Nostalgia orotavense. Final de la décadas de los años treinta del siglo XX
(en plena guerra incivil de España), observamos por fuera de la Industria de
gasolinera en la calle El Calvario de La Villa de La Orotava de mi padre
Juan Álvarez Díaz sentado en el coche taxista del señor Corona que le acompaña
a su derecha, el también taxista señor Agrícola. La novedad, la loba de raza
pura alemana color negro propiedad de don Fernando Hernández (antiguo gerente -
empresario de la casa Ford en la Villa) que está en los pies de mi padre y que
siempre le acompañaba a su casa en el antiguo camino “Los Cuartos” frente
a la antigua Calera, a almorzar, dormir la siesta e incluso le arrullaba
en la cuna a su hija mi hermana María Dolores Álvarez Abréu.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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