El
amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (16/01/2016)
estas notas que tituló “DEL CASTILLO, LA SOBRIEDAD CABALLEROSA”: “…Este
Juan Galarza -y su todopoderoso archivo- nos puso sobre la pista de una
entrevista hecha a Pepe Del Castillo en Diario
de Avisos, agosto de 1976, cuando recién se incorporaba al C.D. Puerto
Cruz, después de un fugaz paso por Cartagena y Xerez concluida su etapa en el
Tenerife. Del Castillo fallecía en las
primeras horas de ayer domingo (2016), a los 70 años, y todos lamentamos su pérdida, apenas
trascendió la noticia. Se había asentado en la ciudad, donde echó raíces, abrió
un negocio de ropa deportiva y se granjeó el afecto de centenares de
portuenses.
Natural de La Laguna, llegó a Puerto Cruz
procedente del Tacoronte, mediada la década de los sesenta. Era un Puerto Cruz
imponente en el contexto de un potentísimo fútbol regional en el que primaban
las rivalidades locales. El equipo fue bautizado como el “6 de copas” al ganar
otras tantas competiciones en una misma temporada. Del Castillo completó en El
Peñón el ciclo 1963-68, hasta que saltó al primer plantel del C.D. Tenerife con
el que debutó -de la mano de otro inolvidable entrenador, Fernando Cova, con el
que luego coincidiría en su segunda etapa con el club portuense- un 2 de
febrero de 1969, frente al Boetticher. El equipo albiazul se afanaba en aquella
infame Tercera división. El ciclo de Pepe Del Castillo en el Tenerife se
prolongó desde 1969 a 1973. Vivió la alegría de un ansiado ascenso en la
primavera de 1971, con Javier García Verdugo en el banquillo. Su
titularidad era prácticamente
inamovible. Y otro técnico posterior, el recordado Héctor Núñez, también le
otorgó su confianza. Sobrio bajo los palos, seguro, dotado para la colocación,
quizá algo timorato en las salidas y buen desenvolvimiento en el juego con los
pies: esas eran sus principales características.
Se marchó a Cartagena -donde una lesión le
impidió rendir a plenitud- y siguió a Jerez. Según el mismo relataba en la
entrevista aludida, no fue una buena experiencia: entre la lesión y las deudas,
“solo me fue regular”. Y retornó al Puerto de la Cruz para otro ciclo de dos
años (1976-78). Decía entonces el arquero: “Yo estoy satisfechísimo de haber
fichado porque el Puerto es un poco mi patria chica: parte de mi familia es de
aquí y salí de aquí para el Tenerife. He vuelto con ganas de seguir siendo
útil, de ganarme un puesto”.
Cumplió con creces y se esmeró en que nadie
advirtiera declive alguno. Supo retirarse. Se esforzó también en ayudar a los
jóvenes. Les inculcaba su experiencia.
Aquella entrevista, con foto de Enrique
Serrano, terminaba de la siguiente manera: “Pepe Del Castillo. Fuera del campo,
la caballerosidad y la amabilidad en todo momento. Dentro de él, la serenidad
de la que siempre hizo gala y las mismas ansias que cuando empezó”. Ya
retirado, siempre atento a las necesidades de la población deportiva, ni un mal
gesto ni una sola desconsideración. Seguía siendo la misma buena persona de
siempre…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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