Aniversario de su
fallecimiento. El amigo de la infancia;
EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió
entonces (07/03/2016) estas notas que tituló “DON ENRIQUE SÁENZ TAPIA”: “…Don Enrique Sáenz
Tapia, doctor en Medicina, especialidad
Ginecología, don Enrique el partero
para le gente del común, de tapia no tenía nada; las tapias, las paredes
altas, cierran y hacen introvertidos a los personajes tanto de ficción como reales;
muchos canarios padecemos de ese mal, digamos, antropológico. Don Enrique fue
todo lo contrario, era abierto a más no poder, dicharachero quizá, orotavense
de calidad en cuerpo y alma, en progresión geométrica al paso de los años. Don
Enrique terminó la carrera en la
Facultad de Medicina de Madrid en la posguerra, en la Universidad Central, luego llamada
Complutense. Coincidió en la misma promoción del celebérrimo Marqués de
Villaverde, el yernísimo del generalísimo; y también con don Buenaventura Machado,
inolvidable orotavense, tanto en su profesión y especialidad de cardiólogo como
en lo deportivo. Don Enrique también iba al estadio Los Cuartos como un
aficionado de los mejores de la UD Orotava. La anécdota que me atrevo a
contar—aunque no la recuerde con detalle--es que una vez, cuando ya había
terminado el partido y el público salía de Los Cuartos, don Enrique comentaba
algún trance del juego con cierto expresivo enfado; entonces, un forofo
incontrolado y furibundo de un equipo santacrucero intentó agredirle
físicamente, pero fue una agresión que quedó en fase de intentona, en grado de
tentativa, por suerte para don Enrique...
Quiero terminar por el principio: estuve
presente, actuando de sempiterno espectador cuando era un flacucho adolescente,
en la cena ágape, que la recuerdo como agasajo de bienvenida, ofrecida a don
Enrique a su llegada a La Orotava en 1953. Fue en la amplia terraza al sur y a
una cota superior del magnífico patio central vegetal, de la casa mansión que
entonces comandaba don Juan del Castillo
Díaz, médico odontólogo, caserón desde cuyo corredor se inspira y escribe
actualmente su hijo, el ilustre pregonero, culto letrado y escritor, Juan
Antonio del Castillo León, que también estaba con diez añitos de edad en
aquella muy grata e inolvidable velada.
Descanse en paz, don Enrique…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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