Alucinante el modelo de cabina de un
avión que posee mi compañero de pupitre en los colegios; San Fernando y San
Isidro de La Villa de La Orotava e Instituto Cabrera Pinto (San Agustín) de La
Laguna, Pedro Padrón Pacheco.
La verdad que no había participado en
su proyecto aunque sabía que lo había ubicado en el garaje de su casa en la
Villa, teniendo que depositar sus automóviles en la rampa.
Una mañana de magia, con el permiso de
su señora Chona, que nos sirvió un cortadito de rigor. Pasé todo lo que
conlleva una cabina de cualquier clase de un avión (desde una simple avioneta
hasta un yumbo), sus pilotos, sus contactos con las torres de control de los
aeropuertos. Hasta la fecha todo ese proceder lo tenía en la trastienda del
gozo de mis viajes en avión.
Mi querido amigo y compañero Pedro, me
invitó a subir al avión que desease, y viajar por donde quisiese. Como el
tiempo era corto y la estancia en su casa también, opté por una pequeña
avioneta, que saliera de Los Rodeos (Tenerife Norte), y dar un paseo por Santa
Cruz, La Laguna y El Valle de La Orotava.
La verdad que me sorprendió con todos los aparatos existentes en una
cabina de avión, que desconocía, guiados todos por un potente ordenador, una
pantalla, y un proyector.
Explicándome, los contactos con la torre, el control del
viento, la temperatura, la densidad, el depósito de gasolina y demás.
Emprendimos el viaje en la avioneta,
saliendo hacía Santa Cruz, en dirección contraria al viento, dando la vuelta
por Anaga, pasando por Bajamar, Tegueste, Tacoronte, La Matanza, La Victoria,
Santa Úrsula (todo por encima de la autopista Norte de Tenerife). Viendo el
Puerto de la Cruz (Lago Martiánez y Muelle Pesquero) en el horizonte. Hasta
llegar a la Orotava y sorprendentemente observar, los IES Rafael Arozarena, y Manuel
González Pérez, Colegio de San Isidro, Estadio Los Cuartos etc.
De vuelta a los Rodeos (Tenerife
Norte), Pedro optó por pilotar en
automático (hasta el momento lo realizó Manuel), hasta llegar a un punto, que
tenía que conectar con la Torre de control, para poder realizar el aterrizaje,
en su pista correspondiente. Así lo hizo, en principio se tuvo que dar una
vuelta, puesto que entraba un avión procedente de La Palma, hasta que nos
autorizaron aterrizar por la pista oportuna. Y una vez en tierra, caminamos
hacia la estación de las avionetas, y veíamos el aterrizaje de dos Aviones y el
despeje de otros dos.
Volando sobre el Valle desde un garaje
es el título de este relato, una mañana alucinante en casa de mi amigo y
compañero Pedro Padrón Pacheco, en su domicilio de La Villa de La Orotava, al
que le estoy agradecido, por sus explicaciones, que me sorprendieron de verdad,
las cuales me llevaron a un mundo, que en el tiempo y en la vida ha sido
totalmente desconocido. Como ya somos jubiletas, quedamos para otra ocasión y
realizar otro viaje, por otros lugares del planeta. Gracias Pedro.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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