miércoles, 14 de junio de 2023

PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LA INFRAOCTAVA DEL CORPUS CHRISTI, SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA. LA OROTAVA 2023

Fotografía compartida con la pagina digital del Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava.

 

EVA FARIÑA LÓPEZ, Jefa de Prensa y Comunicación del Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, remitió entonces (14/06/2023), EL PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LA INFRAOCTAVA DEL CORPUS CHRISTI, SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA. LA OROTAVA 2023, leído en el Salón de Pleno del Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa el martes 13 de Junio del 2023, por el amigo y compañero de docencia en el IES La Orotava Manuel González Pérez; AGAPITO CRUZ FRANCO: “…PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LA INFRAOCTAVA DEL CORPUS CHRISTI, SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA. LA OROTAVA 2023

 

EL FUTURO QUE NOS MIRA

 

Alcalde del Excmo. Ayto. de la Villa de La Orotava Sr. Don Francisco Linares García. Reina de las Fiestas y Damas de Honor. Romera Mayor y Romera Mayor de los Mayores. Corporación Municipal. Compañeros Villeros de Honor. Autoridades religiosas, sociales, militares y políticas. Familiares, vecinos y visitantes.

 

Cuando nuestro alcalde don Francisco Linares me propuso ser el pregonero, mis sentimientos fueron de alegría, agradecimiento y de un inmenso honor, pues este acto significa no solo la puerta que abre nuestras fiestas, sino un hecho de gran importancia social, cultural e institucional. Y ahí me sobrevino el de la responsabilidad. Y más, cuando miraba a mis predecesores, ejemplo de pregonar con sabiduría estos días de religión, folclore y tradiciones populares, donde La Orotava se muestra en estado puro.

 

He traído aquí tres símbolos: una pequeña trapera, un bucio y un reloj de bolsillo. Con el primero quiero dar testimonio de lo auténtico, de un modo que fue de vivir, y a la vez, hacer una mención especial a una persona que sembró de traperas La Orotava, que me enseñó a ser de aquí y con la que comparto mi vida, Mila. Una trapera hecha por ella en su telar expresamente para este acto. Con el segundo, el bucio, unir a nosotros en estas fiestas patronales a cuantos nos han dejado. Y he elegido un bucio y este bucio, no solo por su simbología ancestral, sino porque me lo regaló hace 44 años el policía local ya fallecido, José Luis Delgado Merino, cuando era mi alumno. Tanto él como cuantos ya se han ido, están presentes en este pregón. Es mi deseo entregar ambos al ayuntamiento y que ocupen un lugar entre otros recuerdos que en él existen. Como lo breve si bueno dos veces bueno, que decía Baltasar Gracián, me extenderé solo lo necesario. Por ello, he traído un recuerdo familiar, este reloj de cuerda que tiene más de un siglo y que me dio mi padre cuando murió su hermano mayor al que perteneció y que llevó gran parte de su vida por Perú, el P. Gerardo de Cruz, religioso agustino, mi tío. Si el futuro es la idea central de este pregón, nada mejor que regular su tiempo con algo tan especial del pasado.

 

Hay dos maneras de ser de un lugar, una, la de haber nacido en él, otra, haberlo decidido por ti mismo. Este último caso es el de quien les habla. Por eso, al darme el Sr. alcalde completa libertad para pregonar lo que yo quisiera, navegué hacia el futuro que nos mira a través de ese continuumde nuestras alfombras de flores y brezos, sintiendo la inigualable obra de arte de la plaza, con sus personajes que cobran vida propia sobre la arena del inframundo, hasta que se desvanecen el jueves de Corpus tras el paso del Santísimo; palpando la espiritualidad que religa estos días a la Villa, junto a la alegría de romeros y magos bailando. Comencé así a pergeñar este pregón caminando por las calles de La Orotava e interrogando al pasado y al presente sobre el futuro que viene; al primero, bajo los adoquines, donde duerme la historia; al segundo sobre ellos, donde palpita la vida cotidiana de la sociedad villera. Y pensé que más que hablar de una Villa que tan orgullosa está de su historia y de la que grandes pregoneros se han hecho eco, era el momento de mirar hacia el mañana. “Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana en el ayer escrito”, dejó dicho Antonio Machado. Lo que nos lleva a pensar que el futuro de nuestra Villa lo escribimos cada día sobre la blanca identidad de su bandera, donde va nuestro pasado, pero sin condicionar el mundo a crear por quienes nos sucedan.

 

NUESTRA IDENTIDAD

Dice la RAE que la identidad es el conjunto de rasgos propios de una colectividad que la caracterizan frente a los demás. Pues bien, sin esa identidad no podemos explorar futuro alguno. Tampoco puede haberlo si aquella no evoluciona, pues la identidad no solo habita en el ayer, sino en el mañana, y la construimos día a día en base al ecosistema, donde naturaleza y sociedad mantienen una relación de interdependencia. Partamos de esa identidad histórica que se fundió con la naturaleza de nuestro Valle de La Orotava.

