El amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN; ARMAS
HERNÁNDEZ, remitió entonces (11/11/2015) estas notas que tituló; “CIENTO CINCO AÑOS DEL NAUFRAGIO DEL TITLIS,
EN LOS ARRECIFES DE PUNTA BRAVA (1910 - 2015)”: “…Estos últimos años,
han naufragado muchos barcos, grandes y pequeños. Unas veces suceden por
fallos humanos y otros por los huracanes que se forman, en la actualidad,
con tanta frecuencia en todo el mundo. Yo no sé por qué razón siempre que sucede alguna desgracia de este tipo,
como la de estos días en el Cantábrico, Costa de Galicia, me recuerdan,
aunque no hubieran victimas, los actos de heroísmo de los socorristas en el famoso naufragio ya lejano, entre los peñascos
de Punta Brava, Puerto de la Cruz.
Hasta primeros años del siglo XX La Brava (actual Punta Brava), dormía el
sueño de los tiempos. No era más que una lengua volcánica-rocosa que se
introduce provocativa, desafiante en el Mar Océano del norte tinerfeño, rincón
aislado, distante de la costa de un pueblito, también rebautizado, antes
«Puerto de Orotava» hoy Puerto de la Cruz. Grandes masas rocosas
semisumergidas unas y aflorando a la superficie otras han sido motivo de alarma
y preocupación para todos los marinos y capitanes del barco que con frecuencia
solían visitar el muelle portuense en aquellos años, para cargar los ricos
frutos del fértil valle de La Orotava.
No eran infundados estos temores. Pues en la madrugada del 11 de diciembre
de 1910, un grito desgarrador hirió el espacio etéreo ¿Qué pasa? se preguntaban
los desvelados y soñolientos portuenses, como intuyendo que algún fatídico
acontecimiento ocurría en ese preciso momento. Eran las cinco matinales de la
citada fecha, un fuerte temporal de viento y mar gruesa batía la costa. Se trataba
de un barco, un gran barco, el «TITLIS». Las rocas del «veril de la brava»
rasgaron su vientre, hasta las mismas entrañas. Un agricultor de la zona,
alarmado por el rugir de la sirena del buque agonizante, después de acercarse
al lugar y ver lo ocurrido, corre hacia el Puerto de la Cruz y avisa a las
autoridades locales. Seis personas se dan prisa en llegar al lugar; eran
Sebastián Castro Morales (el que más tarde dirigiría las operaciones de
salvamento). Francisco Álvarez García, Gregorio Montes de Oca García, Isidro
Ramos, Pedro Mesa López y mi propio progenitor, Ángel Armas Álvarez. «Manos a
la obra» gritó don Sebastián, dando ánimo a sus compañeros, mientras se
acercaban al carguero siniestrado. Más... uno de ellos al cual conocí muchos
años después del incidente, viendo, que barco y tripulación se hundían por
momentos, arrebatado de valentía, coge una soga -preparada previamente- y se
lanza de risco en risco hasta llegar cerca de la proa, donde estaba
concentrada la desesperada tripulación. El TITLIS era un vapor noruego de
acero, aparejado de goleta, que fue construido en los astilleros Neyland
(Oslo) en 1904.Tenía un tonelaje bruto de 1.407 toneladas, una eslora de 231
pies 35 de manga y 20 de calado; venía al mando del capitán Kristian Andersen,
con una tripulación de 18 hombres, de los cuales 4 desaparecieron, arrebatados
por las olas, cuando agarrados de la susodicha cuerda intentaban llegar a
.tierra firme. Después de este catastrófico acontecimiento que conmovió el
corazón de todos los portuenses, concretamente el día 15 del mismo mes, el
comité de turismo de la localidad organizó una función benéfica,- según folleto
de la época- en ayuda de los marinos supervivientes y familias de las víctimas,
gran éxito tuvo dicha acción, que se celebró en el cinematógrafo del ex
convento de monjas. Reinaba en Noruega en aquellos años el rey Haakon VII y, de
acuerdo con su gobierno decidió galardonar con medallas y pergaminos alusivos
la gesta de estos valientes e intrépidos socorristas portuenses. Sin su intervención,
hubieran perecido todos los tripulantes del buque. Durmieron durante muchos
años los restos del navío en las profundidades. Pero llegaron tiempos nuevos
y sofisticadas técnicas tanto para escudriñar las entrañas de la tierra como
las profundidades marinas. Pues bien, el año 1980, los alumnos del colegio
Montessori de Santa Cruz de Tenerife realizaron una serie de actividades en
el Puerto de la Cruz que -con la colaboración de la Escuela de Buceo de
Tenerife y otros ciudadanos portuenses- culminó extrayendo del lecho marino
la hélice del TITLIS. En un acuerdo muy inteligente, el 25 de junio de 1980,
dicha hélice fue donada al populoso barrio de Punta Brava y quedó en un
sencillo pedestal para que todos, tanto lugareños como foráneos, recuerden no
solamente a los fallecidos en el naufragio, sino también a los valientes
portuenses que arriesgaron su vida por el prójimo. Al acto de entrega de la hélice,
ahora ubicada en la plaza de Manuel Ballestero, (en la actualidad está frente
a la Iglesia de Santa Rita) asistieron además de cónsul de Noruega, señor
Limberg, representación del Cuerpo Consular Acreditado en Tenerife, jefe de la
Policía Nacional, párroco del barrio, alumnos del colegio Montessori con su
director, familiares de los que intervinieron en el rescate de los náufragos y
mucha más gente. El barrio portuense de Punta Brava empezó a crecer y tomar
auge en la década de los años 50, cuando la corporación municipal con su
ilustre alcalde don Isidoro Luz Cárpenter decide donar solares de aquella zona
rocosa a personas necesitadas del lugar. Hoy, sin duda, es Punta Brava el
barrio más bonito y populoso de la ciudad turística. Una gran avenida que lleva
el nombre del recordado Paco Afonso -el que fuera alcalde de la ciudad y
gobernador de Tenerife- une el barrio con el centro de la ciudad. Algunos me
dicen que a ver si llego a ser tan heroico como mi recordado padre. Si el Señor
me concede una ocasión, que también me dé fuerzas para no degenerar de mis
antepasados. Lo mismo deseo para los descendientes de los demás
socorristas.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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