lunes, 15 de abril de 2019

MIS VIVENCIAS DE MIS SEMANAS SANTAS





 
Fotografías:
• Del Castillo León, Juan, La Semana Santa de La Orotava, mi Semana Santa.
• Programa de Semana Santa de la Comisión Mixta de Semana Santa de La Orotava.
• Archivo de Eusebio Hernández Melo.
Diseño, maquetación e impresión:
• Tipografía García, S.L. - La Perdoma - La Orotava – Tenerife E-mail: cristod@tipografiagarcia.com

El amigo desde la infancia de Pago de Higa (La Perdoma) Villa de La Orotava: EUSEBIO LUIS HERNÁNDEZ MELO, remitió entonces (15/04/2019), estas notas y fotografías, que tituló; “MIS VIVENCIAS DE MIS SEMANAS SANTAS”. Referentes al Pregón de la Semana Santa de la Villa de La Orotava, que tuvo lugar el 10 de marzo de 2018 en la Parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de La Perdoma:  “…A mi nieta
Gabriela
PREÁMBULO:
Rvdo. Sr. D. Julián Cabrera Simoza y sacerdotes venidos de las diversas parroquias del Arciprestazgo.
Excmo. Sr. Alcalde y miembros de la Corporación Municipal. Miembros de la Comisión Mixta de Semana Santa y de las venerables hermandades y cofradías.
Hermanos todos en el Señor. D. Julián: Gracias, en nombre del pueblo de La Orotava, por ceder el templo parroquial para pregonar la Semana Santa de nuestra Villa, del año del Señor 2018.
A primera hora del viernes 12 de enero, quedé sorprendido, cuando nuestro Alcalde, D. Francisco Linares García me comunicó, que la Comisión Mixta de Semana Santa, a petición suya, me había propuesto para ser el pregonero de la Semana Santa de la Villa de La Orotava, ya que este año tendría lugar en esta parroquia.
Ante el reto y al mismo tiempo honor, le pedí unos días para reflexionar y consultarlo y, el siguiente martes, día 16, le confirmé mi disposición para asumir tan alta misión.
Buenas noches y bienvenidos a la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario y San Jerónimo, en cuya pila bautismal, que se encuentra en el bautisterio, recibí la fe a petición de mis padres y madrina y en el confesonario, hoy desaparecido, el párroco D. José Ponte y Méndez me absorbió, por primera vez, de mis pecados confesados, a fin de recibir, días después, la primera comunión.
El sacramento de la confirmación lo recibí de manos del recordado y querido obispo de nuestra diócesis, D. Domingo Pérez Cáceres.
En 1950, empecé a servir al altar en calidad de monaguillo, llevando a cabo infinidad de tareas y, a partir de 1957, ingresé en el Seminario Diocesano de La Laguna, donde año tras año, recibía las enseñanzas de latín y humanidades, filosóficas y teológicas, así como el espíritu evangélico de entrega y servicio al prójimo, para ser un buen ministro del Señor, un "alter christus".
El Señor quiso que eligiese otra senda, y en 1966 me encontré en el mundo, como buen cristiano y honrado ciudadano, trabajando en un movimiento de Acción Católica, la Jarc, así como en entidades socioculturales:
Teleclubs, Asociaciones de Vecinos, de Padres de Alumnos, Casas de Acogida e incluso ejerciendo algún cargo de la política municipal.
“MIS VIVENCIAS DE MIS SEMANAS SANTAS”:
Esta noche quiero hablarles de “MIS VIVENCIAS DE MIS SEMANAS SANTAS”, describiendo solo algún detalle de las mismas, para centrarme en la que más me ha marcado a lo largo de mis días, a saber, la de mi parroquia donde nací y me crié.
