El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por
la Universidad de La Laguna, remitió entonces (10/01/2016)
estas notas que tituló; “MARÍA
JOAQUINA VIERA Y CLAVIJO”.
Publicadas
en "La Opinión de Tenerife"
el 9 de enero de 2016: “…María Joaquina Viera y Clavijo nació en
el Puerto de la Cruz el 27 de marzo de 1737, siendo hija de Gabriel del Álamo y
Viera y Antonia María Clavijo Álvarez. El historiador y político portuense José
Agustín Álvarez Rixo (1796-1883) publicó en el periódico «El Time» los días 30
de abril y 7 de mayo de 1868 una interesante descripción sobre nuestra
biografiada, disponible en la red gracias al portal Jable de la ULPGC. Al
parecer, María era “de estatura abultada, mas bien alta que baja, de rostro
alegre, de color blanco pálido casi siempre risueño con la viveza de los ojos y
algunos otros rasgos de sus facciones semejantes a su hermano D. José”. Su vida
transcurrió en un contexto marcado por el amplio movimiento cultural
desarrollado en Europa durante el siglo XVIII bajo el nombre de Ilustración, en
los albores del inicio de la Edad Contemporánea, siendo hermana del polifacético
realejero José de Viera y Clavijo (1731-1813). Ese contacto tendría una
indudable influencia sobre María, pues lograría tener acceso a una educación
que le permitió dar un paso más allá de la condición que la mujer experimentaba
por entonces. Su participación en la poesía dejó innumerables testimonios que
poco a poco han sido difundidos para la mayoría, destacando el trabajo
desarrollado en su momento por el historiador grancanario Agustín Millares
Torres (1826-1896), generándose con posterioridad múltiples aproximaciones a su
vida y obra.
María es considerada por muchos
investigadores como la primera poetisa de Canarias, afirmando la notable
poetisa y novelista cubana Dulce María Loynaz (1902-1997) en su obra Un verano
en Tenerife que “debió tener fino temperamento artístico, porque a más de la
poesía cultivaba la escultura, aunque, en el decir gracioso de Padrón Acosta,
con más fortuna en ésta que en aquélla”. Junto a esa faceta, también cultivó
otros ámbitos como la pintura.
Conocedora de la realidad de su tiempo, se
aproximó a la lectura de libros prohibidos, llegando a exponer sus inquietudes
políticas a través de los versos que su pluma iba agrupando. Cuidó de sus
padres hasta el final de la vida de éstos, permaneciendo junto a su hermano José
en Las Palmas de Gran Canaria. La religión ocuparía una parte importante en la
vida de nuestra biografiada, tal y como se desprende de muchos de sus versos
dedicados a resaltar determinados hechos religiosos, así como destacar y
recordar el papel desarrollado por determinados personajes en pro de la fe
católica. Sería en Gran Canaria donde la vitalidad de una mujer excepcional
para su época encontró su descanso eterno el 25 de septiembre de 1819…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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