jueves, 8 de marzo de 2018

LUISA ROLDÁN (1652-1704?)



Sabemos que la atribución de la imagen del Cristo a la Columna que se venera en la parroquia de San Juan Bautista de la Orotava, la más barroquizante de Canarias según el ex catedrático de la complutense madrileña don Jesús Hernández Perera, se le atribuye al sevillano Pedro Roldán y sobre todo a su taller, pero también existe una atribución a la terminación de la imagen que encargo el canónigo Suárez Guerras a su hija Luisa o a uno de sus discípulos. Para saber quién era Luisa Roldan, conocida por la Roldada, traemos una pequeña síntesis de lo que fue su vida, su obra y su taller.
Nace en Sevilla en 1652, hija del escultor Pedro Roldán y bautizada con el nombre de Luisa Ignacia. Su padre, observando la inclinación hacia la escultura que manifestaba la niña desde pequeña, le enseñó a dibujar y modelar. Pedro Roldán organizó un amplio taller de escultura que gozó de gran renombre en Sevilla. Estaba relacionado con los mejores artistas de la época, como por ejemplo Juan Valdés Leal, y con las más acaudaladas familias y comunidades sevillanas.
Luisa, pese a la oposición familiar, se casó en 1671 con un aprendiz del taller de su padre, Luís Antonio de los Arcos, pero fue la actividad profesional de la mujer la que sostuvo económicamente a la familia.
En el taller de su padre aprendió las técnicas del trabajo en madera, piedra y barro y el empleo de la pintura, el dorado y el estofado de las imágenes. Su periodo de madurez se caracteriza por una mejor expresividad de los rostros, gracia en las posturas y soltura en los ropajes, alcanzando su estilo
Hacia 1686 se trasladaron a Cádiz y dos años después a Madrid con la pretensión de obtener una plaza como escultora real. En la capital conoció al pintor y escritor Antonio Palomino.
En 1692, el rey Carlos II le concede el título de escultora de cámara pero el nombramiento no le supuso grandes ventajas económicas. La situación política, social y económica que atravesaba entonces el país, afectaba a todas las clases sociales. Así, a la falta de los pagos correspondiente de la Hacienda Real por su cargo, se unía el retraso en el cobro de los encargos hechos a la escultora por la nobleza. Esto se aprecia en las cartas que Luisa Roldán escribe al rey y a la reina solicitando, en principio, el dinero adeudado pero más adelante conformándose con pago en especie (alimentos o vestidos) o poder ocupar algunas habitaciones que habían quedado vacías en palacio, lo que indica la miseria extrema que padecía la familia y la inexistencia de aporte a la economía familiar por parte de su marido ni de ninguno de sus hijos que estaban ya en edad de trabajar.
Con la muerte de Carlos II y la llegada al poder de Felipe V, solicita al nuevo rey que le confirme en el cargo de escultora de cámara, hecho que ocurre en 1701. A partir de 1704 no se tiene más noticias de la escultora lo que podría indicar una enfermedad o incluso que hubiera muerto.
Se conoce la fecha de muerte de La Roldana y alguna actividad que realizaba en sus últimos años desde que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía organizó la exposición Roldana en Sevilla en 2007. En el catálogo se difunde que: la artista murió en Madrid y fue enterrada el 10 de enero de 1706; en sus últimos años estuvo realizando un Belén de numerosas piezas para el Duque del Infantado; su marido murió en 1711, después de ella, no como hasta entonces se pensaba. El catálogo ha desfasado las anteriores monografías que existen sobre la artista.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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