LA LAGUNA:
En la ciudad de La Laguna tuve la oportunidad, durante mis nueve años de internado, de participar y rememorar otras tantas veces la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, con más exactitud ocho, ya que en uno de los años de la década de los sesenta, se desató en el Seminario una epidemia gripal y los superiores, con buen criterio y beneplácito del Sr. obispo, nos mandaron a nuestras casas a fin de restablecernos de los virus de dicha enfermedad. Pese a ello, fue motivo de regocijo y alegría para nosotros, para nuestras familias y, de manera especial, para nuestro párroco, ya que éramos de gran utilidad para la organización de los ritos litúrgicos de la Semana Grande.
Decía, que tuve la oportunidad de participar en la mayoría de los actos litúrgicos de la Semana Santa, que se celebraban en la Catedral, así como en muchas de sus procesiones, guardando un recuerdo, de por vida, de la procesión de Madrugada del Santísimo Cristo de La Laguna, que partía de su Real Santuario en dirección a la Catedral, a las cuatro Cristo de La Laguna.
horas de la madrugada, acompañado de su Pontificia, Real y Venerable Esclavitud, e incorporándose al cortejo, en el Convento de las Claras, Nuestra Señora de los Dolores, S. Juan Evangelista y María Magdalena.
La cabeza del Cristo inclinada hacia el lado derecho, su cara reflejando el dolor de los azotes, de la corona de espinas, de las caídas con la cruz a cuestas, de la traición de Judas, de la negación de Pedro, y de la crucifixión, que unido al canto de malagueñas a lo largo del recorrido, despertaba en nosotros dolor y conmiseración con aquel, que siendo Dios, se hizo también hombre entregándose hasta la muerte y muerte de cruz por amor a nosotros.
GRANADA:
En la ciudad de la Alhambra, acompañado de mi hijo José Luis, donde él estudiaba, en la década de los noventa, me quedé enamorado de la Procesión del Santísimo Cristo del Consuelo, conocido popularmente como el Cristo de los Gitanos, obra del escultor José Risueño, datada en 1695.
Se trata de una de las imágenes más amadas y rezadas por el pueblo de Granada y, muy especialmente, por los habitantes de los barrios del Albaicín y el Sacromonte.
El Cristo de los Gitanos y María Santísima del Sacromonte, con sede canónica en la Abadía del mismo nombre, son los dos pasos que sus respectivas hermandades y cofradías sacan en procesión todos los Miércoles Santo, por las calles de Granada, retornando de noche a la Abadía y, sorprendiéndonos los vecinos del Sacramonte, la mayoría gitanos, con sus hogueras en el exterior de sus cuevas, con el canto de saetas y su pasión por el Santísimo Cristo del Consuelo.
LA OROTAVA:
A la edad de 37 años tuve la oportunidad, por primera vez, de vivir intensamente una de las más impresionantes y de mayor devoción de las Semanas Santas del archipiélago canario, la nuestra, la de la Villa de La Orotava, imbuida del mismo espíritu de las de Castilla, milagro, que se hizo realidad, en mi persona, gracias a pertenecer, en calidad de edil, a la corporación municipal. Los orotavenses y quienes nos visitan tienen el honor y privilegio de contemplar y admirar en las calles de la Villa, desde el Domingo de Pasión hasta el de Resurrección, imágenes representativas de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, verdaderas obras de arte, salidas de las gubias de excelentes artistas imagineros canarios y del territorio nacional, imágenes, que en diversos tronos, obras de afamados maestros villeros de la madera, desfilan día tras día, desde los templos de San Agustín, Santo Domingo, El Calvario, San Francisco, La Concepción, San Juan Bautista y Capilla de María Auxiliadora del Colegio
El Cristo del Consuelo a su paso por la Gran Vía de Colón, de los Salesianos. durante la procesión de la Cofradía del Cristo de los Gitanos de Granada.
El Cristo de la Columna Parroquia de San Juan Bautista. Desde un primer momento pensé en describir cada uno de los pasos, itinerario de las procesiones, la autoría de las diversas tallas y el mensaje de las mismas, pero, al prepararme, me percaté de que ello está muy bien descrito en libros y programas editados por la comisión mixta de Semana Santa a partir de 1993 y por muchos de los pregoneros que me han precedido.
