El amigo desde la infancia en
la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA,
remitió entonces (30/11/2010) estas notas, que tituló; “VÍCTOR RODRÍGUEZ JIMÉNEZ,
SALESIANO”
PUBLICADAS EN EL DIARIO DE
AVISOS (SANTA CRUZ DE TENERIFE), 30/11/2010: “…La Palma "tiene de
todo", insiste televisivamente el marketing turístico de la isla. De este
modo se anima a la gente de fuera para que la visite y conozca su historia y
cultura originales, disfrute de sus paisajes y de su gastronomía, oiga el
cantarino acento de su habla y su folclore, se adormezca con el murmullo de sus
limpias aguas, deje atónito la obra artesanal de su agricultura y sedería, se
temple con la calidez y frescura de su ambiente, y con La Caldera, quede
maravillado, extasiaso. En definitiva, como la isla tiene de todo, si quieres
tener de todo, no te queda otro remedio que visitarla.
Pero no
se me puede discutir que en ese todo en La Palma falta algo muy importante.
Exactamente la parte de su historia humana, que, por diferentes causas y
vicisitudes, ha tenido que ser vivida fuera de su isla, por lo que no se puede
encontrar en ella a sus protagonistas, sino en otras islas, en la Península, en
otros continentes. Sin embargo, debo reconocer que es tan importante el
bienhacer de estos palmeros en el exterior, a todos los niveles, jurídicos,
políticos, culturales, artísticos, periodísticos, deportivos, pictóricos,
artesanales, científicos, médicos, de investigación, agrícolas, literarios,
sociales, humanos..., que es ese bienhacer del palmero el que resulta el mejor
reclamo para provocar en la gente que le trata la necesidad del conocimiento de
la Isla Bonita, origen de esas personas que tanto bien vienen haciendo en los
referidos ámbitos.
Por
tanto, la ausencia en la isla de parte de su gente importante la compensa o la
cubre La Palma con la fama y el buen nombre de sus hijos del exterior y que la
isla recibe a través de la gratitud directa de quienes hemos sido
"tocados" de alguna manera por el bienhacer palmero. Luego, debo
rectificar y concluir de modo justo que es rotundamente cierto que La Palma
tiene de todo.
Además
sé que encima La Palma como isla rebosa generosidad geográfica, al ofrecernos de
manera perenne su sensacional perfil físico oriental, principalmente a los del
Norte de Tenerife, para embellecernos nuestro paisaje, concretamente el de las
increíbles puestas de sol del Valle de La Orotava, encontrándole y dándole un
sentido físico al mágico "rayo verde", que algún atardecer
privilegiado nos deja entrever en medio de esos asombrosos ocasos, para
confirmar la realidad de su leyenda.
Necesariamente
he tenido que empezar este artículo refiriéndome a las bellezas de la isla de
La Palma, para apagar lo negativo del viento palmero (excepción dentro de la
regla), y mostrar que sólo en una isla tan bonita con todo positivo se pueden
generar tantas bondades humanas, como las que me he encontrado a lo largo de mi
vida. Y entre esas "bondades humanas palmeras" que salieron de la
isla y resultaron para sus congéneres, de extraordinaria valía y eficacia
social, tengo obligatoriamente que destacar al fallecido sacerdote salesiano
Don Víctor Rodríguez Jiménez, natural de Todoque, del municipio de Los Llanos
de Aridane, a quien ya distinguió el Ayuntamiento de la Villa de La Orotava,
con el título de "Villero de Honor", por su impresionante y efectiva
labor social durante los años 1970 a 1979 entre los más de diez mil necesitados
de Los Altos de La Orotava, a los que hizo conscientes de su identidad, para
que colaboraran en la solución de sus gravísimos problemas de agua, luz,
vivienda, comunicaciones, escuelas, sanidad..., logrando fuesen protagonistas
de su propio destino e historia. Asimismo y a fin de que no se olvide este
espíritu de Don Víctor, se ha creado una asociación con su nombre para evitar
que se repita la marginalidad del pasado.
