Homenaje a la inolvidable y desaparecida Escuela de Comercio de Santa
Cruz de Tenerife y a los compañeros de mi promoción de Profesores Mercantiles
1972 – 1973.
Don Luis... Oí mencionar por primera vez a Don Luís, a mi hermana
Carmen (Carmilla) que estudiaba en la década de los cincuenta del siglo XX profesorado
mercantil en la antigua e ilustre Escuela de Comercio de Tenerife, yo era por
entonces un niño extravagante que me iniciaba en el bachillerato salesiano
villero. Don Luís era una nombradía alborozada para unos tiempos entristecidos.
Para los estudiantes de Comercio era un “HUESO” a roer, porque Don Luís era la
encarnación del ser que mas aborrecían, era el símbolo del honor y de la
disciplina. Sin embargo la honradez de Don Luís, -años después, cuando
estudiábamos el profesorado-, superaba con creces la recibida en los salesianos
villeros. Aquella austeridad de los hijos de Don Bosco era una verdadera
sistematización, en la que aparecía implicadas las disciplinas más vivas de la
beneficiosa sociedad estudiantil. Su doctrina era diáfana y concordante con la
tolerancia. De los fundamentos del Sistema Preventivo deducimos que una
educación basada en la RAZÓN debe excluir todo fanatismo, todo
autoritarismo, toda exageración, todo lo que no es razonable.
Escribo de Don
Luís Wildpret Álvarez, porque para mí, era el catedrático de la fortificación,
del bienestar, y de la intensificación, escribo de Don Luís, porque jamás he
visto en mi vida estudiantil y profesional el esbozo, y el prototipo de este
hombre excelso.
Pertenezco a
una promoción de profesores mercantiles (1972-73), considerada la penúltima,
-no lo recuerdo exactamente-, que salió de nuestra antigua y inestimable
Escuela de Comercio, porque años después, los estudios de Comercio se
reconvertían en estudios de Ciencias de la Empresa. Una promoción tan
ingenua, que cuando comenzamos a estudiar el profesorado, recibimos las
primeras instrucciones disciplinarias, del gran catedrático del mercantilismo
tinerfeño, y digo el gran catedrático, porque ha sido el preceptor que le ha
faltado a muchas posteriores promociones, estudiosas de las ciencias contable
erudita.
Evidentemente
en el seminario de Alemán de aquellos años, en el que Don Luís era el
bastoncillo supérstite, jamás se oían las mosca, se hablaba el Alemán desde las
cuatros esquinas neoclásicas, e incluso el conserje de turno que entraba a
comunicarle algún que otro mensaje, lo hacía !casi....!, en el mismo idioma,
por sobrecogimiento y honestidad al gran personaje, claro que en esto, deseo
reconstruir a la madre de nuestra vetusta Escuela “Doña Carmen”, Carmita para
los privilegiados.... El silencio se rompía con los motores de los reactores
que iban aterrizar en Los Rodeos. Estoy seguro que muchos profesores
mercantiles salidos de nuestra Escuela están considerados de una grande y
legítima instrucción, gracia a este seminario de lingüística alemana, pues
indudablemente son unos grandes caballeros de la contabilidad, de la
financiación y del desarrollo empresarial en nuestra provincia.
Su biografía
expuesta en el Libro Homenaje a don José Rodríguez Ferrer. Paginas (309 – 313),
publicaciones de la Universidad de La Laguna: “…Nacido en el Puerto de la
Cruz el 2 de febrero de 1903, asiste en esa ciudad al primer colegio alemán de
la provincia de Santa Cruz de Tenerife, allí fundado por su padre. De 1910 a
1914 cursa estudios primarios y de bachillerato en Hamburgo. Al estallar la
Primera Guerra Mundial regresa a las islas para realizar como alumno libre al
bachillerato español en el Instituto de La Laguna, ciudad en la que también
llevará a cabo el curso preparatorio de la carrera de Farmacia. En esta
especialidad obtendrá su licenciatura en la Universidad de Madrid en 1925. Un
año más tarde se traslada a Zúrich para aprender y perfeccionar Técnicas de
Análisis Clínicos en el laboratorio de Química del Hospital Central de dicha
ciudad, del cual será nombrado posteriormente Auxiliar Honorario. Tras esa estancia
en Zúrich se traslada Tenerife para trabajar como analista clínico.
En 1931 ingresa como académico de número de la Real
Academia de Medicina del Distrito de Canarias presentando un trabajo sobre la
constitución molecular de la colesterina. Más tarde ostentará en aquélla los
cargos de secretario y bibliotecario, obteniendo además el de secretario
perpetuo.
Concluye sus estudios de perito y profesor mercantil
con la calificación de sobresaliente en 1934, pasando inmediatamente a Auxiliar
de la Cátedra de Física y Química y la de Historia Natural de la Escuela
Profesional de Comercio de Santa Cruz de Tenerife. Es en ese mismo año, cuando
oposita a la Cátedra de Lengua Alemana de Escuelas de Comercio, obteniendo el
número uno en dicha oposición. Su primer destino lo traslada a la Escuela
Profesional de Comercio de Las Palmas de Gran Canaria y tras breve tiempo pasó
a la de Santa: Cruz de Tenerife.