No me resisto, sin embargo, a describir, la que para mí y para muchos de los feligreses y vecinos de la Villa, así como para los visitantes de la geografía insular, que año tras año se acercan a La Orotava para seguir de cerca nuestra Semana Santa, es una de las procesiones más impactante y admirada de nuestra Semana Grande, la del Cristo Atado a la Columna, una de las mejores imágenes del barroco sevillano, obra del artista hispalense Pedro Roldán Onieva.
Joya singular de La Orotava: perfecto en su anatomía, bellísimo en proporción y formas, dulce en la expresión de su rostro. Lo donó a La Orotava el canónigo de Canarias D. Francisco Leonardo Guerra, hijo del Farrobo.
Cristo Atado a la Columna, que se procesiona la noche mágica del día grande de la Semana Santa orotavense, con su esclavitud, acompañado de La Magdalena, obra de candelero, del siglo XIX, atribuida al grancanario José Luján Pérez.
También se une al cortejo San Juan Evangelista, talla completa en la que el artista se centró en la cabeza, manos y pies.
Y por último, La Dolorosa, bajo el nombre de Virgen de Gloria, arropada por las Damas de su cofradía, es una obra en la que solo están tallados las manos y el rostro, en el que se refleja una angustiosa expresión. Con  sus brazos en súplica, envuelta en manto azul magistralmente trabajado por Luján Pérez, se ha dicho de ella, que es la más hermosa de las Dolorosas salidas de la gubia de este insigne escultor.
En cierta ocasión, Juan del Castillo contestó al periodista Salvador García, que la estampa más entrañable de La Orotava, es el Señor de la Columna y la Virgen de Gloria, en la noche del Jueves Santo, bajando por la calle de León, como la evocó tantas veces el periodista orotavense Álvaro Martín Díaz (Almadi): "El Señor de la Columna y la Virgen de Gloria bajando por la calle de los Tostones. Una calle que se precipita en una pendiente suicida, que parece que baja del cielo. La calle más empinada de la Villa, de la isla, quizás. Y el incienso, que siempre vuela enseguida, esa noche, allí se queda a la altura de las imágenes, entrando y saliendo por los postigos, jugando al escondite con las tejas. El Señor de la Columna y la Virgen de Gloria bajando por la calle de los Tostones.
Bajando y ¡ENCENDIÉNDOLA! En un balanceo de péndulo los dos juntos, como en el sentimiento de los villeros".
Emoción, los nervios a flor de piel y muchas lágrimas, no solo de mujeres, sino también de hombres, es el momento en que el Cristo Atado a la Columna y la Virgen de Gloria siempre inseparables, la Madre junto a su Hijo, milagro que se debe a los cargadores o costaleros de ambos tronos, entran a la plaza del Ayuntamiento a los sones de la Banda Municipal de La Orotava bajo la dirección de su director, interpretando el "Adiós a la Vida" de la ópera Tosca, del Magistral compositor Giácomo Puccini.
Acto seguido, las cuatro imágenes del cortejo procesional descansan en el centro de la plaza para que la multitud congregada, en las calles aledañas a la misma, pueda escuchar varios de los motetes interpretados por una de las corales de la Villa y oír al orador sagrado, que desde el balcón central del ayuntamiento, se dirige a hermandades, cofradías y público describiendo la escena evangélica que se está viviendo en ese momento o alguna de la Pasión y Muerte del Señor, siempre con un mensaje de amor para que descubramos el sentido de nuestro dolor y nuestra muerte, que unidos a los de Jesús se transforman en gozo y resurrección.
Al retornar a su sede permanente, la parroquia de S. Juan Bautista, donde entrará ya en Viernes Santo, son varios los descansos que realiza para escuchar el canto de malagueñas, la saeta canaria, salido de las gargantas de destacados solistas de nuestro folclore.