Hace mucho tiempo, los habitantes del antiguo menceyato de Taoro hablaban otras lenguas: “Agoñeyacorónyñatzahañachacoyamet”.(Juro por los huesos de aquel que me hizo grande, que decían los menceyes al ser proclamados).Después, nuevos pobladores dejaron por un lado sonidos dulces y musicales: “Mihnaterra é aquelapequenina, é filha do oceano, e filha do ceu, terra da minha mae, terra dos meus amores”,(mi tierra es aquella pequeñita, hija del océano y del cielo, tierra de mi madre, tierra de mis amores). Por otro, una lengua que se extendería por todo el mundo: “Yo, Fray Alonso de Espinosa, primer historiador de Tenerife, digo que Betzenuhya gobernó estos territorios en la época de la conquista, y señoreó el reino de Taoro, que ahora llaman Orotava, cuyo término fue desde Centejo hasta la Rambla, aguas vertientes a la mar”. Luego todas se mezclaron, incluso con sonidos francos, normandos, toscanos, sajones, borgoñones, flamencos y de América. Lamexturización, a través del castellano como “lingua franca” produjo el español de Canarias, con características propias, como el seseo o pronunciación de la “c” como “s”, el sonido “j” en  la “s” de final de palabra, o la pérdida de esta “s” final en la pronunciación de muchas de ellas, el ustedes por el vosotros, la ambigüedad de la “ll” y la “y” o esa riqueza a no perder y potenciar que son los canarismos.

Esta universalidad se convirtió en el alma de un pueblo nuevo, de la Villa, donde una sociedad cosmopolita y acogedora, entre oceánica y pegada a un valle verde, había unido apellidos de todas estas lenguas. Así, su sociedad se pobló con los Abrante, Afonso, Sánchez, Mesa, González, Acevedo, Monteverde, Fariña, Llarena, Hernández, Perera, Lercaro, Lugo, Valencia, Miranda, Cólogan, Fernández, Machado, Domínguez, Martín, Ascanio, Betancourt, Taoro,García, Bencomo, etc. Cadenas de ADN procedentes de guanches, portugueses, castellanos, andaluces, extremeños, genoveses, gallegos, navarros, vascos, italianos, holandeses, africanos, americanos de Cuba, Venezuela etc.

Sobre la silueta de la antigua Arautava o Arautápala, bajo su Teide gigante, en parte alargadaen busca del agua de la cumbre, y en parte ensanchada hasta el Llano de San Roque, surgieron molinos, chabocos, lavaderos, tenerías, ingenios azucareros, aserraderos, carreteros, mayorazgos y pagos como el de Higa, mientras los últimos alzados se refugiaban en torno al agua del lere del pino o Pinolere y Aguamansa, donde no se había ido aún la bruma. Barrancos y llanos, en una abrupta orografía de arribas y abajos. Esa agua de los nacientes inspiró atarjeas, junto a casas sencillas de teja de estilo portugués en El Farrobo, viñedos, caña de azúcar, tabaco, cochinilla, plataneras. Y viajeros europeos que se preguntaban por el Teide junto al drago de Franchi.

Mansiones castellanas, casas señoriales, la aristocracia, pues La Orotava fue uno de sus feudos donde habitaron marqueses como el de Celada, de la Quinta Roja, del Sauzal, de Las Candias, del Valle San Andrés, de la Borborana, de Torrehermosa y Asialcázar, o el Vizconde de Buen Paso. Conventos: dominicos, franciscanos, agustinos, jesuitas, clarisas, catalinas. Más tarde sustituidos por otras órdenes: lasalianos, salesianos, Hijas de la Caridad, paúles, Hermanas de la Cruz, Marta y María etc. Parroquias como la matriz de Ntra. Sra. de La Concepción y la de San Juan. Ermitas. Hermandades.

En esta identidad brazos y sudor: “Sí señor, no señor, lo que usted mande”. Y la emigración a Cuba, Venezuela, Puerto Rico. La maleta. Y el amor, en esa “barquilla de dos proas” que decía Pedro Lezcano, con el corazón siempre puesto en “la dulce, fresca, inolvidable sombra de un almendro” que escribiera Nicolás Estévanez. “Si algún día oyeras doblar, en La Concepción bendita, no preguntes quién murió, porque, ausente de tu vista, quién ha de ser sino yo”. La malagueña. El canto del pueblo al amor. Y al tiempo. Platanera de sol a sol, medianeros, labradores, ebanistas, carpinteros, caladoras. Y tras siglos de oscuridad, la luz en 1894 con la primera planta eléctrica. Y las guerras. Y la guerra.

