Don Francisco
Dorta y Jacinto del Castillo “Alfredo Fuentes”, intelectual villero, le
escribió el cronista oficial de la Orotava Don Benjamín Áfonso Padrón en
la prensa tinerfeña, en un apunte relativo al agasajo que le tributaron en La
Orotava varios amigos y compañeros. Homenaje que organizaron en su honor, por
motivo de su jubilación del cargo de Secretario del Juzgado Comarcal, que tan
dignamente desempeñó. El ofrecimiento se celebró en los salones de la sociedad
Liceo Taoro, de La Orotava. En la mesa presidencial se sentaron a
la derecha del homenajeado el Alcalde, Don Juan Guardia Doñate y a su izquierda
el juez de primera instancia del Partido, Don José Luís Sánchez Parodi,
ocupando los demás puestos el juez comarcal y fiscal; Don Alonso de Zarate y
Méndez y Don Domingo Codesido Hernández, el registrador de la propiedad; Don
José Fernández Mirón, notario; Don Vicente Ley Vidal, y los secretarios del
Ayuntamiento y Juzgado de Primera Instancia; Don José Silverio y Silverio y Don
Justo Sobrón Fernández. En las otras mesas tomaron asiento los jueces de Paz,
abogados, procuradores, médicos y compañeros y amigos del Señor Dorta hasta el
numero de unos cuarenta ya que se hallaban limitadas las invitaciones. El
abogado Don Leocadio Cueva dio lectura a las adhesiones recibidas asociándose
después el Sr. Alcalde Don Juan Guardia Doñate, al homenaje, en nombre del
pueblo que representaba expresando que de haberse hecho popular el agasajo
hubieran concurrido a él muchos convecinos. El registrador de la propiedad
Señor Fernández Mirón ofreció en cálidas palabras el homenaje en nombre de los
iniciadores y organizadores del mismo. Hizo un canto a la justicia,
considerando el cuerpo de sus Auxiliares cuando estos son honrados e idóneos,
como consustancial de aquella. Dedicó frases de encomio para el Señor Dorta en
el terreno profesional, aludiendo a sus otras actividades en beneficio del
país, entre las que descuella su amor al árbol. El Señor Fernández Mirón fue
muy aplaudido en el transcurso de su elocuente disertación. Por último el Señor
Dorta y Jacinto del Castillo, leyó unas sentidas cuartillas estimando
inmerecido el obsequio que se le dispensaba, pues entendía que para el
cumplimiento del deber era suficiente la satisfacción y tranquilidad del
espíritu. Dedicó un recuerdo a la memoria de los jueces fallecido, con los que
actuó en el principio de su profesión, Don Juan Cullen y Machado, y Don Domingo
Salazar y Cólogan. Tuvo frase de consideración y elogio para sus actuales
superiores, diciendo del Señor Sánchez Parodi, que con su reconocida
inteligencia había sabido hermanar la rectitud de sus elevadas funciones con la
sencillez y amabilidad de la persona y del caballero, estas palabras fueron
estrechamente aplaudidas por la concurrencia. Terminó el Señor Dorta expresando
su permanente gratitud para los iniciadores y organizadores del inmerecido
agasajo que se le tributaba, así como a los asistentes y adheridos al mismo:
agradeciendo infinitamente las frases de alabanza y afecto pronunciadas por los
señores Guardia Doñate y Fernández Mirón.