Ahora y
desde aquella Villa, y en agradecimiento a Todoque, lugar que lo vio nacer, se
le está pidiendo al Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, se reconozca
municipalmente a Don Víctor, por tan extraordinaria labor social, que si bien
no la realizó en su pueblo, la llevó a cabo con eficacia fuera de él, pero en
el mundo de los necesitados, por inclinación derivada de la generosidad, propia
y natural de los palmeros de Los Llanos de Aridane. Por la expresada razón, a
primeros de marzo, y con motivo del sexto aniversario del fallecimiento de Don
Víctor, y como bien nacidos, nos trasladaremos un nutrido grupo representativo
de La Orotava a La Palma, para darle las gracias a Todoque y a Los Llanos de
Aridane por haber sido la cuna y la fuente de la santa generosidad de Don
Víctor, bien para celebrar su reconocimiento municipal, bien para insistir
personal y directamente con nuestra visita en que se le reconozca, por el bien
que hizo entre los marginados de nuestro pueblo.
Y un
dato específico a aportarle al Ayuntamiento de Los Llanos, por si lo tiene a
bien incorporarlo al expediente del reconocimiento. Don Víctor captó y adivinó
en el período 1970-79 del pasado siglo que, con la democracia participativa, no
sólo a través del voto sino principalmente de los instrumentos que este sistema
ofrece como son las asociaciones de vecinos, los partidos políticos y la
protesta popular responsables, se pueden resolver los más difíciles problemas
que la vida en sociedad nos pueda plantear.
Porque
Don Víctor, con la creación de ocho asociaciones de vecinos en Los Altos de La
Orotava, la Manifestación de las Velas en 1978 y la constitución del grupo
político AIO (Agrupación Independiente Orotava) para las elecciones a concejal
del Ayuntamiento de La Orotava durante el primer mandato 1979-1983, en que se
consiguieron ocho concejales, logró que se resolvieran en ese período los
problemas seculares de más de diez mil vecinos de Los Altos de la Villa de La
Orotava. Y consiguió con tales instrumentos lo más importante: "Que por
primera vez sus núcleos de gente fueran conscientes de su identidad y
cooperaran para hacer su propia historia, a no ser siempre mandados, tierra de
nadie". En definitiva, un verdadero ejemplo de la eficacia de la
democracia participativa. Doy fe, por tanto, de que La Palma tiene de todo.
Porque, como hemos indicado, incluso produce gente para hacer bien a los demás,
no sólo en su isla, sino muy principalmente fuera de ella. Y por lo que yo sé,
y relacionado con mi vida, no sólo conozco el caso de Don Víctor.
Permítanme
aprovechar entonces esta ocasión y estas letras para brindar mi particular
homenaje a los también palmeros que junto a Don Víctor me han salvado la vida y
me la están conservando magníficamente hasta que Dios quiera. Me refiero a los
ilustres médicos, que, con otros muchos, honran la medicina canaria: Don Pedro
Rodríguez, Don Norberto Batista, Don Tomás Concepción y Don Alfredo Martín del
HUC. Sin poder olvidar a los primeros palmeros que conocí y que traté de chico
en mi pueblo, impresionándome por su bondad: Don Pedro Afonso (...); su cuñado
Don Paco Lugo; el médico Don Máximo Martín. Su ilustre suegro, enamorado de la
Agricultura, Don Antonio Lugo. El Dr. Sanfiel.
Teniendo
igualmente que saludar el hecho de que una guapísima palmera se incorporara a
la familia: mi tía Mary Carmen, hija de Edmundo (qepd) y Piedita, camino de
convertirse en famosa pintora, esposa de mi tío Eduardo. Sintiéndome feliz por
tener además de compadres a una pareja palmera sin igual, Luis Arrocha (qepd) y
Rosa Abreu, que nos han hecho querer mucho a La Palma y a toda su maravillosa
familia, en la que obviamente incluyo a Javi, mi ahijado.
Bondad
y otras virtudes que en algún momento admiré en muchos palmeros relacionados
con el fútbol, como Don Francisco Duque y familia, y en otros que, no estando
relacionados con el fútbol, fueron compañeros colegiales, universitarios, del
cuartel o del trabajo. En fin, gracias Isla Bonita por "tener de
todo" tan cerca, especialmente germen humano de calidad para hacer bien al
mundo que nos rodea….”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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