano.
En el desaparecido rotativo "La Tarde" del mes de
Junio de 1.973, me puse al habla con este destacado e inolvidable
sacerdote, que ejerció de Director en el citado centro, en sustitución de Don
Pacífico Medina Sevillano (q.e.p.d.), en la actualidad ya desaparecido. Don
José Rodríguez González por entonces estaba destinado en el colegio Salesiano
de Las Palmas de Gran Canaria, y se disponía a visitar de nuevo el colegio de La Orotava, invitado por los
AA.AA. para formar parte de la conmemoración de Las Bodas de Plata.
Indicándonos: Que ejerció de Director desde el curso 1.958-59 hasta el
1.960-61; después de llevar trabajando, en esa querida casa, tres cursos como
encargado de estudios y uno como Catequista o Padre Espiritual. El de reconocer
oficialmente el Colegio; pero antes había que sanear la economía, por los
desembolsos llevados a cabo en la instalación del Internado, para después poder
hacer frente a los gastos que imponían laboratorios biblioteca etc. Gracias a
Dios podía efectuarse, cosa que cumplió mi sucesor, el querido y llorado Don
José Mondéjar, q.e.p.d., los superiores quisieron que realizara idéntica misión
en el Colegio del Sagrado Corazón de Las Palmas. Don José me hablaba de sus
alumnos, y de la problemática para realizar los exámenes públicos en los
Institutos existente en la isla. Los alumnos del colegio fueron tantos y tan
buenos que la lista se haría demasiado larga. Tenga en cuenta, que por suerte o
por desgracia, cuando llegué como encargado de Estudios, teníamos que afrontar,
la responsabilidad de las Revalidas, la precisión de los exámenes en el
Instituto, como Colegio Libre, y había que exigir, por tanto, un poquitín más,
si cabe, algunos no tuvieron más remedio que hacerse amiguísimos míos por las
horas que compartíamos juntos por suspensos más de la cuenta, llegar tarde y
cosas por el estilo. Creo que todos pagaron lo que debían religiosamente, pero
ahora, D.M., se me presenta una buena oportunidad, con repasar las listas y
saldar motivo de esas fiestas, de cualquier media horrilla que quedara por ahí
perdida. El teatro, el oratorio, el canto, la cabalgata y fiestas de María
Auxiliadora. En fin en una palabra, la Educación, ya que ésta hace unos lazos de afecto
y recuerdos que no se olvidan, ni rompen fácilmente. Después de su marcha del
colegio en el Verano de 1.962, no lo visitó hasta la conmemoración de las Bodas
de Plata, nunca pensó que el colegio siguiera la línea ascendente que se
emprendió al comienzo de la década de los sesenta, y además le gustó la vida de
los orotavense y del pueblo en general: Solamente tuve ocasión de pasar unas
brevísimas horas en el Colegio, no me dio tiempo materialmente de saludar a
nadie. Indudablemente. Una vez reconocido el Colegio, el afecto de tantos
orotavenses a los Salesianos y dedicación de éstos fructificaría en la hermosa
realidad de un gran Centro Educativo. La vida orotavense, desde el primer
momento en que llegué a La
Orotava, fueron tantas las muestras de afectos, de sincera
amistad, de exquisito trato de que inmerecidamente fui objeto, que llevaré a la Orotava y a tantos que
honran con su amistad, algunos desgraciadamente ya desaparecidos, muy dentro de
mí y para siempre. En cuanto a las Bodas de Plata, estoy encantado de que se
nos presente a los Salesianos esta oportunidad de manifestar, a nuestra querida
Orotava, nuestro reconocimiento y gratitud más sentida. La Orotava siempre ha hecho
sus cosas bien hechas, ¿por qué van a fallar ahora nuestros queridos AA.AA.,
que habrán puesto en esta efemérides todo su corazón y mejor entusiasmo?. Por
ultimo, deseo adelantar, desde ahora, un cariñoso saludo para todos los amigos
y AA.AA. que espero, si Dios quiere, rubricar con un abrazo en esos días que
serán para mí, no le quepa duda, de muchísima alegría y gratísimo recuerdo.
Estas fueron las palabras que me expresó textualmente Don José Rodríguez
González en Junio de 1973, en su nueva visita a La Orotava, palabras amables
y cargadas de gratitud.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL.
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