Y el comercio, la hostelería, la construcción, el urbanismo, el cual adornó de excelentes estilos arquitectónicos nuestras calles de cine y sus patios canarios, un casco histórico que supo mantener el legado de los antepasados como una postal en piedra y madera de tea para el mañana. Así, nos encontramos con estilos que van del neogótico, al modernista pasando por el mudéjar, plateresco, barroco o regionalista. Con la singularidad, como dice el historiador Manuel Hernández González, “de integrar en perfecta convivencia y simbiosis elementos artísticos de diferentes épocas y culturas”. Una Orotava, como me comentó el medievalista hispano francés Charles Mariano García Bermejo cuando impartió una conferencia aquí en La Orotava, por la que al caminar por su casco histórico pareces estar en cualquier ciudad de Hispanoamérica. Esa alma atlántica, esa barquilla de dos proas.

Con el tiempo, los nuevos tiempos. Y tras dejar atrás aquellas viejas fábricas de Andomi y El Drago o la Nevería con el hielo de la Cueva del Teide al final de la calle La Silla, junto a la esquina de los Alféreces Provisionales, la población y la economía se expandieron con los años “al campo”; el urbanismo y las grandes superficies abandonaron el arte de otras épocas, emergiendo construcciones funcionales que ocupaban, en parte terrenos rústicos y agrícolas. Y apareció con fuerza el turismo. La Orotava alumbró poco a poco otra sociedad que comenzaba su viaje hacia el mañana. Las calles eran las mismas, pero ya no eran iguales. Iluminados por las velas, salían de su olvido los barrios antes olvidados; aquella villa de señores y sirvientes transitaba hacia la modernidad, mientras los últimos cabreros sobrevivían como podían a su propio destino ancestral, bajo los ecos de un “tambor de cabra”. Y cambiamos el mar por el aire, dando la espalda a aquel y a América, para embarcarnos por este hacia Europa.

EL FUTURO QUE NOS MIRA

La Orotava forma parte del Valle que lleva su nombre. Es nuestra casa, el conjunto de bienes y personas que constituyen la unidad básica de su territorio y su sociedad. Y definiéndola así, acabo de explicar el significado de la palabra griega oikós u oikía, de donde procede ecología, el estudio de nuestra casa. El Valle de La Orotava es así una unidad ecológica donde todos sus componentes están interrelacionados. Sus tres municipios, quienes habitan esa misma casa, deben entender que forman parte de una naturaleza a respetar y que deben caminar de la mano, porque lo que haga cada uno afectará a los otros dos. Sino, no hay Valle que valga cara al futuro. Aparecerá, eso sí, un nuevo Hong-Kong como decía en los 80 el profesor palmero Wladimiro Rodríguez Brito, pero habremos dicho adiós al Valle de La Orotava.

Una fotografía de La Orotava que vamos a legar a nuestros descendientes, nos muestra bien definidas su naturaleza, su creciente población, su economía, sus extraordinarias tradiciones, su impresionante cultura, su excelente educación y gran interés por la ciencia, su maravillosa arquitectura, su profunda religiosidad, su pujante sociedad.

Para conocer esta Orotava que viaja hacia el futuro hay que caminar por sus calles. Subir por la de Los Tostones, continuar por la de San Juan, hacer un guiño al Camino Polo, decir adiós al de la Sierra y al del Sauce, admirando la ermita más antigua que se conserva, la de Sta. Catalina, de 1553. Bajar por la calle Los Molinos dejando a la derecha la del El Peralito y a la izquierda la de Garaboto y, al pasar junto a la calle Nueva, asombrarse ante la del Limonero y la Bicha para continuar por la de La Carrera, girar por la calle Home antes de volver a bajar por la del Agua y, sin perder de vista la plaza de La Alameda, buscar por la calle Verde la plaza de El Llano de San Sebastián, donde estuvo la primera ermita antes de 1524, y continuar por la de El Tejar hacia el Paseo de las Araucarias camino de la Cuesta de la Villa.

Y si se hace durante la noche, bajo la tenue luz amarillenta de las farolas y escuchando el silencio, mejor. Puedes llegar a descubrir una Orotava que cobra vida bajo las estrellas. Una Orotava en piedra, llena de personajes históricos que a veces te hablan, como queriendo seguir formando parte del futuro orotavense. Este fenómeno suele ocurrir cuando la Villa evoca sus tradiciones y es como si, reconociéndose en ellas, revivieran mágicamente abandonando sus pedestales cuando esta duerme. Yo lo experimenté una de esas noches, mientras observaba el último rayo verde y el sol de los muertos poniéndose por La Palma. Me dirigía por la calle Rodapallaa la del Piche, donde me senté junto a Capricho, triste porque ya don Antonio el de la Venta Nueva no le podía dejar una flor. Cuando menos lo esperaba, me quedé dormido a su lado. Al poco llegaron Telésforo Bravo y Alejandro de Humboldt, hablando del cambio producido en la naturaleza de La Orotava cien años atrás.