HERMANDADES Y COFRADÍAS:
Antes de describir alguna de mis vivencias infantiles de la Semana Santa de mi parroquia, deseo manifestar, que si laudable y ejemplar es la labor logística de las hermandades y cofradías para que no falte detalle, tanto en las celebraciones litúrgicas, como en las procesiones, mucho más importante es el espíritu que reina en las mismas de entrega y sacrificio, cumpliendo fielmente lo más importante de sus estatutos, como son sus fines y que podemos resumir en dos apartados:
El primero: Dar culto a su Divina Majestad y vivir intensamente cada uno de los ciclos del año litúrgico, a través de la celebración de la palabra, la eucaristía, ejercicios espirituales...
El segundo y último: Dedicar tiempo y medios suficientes en obras de acción social, tanto de servicio a la Iglesia: Misiones, Santa Infancia, Domund, Seminario, Cáritas, Catequesis, como a los hermanos: enfermos, abandonados, desplazados, niños de la calle, ancianos, esclavos, pobres, mendigos, parados, drogadictos, familias de presos, víctimas de la violencia, vocaciones de familias humildes...
 BANDAS DE MÚSICA:
Importante es el papel del trabajo voluntario y encomiable de los componentes de las bandas de música, de cuyos instrumentos emana música celestial, ayudándonos a contemplar y a meditar las escenas y misterios representados en cada uno de los pasos de las diversas procesiones.
LA CUARESMA:
La Cuaresma es el tiempo litúrgico que marca la Iglesia a fin de prepararnos para la Pascua de Resurrección, mediante la oración, ayuno, abstinencia, lecturas bíblicas, limosnas, obras de caridad y piedad, charlas, retiros, ejercicios espirituales, cuyo inicio tiene lugar el Miércoles de Ceniza, donde el sacerdote, al imponernos en la frente la ceniza, nos recuerda que "somos polvo y al polvo volveremos" (Gen. 3,19), y termina antes de la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
LA PERDOMA:
Los cultos propios del año litúrgico y, por supuesto, los de Semana Santa, se dieron en La Perdoma, de forma consolidada y regular, a partir del 18 de noviembre de 1929, en que su vieja ermita fue erigida, por decreto del entonces obispo de la diócesis nivariense Fray Albino González Menéndez-Reigada, en parroquial bajo la titularidad de Nuestra Señora del Santísimo Rosario, que desde 1825 es seguro, que venía compartiendo titularidad de la misma con San Jerónimo, tal como apunta el historiador orotavense D. Manuel Rodríguez Mesa en su libro "Higa". Ermita, que poseía pequeñas dimensiones para el desarrollo de los cultos y para albergar a su feligresía, por ello D. José Ponte, inicia las reformas más importantes en septiembre de 1946, terminándose en octubre del siguiente año, consistentes en la elevación de los muros y la cubierta, la construcción de una torre, nueva sacristía y puerta lateral, obras que cambiaron la antigua fisonomía arquitectónica, pero permitieron alargar convenientemente la única nave de la misma.
A partir del Viernes de Dolores y hasta el Martes Santo la iglesia se quedaba corta para albergar a todos los que se acercaban a escuchar y meditar los sermones impartidos, por los sacerdotes de la Congregación Vista parcial de la parroquia de La Perdoma desde la capilla de doña Julia.
de S. Vicente Paúl, de la parroquia de Santo Domingo de esta Villa: como el Padre Pura, Padre Gómez, Padre Hernández, predicadores que D. José había buscado celosamente, meses antes, para que la palabra sagrada calase hondamente en los feligreses de su querida Perdoma.
La tarde del Sábado de Pasión, los monaguillos preparaban los ramos de olivos y palmitos, siempre en cantidad suficiente para poder atender, al menos con un ramo, a todos los feligreses y vecinos que, se encontraban al día siguiente en el Calvario, donde tenía lugar la bendición de los mismos.
