jueves, 25 de abril de 2019

VILLAR, TITO DEL PINO Y MANRIQUE


El amigo de la Villa de La Orotava desde la infancia; EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (26/04/2019) estas notas que tituló; “VILLAR, TITO DEL PINO Y MANRIQUE”: “…A los aficionados orotavenses les entraba cagalera cada vez que el CD Puerto Cruz-- años sesenta/setenta--, aquella formación agresiva, inspirada y dicharachera, atacaba en tromba la portería de El Peñón, La Roca emblemática; aquello era Troya. La cagalera en la afición villera se podía  materializar en cualquier momento...
Tito del Pino era uno de aquellos demonios familiares con los que tenía pesadillas Villar, el medio enlace de la UD Orotava.  Villar ha muerto recientemente; Del Pino, que  murió hace tiempo, peloteaba y tocaba las pelotas al contrincante, con frases desmoralizantes por lo agresivas, a los enemigos que se tropezaba en su camino obsesivo de hambre de gol, hacia la meta bajo El Peñón. Tal le sucedía a Quillo, ese medio fabuloso sempiterno de los de la Villa, treinta años de titular;  pongamos que hablamos de Quillo, que hoy está postrado y al que deseamos de todo corazón que se mejore, que vuelva por sus fueros de madridista acérrimo…
Del Pino, por sus partes,  murió hace tiempo. Las últimas veces que intenté hablar con él, fue en ese Lago tan controvertido de Manrique, que según algunas opiniones obscenas está, El Lago, peleado con el ecologismo de aquellos Bajíos rocosos llenos de cangrejos, burgados y otras especies marinas de la fauna y la flora autóctona...
Del Pino, Tito del Pino, terminó la etapa final laboral de su vida de adulto, poniendo colchonetas en El Lago manriqueño. En cierta ocasión, yo estaba de bañista mirón (voyeur, en el lenguaje semántico de la gente rica), mirando de soslayo o de frente (según) a las tetas de las chicas veinteañeras en monoquini, cuando se cruzó en mi mirada Tito del Pino con una hamaca, una colchoneta. Intenté saludarlo y decirle unas palabras como recordatorio de su naturaleza interior izquierdista del Pequeño Real Madrid (léase CD Puerto Cruz );  me contestó con un murmullo que movía a la conmiseración; ya no coordinaba una frase hecha, tenía el coco lleno de dribles metafóricos; seguramente estaba embebido en el recuerdo de sus lances peligrosos y gambeteos fantásticos, cada vez que atacaba la portería sita al socaire emblemático de El Peñón, con la cagalera  correspondiente de los aficionados de la Muy Noble y Leal Villa, que tenían los ‘coooojines’ de sentarse en la grada junto al mar Atlántico, los días del enfrentamiento del Derby del Valle.
 Villar y Tito, descansad en paz. Y César también, por supuesto…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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