-Por la agricultura, los espacios naturales, la flora y la fauna y nuestra cultura lucharon en el siglo anterior grupos como MEVO, Naturaleza y Sociedad, Coordinadora El Rincón, el Colectivo Cultural Valle de Taoro o Halcón Tagarote. Y sobre todo los agricultores, los mejores defensores de la tierra-comentaban el primero-.

- Hay que tener en cuenta, le respondía Humboldt, que la sociedad de entonces había optado ya por otro monocultivo, el del turismo y los servicios y, aparte de que el suelo urbano ocupó parte del suelo rústico, se añadió la sequía que sobrevino ya avanzado el siglo XXI a causa del cambio climático. Aunque, y te lo digo porque lo tengo debajo -añadió el geógrafo alemán- ello no afectó al Parque Rural de El Rincón, al combinar en un solo espacio población, agricultura y ganadería, junto a procesos de gran importancia ecológica claves para su conservación.

- La Villa avanzó en el tema residuos, energías limpias, uso de energía geotérmica y acabó con la contaminación de sus acuíferos, resaltó Telésforo Bravo.

La Orotava de ese siglo XXII -pensaba yo junto a Capricho-, estaba orgullosa de la maleta que, como reserva de esa naturaleza había heredado de sus antepasados. En ella estaban el huerto ecológico urbano municipal del Parque Cultural de Casa doña Chana y, aparte del Mercado del Agricultor, el Campo de San Lorenzo, un bosque primario en mitad de la Villa, auténtico pulmón verde y parque urbano del municipio, delimitado por la plaza de san Francisco y las calles Nueva, San Juan y Hermano Apolinar, a lo que se añadía cinco jardines botánicos. Tres se ubicaban, uno en el barrio de San Antonio, el del IES La Orotava-Manuel González Pérez, con una representación de todas las especies endémicas de Canarias, obra delprofesorJuan Montesinos y el apoyo de Fernando Cifuentes. Otro era el del IES Rafael Arozarena en El Mayorazgo, y su Aula de la Naturaleza, y el tercero, el del Centro de Interpretación del Parque Nacional del Teide. Pero la joya de la corona era la Hijuela del Jardín Botánico de La Orotava, con especies de todas las partes del mundo y el Jardín Botánico de La Orotava, luego del Puerto de la Cruz.

Mucho se luchó por no trasladar a este futuro el parque automovilístico sobredimensionado y la falta de estacionamientos, así como la regulación del coche de alquiler, que llegó a doblar al de la isla y sin pagar impuestos en ella. Fue clave para conseguirlo, el empuje que se le dio al transporte público en lugar del privado-incluido el coche eléctrico-esencial para acabar con la tortura humana y ambiental de los colapsos de las autopistas. Tenerife entendió que no era un continente y, al reducir a más de la mitad su parque automovilístico, evitó ser una isla-autopista.

Mientras dormido junto a un rosal y con Capricho velando mi sueño recordaba estas cosas, Telésforo y Alejandro de no paraban de hablar sobre el Parque Nacional del Teide:

-Es parte de La Orotava y esta tenía el derecho de que las expectativas de conservación y protección creadas por el grupo orotavense MEVO, en la década de los años 80 de ese siglo XX como Francisco Rodríguez Barreda, Juan Pedro Hernández y otros se cumplieran. Gracias a aquellos ecologistas hubo una ley para cada Parque Nacional en Canarias, dijo Telésforo.

-Y menos mal, le cortó Humboldt, que se acabó con la presión humana que supuso luego más de 4 millones de visitantes anuales y500.000 subiendo al pico, que decían tus alumnos de la “Fundación Telésforo Bravo y Juan Coello”, a lo que se añadía el caos con solo cuatro agentes para conservarlo que tocaban ¡a un millón de turistas por agente!

El plan para usar y gestionar el Parqueen el siglo XXI -continuó el botánico alemán- fue clave, no solo porque en lugar de prohibir se reguló la actividad, se cobró al turismo por visitarlo, se eliminaron aparcamientos y macro estructuras que amenazaban con convertir el parque en un parking, o se controló la entrada masiva de visitantes y el deterioro de la flora y fauna, sino porque, si al riesgo natural de un volcán activo -como manifestaba Nemesio Pérez, coordinador científico de INVOLCÁN-con un corazón caliente de magma latiendo a 10 Kms. de profundidad, se añadían los más de 4 millones de turistas que lo visitaban anualmente, el riesgo era doble, pues a una posible erupción había que sumar, el que Las Cañadas se hundieran por el peso de tanta gente -terminaron-, mientras ayudaban a Capricho a bajar de su pedestal.