 DOMINGO DE RAMOS:
El tramoyista abre el telón y cual si fuera una obra de teatro, aparece Jesús de Nazaret, el Rey de Cielos y Tierra, montado en el más humilde de los animales, una borriquita, camino de la ciudad de Jerusalén, saliendo a su encuentro una gran multitud de niños, jóvenes, hombres y mujeres, agitando palmas y ramos de olivos en sus manos y exclamando: Hosanna al Hijo de David, Bendito el que viene en nombre del Señor. Esta misma escena se repite en innumerables lugares de la Tierra, desde humildes y desconocidos templos hasta las grandes basílicas de la cristiandad, como punto de partida, para celebrar los creyentes, el Paso de Dios por nuestra Historia: La Pascua Cristiana.
En nuestra parroquia, no podía ser de otra manera, el sacerdote da lectura al evangelio del día, bendice y entrega los ramos a todos los congregados en la capilla del Calvario y ordena salir en procesión, levantando los ramos y cantando, igual que los hebreos, el “Hosanna Filio David” y el “Pueri Hebraeorum” hasta el templo parroquial, donde tenía lugar la celebración de la Eucaristía y la lectura de la Pasión del evangelista San Marcos.
MARTES SANTO:
Por la mañana, en la Catedral, tenía lugar la Misa Crismal, en la que el Sr. obispo consagraba el Crisma y bendecía los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Finalizada la Eucaristía, se hacía llegar el Crisma y los Santos Óleos a las diversas parroquias de la diócesis, para su uso en los sacramentos del Bautismo y Unción de los Enfermos. Procesión del Señor de la Borriquita con ramos y palmas camino del templo parroquial.
Procesión del Domingo de Ramos llegando al templo parroquial. Por la tarde, una vez concluido el sermón, tenía lugar el Santo Encuentro. El Nazareno, —obra salida de la gubia del gran escultor imaginero orotavense y vecino, en sus últimos años, de nuestro barrio, Ezequiel de León Domínguez—, salía en primer lugar del templo parroquial, acompañado solo de hombres y de la Hermandad del Santísimo, siempre en absoluto silencio, en dirección al camino de La Manteca, mientras que San Juan y la Virgen lo hacían posteriormente, a través de la carretera general, flanqueadas ambas imágenes, solo por mujeres y rezando, a lo largo del trayecto, el Rosario.
El esperado encuentro, siempre lo organizaba D. Onelio, sacristán de la parroquia y se desarrollaba de la siguiente manera: San Juan, al llegar al cruce de la carretera con la calle de La Manteca, bajaba la pequeña cuesta y se encontraba con el Señor, el discípulo amado, después de hacerle una reverencia, salía a toda prisa en busca de la Virgen, indicándole con una venia, que había encontrado a su hijo  Jesús, saliendo ambos, acto seguido, con paso más ligero, hasta el encuentro de María con su Hijo.Mientras tenía lugar el acto, nuestro párroco, desde un coche equipado con un potente equipo de altavoces, hacía vibrar de emoción a los fieles, describiendo la escena bíblica que en ese momento se desarrollaba.
MIÉRCOLES SANTO:
Día del Perdón y de la Misericordia, nominación que le encantaba a D. José Ponte. Era el día de las confesiones y para ello, invitaba a un equipo de sacerdotes de las congregaciones de los Paúles y Salesianos de la Villa, para que todos los feligreses tuviesen la oportunidad de cumplir con uno de los preceptos de la Santa Madre Iglesia: “Confesar, al menos una vez al año, los pecados graves de que se tenga conciencia”.
El Jueves y Viernes eran dos días Santos y Sagrados. Nadie hacía nada, excepto las labores de obligado cumplimiento. Al atardecer del Miércoles, los ganaderos se habían agenciado del pasto necesario para abastecer al ganado durante esos dos días, las amas de casa hacían lo mismo con la ropa, comida, arreglo y limpieza de la casa, en fin, toda actividad se paralizaba hasta el Sábado Santo.
La confección del monumento, se iniciaba también, la víspera del Jueves: as catequistas colocaban los manteles, candelabros y muchísimos ramos de flores, preparados por ellas mismas, sobre el andamiaje en escalera, que había preparado D. Onelio y los hermanos de la Hermandad del Santísimo.
