El
amigo del Puerto de la Cruz; Agustín Armas Hernández. Remitió entonces
(04/11/2017) estas notas que tituló; ¿QUIEN QUEMA LOS BOSQUES? NUEVAS
CATÁSTROFES: “…La reina de los ángeles anunció en la
Sallete (Francia año 1846): «Los espíritus malos tendrán gran poder sobre la
naturaleza>> — ¿se está ya cumpliendo? Aún no está muy lejana aquella
tragedia del incendio de la la Gomera que costó la vida entre otros— a nuestro
querido y llorado Paco Afonso, alcalde —que fue— de la ciudad turística y
gobernador de esta provincia. Pues bien, no ha pasado, como digo, mucho tiempo
de este triste acontecimiento que conmovió y entristeció el corazón de todos
los canarios, cuando nos llegada la noticia, — ¡increíble!— de otro nuevo
desolador incendio en la misteriosa y maltratada isla Colombina. ¡Preocupémonos!
la tragedia de la Gomera, por lo visto no fue más que el preludio, un conato de
los que seguiría, ¿y seguirá? aconteciendo en España y en el mundo entero, en
este y otros acontecimientos catastróficos. A nadie, en absoluto a nadie
—excepto algunos casos y para motivos proféticos e históricos le gusta hablar u
oír hablar de cataclismos.
Sin embargo siempre
—a través de los tiempos—
han surgido, se ha levantado,
voces de profetas -hombres de Dios- comunicadores
"de su palabra que inspirados por su
divino espíritu, intervienen
como mediadores -«entre Dios y los
hombres»- para orientar o
advertir a los humanos, si obran o no
conforme a sus mandatos. Es
bien sabido que los hombres hoy
día no cumplen ni siquiera la
ley natural ¿cómo entonces van a
cumplir rectamente las
sobrenaturales o divinos? Por otro lado a
estos personajes «profetas
verdaderos» —téngase en cuenta
que existen falsos profetas— se
les suele rechazar, ¿motivos?
nada nuevo. No soportan, que un
hombre como yo, dicen,
vengan a sermonearme, diciendo lo
que tengo,que decir u oír y hacer. Sólo las
personas humildes, con un espíritu de Dios
muy elevado, han podido entender
el proceder y actuar de los
profetas. Todo lo que esos
mensajeros —ungidos de Dios—
anuncian y denuncian, con su palabra
el supremo Hacedor las apoya y
ratifica por medio de las señales de
los tiempos y sus aconteceres,
además de por muchas otras formas, tales como los sueños visiones etc. ¿Quién de los
mortales no ha tenido alguna vez un sueño
interesante? los sueños pueden ser simbólicos o proféticos. Entraremos en este tema, los sueños en otra ocasión.
De momento sólo, decir que existen cientos de profecías —tanto antiguas
como recientes —que coinciden plenamente
con estos tiempos, de santos,
videntes, coincidiendo además con dichos
personajes y por primera vez, en
la historia humana científicos,
tanto si son agnósticas, escépticas o creyentes, estos últimos estudiosos de los tiempos, pueden ver y medir con sus instrumentos
electrónicos, que existe un desequilibrio en la naturaleza que sin duda tiene
que ser corregido, por el bien de la humanidad.
Si yo, por mi cuenta, digo que el mundo físico está y marcha bien, y que las personas obran y actúan salomónicamente, hasta los más optimistas me dirían que estoy
ciego y sordo. ¿Por qué? veamos: en el
campo humano basta decir —todos
los sabemos— que la mayoría de
las personas han perdido el
pudor y la vergüenza. ¡Así nos
va! qué se puede esperar?
En cuanto el mundo
donde vivimos, vemos claramente que los hombres
lo están destruyendo con sus propias
acciones, no solamente con sus manos sino…más acertadamente,
con su corazón, con sus malvados
pensamientos; de forma
que no solamente el hombre con sus
manos lo destruye, sino que fuerzas ocultas invisibles, demoniacas, contrarios
al hombre -propician estos acontecimientos-
¿por qué ignorar lo que está
ocurriendo en el mundo actual?
¡No seamos cobardes y pensemos!
Hagamos una reflexión.
¡He aquí el engendro!
¿Obro mal? pues... me sobreviene «el mal».
Sequías arrasadoras
que dejan los terrenos
improductivos, inundaciones que lo
destruyen todo, terremotos,
maremotos, emanaciones de gases tóxicos, choques de barcos y aviones, incendios en medio mundo —sobre todo en nuestra España ¿no les parece a Vds. muy raro que se quemen los bosques y no cojan a nadie? ¿Quién realmente los quema? y por último, guerras entre naciones que no
terminan nunca, terrorismo sin piedad.
¿Tengo que decir los
muertos que todo esto ha ocasionado?,
creo que no hace falta. ¡Sigamos
durmiendo es mucho mejor!
En tiempos no
muy lejanos, cuando los hombres aún tenían fe,
temerosos de Dios (entiéndanse temor sano)
acudían en masa para las
rogativas —al templo sagrado— a pedir al Divino Hacedor que alejara de los
aquí vivientes, estas terribles
epidemias, que nos traerá, sin el menor género de duda, el hambre y la miseria. Dirán algunos que siempre han
sobrevenido calamidades. Es cierto;
por eso la gente trataba de
corregirse. Las desgracias de estos
tiempos son para que nosotros
ahora nos corrijamos y enmendemos. ¡Oremos, pues con más fervor!
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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