No parecía que se percataran de mi presencia, y mientras seguían hacia la plaza, yo recordaba que nunca había estado tan protegido el Teide como antiguamente con los cabreros, colmeneros, heladores, carboneros, donde se unían el norte y el sur a través de esa arteria del Camino Real de Chasna y por el que se intercambiaban papas, higos porreta, miel, vino de mora, cochinilla, cereales, chícharos, lentejas, queso de cabra, cochinos, castañas, chochos, zapatos, bestias etc. Testimonio que me había contado Lala La Chacona, en cuya casa de la Cruz de Tea de Granadilla dormían los viajeros. Cruz de Tea, hoy el barrio más alto de Granadilla, y antes el Caserío de don Francisco García Feo, sobrino de don Casiano de La Orotava y cuya patrona terminaría siendo la Virgen del Buen Viaje, llevada desde Icod el Alto y que cuidaba de todo este mundo perdido entre la bruma y el tiempo.

Por este y por los demás caminos viejos de los guanches, veredas antiguas y senderos de vertientes, subirían al Teide científicos desde Thomas Nichols en el siglo XVI, hasta Louis Feuillé o el mismo Alexander Von Humboldten el XVIII, entre otros. Los montañeros de La Orotava los heredarían y transmitirían a los actuales senderistas y grupos de salvamento. Montañeros como Domingo Escobar y el Peña Orotava de Montañismo, el grupo Cinchado de Francisco Hernández de Gráficas Echeyde y el grupo Tamaide de José Luis Taoro y Laly González, sin olvidarnos del Peña Baeza, del promotor de la escalada, Antonio Ramos Villar, al que años después sucederían otros grandes haciendo los ocho miles de la Tierra. Y de Cesáreo Tejedor, que moriría despeñado subiendo al Teide y al que recuerda allí, la Cruz de Tejedor.

En la plaza El Llano de San Sebastián, Franchi Alfaro, envuelto en su espiral, estaba acompañado de la princesa Dácil que se le había acercado por la carretera. La enamorada y bellísima Dácil Bencomo, que unió dos mundos para formar uno nuevo. El primero sonreía satisfecho recordando el nombramiento de La Orotava como Villa exenta en 1648 por el rey Felipe IV, y la concesión del escudo heráldico institucional del 15 de febrero de 1905 por el rey Alfonso XIII, que visitaría La Orotava en 1906. Se asombraban del equipaje institucional que La Orotava había legado al futuro como: un Parque Nacional Patrimonio Mundial, el título de “municipio educador” por su compromiso con la educación y la cultura, o la pertenencia a la red internacional “Cittaslow” de ciudades con calidad de vida. Ostentaba el título de La Orotava Ciudad Patrimonio Mundial, y además era “Ciudad Ciencia”, una referencia nacional por sus actividades y ferias sobre ciencia, y albergar la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia (Fundoro),la única de esta disciplina en Canarias, y por la que habían pasado solo hasta el lejano 2023, unos 800 científicos de todo el mundo, según comentaba su director entonces, Miguel Á. González Expósito. Al escucharles hablar de ciencia me vino a la mente Irene Hernández González, la astrofísica de fama mundial por iniciar las investigaciones sobre las tormentas solares al otro lado del sol, en Arizona, donde falleció. La Unión Astronómica Mundial pondría el nombre de esta mujer sin límites a un asteroide, el “90455 Irene Hernández”. Habían pasado muchos años ya, pero desde el espacio nos seguía mirando Irene, esa orotavense de la Cruz de la Cebolla y queridísima alumna mía.

Por la calle Colegio subían don Víctor, don Bosco y Diego Ponte del Castillo hablando animadamente sobre el avance producido en la educación desde el último tercio del siglo XX y buena parte del XXI. Fue espectacular-decían. La Orotava contaba entonces con 27 centros educativos de enseñanza reglada para un total de 7.000 alumnos. Además de la Universidad Europea de Canarias y las Escuelas de Música y Danza, Arte y Dibujo Alfombrismo.

Coincidirán conmigo, decía el marqués, que en la Villa se hacía educación y no adoctrinamiento. No como -mirándolos de reojo- en nuestros tiempos. Al alumnado hay que prepararlo para que adquiera los mecanismos para decidir por sí mismo.

-A pesar de la burocratización de la Administración y sus 9 leyes de educación en apenas 40 años, apuntó don Bosco.

-Es que el poder se creía -decía don Víctor- con el derecho a decidir sobre las futuras generaciones cuando la decisión solo corresponde a ellas. Y terminó el marqués de la Quinta Roja:

-Educarnos es adoctrinar, no es hacer militancia política, religiosa o de tendencias sociales en escuelas e institutos, sino formar personas para que estén preparadas para la vida y decidan por ellas mismas. Educar con sentido crítico, amigos.