TRIDUO PASCUAL:
El Triduo Pascual es el período de tiempo en el que la liturgia cristiana conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y constituye el momento central de la Semana Santa, la culminación de todo el año litúrgico y de nuestra vida cristiana y comienza con la misa vespertina del Jueves Santo, hasta la madrugada del Domingo de Pascua, en que comienza el tiempo pascual, sobresaliendo los siguientes momentos.
JUEVES SANTO:
El Jueves Santo, primer día del Triduo Pascual, la Iglesia conmemora la Última Cena, en la que Jesús, dando ejemplo de infinito amor y profunda humildad, lavó los pies a sus discípulos, a los cuales sorprende y nos sorprende con tres regalos:
Jesús de Nazaret, obra del imaginero orotavense Ezequiel de León Domínguez.
Primero: Convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. Sacramento de la Eucaristía.
Segundo: Instituyó el Sacramento del Orden Sacerdotal. Tercero: Nos dio un mandamiento nuevo: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”.
Por la tarde de dicho día, en este mismo templo, tenía lugar la Eucaristía en recuerdo de la última Cena del Señor, sobresaliendo la sorprendente visión del monumento, al entonarse el Gloria, tras la caída del velo, que cubría el altar mayor; el lavatorio de los pies siempre a doce hermanos del Santísimo y, el traslado en procesión del Santísimo al Monumento, momento en que los miembros de la Hermandad y cuantos  feligreses se unían a ellos, iniciaban los turnos de vela para adorar a su Divina Majestad, mientras otros fieles hacían la visita a los monumentos de siete iglesias, al objeto de ganar las indulgencias establecidas y, a su vez, un tercer grupo, acompañaba al Señor atado a la Columna, que salía en procesión, en dirección a la Capilla del Barranco Cerrudo, siempre acompañado de San Juan y la Virgen de Dolores.
VIERNES SANTO:
El Viernes Santo, segundo día del Triduo Pascual, era y es el tiempo para meditar el misterio de la muerte de Cristo y adoración de la Cruz, de la que brota la salvación del mundo, conmemorando la victoria sobre el pecado y la muerte.
El gentío, que en Jerusalén unos días antes, aclamaba a Jesús, transforma las alabanzas en un grito de acusación, prefiriendo incluso que, en lugar de Jesús, fuera liberado un homicida. Llega de este modo a la muerte en Cruz, dolorosa e infamante, reservada a los traidores, a los esclavos y a los peores criminales.
Jesús en cambio, solo tiene palabras de misericordia y amor: A quienes lo hemos crucificado: "Padre Perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34).
A Dimas, el Buen Ladrón: "En verdad te digo: Hoy mismo, estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23,43).
A su Santísima Madre y a San Juan:
"Mujer, ahí tienes a tu hijo, y al discípulo amado: Ahí tienes a tu madre" (Jn 19,26).
Al Padre Eterno: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46).
A toda la Humanidad: "Tengo sed".Sed de que se realice en el mundo el Reino de su Padre (Jn 19,28).
El Monumento que preparaba gustosamente  el sempiterno y fiel sacristán Onelio García.
Vista parcial del Monumento. Procesión del Señor Muerto por la calle José Ponte.
Virgen de Dolores, que se venera en la Parroquia de San Juan Bautista de La Orotava.
Al Padre eterno, después de haber hecho su voluntad: "Todo está cumplido" (Jn 19,30). Está cumplida la obra del Hijo de Dios, de su paso en la Tierra, dando comienzo a los tiempos de la Nueva Alianza de Dios con la humanidad.
Y al Padre Dios, instantes antes de morir: "Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu" Lc 23,46).
En la liturgia del Viernes Santo no se celebraba la Santa Misa. Las ceremonias de ese día se centraban: En la liturgia de la palabra con la lectura de la Pasión del Señor, Rogativas, Adoración de la Cruz, instante en que, todas las campanas de la torre y del templo permanecían en silencio hasta el Sábado de Gloria, terminando la liturgia con el reparto de la Sagrada Comunión.
