El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ Graduado
en Historia por la Universidad de La Laguna y Presidente de la ACH
(Asociación Cultural Humboldt de Canarias), remitió entonces (02/09/2018) estas
notas que tituló; “ANÉCDOTAS EN LA OBRA DE RIXO”.
Publicadas en La Opinión de
Tenerife el 1 de septiembre de 2018: “…De la obra inédita Floresta Provincial del polígrafo
portuense José Agustín Álvarez Rixo (1796-1883), depositada por sus herederos
en la ULL, extraemos algunos hechos del capítulo que lleva por título Genialidades.
La primera anécdota tendría como protagonista a Antonio Sierra, quien fuera
capellán real de la Catedral de Canaria. Era un ser con fama de tacaño y esa
fama se convirtió en realidad el día en el que uno de los hijos de un medianero
pretendía casarse. El joven, tras presentarse y entregar el oportuno obsequio
común entre las personas de campo, señaló la necesidad de disponer de algún
tipo de ayuda para costear los gastos asociados a ese acto. Hasta en cinco ocasiones
el muchacho recibió el aviso de casarse –o no- dependiendo de la opinión que
obtuviera de Antonio Sierra, sin ceder éste ni un momento en ayudar al joven
que había acudido para obtener algún tipo de ayuda. Del mismo capellán también
se recordaba cierta escena en la que, debido a ciertos problemas de salud, no
se pudo desplazar hasta la Catedral de Santa Ana. Un amigo acudió hasta el
lugar donde vivía y le comentó los detalles de una obra digna de ser admirada.
Sin embargo, Sierra le preguntó si sería mejor o no que la Catedral de San
Pedro, respondiendo el invitado que de ninguna manera pero que tampoco ello se
podría esperar en el contexto de unas Islas. Sierra le respondió lo siguiente:
“quien ha vivido sin haber visto la de San Pedro, en Roma, podrá vivir sin ver
la de Santa Ana, en Canaria”. Tal sujeto también estaría implicado en otra
acción en la que llegaría ser protagonista su propia hermana. Tras el fallecimiento
de la misma acudieron ante él para solicitarle dinero con el fin de comprar un
hábito para poder dar al cadáver sepultura en la iglesia. Preguntó y observo
que si era costumbre vestirla con manto y saya cuando vivía no tendría porque cambiar
esa situación. Esa fue la reflexión de Sierra y nadie, ni los frailes ni las
monjas, pudieron hacerle cambiar de opinión, cumpliéndose la voluntad de Sierra
siendo enterrada su hermana con manto y saya.
Curioso
sería también el testimonio que Rixo recopila en atención al presbítero Antonio
Tapia, vecino de La Laguna. En cierta ocasión, encontrándose en la barbería
para ser afeitado, acudió hasta el lugar el alguacil del corregidor, con la
finalidad de solicitar la ayuda del barbero para que acudiera hasta el Hospital
“donde se había desriscado un hombre”. El barbero señaló a Antonio que se
lavara y abandonara el local pues dudaba poder regresar antes del mediodía. El
barbero tras acudir al Hospital se desplazó a su casa, almorzó, realizó una
siesta y llegaría a considerar que el clérigo habría realizado lo mismo, sin
embargo, al regresar a la barbería se encontró al presbítero en la misma posición
en la que lo había dejado, no dudando en exclamar el mismo lo siguiente:
“Maestro, aquí he estado esperando por usted”. También correspondería al mismo
Tapia, Manuel Machado y otro individuo un curioso suceso durante cierta noche
cuando jugaban a las cartas. Cuando se encontraban en el interior de una casa
se oyó el grito de alguien exclamando la advertencia de fuego. Rápidamente se
produjo un alboroto en el hogar accediendo hasta tal espacio gente de la calle
para ver lo que sucedía. Tras entrar observaron que se encontraba Antonio muy
tranquilo con las cartas en su mano y como nadie conocía que había sucedido el
propio individuo explicó lo siguiente: “El Sr. Machado juega, que ganó con la
malilla”.
Manuel
Machado viajó en cierta ocasión desde La Laguna con su familia a una fiesta
campestre. Pidió que cuando llegara se cocinara pavo pero cuando arribó al
lugar y lo pidió la mujer le comentó que se había olvidado de ello. El hombre
se empeñó en comer pavo y la mujer no tendría más remedio que ceder a sus
deseos.
Pequeñas
anécdotas y sucesos que forman parte de la realidad del pasado canario y que
serían objeto de atención y descripción por parte de José Agustín Álvarez Rixo…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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