Los vi pasar de largo, parecían ir a algún encuentro. Habían sido testigos desde sus pedestales o desde su cenotafio el fantasma de uno de ellos, del paso de unas generaciones en las que se desarrollaría sin límites la Inteligencia Artificial y su destructor impacto global con el fin de la realidad y que iba a cambiarlo todo. Generaciones a las que les fue difícil distinguir los robots artificiales de los de carne y hueso, pero que pudieron controlar aquella biotecnología aplicada al ser humano pues, aunque tenía cosas muy buenas, se preguntaban qué sería real y que ficticio, qué bueno y qué malo, qué verdad y qué falsedad, como intuía un filósofo de aquella época, Manuel González Álvarez, tras dejar la política y dedicarse a la historia de la ciencia. Les oí decir que hubo futuro, porque la educación y no el adoctrinamiento, fue la garantía ante la IA.

Era un tiempo aquel en el que, socialmente, en el equipaje que había acompañado a La Orotava hacia el porvenir había destacadas celebridades y muchas asociaciones de tipo social, musical, cultural, educativo, literario, dramático, arquitectónico, deportivo, carnavalero, vecinal, juvenil, folclórico (como los ya centenarios: Oroval, Magec, Támbara, Higa, Bentahod etc.), ambiental, religioso, editorial, periodístico, en radios escolares y juveniles como La Voz Joven. Una pléyade de escritores, historiadores, científicos, músicos, deportistas, médicos, sanitarios, fisioterapeutas, investigadores, criminólogos, filósofos, lingüistas, pintores o escultores. Sería interminable nombrar a todo este iceberg de agrupaciones y personalidades. Como ejemplo, al ser aún mañana en aquel lejano siglo XXI, señalaría  como escultor de imaginería religiosa, al entonces jovencísimo Alejandro Hernández; como escritora a Celia Lorenzo, que a sus 17 años ya había publicado su primer libro: “Autofagia “y, como conjunto, a esa miríada de pequeños grandes deportistas que llenaban de vida el Pabellón “Celestino Hernández” del C.B.Perdoma, al ya centenario Cross María Auxiliadora junto con el CB San Isidro o a la UD. Orotava y sus ya 200 años.

Camino a la plaza del Ayuntamiento, sin tráfico alguno por la carretera de circunvalación de la Villa, con los baños públicos, residencias de mayores y de día cerradas a esas horas; abierto, eso sí, el Hospital General de La Trinidad en San Francisco, y ya sin circular la red de micro guaguas eléctricas que cada diez minutos serpenteaban por todas las calles y barrios del municipio, por más alejados que estos estuvieran, iban Juan Dóniz y Rómulo Betancourt. El primero había dejado a un lado el zacho pero no el libro, que mostraba a don Rómulo, el cual, enfadado porque no le dejaban su pipa, escuchaba al economista: “La Orotava, con sus 42.434 habitantes en 2023, tenía una tasa de paro del 20%. A  Canarias la visitaban más de 15 millones de turistas al año, pero la sociedad no se beneficiaba de ello. Cáritas publicó que1/3 de la población era pobre. El turismo era sin duda una fuente de riqueza a proteger, pero había que cambiar su rumbo.”Ese cambio-apuntó don Rómulo-, se consiguió -además de que la tasa de paro cambió por completo- ya avanzado el siglo XXI con lo que se dio en llamar turismo responsable: des carbonizando el transporte, reduciendo la huella de CO2 del turista, cuidando el entorno, poniendo límite al número de turistas-al ser la población el principal problema ecológico de Canarias- y freno a la venta indiscriminada de viviendas para extranjeros, potenciando el transporte colectivo, parando las edificaciones turísticas y reformando las antiguas, pasando partea viviendas sociales y diversificando la economía. El turismo consiguió cambiar de modelo y la población de la Villa creció de acuerdo con su territorio y su naturaleza, amenazado que estaba el mundo por lo que se llamó sexta extinción.

El cura párroco de La Perdoma, don José Ponte, y el obispo Pérez Cáceres, que se había unido a él bajando desde la Candelaria del Lomo, miraban embelesados aquella obra de arte de la plaza, dando gracias a Dios, por cómo La Orotava había conservado una liturgia que recorría todo el calendario: -Estarás conmigo-decía el párroco perdomero- que destaca la Octava del Corpus Christi a la que en su momento se unieron los patronos de la Villa San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza y que constituye una explosión de religiosidad extraordinaria.

-Mención especial en esa efervescencia popular -le respondió el obispo- merecen los denominados cargadores de las andas y la custodia del Corpus Christi. Como en aquel junio de 2023: Jesús Expósito, Juan José González Expósito, Javier Expósito, Yeray Hernández, Borja Rodríguez, Chuchi García, Foncho González, Rafa Martín, José María Bautista y Eusebio Amaro. Fran Santos y Benjamín Villar estaban de baja.