Don Francisco
Dorta y Jacinto del Castillo (1888-1962), fue secretario de administración de
justicia. Publicó su primer artículo en el semanario “Hespérides”(1898), siendo
redactor de varios periódicos del Valle de La Orotava(El Valle, El Norte y la
Voz del Valle) y fundador y director del “Heraldo de Orotava”. Pionero del
turismo, y de la población forestal introdujo en Tenerife el cultivo del “Pino
Insigni”, contribuyendo así a la creación de una conciencia colectiva en pro
del árbol. Escribe bajo el seudónimo de “Alfredo Fuentes”, y entre sus libros
destacan “Mujeres del Valle”, “Flor de los campos” y “El turismo en Tenerife”,
escritos en los años veinte. Decía el desaparecido semanario, “El Norte”, que
era afán de recoger todas las palpitaciones que implicaban progreso, siendo
“Alfredo Fuentes” el animador primero de las corrientes turística insulares; el
que primeramente iniciara desde las columnas de “Heraldo de Orotava” la campaña
turística de este siglo XX, y que desarrolló en libros, conferencias y prensa
con un amplio sentido patriótico y con un conocimiento insuperable. Decía Don
Francisco Dorta: que las vías de comunicación contribuyen poderosamente al
acrecentamiento del turismo en los países que, cual Tenerife, reúne condiciones
naturales incomparables, aparte el beneficio que proporcionan a los pueblos que
entrelazan. Bajo este doble aspecto existen en nuestra Isla las carreteras que
se denominan Orotava-Vilaflor y Pinito-Guancha. La primera no solamente facilita
la ascensión al Teide, el famoso Volcán, y hace que presenciemos a nuestro paso
la extraña y emocionante región de las Cañadas, sino que ponen en comunicación
en muy pocas horas la Zonas Norte y Sur de la Isla. La segunda atraviesa por
territorio de un gran valor agrícola, y comunica con los Realejos y la Guancha
pasando por los populosos pagos de la Perdoma y Cruz Santa, y presenta en la
cordillera de Tigaiga uno de los panoramas más bellos de Tenerife. En cuanto la
carretera de la Esperanza a Izaña, sin negarle su estratégica situación y
singulares perspectivas, tiene una valor turístico muy relativo, dado que en
una regular extensión de aquella zona soplan continuamente grandes vientos que
producen las naturales molestias al viajero. Pues se escogió la montaña de
Izaña para el emplazamiento del Observatorio por esa circunstancia, prestando
gran valor al carácter que ostenta este centro el hecho de ser combatida
constantemente dicha región por los vientos alisios y contra-Alicio. Además en
la época del invierno, sobre todo, abundan los días desapacibles y borrascosos.
Por todo ello no debiera anticiparse esta carretera a aquellas otras que reúnen
todas las ventajas y contribuyen grandemente al desarrollo turístico y material
de la Isla. En cuanto a Hoteles, era una meta importantísima para el sector
turístico de la isla, evidentemente lo mejor, sería una serie de hoteles
escalonados, desde el Gran Hotel Taoro del Puerto de la Cruz, hasta la misma
cumbre del Valle, para que el visitante disfrutara, en un momento dado, de
todas las temperaturas, y así contemplase las más variadas vegetaciones y los
más diversos espléndidos panoramas. Que idea tan magnífica la de Alfredo
Fuentes, esta sería la verdadera lección de las autoridades de este
enchiquerado Valle de Taoro. Don Francisco Dorta prevenía que la mejor
institución isleña para llevar a cabo esta meta, era el Cabildo Insular de
Tenerife, entonces presidido por Don Máximo Acea, pues era la única entidad que
a su juicio podía afrontar el proyecto. Porque la obra del Cabildo en materia
turística iba poco a poco, dando sus frutos, indicaba Alfredo Fuentes, que
había que reconocerlo así, debido al entusiasmo y compenetración en estos
asuntos de su Presidente señor Acea. Otra persona importante en el asunto
turístico era el miembro del patronato nacional de turismo Sr. Silvela, por
cierto que coincidió el día de la llegada a Tenerife, con las fiestas de las
flores de la Villa, a la que concurrió, impresionándole agradablemente.