A continuación asistíamos a la procesión del Crucificado, acompañado de San Juan y La Dolorosa. Terminada esta, salía la Virgen de la Soledad o Silencio, recorriendo alguna de la calles y deteniéndose, de tramo en tramo, para contemplar el misterio de la Pasión y Muerte del Señor, a través de las catorce estaciones del Viacrucis, que de forma muy gráfica describía nuestro párroco.
LOS SIETE DOLORES DE MARÍA:
María, a su vez, en la Soledad que la embargaba, en esa tardenoche del Viernes Santo, recordaría los sietes dolores, que la piedad del pueblo cristiano, captó no solo en el misterio de la pasión, sino también en otros acontecimientos de la vida de su Hijo, en los que participó personalmente, que el artista imaginero, sabiamente, ha reflejado en el corazón de Nuestra Señora de los Dolores, atravesado por siete puñales: Primer Dolor: La profecía del anciano Simeón: "Y a ti María, una espada te atravesará el corazón" Lc 2,34).
Segundo Dolor: La amargura de la sagrada familia huyendo a Egipto, porque Herodes andaba buscando al niño para matarlo. Tercer Dolor: Jesús perdido y hallado en el templo, ¿"No sabíais que tenía que ocuparme de las cosas de mi Padre"?
Cuarto Dolor: María encuentra a Jesús, con la cruz a cuestas, camino del Calvario.
Quinto Dolor: "Estaba la Madre dolorosa, junto a la cruz llorosa en que pendía su hijo", escena, muy bien descrita, en latín, en el motete: "Stabat
Mater Dolorosa, yuxta Crucem Lacrimosa dum pendebat filius".
Sexto Dolor: "Jesús muerto en brazos de su madre, estampa evangélica, inspiración de artistas, que el pueblo cristiano ha bautizado con el nombre de La Piedad.
Séptimo Dolor: María acompaña a Jesús en su Santo Entierro, que conocemos como La Soledad de María y también La Esperanza de María.
SÁBADO SANTO::
Desde primeras horas de la mañana, los vecinos reiniciaban sus faenas de todos los días, impregnando a la comunidad de la normalidad de la que siempre hacia gala. La parroquia no podía ser una excepción y, por esa misma razón, las imágenes de los santos vuelven a sus hornacinas respectivas, el altar mayor se embellece con flores y las andas se depositan  en el salón parroquial hasta el próximo año.
VIGILIA PASCUAL:
Por la noche, celebrábamos los actos litúrgicos de mayor trascendencia de toda la Semana Santa: la Solemne Vigilia Pascual, que es la celebración
más importante del año, la culminación de la Semana Santa y el eje de toda la vida cristiana, hasta el punto de haber sido denominada "madre de todas las vigilias".
Constituida por una larga celebración de la palabra, que acababa con la Eucaristía. El acto se iniciaba.
1°.— Con la liturgia de la luz: en torno a una hoguera, en el atrio del templo, se encendía y bendecía el Cirio Pascual, símbolo de Cristo, seguido de procesión hacia el templo.
2°.— La liturgia de la palabra: se recitaba el "Pregón Pascual" en el que se relata la historia de la salvación, desde la creación, la prueba y caída de Adán, la espera y liberación del pueblo de Israel, hasta la entrega de Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y nos lleva a la salvación.
3°.— La liturgia del agua: se bendecía el agua y se renovaban las promesas del bautismo.
4°.— La liturgia eucarística: al entonar el celebrante el "Gloria in excelsis Deo", caía el velo que cubría el altar mayor, se encendían todas las luces del templo, el coro parroquial proseguía cantando el gloria iniciado por el celebrante, las campanas de la torre repicaban a júbilo y resonaba el estruendo de un artilugio pirotécnico con tanto impacto, que aunque siempre lo esperábamos, producía un gran revuelo en todos los asistentes debido a su potencia.