-Lo sé, dijo don José Ponte. Eran los sucesores de una saga que se remonta ya a dos siglos, con don Gumersindo Expósito y familia; y tras él sus hijos Manolo, Gumersindo, Carmelo y el recordado Tomás Expósito. Con el pétalo de oro de la Asociación de Alfombristas y la Medalla de Plata de la Villa, fueron los pilares de esta historia.

Escuchándolos me di cuenta que, religiosamente, La Orotava es un ejemplo del modo de entender la unión con la Divinidad propia de los antiguos. La religiosidad de la Villa está apegada a los ritos. En su sociología religiosa perviven esencias que en otros lugares se han perdido, que te hablan de hermanos mayores, de costumbres congeladas en el tiempo bajo la hopa granate de las hermandades, la manga procesional, y aquella espiritualidad que consideraba sinónimos sociedad e iglesia, y esta y templo, cuando cada bloque del mismo era un alma y constituía el epicentro de la organización espacial, razón por la que se trazaron las calles del casco a partir de su iglesia matriz en 1498.

-La Semana Grande lo es de toda La Orotava y comienza -recalcaba don José Ponte-, el sábado previo al Domingo de Corpus con el resto de parroquias celebrándolo con sus calles también alfombradas, como la de Santo Domingo, la de San Antonio María Claret y, ya el domingo, la de San Juan Bautista del Farrobo y la mía de Ntra. Sra. Del Rosario de La Perdoma, a las que añadir las otras siete, -once parroquias en total-. Y que luego hacen causa común en la Infraoctava del Corpus Christi con la Iglesia Matriz de Ntra. Sra. de La Concepción, sentenció.

La “C” de Cultura elaborada por el maestro Andrés Gutiérrez Galán y su alumnado en el Colegio Ramón y Cajal, reflexionaba desde La Piedad sobre la cultura que en su maleta había ido acumulando La Orotava. El Archivo Municipal de la Villa, donde duerme la memoria, había viajado al futuro custodiando miles de documentos, fotografías y audiovisuales, más todo lo que reunió después. Un fondo documental, conectado a los archivos parroquiales, civiles y jurídicos, que iba desde el siglo XV hasta la actualidad -a falta de lo que el fuego se llevó en 1841-. Documentación de siglos que cobijaba el Espacio Cultural Atlante que, junto a los otros cuatro auditorios multimedia, concentraba las inquietudes culturales orotavenses.

Grandes tesoros se habían añadido a este archivo y que contemplaban la Villa desde el futuro, como la enorme colección cinematográfica, musical y periodística que había dejado Domingo Hernández y que continuó en su casa de la calle Nueva en la Villa Arriba hasta su traslado aquí, lo cual fue como si volviera a casa. Además, el archivo de aquella emblemática Asociación Juvenil Tauro, la colección cinematográfica de Abel Hernández, de Etnografía del Colectivo Cultural La Escalera, los archivos fotográficos de Ángel Arzola o Manolo Dionis y otros, la documentación de las asociaciones ecologistas, etc. Ejemplo todo de un ayer protegido así cara a los tiempos venideros como testimonio de una Orotava atemporal y eterna.

La Biblioteca Municipal, situada en pleno casco histórico artístico de La Orotava, era otro barco de papel y cultura que navegó hacia el mañana. Nacida en el año 1901, contabaa comienzos del siglo XXI con 53.590ejemplares.Todos los esfuerzos fueron pocos, hasta que se consiguió incorporar a la misma la riqueza documental, histórica y bibliotecaria que atesoraba el erudito, historiador y antiguo archivero y bibliotecario municipal, Francisco de Negrín y Ponte.

El arte religioso tenía en La Orotava auténticas joyas, destacando el Museo de arte sacro “El tesoro de La Concepción”, el cual reflejaba el cruce de culturas que había existido en la Villa y que, a través del arte y el patrimonio de diferentes épocas, hablaba del alma antigua de un pueblo y su historia cosmopolita y transoceánica. Junto a este museo, otro de altura, el interior de la Iglesia de San Juan Bautista del Farrobo, con obras de gran valor artístico junto a los dos órganos musicales más antiguos de Canarias.

