Fotografía
de mi colección particular tomada de mi cámara.
El amigo y compañero de pupitre del Colegio de San Isidro de La
Villa de La Orotava ÁNGEL BENÍTEZ, remitió entonces (19/08/2024) estas notas
que tituló: “DESCANSA EN PAZ, AMIGO AURELIO…”: “…En estos momentos lloramos tu
ausencia, estimado amigo y compañero de pupitre, Aurelio, un vacío inmenso que
nos ha dejado tu marcha, el corazón roto para la familia, añoranza de tu
sentido del humor, la mano que toma y llena, la palabra, tu intuición y
apoyo, solidaridad y cariño, las
pequeñas cosas, las risas, un premio que se nos va.
Nuestra llegada al colegio, en
especial al internado, era buscarnos y darnos apoyo, confianza, lo que pronto
hacía familia en todos, presencia y aprendizaje, donde el deporte en sí era la
puerta para hacer piña, grupo, equipo, y
a la larga fue el baloncesto el que te marcó una primera opción, con la
enseñanza como fondo, una dedicación muy plena en tu camino, con
muchos triunfos, valores y cimientos que
fueron referencia en tu etapa de
entrenador y directivo.
Pero un día apareció ella con
sus garras, una enfermedad que hizo presencia y dolor, cruel como todas las
enfermedades, pero con valor y arrojo combatiste hasta el último soplo, pero había venido de
quedada, y donde Virginia, tu compañera,
se convirtió en tu baluarte más importante en la lucha.
Y el amor, entonces, afianzó
tus cimientos, te dio confianza y seguridad, tus hijos en todo momento, y por
supuesto Virginia, una andaluza en
Tenerife, que te conquistó en plenitud y
te abrió las puertas de Jerez, el calor y afecto de toda su familia.
La vida es ese camino que nos
hace nacer en un lugar, crecer, prepararnos y hacer rodaje en todo su tiempo.
Una barca que sale de puerto e inicia el viaje, cada puerto una parada, unos
bajamos, otros se incorporan, y en ello está la solidaridad, el respeto y la
mejor convivencia, valores que nos brindó la familia y el colegio, con el soporte de la fe en la esperanza.
Aurelio, todos somos camino y
arrieros en nuestros pasos, y sabemos de un final, una senda que forma parte de
la vida, nacer y morir, y en nuestro grupo otros ya no están, se han ido antes,
seguro que tendremos su abrazo y cariño allí donde nos esperan, otra visión y
dimensión que intuimos en la fe y necesitamos en el gran viaje.
A Virginia, hijos, familia,
nuestro más sentido pésame, decirles que hemos querido siempre a Aurelio, nos
hemos agarrado a la esperanza de la amistad, Reuniones, comidas, ratos de
júbilo, risas y cariño, también penas, forman parte del cariño, pero hemos
respirados tantos momentos y lugares maravillosos, entrañables, y donde el “ser
amigos” ha sido una luz permanente, nunca nos ha dejado a oscuras, y menos en
estos momentos de lágrimas, de dolor y pena en que nos decimos adiós, donde nos
deseamos lo mejor para todos, un sentimiento puro que nos ha brindado María
Auxiliadora siempre.
Gracias, Madre nuestra…
Ángel…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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