¡Jesús ha resucitado! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Los evangelios no nos describen el hecho mismo de la resurrección, ni el cómo y cuándo precisos en que sucedió, sino las consecuencias del tal acontecimiento: el sepulcro vacío, las múltiples y variadas apariciones  del Señor y las circunstancias de las mismas.
DOMINGO DE PASCUA:
Al día siguiente, Domingo de Pascua, se oficiaba la misa de Resurrección el Señor. A ella asistían hermandades, autoridades y feligreses.
Una vez concluida, tenía lugar la procesión Sacramental, "Solemnidad de Solemnidades", Cristo vivo y presente en la custodia, bajo palio, quien entre incienso, flores, repique de campanas, multitud de fieles y banda de música recorría las diversas calles del trayecto procesional e impartía la bendición en cada uno de los descansos que tenían lugar en las capillas de El Cerrudo, de la calle José Ponte y del Calvario y, por último, en el templo parroquial.
Cristo resucitó al tercer día, según las Escrituras (Corintios 15,3).
Procesión del Santísimo a su paso por el templo parroquial.
Procesión del Domingo de Resurrección.
HAZME UNA CRUZ SENCILLA CARPINTERO:
Quiero terminar con un poema del poeta zamorano Felipe Camino Galicia de la Rosa, conocido como León Felipe, que nació un Viernes Santo y su vida tuvo mucho de pasión y muerte "me sepultaron vivo y escapé de la tumba".
Estando el poeta, enfermo con gripe, le visitó su sobrino, el torero mexicano Carlos Arruza. Cuando este entró en su habitación y lo encontró en una pequeña y mugrienta cama, con tan solo una mesilla como compañía, se entristeció mucho y, fijándose vio, que por no tener, no tenía ni siquiera una cruz que presidiera el lecho.
Ese mismo día, el torero le compró una y se la hizo llegar a casa, cuando el poeta la vio no le agradó nada. Sabía que se trataba de una valiosa pieza de valor incalculable, pero no era la que él quería. Entonces, León Felipe, prefirió devolvérsela y encargar a un carpintero una cruz sencilla, UNA CRUZ COMO LA DE CRISTO:
El carpintero le comprendió enseguida y le hizo llegar una cruz de madera, lisa y fuerte a la vez, una cruz capaz de soportarlo todo,
TODO POR AMOR, QUE POR NO SER UNA CRUZ DE ESAS QUE TODO EL MUNDO ADMIRA, ES UNA CRUZ MÁS VALIOSA; LA CRUZ ES LA QUE CADA UNO SOPORTA DESDE EL SILENCIO, DESDE LA HUMILDAD, DESDE LA SENCILLEZ.
Él, la puso en la cabecera de la cama y allí estuvo hasta el día de su muerte... pero no sola, iba acompañada de una también sencilla poesía que decía así:
Hazme una cruz sencilla carpintero,
sin añadidos ni ornamentos,
que se vean desnudos los maderos,
desnudos y decididamente rectos.
Los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno,
que distraiga este gesto,
este equilibrio humano
de los dos mandamientos.
Sencilla, sencilla,
hazme una cruz sencilla,
hazme una cruz sencilla carpintero.
Gracias, muchas gracias.
La Perdoma, Villa de La Orotava, 10 de marzo de 2018. E. Luis Hernández Melo
BIBLIOGRAFÍA:
• Rodríguez Mesa, Manuel, “Higa” Santa Cruz de Tenerife-1987.
• Martínez Puche, José A., Evangelio 2018 con el Papa Francisco.
• Del Castillo León, Juan, La Semana Santa de La Orotava, mi Semana Santa, Canarias 2003.
• Santana Rodríguez, Lorenzo y otros, “Una espada atravesará tu alma. La Virgen Dolorosa Arte y Devoción en La Laguna”. La Laguna-2006.
• La Biblia Latinoamérica. Editorial Verbo Divino-1995.
• Programas de Semana Santa editados por la Comisión Mixta de Semana Santa de la Villa de La Orotava.
• León Felipe, poema “Hazme una cruz sencilla carpintero”…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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