Más museos que legarían el pasado al futuro serían: el Museo de Artesanía Iberoamericana, el Museo Etnográfico Pinolere, el Centro de Arte Efímero de las Alfombras de La Orotava, el Centro de Interpretación del Parque Nacional del Teide “Telésforo Bravo”, y el ayuntamiento, con cuadros del Museo de El Prado de Madrid. También el conjunto de casas patrimoniales, iglesias, conventos y el propio casco histórico de la Villa, un museo al aire libre. El futuro contemplaba varios museos más, que, con el esfuerzo de todos terminaron haciéndose realidad: uno erala Colección Museográfica "Expediciones y Viajeros Científicos en Canarias en los siglos XVIII y XIX" en Fundoro, el otro el Museo de la Ruta del Agua, que tuvo su origen en la recuperación del célebre Molino de Josefina, al que seguirían el resto; y el tercero, el Museo Otazzo con más de 400 cuadros, 500 láminas y 30 esculturas junto a muchas más llegadas desde su casa de Venezuela como cuadros, láminas y esculturas de nuestro pintor universal y también Villero de Honor, Antonio Otazzo, conocido como el “Dalí de América”.

Muy avanzada la noche, la música de los Cantos Canarios, procedente del Puente en la calle La Carrera hizo que Tomás Calamita saliese a recibir a su creador. Los dos grandes músicos se abrazaron. Además de los representantes de la historia a quienes La Orotava había dedicado efigies y que ya habían ido llegando a la plaza del Ayuntamiento, los que aún no lo habían hecho, como Simón Bolívar, Leonor Pérez, la Mano de la Cruz de los Martillos y la Cruz de Tejedor acudieron atraídos por la música. El Alfombrista, apoyado en la primera alfombra de los Monteverde, explicaba a los 23 representantes en piedra que vigilaban la noche orotavense, los misterios de aquel magno tapiz, cuyas imágenes cobraban vida al mirarlas. Y fue tal la explosión social de religiosidad, arte y cultura, que, el periodista que cambiaba sus letras en la autopista durante la noche bajo el Risco de Tamaide, no encontró palabras para definirlo y por primera vez en más de un siglo, guardó silencio. Y fue así, con las notas del Himno a Canarias de Teobaldo Power, como salí de aquel profundo sueño junto a Capricho, y sus 500 años de historia más 200 por venir, mientras la noche daba paso al día, y la Villa despertaba para comenzar el continuo retorno de un arte efímero.

Familiares que me acompañan; querido alumnado y profesorado de diferentes épocas; ecólogos y ecologistas; Ramiro, Celia, Jorge y Chony, que han puesto voz los tres primeros a lengua de los guanches, al portugués y al castellano y la última, por esa entrañable malagueña con La Concepción de fondo. Villa de La Orotava y visitantes que se unen a nuestra fiesta: He tratado de pregonar el futuro. Pero estamos aún en el pasado. Y está todo por hacer. Empecemos ya. Porque el mañana existe. Pero hay que construirlo, y bien. Recuerden que somos viajeros. En ese futuro que nos mira habrá cambios extraordinarios, algunos ni nos los imaginamos. Pero hay algo que no cambiaren esta sociología evolutiva villera: la Infraoctava del Corpus Christi, sus alfombras y la eclosión espiritual y social que se produce al paso del Santísimo, así como esa apoteosis cultural y popular que son el Baile de Magos y la Romería; en definitiva, la fiesta más bonita que hay en Canarias. La esencia de la Villa. Termino con una poesía que compuse tras llegar a La Orotava hace 44 años:

 

 

POEMA A LA OROTAVA(Años 80 del siglo XX)

 

Yo no sé de patrias ni de odios,

sé de ti, de tus labios y tus manos,

de la sombra de tu Teide

de las flores de tu Valle

y del temor de tu gente.

Lleva tu acento la isa y la folía.

Un vacaguaré de siglos

se escucha en tu garganta,

y me hace contemplarte como un niño

que no sabe de palabras.

Y es así, yo no sé de tu acento y tus palabras,

Pero sé de ti: Sé de tu piel y de tu cuerpo,

de tu cantar de romería

y de tu sangre guanche, portuguesa y castellana.

Ya verás, en un futuro,

Levantaremos un hogar en la playa más lejana,

donde estemos a solas con el mar y las arenas,

sangre de dragos y araucarias,

horizonte de gaviotas y palmeras.

Donde Magec cada mañana nos despierte

y nos encuentre a currucados,

mirándonos de frente,

cogidas nuestras manos,

besándonos la cara la brisa del océano:

el de las tragedias grandes

y las grandes esperanzas.

Orotava de ida y vuelta

por nuestro continente de agua.

Y ojalá los antiguos nos bendigan,

lejanos menceyes

que vieron en la paz de nuestra alma

el recuerdo de su mundo milenario.

Pero, yo no sé de menceyes

ni de mundos milenarios.

Yo sé de ti y de tu mirada.

Sé del brillo de tus ojos,

del volcán que late en tus entrañas,

sé del moreno de tu pelo,

y del olor de tu brezo y tu retama.

 

¡FELICES FIESTAS! ¡VIVA SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA!

 

Agapito de Cruz Franco, a 13 de junio de 2023…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

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