Fotografía tomada en el patio central del Colegio de San Isidro
de la Villa de La Orotava.
DON LEOVIGILDO CARREÑO HERNÁNDEZ es el del centro de pie,
precisamente el más alto de los que se encuentran a su lado.
El amigo desde la infancia de la calle El Calvario de la Villa
de La Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (07/03/2018) estas
notas que tituló; “RECORDANDO A DON LEOVIGILDO”: “…A don Leovigildo es fácil recordarlo. Por su altura, por su
sabiduría, por su buen hacer, por su formación, por su pedagogía y por ser un
salesiano ejemplar. Nos dio clases de matemáticas en los años de 1950 en que
estudiábamos en el colegio salesiano de San Isidro, en la Villa de La Orotava.
Cuando me
entero de su fallecimiento por Pancho
Mesa, el sempiterno coordinador salesiano, me entristecí por muchas razones y
de manera particular por la disciplina y el conocimiento que nos transmitió a
los chicos que nos dio por estudiar ciencias, las matemáticas y el álgebra, de
manera especial. Es que además cuando se muere uno de tus maestros algo tuyo se
va.
Fue en los
años primeros de 1950 cuando ejerció su magisterio de matemáticas siendo don
Pacifico Medina Sevillano el director del Colegio. Recuerdo de esa época a los compañeros Francisco Álvarez de la Peña
(Fafi), Alonso Ascanio y a su primo José Enrique Codesido, que nos animamos a
seguir la senda de las ciencias e hicimos luego el selectivo en la Universidad
de La Laguna. Nos alojábamos en el colegio mayor San Fernando donde era
director el catedrático de Derecho internacional un antiguo alumno salesiano de
Sevilla, el profesor Francisco Sánchez Apellániz.
En la
biografía de don Leovigildo Carreño Hernández pudimos leer que había nacido en
Salamanca, como don Pacífico, en 1930; hizo el noviciado en Cádiz, estudió
filosofía en Utrera y dedicó tres años de su magisterio a La Orotava pasando
luego a Posadas, Córdoba, donde estudió teología. En 1959 machó a Madrid y ello le permitió estudiar la carrera
de ingeniero en la Escuela de Industriales. Terminó en la promoción de 1965 y
fue cuando coincidió con algunos de sus alumnos orotavenses en la capital
madrileña. Creo recordar que fue en la Moncloa, en la plaza del ministerio del
Aire, donde los recordados Alonso Ascanio, que estudiaba ingeniero naval, y
Francisco Álvarez de la Peña, que estudiaba ingeniero agrónomo y un servidor,
que hacía ingeniero de montes, nos tropezamos con don Leovigildo. Nos dijo que
estudiaba ingeniero industrial y nos comentó el buen oído que tenía Alonso al
hablar tan peninsular. Obviamente hizo referencia a sus años en La Orotava, en
el colegio de San Isidro, legado singular de un mecenas orotavense, don
Nicandro González y Borges, bienhechor de la Villa sin par. Como bien
cantábamos con don Evaristo.
Rebuscando
información en internet localizo también la actividad profesional de don
Leovigildo en la Universidad laboral de Sevilla entre 1966 y 1978. El periódico ABC, editado en Sevilla el domingo 15 de febrero de 1976, da a
conocer la clausura de un curso de formación intensiva profesional para más de
doscientos trabajadores de empresas sevillanas. Curiosamente el acto lo abrió
don Leovigildo, que figuraba como jefe de talleres de la citada Universidad, y
dio a conocer la labor realizada así como los frutos formativos obtenidos.
Entonces me acordé de San Juan Bosco y de su labor de formación profesional que
tanto ha beneficiado a muchos jóvenes repartidos por los continentes del
planeta, sobre todo en Europa y en América.
Según reza
en la nota informativa que pude leer de la inspectoría Salesiana María Auxiliadora,
don Leovigildo falleció el 24 de enero pasado a la edad de 87 años, había
cumplido 68 años de salesianos y 59 de sacerdote. ¡Descanse en paz, maestro!..”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
A don Leovigildo lo recordaré siempre por las partidas de frontón frente a la pared de Doña Engracia , donde no había quien le ganara . Claro que cuánto más jugaba , mas dolía los cogotazos , si te portabas mal.
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