Durante varios años imparte también la docencia del
alemán en el Instituto de Idiomas de la Universidad de La Laguna y en el
Instituto de Enseñanza Media de Santa Cruz de Tenerife, así como un curso de
Alemán Técnico en la Facultad de Químicas de La Laguna.
Estudioso y trabajador incansable obtiene la plaza
de inspector farmacéutico municipal en 1942 y cinco años más tarde cursa las
asignaturas correspondientes al doctorado en Farmacia.
Preside el Colegio Provincial de Farmacéuticos a
partir de 1952 y durante 17 años, desempeñando el cargo de vicepresidente del
Consejo General de colegios farmacéuticos durante el trienio 1956-59.
Representa a España en la Federación Internacional de Farmacia en reuniones
celebradas en diversas ciudades europeas.
Tras la renuncia en 1957 de D. Ramón Ascanio y Soto
mayor como vicedirector de la Escuela Profesional de Comercio en Santa Cruz,
ocupa su lugar el Sr. Wildpret. Un año más tarde, es elegido como compromisario
de la Escuela para las elecciones del Cabildo. En años sucesivos obtendrá honores
y distinciones diversas: Consejero de Honor de Consejo General de Colegios
Farmacéuticos (1959); Encomienda con placa de Sanidad Civil (1961) Y Académico
Corresponsal de la Real Academia de Medicina de Madrid (1967).
En 1964 releva a Don José María Segovia García en la
Dirección de la Escuela Profesional de Comercio de Santa Cruz de Tenerife. Su
toma de posesión se llevó a cabo un claustro Extraordinario presidido por el
Doctor D. Antonio González, rector de la Universidad de La Laguna.
En 1970 es designado representante de la Dirección
General de Enseñanza Media y Profesional en el Consejo Asesor de la Delegación
Provincial de Educación y Ciencia de Santa Cruz de Tenerife. Bajo su mandato
directivo de la Escuela de Comercio, tiene lugar, en el curso académico
1971-72, la conversión de dicho centro en Escuela Universitaria de Estudios
Empresariales, ocupando el catedrático Wildpret Álvarez la Cátedra de Alemán.
En varias ocasiones anteriores había desempeñado las cátedras de inglés y francés.
Es de justicia mencionar que, a lo largo de muchos de sus años en la Escuela, formó
un eficaz tándem docente con su esposa, Doña María Dixkes Ostwald…”
Con los tomos
del “Mein Deutsches Buch”, leíamos todos los días esta gran lengua mundial del
norte de Europa, escribíamos siempre bajo la disciplinada mirada de Don Luís,
su señora Doña María Dixkes Ostwald le ayudaba en las correcciones. Entrábamos al
seminario con las manos temblorosa del desasosiego y salíamos alborozados de
nuestra metamorfosis perecedera, que recibíamos de este hombre escurrido,
adherente y eficaz. Al final de nuestra carrera sufrió un duro padecimiento
cardíaco, dejó de venir a la escuela, pero su espécimen seguía entre nosotros,
a través de una fascinante dama (su señora), que seguía con sus mismas
costumbres, trasmitía de su casa a la escuela y de la escuela a su casa, las
instrucciones de Don Luís, que descansaba de sus dolencias.
Finalizando la
carrera, estudiábamos con el “Deutsche Handelskorrespondenz” de J. Rauter, le
visitamos varias veces en su domicilio, Don Luís nos trasmitía su valentía, su
honradez, porque ya íbamos a ser unos futuros profesionales del material
mercantilista, y del adiestramiento empresarial. Su vida transcurría entre su
farmacia de la plaza de Weyler y el triángulo de su mansión con la gloriosa
escuelas de Comercio santacruceras, entre laboratorio y libros de los más
científicos de la época, entre las ciudades alemanas de Hamburgo y Rheinfelden,
entre la ciudad suiza de Zurich y Madrid.
Don Luis
Wildpret fallecía en Tenerife en el año 1975, cuando la autocracia franquista
daba sus últimos bozos, y se avecindaba la vuelta a la libertad, y a la
democracia. En aquella ocasión les acompañaron los Profesores Mercantiles,
hechos ya unos auténticos profesionales, sus alumnos, sus grandiosos alumnos,
que ahora le recuerdan, le bullen en la cabeza traducciones de poetas alemanes,
problemas que resolver, proyectos por realizar, después de treinta y siete años
de su muerte. Imagino que caminando por el tiempo, se dice a sí mismo los
versos de un poeta de su dispensa: “…Y vosotros, prados, fuentes y arboledas, / ¡no auguréis conclusión en
nuestros amores! / Todavía, en el corazón de mi corazón, / siento vuestro
poderío…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
Estimado Sr. Álvarez Abreu,
ResponderEliminarHoy 22 de Febrero de 2019, 80 aniversario del fallecimiento del ilustre poeta sevillano D. Antonio Machado Ruiz, por casualidad he leído esta pieza literaria que ha escrito Vd. sobre mi padre.
Estoy reuniendo datos para legarle a mis hijas e hijo información escrita sobre su abuelo quien fue para mi algo más que un gran padre. La suya me ha llenado de satisfacción.
Le saluda agradecido
Wolfredo Wildpret de la Torre