Reconociendo como un medio más de atracción para el turista la indicada
festividad. El Sr. Silvela recomendó al presidente del Cabildo Sr. Acea, la
necesidad de impresionar una película de las alfombras de flores con todos sus
preparativos y materiales que se emplean en la construcción de las mismas, y le
citó para llevarlo a la práctica, la importantísima empresa Americana Metro
Goldwyn Mayer, cuya empresa, a juicio del señor Silvela, sin mayores gastos
aceptaría el ofrecimiento. Con relación a las Condiciones naturales y
Sanatorio, Alfredo Fuentes manifestaba, que en el Teide y Las Cañadas, se tenía
sin controversia alguna, el principal medio de atracción para el turista y no
debiera abandonarse la idea de que se declare “Parque Nacional”(corría el año
1933......), a dichas privilegiadas regiones, con ello se obtendría una mayor
protección del Estado. Por otra parte si se tiene en consideración las
inmejorables condiciones climatológicas de Las Cañadas, reconocidas y
ponderadas por eminencias médicas extranjeras y nacionales, cabe presumir la importancia
que estos lugares adquirirán cuando se halle completamente instalado en ellos
el Sanatorio, del cual, ya se había construido el primer grupo de las obras del
mismo. Esto obedece a su implantación, evidentemente a razones de índole
científicos divulgados por el mundo entero, que hará de dicho establecimiento,
por innumerables circunstancias, ratificadas por los hechos, el primero de su
clase en el globo. El periódico madrileño de la época “El Sol”, se había
ocupado de esta cuestión, recordando que una de las primeras actuaciones del
diputado tinerfeño, Don Antonio Lara, que el país recibió con beneplácito, fue
la de gestionar la prosecución de dichos trabajos. El Sr. Dorta demostraba que
era optimista, porque la obra de la Naturaleza por su misma grandiosidad
triunfaría sobra la indiferencia y timidez de todos los tinerfeños, con esto
nuestra amada isla ocuparía en el mundo, el envidiable rango que le tiene
reservado el porvenir.
La labor
meritoria de Don Francisco Dorta y Jacinto del Castillo, sin embargo no fue
bastante comprendida y no lo fue, precisamente, porque nuestra idiosincrasia de
indiferentes, necesitó el estruendo y la ostentación para agrietar los
sentidos a la compresión. El ímprobo esfuerzo de este gran patriota que
practicó con éxito inigualado la “acción directa”; que días tras días, años
tras años, con una constancia y voluntad ejemplares subía, acompañado de un par
de obreros cedidos por el Ayuntamiento, a plantar y replantar árboles y más
árboles, a sembrar flores, a limpiar y podar los que requerían este trabajo,
por la carretera de la Orotava-Vilaflor, en la que puso todos sus amores; este
ímprobo esfuerzo, pasa casi desapercibido por la mayoría de las gentes. Pero su
labor fructifica y con ello se da por satisfecho. Los espíritus selectos no
necesitan halagos ni exageración para cumplir con su deber de fidelidad. Esta
es la realidad, realidad que acompaña la callada y meritoria pero efectiva obra
del inmemorial Alfredo Fuentes. Es una verdadera lástima que no contara con los
medios económicos suficientes para desarrollar su obra como tal obra merece.
Este hombre se debatía entre las atenciones que el arbolado exigía y los
escasos medios de que disponía para atenderlo debidamente. Por ello, y por
saber que en sus manos sería sumamente provechoso el resultado. Se pedía
públicamente subvenciones para el arbolado de la mencionada vía, la más bella,
de la isla entera. Querían nombrarlo jardinero honorario, porque así
convertiría esa vía en un paseo delicioso cubierto de hermosos árboles y
bordeada completamente de flores, con lo cual sería de un maravilloso atractivo
para el turismo por el que Alfredo Fuentes (Paco Dorta - año 1933) tanto había
promulgado.
En la actualidad muchos de esos adorables árboles que Alfredo Fuentes
sembró en la concordia de la libertad, están totalmente amenazado de muerte. La
idea de este intelectual caballero fue plausible, idea de sembrar árboles
frutales hasta donde las condiciones de terreno y clima le permitía. Hasta
Aguamansa plantó los castañoss, los guinderos, los ciruelos, las moreras,
etc... Y de Aguamansa para arriba divisamos como entre el monte crecen pinos y
algún eucalipto, contrastando graciosamente sus ramas verdes plateadas del
verde monótono del brezal y las hayas. Así como las plantaciones de
cedros canarienses hechos a sus expensas por la Señora Doña Constanza
Carnochan. Especie arbórea casi desaparecida de nuestra isla, merced al
solícito cuidado de su difunto esposo, el Dr. Pérez de feliz memoria, aún se
conserva y hay probabilidades de propagarla profusamente. Este generoso rasgo
de la señora Carnochan merece los más calurosos plácemes y el agradecimiento de
todos los hijos de este Valle totalmente reprimido.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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